Young Studio, el toque preciso de la producción musical

Rush, Van Halen, Stevie Wonder y Michael Jackson son algunas de las bandas y músicos que motivan a motivan a Luis “Luca” Ortega en su carrera musical. “Yo quería ser médico, pero mis grandes eran ellos y la música no me dejó”. Luca posee nominaciones al Latin Grammy (gracias a su labor con San Pascualito Rey y El David Aguilar) y al Ariel, y es ganador del Gallo de Oro en China —el equivalente a los Óscar— por su actuación en la película “Distancias Cortas” de Alejandro Guzmán Álvarez. Originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, Luca es una persona sensible, de oído absoluto y acervo musical extenso que cubre referencias de lo clásico a lo popular en la sintonía correcta.

Su perfil abarca: músico (multi-instumentista sideman y de sesión), compositor, arreglista, productor y sound mixer en estudios en la Universidad de Texas y en estudios como Sonic Ranch, Studio OO, Malashunta, Topetitud y Young Studio, éste último su propio espacio de creación musical, donde atiende las peticiones sonoras de la producción para artistas, publicidad, televisión y cine con créditos en series como: “La Querida del Centauro”, “El Dandy”, “Rosario Tijeras”, José José, El príncipe de la canción”, “La Guzmán”, “Blue Demon”; y películas como: “Carmín Tropical”, “Volando Bajo”, “Viento aparte”, “¿Qué le dijiste a Dios?”, “El Santos vs la Tetona Mendoza” y “Colosio: El asesinato”.
Hacer del gusto profesión
“Musicalizar es algo que me ha gustado desde siempre y en realidad lo he desarrollado a la par de tocar con bandas como La Super Cocina o San Pascualito Rey —con quienes tocó la batería por al menos una década— por mencionar algunas. Empecé musicalizando teatro en Ciudad Juárez con una compañía que se llama Telón de Arena, que tenía su división para niños, y yo colaboré con César Cabrera, un director que admiro mucho, y con quien hicimos las obras “Barbacoa”, “Historias de Piratas”, “PiPi” y “El Ogrito”, entre otras, y simultáneamente hacía jingles para publicidad de muchas marcas. Eso me gustaba mucho”, menciona Luca.

“Ya cuando vivía en la Ciudad de México, alterné tocando con bandas y empecé a trabajar con Camilo ‘Milo’ Froideval, con quien aprendí mucho, porque por mucho que sepas hacer las cosas, es diferente cómo moverte en esta ciudad. De eso ya pasaron al menos diez años y seguimos frecuentándonos. De él y Raúl Vizzi aprendí mucho de este oficio y de cómo ser parte de la industria del cine y las series, que es muy distinto al mundo al de la música en una banda de rock, digamos. También he aprendido mucho de Mauricio Arroyo “Gonzo”, quien es supervisor musical y que me ha llamado a hacer varias cosas. A la fecha he colaborado alrededor de 17 series de televisión, cuatro películas con score de mi autoría, y unas veinte donde he colaborado. Lo más reciente fue para una serie que se llama “Amarres” y la cinta de Salvador Cartas llamada “Mirreyes contra Godínez”, comedia que los va a sorprender por el humor que maneja.

La producción musical, un asunto de criterio y personalidad
¿Qué tanto puedes aportar a un proyecto y hasta dónde? Luca responde: “Depende cómo te inviten y tus aptitudes. En mi caso, puedo involucrarme en el score, la dirección musical, hacer arreglos y componer. Lo importante es conocer al productor/director y saber qué quiere. En el cine y las series, muchos directores quieren decir algo específico, pero el músico a veces no se deja; a mí sí me gustan sus locuras y hacer lo posible. En este oficio todo el mundo es un experto: te dirán cómo lo estás haciendo mal, pero finalmente al que le tiene que agradar es a los productores y al director”.

Como productor musical, Luca ha colaborado con Natalia Arroyo, Alex Otaola, Víctor García, San Pascualito Rey, Omar Aldama, Gino Silver y Bytor, entre otros. Su labor como arreglista y compositor incluye colaboraciones para el Mariachi Vargas, así como orquestas de salsa, ensambles como el de cámara de Alex Otaola, Miguel Bosé y Juan Gabriel: “A él lo conocí en un homenaje que le hicimos en Juárez con el Tec de Monterrey, y luego, estando en Ciudad de México, lo primero que hice fue el arreglo de ‘¿Pero qué Necesidad?’, que le gustó mucho. Después trabajamos en la película ‘¿Qué le dijiste a Dios?’ y de ahí me empezó a invitar para hacer arreglos de algunas canciones para sus shows del Auditorio Nacional. Trabajé poco tiempo con él, pero fue de pura sabiduría que todavía extraño”.

“Cuando estaba haciendo lo de José José y Blue Demon, además de tocar con San Pascualito Rey, se cumplió otro de mis sueños, que era tocar con Miguel Bosé. Estuve en su ‘Unplugged’ y me tocó hacer percusiones, guitarras, acordeón y otras cosillas. Se armó una gran banda y fue un gran disco, gente con la que equivocarse no es opción”.

En equipo, lo esencial
“Trato de tener muy básico todo. Como software uso Logic, tengo la versión X. Lo domino porque me acomoda la forma en que organiza los flujos de trabajo y me permite añadir cosas en tiempo real, además de que he llegado a tener hasta 211 tracks sin problemas. También conozco Pro Tools y lo uso si me lo piden, pero siento que, para quien es músico, Logic brinda muchas opciones para cubrir procesos creativos”, menciona Luca.

“De ahí, mis estrellas son un micrófono Blueberry de Blue Microphones; luego un AKG C414 TLII y Shure. Con esos he grabado voz, guitarra, bajos, percusión… todo lo que quiero. Mi escucha es con monitores Yamaha y el trabajo de preamplificadores que suelo aplicar en la señal viene de un rack con equipo Sphere y HRK. Tengo herramientas interesantes como el TC Electronic SpectraComp Compressor y el SansAmp Tech21 y ya, lo justo. Hay quien mete muchísimos plug-ins a un canal porque ‘no le suena’, y no: hay que poner oído y saber cómo suenan las cosas. Entre menos, mejor; en realidad todo parte de cómo capturas, que supiste acomodar los micrófonos y sacar ventaja de la acústica del lugar en el que grabas. Eso no es lo mismo que la mezcla y eso a fuerza lo vas aprendiendo de tanto que lo haces y para mí, con mis instrumentos, los que conozco bien, me basta”.

“Para mis maquetas uso varias bibliotecas de audio para sintetizadores”, agrega Luca; “tengo un Moog y también un Arturia KeyLab88, con los que exploro y juego bastante. El Arturia tiene toda la suite V-collection, que es una chulada, no lo cambio por nada. Para orquestar uso Miroslav Philarmonique, que suena muy bien para cosas específicas; me cubre bien, aunque siempre que se pueda es mejor grabar con la orquesta. Para baterías uso lo que tiene Logic, porque posee un gran sampler; hay un sinfín de opciones y con esas, más las que he venido grabando de muchos estudios con una H4 Zoom, he hecho maravillas. Mi forma de samplear es distinta: me pongo lejos para que suene el cuarto; sólo hacer algo así brinda un registro de sonidos diferente. Y luego tengo juguetotes como la caja de ritmos Korg padKontrol que es buenísima: toda la música que hice para la serie “La Guzmán”, todos los sonidos de los años ochenta salió de ahí”.

“En general diría que mi forma de trabajar es muy sencilla. Disfruto mucho lo que hago y tengo también una personalidad y humor que me permite brincar lo predecible, proponer y que sea aceptado. Hay una satisfacción muy grande en eso”.

Sin duda existe un campo de imágenes sonoras y visuales que busca una oreja e imaginario musical aliado, libre y atento, como el de Luca. El reto es descubrirlo y ser parte.