Realizado en marzo de este año en el Palau Sant Jordi, la sala de espectáculos más emblemática de Barcelona, España, con capacidad para 18 mil personas, el concierto que brindó Love Of Lesbian significó el referente para establecer que la realización de espectáculos masivos puede llevarse a cabo, aplicando protocolos sanitarios que se suman a la coordinación operativa de la producción técnica y artística. El concierto demostró que en un evento masivo con 4,996 personas, se tuvo un saldo a favor de la causa cultural, al resultar sólo seis casos positivos a la covid-19, sin que estos se hayan contagiado en el concierto ni propiciado una cadena de contagio posterior a la realización de éste. Es el staff de la banda catalana el que expone lo ocurrido, el significado y el alcance del proyecto para toda la industria del entretenimiento.
Una iniciativa, una luz
“Previamente, los directivos del Primavera Sound y Cruïlla, hicieron un primer experimento en la Sala Apolo con 500 personas. A partir de ese momento se hizo la unión de ese tipo de festivales para empezar a demostrar que la cultura era segura, mediante una serie de pruebas de test de antígenos que se aplicaron de la mano del Hospital Hermanos Trías. Cuando se propuso a la banda la idea, lo primero que pedimos garantizar era la razón científica, porque la musical, ya la sabíamos. Fueron tres meses sin parar, coincidió con la salida del disco y preparación de la gira”, comparte Gonçal Planas, Manager Personal y Production de la banda.
Tras confirmarse la fecha del concierto, el concepto se basó en atender un diseño sencillo y limpio para cada ámbito de la producción técnica: “No se trataba de fanfarronear con que íbamos a poner 200 millones de focos y de pantallas para que todo el mundo supiera que estábamos ahí; se trataba de un show para indicar que la cultura volvía. Trabajamos con conceptos que fueron claros: que la iluminación no fuera barroca, sino clara, que las pantallas que pedimos para proyectar fueran grandes, pero sin diferentes divisiones o volúmenes. El escenario no tuvo pretensiones: tenía 18 metros de boca y 12 de fondo, con los lados cubiertos. Estos gestos que implicaron ser simples, y honestos, y poner a la música y a la ciencia por delante, se percibieron perfectamente, porque el concierto fue muy emotivo, donde todos fuimos partícipes de algo histórico”, detalla Gonçal.
La condición sanitaria en la logística
La selección del Palau Saint Jordi garantizaba el nivel espectáculo que se requería, por ser el sitio de Barcelona más emblemático para hacer conciertos; la arena más multitudinaria de España con capacidad para 18 mil personas. Y respecto al tema sanitario, el recinto permite la libre circulación de oxígeno que debía incluso duplicarse para garantizar que el espacio era el mejor posible para hacer la prueba que coordinaron como vocales del Hospital, los médicos Boris Revollo y Josep María Llibre.
En lo que respecta a la banda, también fue clave el precedente de prevención que ellos ya venían aplicando: “Antes de este concierto, nosotros estábamos grabando el disco que recién presentamos: ‘V. E. H. N (Viaje Épico Hacia la Nada)’. Tenemos la suerte de tener una amistad que es un oncólogo muy notable de Barcelona, quien nos asesoró cuando no había ni un protocolo normativo para ningún negocio. De tal forma que el primer protocolo que se siguió en España en un estudio de grabación fue el nuestro. Esto quiere decir que cada vez que hemos entrado al estudio de grabación, que hacemos un stage técnico, stage musical, ensayo y demás, ya tenemos la parte sanitaria cubierta, porque hemos invertido en ella desde hace tiempo”, relata Gonçal.
Marcel Rius, Jefe de Producción y Logística, quien recién se sumó al staff de la banda, detalla la coordinación entre el equipo del grupo y la producción de los festivales que convocaron la iniciativa: “Toda la parte de producción local de los festivales mencionados, marcó el empuje para realizar el concierto. Ellos fueron los encargados de montar todo el protocolo sanitario, atender el nivel de las salidas de aire en el recinto, coordinar los test por antígenos durante los cinco días que se ensayó y montó todo para el concierto. Expusimos nuestras dudas y aquello que podía tener repercusión en el diseño de toda la producción porque, como se entiende, un concierto de estas dimensiones implica ensayos, proveedores, colaboradores y cosas que un médico carece de saber”.
