Irene Albarrán: la escucha orgánica de la música

“Escucha” es el nombre del segundo EP de la cantante y compositora mexicana-puertorriqueña Irene Albarrán, el cual contó con la participación de los músicos Roberto Blanco (piano), Adrián Flores (contrabajo), Miguel “Chuck” Rodríguez (bajo eléctrico), Rivelino Quiroz (batería y percusiones), Manuel Viterbo (guitarra), Joe D’Etienne (trompeta) e Iraida Noriega (coros, producción y dirección musical). Grabado en Pieza Estudios en la Ciudad de México, por Fernando Canul, con mezcla y masterización de Manuel Mora, se trata de una producción capturada con la banda full rec, cuya esencia de su sonido latin jazz se preservó orgánicamente. Del proceso hablan a continuación Irene, Iraida y Fernando. 

Las canciones de este disco empezaron a cobrar vida con cierta instrumentación y los arreglos, y decidí tomar clases con Iraida, quien se interesó en ayudarme”.

Irene Albarrán.

Preparación consciente

En “Escucha”, Irene experimentó un proceso creativo acompañado por Iraida Noriega en la creación y arreglo de las canciones. Así lo relata: “Las canciones de este disco empezaron a cobrar vida con cierta instrumentación y los arreglos, y decidí tomar clases con Iraida, quien se interesó en ayudarme. El objetivo era tener los temas con los papeles y el sonido que íbamos definiendo y así lo fuimos haciendo durante un año más o menos, e iba sonando las canciones y haciendo ajustes hasta que decidimos grabar, investigar dónde lo haríamos lugar y a qué músicos invitaríamos”. 

Sobre este proceso, Iraida destaca: “Irene es una mujer muy dedicada que ya había tomado clases de canto con Jenny Beaujean y de piano con Daniel Vadillo y todo el tiempo está queriendo aprender. Mirando eso, lo que trato en la medida de lo posible es que las cantantes sean autosuficientes con su música y no dependan de las voluntades y tiempo de otros músicos. Entonces, la propuesta fue hacer de su música un taller y nos sentamos a desarrollar arreglos pensando en cosas como que ella es muy rítmica, su sangre puertorriqueña le brinca siempre y nos fuimos por ese lugar de fusión y espíritu súper divertido que tiene, porque la música debe ser reflejo de quién la está haciendo. Hicimos las maquetas, se las llevaba, las trabajaba y fue un ir de atrás para adelante para configurar los arreglos, ponerlos en papel y sonarlos. No todas las canciones surgen de la misma manera, jugamos con tonalidades e Irene las ponía en un registro para su voz grave”. 

Creo que mucho del sonido que conseguimos se debió a que tuvimos excelentes músicos; tuvimos arreglos bien definidos y cada uno ensambló en la parte que le tocaba. Dejamos todo listo para la mezcla”.

Fernando Canul.

Con Joe D’Etienne

Eficiencia en la creación

Con la música lista, lo siguiente fue buscar dónde grabar y a cuáles músicos invitaría, con el objetivo de ser eficientes, como detalla Iraida: “Cuando vienes de la música independiente, donde ninguna compañía te está pagando horas de estudio dos meses, hay que ser súper efectivos y claros de en dónde, cuándo y por qué. Llegamos al estudio con suma claridad de qué se quería y todo el proceso fue una cosa muy grata, de aprendizaje”. 

Así mismo, que el estudio tuviera un piano y permitiera capturar las piezas con la banda en vivo, fue el criterio de selección como destaca Irene: “Buscábamos un sonido más limpio y en Pieza pudimos tener la sección rítmica junta y separar a la trompeta y el contrabajo. No hay muchos lugares que cumplan con esos requerimientos y la experiencia para mí fue buenísima como productora ejecutiva, con Iraida en la producción y dirección musical”. 

