Belanova – Sueño en dos partes

El deseo de experimentar con otros sonidos, sin abandonar sus raíces del pop y la música electrónica, llevó a los integrantes del trío Belanova a introducirse en un terreno que, hasta hace poco, desconocían: el de los boleros y la música ranchera.

Para su nuevo álbum, Sueño Electro II, la segunda parte de su disco conceptual Sueño Electro I, Denisse Guerrero (voz), Ricardo Arreola (bajo y guitarra) y Édgar Huerta (programación y teclados), se olvidaron de todo prejuicio a la hora de componer, y dejaron salir sus raíces más mexicanas en el tema Hasta el final.

Cuenta la banda originaria de Guadalajara que su nuevo disco, coproducido con Armando Ávila, le permitió abrirse a otros panoramas a nivel composición, logrando una sensación de libertad creativa. El tiempo total de la producción de Sueño Electro II duró aproximadamente nueve meses, seis de los cuales fueron empleados por la banda para realizar una maqueta en el home studio de Belanova: Nova Studio, y los tres restantes abarcaron el proceso de grabación y mezcla con Armando Ávila, en Cosmos Studios de la Ciudad de México.

 
“Como sucede en todo el proceso de creación de Belanova, nos encerramos los tres y comenzamos a improvisar, capturamos sonidos e ideas en la computadora para luego organizarlas; todo arranca de acordes y alguna melodía de voz”, recuerda Édgar Huerta. “Al final del día podemos tener una idea de melodía y armonía, o hasta dos canciones en un día, o a veces pasa una semana y estamos atorados en una rola. Generalmente después de esas primeras ideas, Denisse le pone letra a la canción; en ocasiones sucede que canta una palabra y ella ya está pensando en la letra”, agrega.

Édgar también señala que en ese primer proceso, en su home studio, la banda llega a trabajar hasta el 60 por ciento del disco, para luego completar el otro 40 por ciento de la mano del productor. “Son seis meses de producción, de estar trackeando sintetizadores”, señala el responsable de la programación y los teclados. “Intentamos que el trabajo que se hace en casa aporte un buen nivel al disco, es por eso que al llegar con Armando Ávila trabajamos con el mismo programa, Digital Performer, usando la misma plataforma. Fue muy fácil porque tal como yo lo tenía trabajado en Guadalajara, abrimos la sesión aquí y ya habíamos avanzado un 50 por ciento. Ya estaba todo ahí, así que no había que volver a grabar nada de eso”, recuerda.

“Ahí entra precisamente el trabajo de Armando Ávila, porque comenzamos a reestructurar todo, a ver qué nos sirve de ahí, y de lo que tenemos se comienza a limpiar y a volver a trabajar muchas cosas. En el caso de Sueño Electro II volvimos a grabar todas las guitarras y bajos”, señala Édgar.

Grabación por partida doble
Armando Ávila recuerda que el primer contacto que tuvo con los integrantes de Belanova se dio en 2010, cuando el trío le envió unos demos de las nuevas canciones para su álbum Sueño Electro I, placa que  coprodujo con el grupo. La canción No me voy a morir, de ese mismo disco, fue la que más llamó la atención del productor, famoso por su trabajo con figuras como Natalia Lafourcade, Gloria Trevi, Alejandra Guzmán, OV7, La Quinta Estación y Aleks Syntek.

“Traté de mantener el concepto minimalista que tenía el demo de Edgar”, recuerda Armando, en un artículo publicado en su cuenta personal de Twitter. En el mismo mensaje, el productor habla sobre el tratamiento que tuvo durante la grabación de la voz de Denisse Guerrero: “Es muy especial y requiere un micrófono específico, en su caso fue un C12 de 1963 conectado a un preamplificador Telefunken V76 y a un compresor Urei 1176 Black Face. Grabar con ella fue muy divertido y además me sorprendió la facilidad que tiene para hacer letras muy rápido, el segundo verso de No me voy a morir no existía cuando grabamos la voz. Denisse se sentó en flor de loto y en cinco minutos tenia las frases perfectas; de hecho, ese verso es el que me emociona más”, señala.

“La voz de Denisse es única, de las más expresivas que he escuchado, en la dirección de voz puse especial atención en arrancarle el sentimiento a cada frase, ¡y lo logré!”, cuenta Armando Ávila.

Sobre el tratamiento de los teclados que tuvo Sueño Electro II, el productor comenta: “En general venían ya grabados por Édgar en su home studio. Usó un Dave Smith Poly Evolver, un Waldorf Micro Q, un Virus TI y un Yamaha Motif Xs Rack. Él es en gran medida el arquitecto del sonido de Belanova, tiene muy buen gusto para seleccionar sonidos y un know-how impresionante. “Me sorprendió que no sólo es un innovador en cuanto a teclados se refiere, sino que además es un gran músico, un ejecutante  completo que sabe de armonía e improvisación”.

Con respecto a la batería, Armando Ávila recuerda que ésta fue programada. “Son sonidos de una librería que Édgar ha hecho con los años llamada Venecian. El arreglo y la programación corrió a cargo de él”. En relación con el bajo, el productor explica que Ricardo Arreola utilizó un Kubicki Factor Philip blanco conectado a un preamplificador Avalon M5 de Avalon, y luego a un 1176 Black Face”. Armando explica que, en la mezcla, el bajo esta re-amplificado para darle distorsión. “A Richie le gusta un sonido que corte en la mezcla pero que a la vez tenga cuerpo; debo haber usado un 1176 Black Face en el bajo”.

 
  Aunque fue producida y grabada en Digital Performer, para la mezcla de Sueño Electro II se utilizó Pro Tools, para después ser enviada a masterización, realizada por Bernie Grundman en su estudio de Hollywood. Entre sus créditos, Bernie cuenta con haber masterizado los discos Aja, de Steely Dan; Thriller, de Michael Jackson; Purple Rain, de Prince, y The Chronic, de Dr. Dre, además de haber trabajado con The Carpenters, Herb Alpert, Sergio Mendes, The Doors, Joe Cocker, Supertramp, Rod Stewart, Fleetwood Mac, Quincy Jones y Outkast, entre otros. No cabía duda de que su trabjo con Belanova sería efectivo y exitoso, como lo ha demostrado la buena recepción de este material que ya se escucha en las plazas más importantes de México para una legión de fieles fanáticos, ya sea en formato CD o en vivo, interpretado por sus creadores.