La coordinación y aplicación impecable de protocolos por parte de todo el personal de producción y sanitario, alrededor de 300 personas, marcó la pauta de lo que también se replicó entre el público asistente para cumplir los requerimientos de prueba y control para el concierto: el público debió acudir a una sede en Barcelona para realizarse el test, usando una aplicación específica para ello que registraba sus datos de localidad y actividad fuera de casa. Así mismo, en el Saint Jordi se dispuso de una carpa en la que podían hacerse el test, en caso de no haberlo hecho con antelación.
“Hubo una zona de bar exterior, previo a la entrada de la pista, para consumir antes del concierto. En la pista hubo tres zonas de público divididas con vallas anti avalanchas para que no se mezclaran entre diferentes bloques, creando tres burbujas de 1,600 personas aproximadamente. No había distancia social obligatoria, pero la condición fue llevar la mascarilla todo el tiempo”, menciona Marcel.
La experiencia con el público fue genial, gracias a una tipología de fan propia de la banda y de un proceso pedagógico en la organización en la que el grupo y las autoridades sanitarias indicaban cómo iban a ser las cosas en este concierto. Santi Balmes –líder de la banda–, preparó un discurso de comportamiento para el público donde les compartió la importancia de aquel experimento y momento, del significado de esa jornada”.
Extensión de días y horas, variables clave del montaje
Para cumplir los protocolos sanitarios en la logística de la producción, se han debido extender los días de montaje y escalonar los horarios de participación del staff, proveedores y talento. Eso es crucial, como revela Leandro López, “Leo”, Stage Manager del grupo: “El montaje nos tomó cinco días. Previamente hicimos un estimado de los horarios y el tiempo que necesitábamos para montarlo todo, planificando lo que serían el montaje, los días de ensayo y calculando los tiempos para citar a la banda y trabajar cómodos. Tardamos un día en montar todo, llegamos en la mañana y por la noche ya teníamos todo operativo. En el segundo día, entramos a tiempos escalonados a partir de la mañana, para hacer pruebas, y por la tarde ya estaban tocando”.
“Lo particular de este montaje fue que el escenario iba sobre ruedas. Eso fue algo que pudimos armar en paralelo: mientras se trabajaba en el colgado de las luces y el PA en la estructura del escenario como tal, armamos la tarima que se montó debajo. Ya con esto montado, entró el backline y se pudo hacer bastante rápido; tanto el personal de los festivales como nuestro crew es gente bastante experimentada, así que el trabajo fue fluido”.
“Respecto al tema de sanidad y desinfección, todos los que estaban ahí tenían su test de antígenos, además de usar todo el tiempo el cubrebocas”.
La cultura es segura
Con los casi cinco mil asistentes, la logística y protocolos implementados para la realización del concierto y haber tenido como conclusión sólo seis casos positivos a la covid 19, lo logrado en este recital en vivo desde el Palau Saint Jordi, sentó un posible modelo de trabajo para reactivar la industria de la música y el espectáculo en el mundo.
“De las personas asistentes, sólo seis dieron positivo y ninguno fue transmisor o se contagió en el concierto. Ese resultado estaba previsto por parte de los médicos e incluso salió más favorable, porque ellos calculaban que entre 100 y 200 personas podían llegar a dar positivo, con lo cual este experimento y la manera de trabajar que se tuvo, demuestran que la cultura es segura”, afirma esperanzado Gonçal.
Leo enfatiza esto al establecer que nos volvimos más cautos: “Tienes claro que cualquier positivo entre nosotros implica que todo un equipo de trabajo vaya a cuarentena, así que ya no es sólo por seguridad personal y de colectivo, sino también por lo laboral. La cautela estará muy presente”.
Marcel coincide y agrega: “Esta situación nos ha cambiado a todos, desde la esfera máxima personal a la laboral, pero hoy podemos decir que gracias a un protocolo como el que hemos compartido, podemos estar agradecidos de sumar estos ingredientes para ver una luz al final del túnel. La prudencia y la cautela nos permitirán seguir trabajando y sortear las dificultades”.
El audio en sala, de nuevo en la labor
Roger Marín, ingeniero de audio en sala de Love of Lesbian, narra su historia en este excepcional concierto:
“Cuando surgió la idea de este concierto, nos encontrábamos en plena pre-producción de la nueva gira del disco más reciente, así que nos supuso un alto en el camino ya hecho, pero encantados con la idea de poder realizar un evento de estas características con lo que eso conlleva, después de más de un año de parón de la música en vivo, era una oportunidad inmejorable para demostrar que se podían hacer este tipo de conciertos con la máxima seguridad posible”.
“En cuanto al sistema de sonido, se montó un sistema L-Acoustics, compuesto de 18 cajas K2, 12 cajas Kara y 16 subs K28, ajustado por el ingeniero de sistemas Josep María Riera. Como comenté antes, al ser un show basado principalmente en la anterior gira, decidimos montar la misma consola, una Midas PRO2 con un DL251”.