La grabación se dividió en dos sesiones, buscando mantener el interplay entre los músicos, como recuerda Fernando Canul: “Acomodamos las secciones con el piano y la batería juntos, que es algo no ortodoxo, pero como teníamos muy buenos músicos se logró el cometido y sacamos un buen sonido. Fueron dos días, en el primero grabamos todos tocando al mismo tiempo. Creo que eso dio la sinergia que se siente en la música de todo el álbum. Fue un gran reto, pero lo logramos”.

Cuando vienes de la música independiente, donde el músico paga sus horas de estudio, hay que ser súper efectivos y claros de en dónde, cuándo y por qué”.

Iraida Noriega.

Para la captura de la voz, Fernando usó micrófonos OC818 de Austrian Audio, pasados por un preamp Millenia con una ligera compresión desde un Retro Doublewide. El input de la batería incluyó micrófonos Beyerdynamic M88 en bombo, Telefunken M80 arriba de la tarola y M201 abajo, AKG C451B en hi hats, Beyerdynamic D57C en los toms, Soyuz 013 FET en overheads y un Neumann KM184 en el ride. En el piano Yamaha G1 se colocaron dos Geffel M930 en arreglo XY y dos micrófonos T. Bone en el arco del piano. Para el contrabajo hubo un Nadine de Ear Trumpet Labs en el puente y una línea directa de la pastilla pasada por un preamplificador Burl Audio. En la trompeta tuvimos un AEA R84, mientras que el bajo eléctrico se mandó por línea directa, pasado por una caja Rupert Neve hacia un preamp Burl Audio. Finalmente, para la guitarra se usó línea directa de un amplificador Fender Bassbreaker.

Fernando considera que el sonido logrado fue orgánico y musical: “Creo que mucho del sonido que conseguimos se debió a que tuvimos excelentes músicos; tuvimos arreglos bien definidos y cada uno ensambló en la parte que le tocaba. Cuando eso ocurre, dejas todo listo para la mezcla. Manuel pudo estar en la primera sesión, corroborar cómo quería el sonido de las cosas y todo fluyó muy bien”. 

Justamente, de la forma en la que se involucraron para el proceso de mezcla y masterización, Irene recalca que se dejó guiar por Iraida: “Sin duda, Iraida llevaba la batuta y yo lo que hacía era escuchar en diferentes tipos de bocinas y hacía mis observaciones, sobre todo con la voz, pero ella hizo las correcciones técnicas. Fuimos un día al estudio de Manuel y salimos hasta que quedamos conformes”. 

Irene, Fernando e Iraida.

Para Iraida, la dupla con Manuel en estas tareas fue de gran camaradería: “Nos conocemos hace mucho tiempo y ahora la mancuerna que hicieron Fer y él es ganadora, porque finalmente hablamos de música que se grabó todos juntos, entonces todo el tiempo había detalles sucediendo, no sólo musicales, sino de comunicación, que una buena captura como la que hizo Fer permitió a Manuel acomodar todo en un lugar que es como estuviéramos en un concierto y eso fue lo que vigilamos”. 

“Por otro lado, lo que pido es cuidar cómo plasmar la misma experiencia del estudio y donde lo escuchará la gente, sabiendo además que la música va a pasar por otro sacrificio, que es la extrema compresión para estar en plataformas. Creo que se logró una estupenda misión”. 

Finalmente, para Irene el aprendizaje que le dejó traer a la vida su álbum “Escucha” fue: “Desde ver cómo fui conectando con mis propias canciones, cómo se iban transformando e irlas absorbiendo emocionalmente para interpretarlas en su escritura, algo que nunca había hecho, más toda la parte de dirección y cómo hacer ensamble, además de todo el tema técnico que, si bien no domino a fondo, cubrió desde hacer la planeación de una grabación y todo lo que implica. Conocer a todo el equipo de Pieza Estudios, colaborar con estos músicos y nuevamente con Manuel para la mezcla y máster, fue una experiencia muy gratificante de la que sigo absorbiendo cosas”.

Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco