Más allá de fundamentalismos, Maná sigue siendo, en definitiva, el exponente de rock mexicano de mayor proyección mundial. Fher, Juan, Alex y Sergio han llegado hasta donde han querido de la mano de un temario donde los desencuentros amorosos son ley y el desgarro que estos producen opera como combustible para mantener el trote. Esta vez, el cuarteto presenta Drama y luz, su álbum más reciente, y es Alex, el popular baterista del combo, quien ofrece detalles al respecto: “Hacer un disco de Maná implica mucho trabajo porque cada canción narra una historia y cada cual merece un tratamiento sonoro especial. No podíamos tocar todas las canciones del disco con el mismo bajo y las mismas guitarras y baterías; había que darle un tratamiento personalizado a cada tema. ¿Hoy día cuántos grupos hacen grabaciones así? Muy pocos. Actualmente todo son plug ins y sampleos”.
Detalla ese proceso, ¿cómo encontraron la personalidad sónica de cada track? |
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Alex, honestamente, ¿crees que a los fans de Maná les interese atender ese tipo de menudencias?
“El disco incluirá un DVD donde se aprecia claramente el proceso del que ahora hablamos. Pusimos muchas cámaras escondidas por todo el estudio de grabación porque queríamos que los fans conocieran ese mundo. Nosotros suponemos que al ver todo el trabajo que hay detrás de este disco, muchos fans apreciarán aún más los álbumes anteriores de Maná porque siempre hemos sido así de cuidadosos, bueno, excepto en discos como Falta amor y ¿Dónde jugarán los niños?, porque entonces yo apenas tenía un set de platillos y una batería. Pero desde Cuando los ángeles lloran comenzamos a experimentar con mayor seriedad en el estudio”. Fher y tú producen este disco… “Sí, como siempre. Y bueno, esta vez también invitamos a Sergio (guitarra) como productor. Desde que él entró a la banda sabíamos que se trataba de un músico muy talentoso que aportaría mucho y así ha ocurrido esta vez. Además de su labor como guitarrista, realizó los arreglos de cuerdas para Sor María y El dragón (Fernando Quintana hizo lo propio para El espejo) y fue un agasajo escuchar a una orquesta ejecutar lo que Sergio había trazado originalmente en un teclado. Fue una experiencia inolvidable”. |
Quien dirigió esa orquesta fue Suzie Katayama, reconocida por su trabajo con Portishead, Madonna, Joe Cocker y otros tantos. “Yo sabía de la existencia de Suzie antes de que trabajara con nosotros. Estaba al tanto de que había trabajado para Nirvana y Prince. Su currículum es impresionante, pero lo más sorprendente fue que cuando la contactamos nos dijo que era muy fan de la banda y que para ella sería un honor trabajar con Maná. ¡Nos impresionó que le gustara la banda!”. Hay un par de nombres clave en la producción de Drama y luz: Benny Facone y Thom Russo. ¿Qué me puedes decir de la grabación en estudios de Puerto Vallarta y Miami, pero también en Los Angeles, en el mítico Ocean Way? |
Tanto tú como Fher escriben canciones; en ese rol, ¿es el creador quien lleva la batuta de la producción?
“Maná es una banda democrática. Tenemos varios años en esto y ya sabemos cuando algo hace clic y cuando algo está moviéndose para mal, cuando no hay magia. Si soy yo quien trae una canción al grupo, naturalmente tengo la última palabra al momento de tomar decisiones, pero hay flexibilidad porque lo importante no es quién mete el gol, sino que la pelota cruce la portería. El trabajo es en equipo. Yo puedo llegar con una idea, pero si es superada por alguna que propone Juan, pues adelante, esa será la que prevalezca”.
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Alex, algunos critican tu forma de tocar la batería, ¿tienes algo que decirle a esa gente?
“Me han criticado mucho, pero vamos, sé tocar bien la batería. Crecí escuchando y viendo a Keith Moon (The Who), y a él nadie lo critica; incluso es un ídolo entre los bateristas. ¡Pero ahora llega un baterista latino que también hace su espectáculo y todo mundo lo critica! Tengo un espacio en los conciertos donde hago mi solo con el instrumento y desarrollo cosas que lógicamente no puedo hacer con las canciones de Maná, pero todo lo hago para entretener a la gente. Además, hay que tener timing para hacerlo, no es sencillo. Que no me vengan a decir que soy puro show. Ahora, yo sé que no a todo el mundo le tiene que gustar Maná, sería ridículo creer que así debe ser, pero de eso a que una minoría haga comentarios con mala leche hay un trecho”. Para finalizar, ¿extrañas algo de los primeros años del grupo, de la época de Rayando el sol?
“No. Claro que no. El primer disco del grupo suena horrible. Lo que todos han escuchado durante años no somos nosotros, sino las ideas de un productor que quizá tenía buenas intenciones, pero que nos borró del mapa. Si yo pudiera eliminar algo de nuestra carrera sería justamente esa etapa. Desde Falta amor, Fher y yo decidimos tomar la rienda de nuestras producciones, y si lo ubicas contextualmente eso fue como una locura, porque en 1989 la gente pensaba: ‘¿estos quiénes se creen para auto producirse?’. Pero quiénes mejor que nosotros para hacerlo. Desde entonces tomamos ese riesgo y nos funcionó tan bien que decidimos financiar nuestros álbumes hasta hoy. Por ejemplo, la compañía quería que éste, nuestro disco más reciente, estuviera a la venta desde el año pasado, pero nosotros nos negamos; nos dimos el lujo de hacer dos masterizaciones para decidir cuál de ellas nos movía más. Ambas eran muy buenas, pero había una que nos motivaba más y necesitábamos escucharla relajadamente para tomar una decisión con calma. Y es que Maná quiere llegarle a una generación que desde que salió el MP3 ha perdido cualidades auditivas. Ahora todo se escucha súper comprimido y agudo cuando nosotros hacemos un trabajo inmenso para que las canciones suenen lo mejor posible. Por eso invitamos a la gente a que escuche nuestro nuevo CD de principio a fin con suma atención. La onda es que se claven en el sonido, porque lo cuidamos con mucha pasión”.
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