“Ya estábamos preparando la nueva gira con la nueva de Midas, Heritage-D, y gracias al distribuidor de la marca en España, Adagio, que nos la cedió, decidimos montar las dos consolas en cascada, los primeros dos días ajustamos el show con la Pro 2 y una vez lo teníamos todo preparado y ajustado, probamos a pasar a la nueva Heritage D, en seguida nos convenció su increíble sonido y su rápida curva de aprendizaje. Finalmente se hizo todo el show con ella”.
“Todo fue muy relajado en cuanto a montaje, tuvimos un día entero de montaje y dos de ensayo con la banda. Cada mañana, el personal sanitario nos hacía un test de antígenos, esperábamos unos 15 minutos el resultado y accedíamos al recinto del concierto. Una vez dentro, todo el día con la mascarilla puesta, era más seguro estar dentro del Palau Sant Jordi que afuera, realmente”.
“Puedo decir como aprendizaje, que la música en vivo no se puede perder; si se han de buscar fórmulas alternativas, se crean, la música no puede parar, ya no sólo para los que nos dedicamos a esto, sino sobre todo para nuestra sociedad. La música en vivo nos hace mejores y nos ayuda a todos”.
Monitores que vuelven al escenario
Por su parte, Jaume Fernández, jefe de monitores de la banda, vivió así esta singular experiencia:
“Empecé a trabajar con la banda en 2011 y para esta ocasión, el proceso de producción fue exactamente igual al de cualquier otro concierto de Love Of Lesbian. Diseño el rider de sonido de Love of Lesbian según el concierto a realizar y con la empresa proveedora de sonido del festival y a través del personal de producción de Management, acuerdo todo el set de monitoreo y las diferentes tomas de corriente necesarias para todo el sistema de sonido y backline. Además, en paralelo coordino toda la infraestructura de señal y patch, junto todo el control de monitores a través de nuestra empresa proveedora de sonido Araso, con la que trabajamos desde hace años”.
“Para el concierto del Palau Sant Jordi escogí la consola Avid S6L 32D. Desde hace un par de años estoy utilizando esta mesa con unos resultados fantásticos, tanto por su calidad de sonido, como por su versatilidad, fiabilidad y flexibilidad a la hora de configurarla. Además, complemento todo el set interno de efectos y dinámica, utilizando una serie de plug-ins Waves con un Extreme Server. En los in ears utilizamos Shure PSM1000 (x10) más una antena helicoidal para los músicos e invitados, y sistemas Sennheiser EW300G3 (x4) para el Stage Manager y los Backliners. Todo gestionado con el Shure Wireless Workbench”.
“Por otra parte, los músicos utilizan desde hace años audífonos Ultimate Ears, aunque últimamente algunos de ellos y yo mismo, hemos adquirido audífonos Jerry Harvey JH/16v2. En monitores de piso utilicé en esta ocasión monitores L-Acoustics X12 I en los side-fills, 4 L-Acoustics KARA, más 2 L-Acoustics SB28, todo amplificado con LA4X y LA12X, gestionados con una computadora con Network Manager. Para el baterista utilizamos desde hace tiempo un sistema de monitoreo Thumper Porter & Davies BC2rm”.
“El proceso de montaje fue muy similar al de la época pre-pandemia, con la excepción de la mascarilla FPP2, que se nos entregaba cada día al pasar el test de antígenos diario. La gente era muy consciente de las normas sanitarias. En cualquier caso, los únicos que utilizaban estos micrófonos eran los propios músicos y yo mismo en los momentos de las pruebas, nadie más. Respecto a las instalaciones (backstage, catering y demás), se siguieron escrupulosamente las indicaciones de las autoridades sanitarias junto con el coordinador sanitario, que estuvo presente todos los días”.
“Lo más difícil de esta situación es gestionar la distancia de seguridad marcada por las autoridades con cualquier persona de tu entorno de trabajo más próximo. No trabajamos en situaciones donde puedas comunicarte fácilmente a una cierta distancia, por lo que en entornos ruidosos como los nuestros es realmente complicado mantener esa distancia exigida. Por lo demás, con un poco de precaución y una buena higiene en las manos no hay más problema”.
“Creo que en una época anterior, nunca habíamos dado la suficiente importancia a la higiene cuando se manipulaba la microfonía. Desde que he vuelto a estar activo en lo laboral, evito en la medida de lo posible tener mucho contacto cuando chequeo los micrófonos de las voces y trato de mantenerlos totalmente limpios y desinfectados, junto con las maletas de todos los técnicos y músicos”.
La creatividad de los visuales continúa
Felipe Cardeñosa, de la empresa AudioVisualKollective, estuvo a cargo de las videoproyecciones en el concierto de Love Of Lesbian en el Palau Sant Jordi el pasado marzo. Él narra su experiencia en este evento que marcó un antes y un después en la producción de eventos en vivo en el país español:
“Hemos trabajado con la banda desde 2016; estuvimos en la gira de ‘El Poeta Halley’, en 2016-2017, ‘El Gran Truco Final’ en 2018 en Madrid y Barcelona, el concierto en las Fiestas de la Merced (Barcelona) 2018 y el concierto de la celebración de los 20 años de la banda en la Ciudad de México en 2018. El diseño de los contenidos evolucionó desde la gira de ‘El Poeta Halley’ al concierto de marzo pasado en consenso entre la banda, la compañía Somos Luz (encargada de la puesta escena y la iluminación) y AudioVisualKollective, (que se encargó de la realización del footage y la ejecución de las visuales en tiempo real). Se respetó la estética de las canciones clásicas del grupo, como ‘1999’ o ‘Ahí donde solíamos gritar’, por ejemplo), dentro de un look espacial que se ha ido actualizando”.
“Hay un viaje conceptual que parte de las ilustraciones de Sergio Mora (sergiomora.com) y su visión de lo espacial, que se explora dentro de un imaginario de cómic vintage. A partir de ahí se ha tratado de modernizar el discurso (conservando el mismo leit motiv), con piezas en 3D, en un trabajo en equipo, donde la iluminación y el video han ido de la mano para sumar y enriquecer a la banda”.
“Las videoproyecciones del concierto en el Palau Sant Jordi se ejecutaron con los siguientes equipos: Pantalla de LED de 12 por 7 metros y un pixel pitch de 5.9 milímetros, mezcladora Roland VR-50, computadoras Mac Book Pro con el software Modul8 y una cámara de alta resolución”.
“Mi aprendizaje en este evento fue muy significativo, pues el año pasado estuve ingresado en el hospital durante un mes y medio, con dos semanas en coma inducido debido a la covid 19 y neumonía bilateral. Después de una larga recuperación, el concierto del 27 de marzo fue para mí una resurrección artística. Participar en este espectáculo significó salir de la baja medica y volver a hacer lo que más me gusta; más que un reto, este evento fue un ritual de vida y sanación. Rodearme de amigos para conmemorar delante de 5,000 personas mi recuperación y el regreso de la música en vivo a los escenarios”.
Las luces, energía que libera
En la iluminación, Ezequiel Gómez, fundador y director de SomosLuz (somosluz.eu), tiene 12 años trabajando con el grupo. Para esta ocasión tan especial, el concepto lumínico trató de abrazar lo más posible al público con las luces y las imágenes, ya que los espectadores eran los verdaderos protagonistas de este evento. Así lo describe:
“Siempre estamos todos muy involucrados en todos los aspectos del show. Según las características de la producción, desde el estudio de Somos Luz, proponemos la idea inicial, que es contrastada con la banda, el management, la producción y el staff técnico. Soy el encargado de diseñar el espacio escénico en su totalidad, mientras que la creación de contenidos está a cargo de Felipe Cardeñosa de AudioVisualKollective y estos están trabajados conceptualmente con la banda, el management y conmigo. Los contenidos visuales para este show parten de las ilustraciones de Sergio Mora, a las que se añaden efectos y elementos propios que AV-K dispara en tiempo real. Yo me encargo de ubicar esos contenidos en su sitio, de matizarlos e integrarlos con la puesta en escena. Desde las primeras conversaciones, la producción de la puesta en escena duró casi un mes”.
“Mi aprendizaje de esta experiencia es que la cultura sin duda alguna es una necesidad básica y sentir el intercambio de energía en un concierto en vivo no tiene precio”.
Los equipos que se usaron en la iluminación fueron: luminarias Clay Paky A.leda K20, Mythos Robe Robin 800, Elan Strobe, máquinas de humo Robe Hazer, cañones Aramis 2500 y consola MA Lighting Grand MA2.
Junto con los fans y por supuesto, una banda como Love Of Lesbian, este staff será parte de la historia de la producción en España y el mundo, demostrando que la ciencia y la música tienen un fuerte lazo, donde la primera hará que la segunda vuelva a escucharse fuerte y claro, en vivo.
Entrevistas: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco