La industria creativa, donde se ubica la industria de la música y el espectáculo, representa en México la exportación de bienes creativos superiores a 5,200 millones de dólares, otorgándole el lugar catorce en ese ámbito a nivel mundial. ¿Cómo no interesarse en la adecuada capacitación para el ingreso al mercado de todo lo que ella involucra? Sergio Gómez-Tagle, director de Imaginaria Mercadotecnia Cultural + Consultoría + Producción, habla acerca de su propuesta académica y de la forma en la que está fomentando la evolución de este quehacer en particular.
Un necesario cambio de paradigma
Con una formación en mercadotecnia y una inclinación hacia la música, el director de Imaginaria comenzó a amalgamar estas habilidades en distintos eventos hasta que comenzó a fungir como productor de distintos proyectos, en los que tuvo la oportunidad de conocer de cerca la industria creativa y del espectáculo en nuestro país. “De forma intuitiva fui sistematizando esta metodología hasta hacerla replicable y reproducible, y siete años de mi carrera en el ámbito cultural, que tiene 28, he compartido estos conocimientos de forma académica”.
El director de Imaginaria está consciente de lo que es necesario modificar en el medio cultural mexicano: “Estamos cambiando un paradigma y profesionalizando el sector desde la formación complementaria, porque si bien existe una formación en las disciplinas artísticas, hay un vacío muy grande en la educación de la inteligencia financiera. Mi propósito es básicamente aumentar el coeficiente intelectual financiero del sector creativo, con lo que se impulsa el desarrollo de la industria, se profesionaliza el sector y sobre todo, se da seriedad y legitimidad a nivel contractual y económico”.
Ese paradigma tiene que ver con la visión que tiene el propio creador, acostumbrado a pensar solamente en su obra y no en la manera en cómo vivir de ella: “Es complicado, porque la visión del trabajo remunerado para las artes es tabú. Hay un gran desconocimiento de los espectáculos de alto valor, del mercado del arte, de la cadena de valor creativa, de las relaciones contractuales, y sobre todo, el artista o creador no sabe lo que está vendiendo: el valor de la propiedad intelectual intangible, y si los creadores no tienen los derechos de autoría, entonces no están comercializando adecuadamente”, menciona Sergio Gómez-Tagle .
“Lo que estamos haciendo es anticipándonos para que cuando el artista empiece a tener una vinculación con la profesionalización de su actividad, tenga argumentos para poder ingresar al mercado con mayores probabilidades de éxito y no que las cosas sucedan de forma casual, sino causal y por lo tanto, que su curva de crecimiento sea exponencial”.
La certeza es uno de los factores que da al creador libertad creativa: “Cuando la tiene, empezando por la propiedad de su creación con derechos de autoría, eso ya le da la posibilidad de comercializarla e ingresarla al mercado. Y si hay más personas involucradas en este proceso, entender muy bien que deben ser relaciones horizontales y simétricas para evitar abusos. Aunque el artista no quiera vender o comercializar, alguien más lo va a hacer por él y deben establecerse relaciones adecuadas”.
Contenidos: lo primero
“Evidentemente, México es un lugar productor de sonidos, colores, sabores y todo tipo de expresiones artísticas, pero desgraciadamente dejamos de ser el hermano mayor de Latinoamérica a nivel creativo. Necesitamos renovar los contenidos; hay un gran mercado interno mexicano, pero es necesario generar nuevos circuitos y crear nuevos mercados en otros países, con una visión de futuro”, señala el director de Imaginaria.
¿Qué hay de la palabra “apoyo” en las industrias creativas en México? “La frase dice: ‘hay talento y sólo falta apoyarlo’, y yo soy contrario a esa frase”, comenta el director de Imaginaria; “yo digo que hay talento, pero hay que invertir en él. Lo que hace la inversión es generar una plataforma expositiva y por lo tanto, empezar a desarrollar nuevos talentos. Hay ejemplos aislados de éxito en este sentido, pero muchos otros no tienen certeza de lo que va a pasar en su futuro próximo”.
