De esencia porteña, la música de Verónica Valerio, cantante y arpista, evoca el arribo y la partida como metáfora de una búsqueda que ha sabido hermanar y reinterpretar la tradición musical de regiones como Veracruz y Campeche en nuestro país, con el intercambio cultural y colectivo, gracias a la convivencia con músicos de distintas naciones durante su estadía en Nueva York.
El testimonio de esto son los discos junto a las agrupaciones Jarana Beat y Playa Magenta y, desde luego, los de autoría propia: “Viaje de Ida y Vuelta” (2014), “Entre Puertos” (2015) y el EP de reciente lanzamiento, “Only In America”, bajo la producción del músico, arreglista y orquestador estadounidense Van Dyke Parks, grabación de Doug Lacy, mezcla por Timo Blunck y masterización de Götz-Michael Rieth (Eastside Mastering Studios).
“Mi primera grabación fue con el colectivo Jarana Beat, músicos mexicanos radicados en Nueva York. Al volver a la Ciudad de México gané un estímulo del INBA con el que hice mi primer disco ya como autora de todas las rolas: “Viaje de Ida y Vuelta”, disco producido por tres músicos: Santiago Ojeda (Botellita de Jerez), Hernán Hecht y Ricardo Martín que hace música y producciones de arreglos orquestales. Después de haber lanzado mi segundo disco, “Canciones de Puertos”, vino una pausa que coincidió con el proyecto de Playa Magenta, con quienes hicimos gira por Europa (Dinamarca, Holanda, Londres), que en lo interno me movió mucho y que trajo preguntas, así que volví a la ciudad en la que crecí, Campeche, y empecé una depuración. Ahí fue cuando le escribí a Van Dyke, quien se tomó la molestia de leerme y entenderme”.
Con la fortuna de atraer el interés del músico, el trabajo de identificación de la obra dio arranque enviándole referencias para ubicar Veracruz e instrumentos como el arpa: “Él convocó a quien grabó a los músicos de orquesta (Doug Lacy).
La grabación tomó un semestre, aunque el trabajo venía de dos años haciendo orquestación de varios temas. Participaron músicos como Eugenio Ríos en el tres, Alejandro Loredo en el requinto y Ulises Martínez en el violín. Fueron cuatro los temas que quedaron y la guía para Van Dyke en la producción fueron los temas hechos por Santiago Ojeda: “Van Dyke vio en ese trabajo hacia dónde ir, porque están bien marcadas las pautas. Todo se hizo a la distancia porque ya nos tomó en pandemia: yo grabé la voz en Veracruz, los colegas músicos su parte en Ciudad de México y Van Dyke en un estudio cerca de su casa, con la ayuda de varios de sus alumnos. Estoy agradecida y bendecida porque todo se diera así, reflexiona la arpista.
La mezcla y masterización se hicieron en Alemania. “Van Dyke coordinó esos procesos. Yo sólo vi con Doug Lacy cosas de pronunciación”, señala Verónica. Lo que viene es que siga confabulando el universo y permita una presentación en vivo: “Me gustaría que fuera a dueto con Van Dyke, si se puede como quinteto, de lujo: chelo, contrabajo, percusión, él al piano y yo cantando. Este trabajo nació de un silencio y lo que descubrí también es que hay muchas personas conmigo. Va para ellos y para los jóvenes de esta generación USB, como la mía. Todos están aquí convocados”, concluye la artista.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco