(pero muy diferentes)
En un artículo anterior de esta columna ya hablé ampliamente de las características de los instrumentos acústicos, eléctricos y electrónicos —texto que puede consultarse en el número de diciembre pasado de esta publicación—, así que un siguiente paso hacia adelante es diferenciar entre tres teclados electrónicos que a simple vista pueden ser muy similares pero en cuanto a parámetros, propósito y sonoridad contrastan grandemente y tienen lugares distintos en el quehacer de la producción musical: el piano digital, el sintetizador y el teclado doméstico. Los dos primeros pueden encontrarse con bastante frecuencia en los estudios de creación musical y en los de grabación, pero el tercero, como su nombre lo indica, no suele identificarse como un instrumento para profesionales. Sin embargo, para tener un panorama completo de estos instrumentos ampliamente manufacturados y comercializados en el mercado musical, será útil estudiarlos con detalle y compararlos en sus particularidades.
Por supuesto que también hay aplicaciones prácticas de poseer este conocimiento, como en un laboratorio musical por computadora, donde se deben tener muy claros los beneficios de cada uno de ellos. Otro ejemplo, que tomo de mi historia personal, se dio cuando el coordinador de difusión cultural de una universidad me invitó a dar un recital de piano y me ofrecía para tal propósito un teclado doméstico, instrumento con teclas ligeras y pequeña extensión, que son factores no apropiados para interpretar un repertorio pianístico. Pero me estoy adelantando un poco, así que procedo a la descripción de estas herramientas musicales.
Conocer para producir mejor
Teclado doméstico. Esta es mi traducción del término home keyboard, que se usó años atrás para denominar a los teclados que las compañías dirigen al público principiante —infantil o adulto—, ofreciéndoles bajo costo, facilidad de uso y diseño atractivo. En realidad, cada marca lo nombra de distinta forma: teclado portátil, órgano electrónico, teclado de entretenimiento, y varias lo designan simplemente como teclado electrónico —término confuso y problemático porque, como se está viendo aquí, hay varios tipos de teclados electrónicos—. Estos instrumentos añaden a su precio económico, la integración de altavoces en el mismo instrumento, ahorrándole así varios pesos más al cliente, ya que le evita la compra de un amplificador. La cantidad de sonidos es muy grande —fácilmente, entre quinientos y mil—, y su variedad es muy amplia, abarcando simulaciones de instrumentos de todas las familias: cuerdas, percusiones, alientos madera y metal, teclados, electrófonos, y sonidos diversos como viento, mar, aplausos, aves cantoras y helicópteros, entre otros. Permite al principiante sonar como si tuviera un grupo musical que lo acompañara, a través de una colección de patrones musicales, y es el tipo de instrumento que se recomienda a aquel que quiere iniciarse en la práctica del teclado, y aunque actualmente tengan sonidos de gran calidad y un músico experto pueda sacarle mucho provecho, éste no es el teclado que se espera en un ámbito profesional.
Piano digital. Éste es un piano electrónico que para crear su sonido utiliza grabaciones digitales de pianos acústicos y otros instrumentos de teclado (han existido pianos digitales que producen su sonido de forma diferente, como los que usan síntesis por frecuencia modulada). El piano digital pretende ser un reemplazo digno de un piano acústico, buscando un sonido lo más cercano posible, pero también proporcionando un mecanismo con teclas pesadas que provoque en el intérprete una sensación similar que su contraparte acústica. Las ventajas sobre un piano vertical o de cola son el precio reducido y la portabilidad, por lo que se ha convertido en una gran opción en escuelas y conservatorios para las clases de piano complementario y otras asignaturas; asimismo, también es recomendable para teatros pequeños y foros con presupuesto reducido. La extensión común es de 88 teclas —igual que el acústico—, pero también son habituales los de 76. Sus sonidos son reducidos, alrededor de unos diez, incluyendo pianos acústicos, pianos eléctricos, como el Fender Rhodes o el Wurlitzer; órganos —tubular y eléctrico—, clavecín, clavinet, vibráfono, marimba y algunos de otras familias como orquesta de cuerdas o guitarras. A diferencia del teclado doméstico, no tiene sección de auto-acompañamiento, pero sí cuenta con altavoces integrados y puede venir o no con un mueble similar al de un piano vertical. Un piano digital puede ser para un estudiante o para un profesional, pero a veces ocurre que el tecladista quiere ampliar su paleta tímbrica y no tocar únicamente imitaciones de instrumentos tradicionales, por lo que la opción a usar es el instrumento siguiente.
Sintetizador. Aunque a través del tiempo esta palabra se le ha aplicado a diferentes máquinas musicales, actualmente se considera que el sintetizador es un instrumento electrónico que permite al usuario crear nuevos timbres con las formas de onda que proporciona el fabricante. Es importante hacer notar que aunque en este artículo se le considera un instrumento de teclado, en realidad esto es una generalización, ya que desde hace mucho surgieron —gran parte de ellos en la década de los ochenta—, sintetizadores que pueden ser controlados con una guitarra eléctrica o con un controlador de aliento o con instrumentos percutidos, como el Moog Percussion Controller, de 1973. Nuevamente, lo importante aquí es que el usuario pueda editar —esto es, modificar—, los timbres a partir de parámetros que cambian alguna característica del sonido, como la amplitud a través del tiempo con una envolvente, el contenido armónico con el uso de un filtro, o producir con un oscilador de baja frecuencia un pequeño cambio periódico de la altura (vibrato).
La versatilidad sonora anteriormente descrita es lo que hace del sintetizador una herramienta muy valiosa en un estudio de grabación, aunque en estos se encuentre principalmente en forma de software —hospedado dentro de un sistema de grabación y procesamiento digital del sonido—. Pero cuando el sintetizador existe en forma física, ¿qué características nos permiten diferenciarlo de los dos teclados ya descritos? Primeramente, no tiene altavoces integrados ni sección de acompañamiento. La extensión de su teclado es muy variable; puede ser de 25 teclas (dos octavas), y puede llegar hasta 88 teclas, como en un piano digital. Hay algunos sintetizadores que utilizan miniteclas e incluso pueden no tener teclas cuando se presenta en forma de módulo o rack. Su cantidad de sonidos —editables, como ya se explicó—, es muy grande. Su precio puede ser muy elevado si se adquiere en forma física, pero muy reducido si se encuentra en forma de software.
¿Por qué explicar todo lo anterior? Porque es esencial conocer las características de cada instrumento para dar su lugar adecuado en nuestras producciones musicales. Ya sea un piano digital o un sintetizador, se pueden integrar mejor si sabemos usarlos correctamente en el estudio de grabación.
De esta forma termina el recorrido por tres diferentes generadores de sonido, travesía que espero sirva para no confundir más estos instrumentos y para explotar al máximo sus atributos individuales de manera profesional.
* Licenciado en órgano por la Facultad de Música de la UNAM y profesor del Conservatorio de Música del Estado de México. Después de ser tecladista del grupo de rock Iconoclasta, en 2009 funda su agrupación GOVEA, con quien ha producido dos discos compactos y un DVD. Ha compuesto obras para orquesta de cámara, cuarteto de cuerdas, orquesta Big Band y su pieza “Subliminal” (para cello y electrónica) fue grabada en 2019 por Jeffrey Zeigler (ex-integrante del Kronos Quartet). Escribe sobre análisis y apreciación del rock progresivo en su
blog www.salvadorgovea.com