“Él no puede estar en el proyecto, es muy joven y no tiene experiencia”, dijo con preocupación el reconocido y famoso productor musical; “te has ganado nuestro aprecio y cariño; sin embargo, no puedes grabar este disco. Ellos te llevan más de quince años de experiencia, apenas tienes 19 años de edad y el estudio de grabación requiere que te manejes con soltura; este nivel de producción musical es demasiada responsabilidad para ti”. Sentado en la cabina de grabación y enojado, grité en silencio desde mis adentros contra el universo: ‘¿Mi vida va al revés?’ Mi cuerpo colapsaba de nervios, parálisis y sudoración frente al ingeniero que me alentaba a lograrlo; si fracasaba, mi vida musical se iría por la coladera ese mismo día”.
El auto cuidado y las buenas relaciones personales
En las enfermedades reumáticas, como se describe en el artículo anterior, observamos que todas tienen en común afectaciones del sistema músculo-esquelético; sin embargo, no todo es enfermedad: existen síntomas relacionados que pueden confundirse con un padecimiento, como cansancios y excesos que provocan dolores, defensas bajas, inflamaciones o falta de circulación sanguínea en ciertas zonas del cuerpo debido a las posturas corporales que tomamos o a la falta de higiene músculo-esquelética durante la práctica de nuestro instrumento; sabemos que el estudio de grabación requiere horas y días enteros de trabajo, grabar música es algo sensacional y hay excelentes artistas que lo hacen con extrema facilidad; la industria se ha transformado y gracias a los recursos digitales, muchas producciones se hacen con mayor calidad y rapidez, hasta con menos equipo. El romance, el ritual, la imaginación, la riqueza simbólica, la intimidad y la privacidad que conlleva para los músicos entrar al recinto de grabación, jamás será algo que se pueda reemplazar o digitalizar.
El ambiente, la armonía social y psico-emocional entre los ingenieros, técnicos y músicos debe ser, idealmente, cordial y amena, pero el estrés comienza por el organismo, reduce la respiración, mitiga la concentración y compromete las capacidades psíquicas y el placer en momentos tan sublimes de incontables experiencias que están llenos de sentimientos y que se quedan grabados en la “intención que transmitimos” para quienes escucharán y disfrutarán el resultado final.
Veamos brevemente muchas de las formas de trabajo dentro del estudio de grabación, por ejemplo: con y sin partitura, llegar con todo preparado o improvisar, grabar música propia o participar como músico de sesión. Dependemos del presupuesto y otras condicionantes psicológicas que nos apresuran, o según el caso, nos permiten tiempo amplio y soltura, como grabar en otro país, poder mover el estudio entero al nivel del mar o a un nutrido bosque con todas las comodidades y oportunidades para alcanzar profundidad en los sentimientos y la concentración, exactamente igual que hace un deportista de alto rendimiento.
El ego y la inseguridad, junto con los nervios, también cuentan, así como las condiciones de producción, las expectativas y las auto-exigencias de los solistas, grupos y orquestas que tienen objetivos propios, pero lo único que no cambia ni varía es nuestro cuerpo. Éste es el mismo en todos lados y en cada momento de nuestras vidas; es el que contiene todas nuestras experiencias, el que se encarga de pagar o cobrar el ego de nuestras perspectivas. El ego no es bueno ni malo, es un arte la forma en la que se maneje; es un derecho intrínseco para la vida, la autoestima y el auto-aprecio, por ejemplo: saber cómo cuidarse, no fumar ni beber, no maltratarse, vestir bien, estar con gente positiva y procurar lugares naturales; en fin, mantenerse lo más sano posible. Existe una regla fundamental en la vida humana que indica que generalmente tomamos conciencia de nuestro cuerpo cuando algo nos duele o nos enfermamos; la tribu Mek en Indonesia devela una filosofía mística cuando dicen: “Hay que tratar bien al cuerpo, para que el alma se sienta bien dentro de él”.
Sugerencias para el estudio de grabación
Al tocar tu instrumento en el estudio de grabación, te sugiero conservar la espalda recta y relajada, ya sea de pie o sentado. Al sentarte posiciona bien los dos huesos isquiones (correspondientes a cada glúteo), calienta tus articulaciones y muñecas, apóyate con el metrónomo de menor a mayor velocidad para calentar tus dedos, recuerda: más vale que se oiga lento y bien en lugar de rápido y mal; si eres violinista, realiza ejercicios para liberar tensiones en el cuello, los hombros y las cervicales. Modera las horas que pasas sentado poniéndote de pie y realiza movimientos con tus piernas para favorecer la circulación. Si te encuentras agotado durante la grabación, detente, procura estirar todo tu cuerpo y respirar profundo varias veces; esto relajará y oxigenará tu sistema nervioso para continuar con placer tocando la música, duerme bien y no te mal pases grabando, evita obsesionarte buscando la perfección o la auto-exigencia, ya que esto provoca angustia. Cuando grabes con otros músicos genera el mejor ambiente psicológico y emocional posible, observa y analiza tu ego para proyectar tu comportamiento lo más natural y amable posible, cuando las personas se encuentran en buenas condiciones de relación, no existe la manipulación.
Procura una buena higiene auditiva, recuerda que es el cerebro el que escucha, tus oídos son sólo el medio. Saturar la audición con frecuencias, por muy buenas que sean, te puede generar agotamiento mental. Con estas estrategias corporales y mentales, grabé en 2013 mi primer disco solista titulado “Horizontes”, con el apoyo de Salvador Tercero en Sala de Audio. El material se dio a conocer en sound:check Xpo 2018 y fue co-producido por mi amigo Francisco “Pancho” Ruiz, bajista de Manuel Mijares. Entré a grabar con soltura y regocijo; lo disfruté bastante aunque, debido a los quince años de mi retiro de la música, no recordaba muy bien las armonías y la teoría musical y cometí toda clase de equivocaciones que disfruté con aceptación y me fue posible plasmar con naturaleza música viva y orgánica. Retomé mis estudios en música y así logré ampliar mis capacidades estos últimos años. Mis lesiones, daños en las manos y múltiples cirugías, me han traído el asombro de escuchar y disfrutar la música con más profundidad y abrir mi creatividad buscando recursos variados para tocar mi guitarra de distintas formas debido a mis deformaciones. Será interesante grabar mi segundo disco y dejarme sorprender de mis avances en el estudio.
Aquella ocasión, a mis 19 años, Memo Méndez Guiú me dijo ese día en el estudio de grabación: “Saldré a hablar con el grupo, porque no podemos seguir así, y me preguntó: “¿Hay algún tema musical que hayas arreglado tú, que sea inspiración de tu propia guitarra?”. Le contesté que sí y me dijo: “Grábalo en lo que regreso”. Todo el mundo salió por la puerta y nos quedamos solos el ingeniero José Luis Rodríguez y yo, y me dijo: “Estás a punto de fracasar en tu vida si no lo logras, venga, ánimo”. Preparé mi amplificador, mi propio sonido, eran mis acordes y mis escalas, era mi naturaleza lo que compuse para la canción Esquizofrenia, José Luis me ayudó y entonces, soltó la pista..! Vaya tristeza… me di cuenta que habían situaciones que no eran naturales para mí, estaba fuera de época, no era mi lugar ni mi momento, me sentí decepcionado y muy apenado, pues mi familia y amigos esperaban más noticias por mi novedosa entrada al grupo Kerigma a finales de 1989. Se nubló todo mi futuro en ese momento y no podía ver nada hacia adelante, quedé en el vacío, no sabia música como había pensado, no sabia nada, me quedé suspendido al filo de la eternidad y recordé aquello que dicen tantos músicos buscando la virtud, la sencillez y la bella simpleza de la expresión artística: “si solamente pudiera hacer música de una sola nota”.
Cuando Memo regresó al estudio con mis compañeros, se sentó a escuchar con atención y seriedad las dos únicas tomas que grabé. No dijo nada, me miró y se paró súbitamente de la silla, caminó hacia donde yo estaba y para mi sorpresa, me abrazo y felicitó: “No pensé que aguantaras la presión”, comentó, “¡pero ya se qué pasó!” exclamó; “esta canción la hiciste tuya desde un principio; de ahora en adelante, quiero que hagas lo mismo con la canción “Tres Lunares” y con todo el disco. De aquellas dos tomas, jamás volví a grabar “Esquizofrenia”. Una de esas tomas se quedó en el disco. En realidad yo no había aguantado la famosa presión; cuando llegué a mi casa lloré como nunca, pero si no aguanté la presión, ¿cómo fue que lo logré? No había otra forma, tuve que haber experimentado por sólo un instante, lo que es natural en mí, lo mismo que mis compañeros sentían, la música de una sola nota.
Por Mérlindon Crosthwaytt*