Gracias a la forma en la que comparte su visión de las industrias creativas en México, las actividades académicas que Imaginaria brinda, fomentan el interés de un público heterogéneo: “Artistas en todas las ramas, interesados en gestión cultural y producción de eventos acuden a ellos. Básicamente, quieren vivir de la creación y no morir en el intento, quieren tener un buen modus vivendi a través de un buen modus operandi, aplicando lo que saben para mejorar las vidas de los demás y con ello, vivir mejor también ellos El ‘qué’ lo tienen muy claro, lo que no tienen muy claro es el ‘cómo’. Y nosotros tratamos de llenar los vacíos en ese sentido”.
Con actividades en toda la República Mexicana y otros países, Sergio Gómez-Tagle sabe que la situación de las industrias creativas es plural: “Estamos buscando no solamente academizar el tema a nivel teórico, sino legitimarlo a nivel práctico, y para eso estamos haciendo cosas permanentemente. Algo que considero importante es romper con patrones de dependencia, tanto a nivel institucional, como de quienes dirigen la escena artística y de los grandes monopolios. Tenemos que crear modelos de interdependencia y dar más importancia a las alianzas estratégicas. Ahora mismo hay artistas, productores y marcas que están relacionándose de forma interdependiente y gracias a eso como se está posicionando la evolución de la escena cultural en México y el mundo. Lo que más me ha costado más trabajo a mí cambiar con los alumnos es entender exactamente qué es lo que quieren hacer y su vinculación con el pago que deben recibir. Alguien profesional es alguien que puede vivir adecuadamente de lo que hace y tener calidad de vida, lo que además promueve el desarrollo comunitario y el bien común. El desarrollo de estas industrias genera riqueza a la sociedad, en el sentido más amplio de la palabra”.
“Paralelo a los grandes eventos, están sucediendo muchas otras cosas. Los modelos de producción están cambiando; lo que promovemos es una visión periférica donde se amplíen las posibilidades, productos y servicios para que a su vez se amplíe la comunidad y los recursos necesarios para seguir evolucionando”.
“Un factor esencial para nosotros es legitimar mi aporte académico a nivel institucional; ahora estamos implementando por tercera ocasión un diplomado con tres secretarías de estado: la del Trabajo, la de Hacienda y Crédito Público y la de Cultura, que están en coyuntura para hacer que este programa sea estructural y se adopte permanentemente, replicándolo cada año. Ha sido exitoso, porque se hace seguimiento desde que llega el artista con una carpeta, hasta que está en los escenarios, con la estructura requerida. Esto hace falta, con la gente adecuada y una legitimidad institucional”. Las sedes en las que Imaginaria ha llevado a cabo sus actividades académicas van desde la Alianza Francesa de México, el Centro Universitario UTEG (Guadalajara, Jalisco), la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de Guanajuato; Realia, Centro Universitario para la Cultura y las Artes (Xalapa, Veracruz), institución que le otorgó el año pasado la Medalla y distinción como Maestro Emérito en Marketing Cultural; el Centro Cultural de España en Nicaragua (Managua, Nicaragua), y recientemente en el Centro Cultural Omar Dengo (Heredia, Costa Rica), entre otros.
La reflexión final de Sergio Gómez-Tagle tiene que ver con su visión de saber evolucionar: “Mi mayor aprendizaje en mi carrera es que los logros serán del tamaño de las aspiraciones. Si piensas y trabajas por algo más grande, y que sea significativo no sólo para ti, sino para tu entorno, creo que se puede lograr, siendo objetivos y siguiendo un camino, sabiendo que hay problemas, pero que cuando se sumen y se conviertan en crisis, surge la posibilidad de reinventarnos y convertirlos en una oportunidad. Si se aprende eso, puede haber más líderes y eso es lo que necesitamos para desarrollar las industrias creativas en México”.
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