Tras el álbum “¡Dilo!” (2016), donde rinden homenaje a Dámaso Pérez Prado, Los Músicos de José (LMJ), se enfocaron en la grabación de su nuevo material discográfico, encerrándose en el estudio Mascota Récords desde el año pasado. Ahí, tomando el flujo creativo que les dejó aquel trabajo tributo, se permitieron abordar la composición, añadiendo lírica y explorando estilos: “La banda venía de un trabajo instrumental y una que otra colaboración —como la del MC Charlot—, pero no habíamos podido adentrarnos en aspectos como las vocales. Eso fue un aprendizaje, al igual que ritmos y cadencias del mambo que no se conocen tanto y que Dámaso usaba mucho, además de A go go y funk”, expone Aldo Max, líder del combo capitalino.
El todo y las partes
Esos elementos son los que acompañan el reciente material de la banda, cuya preproducción tuvo como base maquetas elaboradas por separado y que, entre otras canciones, dieron vida al sencillo “Chica Bum”, al trabajar al unísono en Mascota Récords, el project studio que Aldo ha ido acondicionando con lo necesario para las tareas de producción:
“Ahí llegamos con los tracks y nuestro proceso es grabar todos juntos. A partir de ahí decidimos qué funciona y qué no. Hicimos una primera tanda de seis tracks y estamos por grabar otros siete, pensando en tener un álbum completo. El método nos está funcionando: grabar sesiones completas y luego ir post produciendo”. En ese espacio, Aldo también se desenvuelve como productor y realiza proyectos de funk y cumbia, entre otros, los cuales vieron la luz al cobijo de la convocatoria Coyote Sounds, cuyo ganador pudo producirse con la tutela de LMJ.
Desde el álbum “Quasianimal” (2013), son David López y Aldo los responsables de la producción y grabación de LMJ, y toman como colaboración la intervención en el proceso de mezcla a personas como Eddy Kistler, quien hizo lo propio con el sencillo “Chica Bum”: “Es algo que nos acomoda; a él lo conocimos porque tiene su sello discográfico, Matanga Records, e hizo una colección de sencillos de varias bandas (se encuentra como Matanga Colección One), y quisimos sumarnos para dar impulso a su proyecto y generar inercia”, comparte Aldo.
La adaptación apremia. “Para nosotros sigue siendo nuevo el otro lado de la moneda, digamos, porque no hemos estado con una disquera; nos seguimos adaptando como todas las bandas al esquema de distribución y comercialización, y de todo eso armamos nuestro concepto de autogestión. Afortunadamente, hoy tenemos todas las herramientas en la palma de la mano para hacerlo, sin embargo se requiere de una organización grupal: hay que saber cómo dividir el trabajo y encontrar las formas y vías correctas para hacerlo. Ahora tenemos un equipo humano consolidado que nos ha costado formar estos años. Hoy diría que la evolución en ese sentido se refleja en consolidar un equipo de trabajo que funcione”.
“Cada quien toma un rol. Yo prefiero enfocarme en lo musical y tomo más tiempo en ello, pero no puedo dejar de lado temas como la distribución de nuestro material y el booking, cosas que, además como director, me pone cerca de quienes las realizan. Ahí está también la clave del progreso: la comunicación entre los miembros del equipo”.
Con la intención de generar un álbum completo y cubrir una estrategia integral de lanzamiento, el disco irá sonando por sencillos, como describe el también intérprete del saxofón en LMJ: “Para nosotros, el concepto del álbum sigue marcando a la banda, creemos que debe hacerse así porque nos parece importante retratar en una colección de temas una época del grupo. Por ello, si sacar un disco nos toma dos o tres años en promedio, nos gusta darle contexto, incluso visual, por lo que sentíamos o vivíamos en ese periodo”.
“Entonces jugamos con lo disponible en este momento que vive la industria, estamos en las plataformas digitales y demás, pero también nos gusta mantener la búsqueda en la presentación del objeto físico e incluso dar a conocer todos estos datos que apenas está llenándose en Spotify y otras plataformas, en torno a quién grabó, dónde, los créditos de todos. Algo que no se debería perder”.
“Respecto a la intervención de orejas externas para la producción, el proceso también ha permitido cimentar la confianza en lo realizado y solicitar atención cuando se intuye: “Soy muy autocrítico y con el tiempo también he aprendido a tener cierta seguridad en lo que hago en el estudio. Eso ha dado pie a que me sienta tranquilo si se trata de colaborar con alguien más y por ello ha sido afortunado cuando ocurre. Tras escuchar los tracks, valoramos el resultado y decidimos si invitamos a alguien para la mezcla. En el proceso de masterización, buscamos con quién porque no es algo que pueda hacer yo”, menciona Aldo.
Booking, el reto
“Hoy tenemos en México muchos espacios para tocar y todo depende de las metas de cada quien. Nosotros podríamos seguir tocando en los mismos foros, pero buscábamos otros espacios y públicos. Si bien aún no logramos tener tantas tocadas como quisiéramos, sí hemos tenido varias presentaciones en festivales que curiosamente se están abriendo a otras cosas. Primero, hay de todo a lo largo y ancho del país, y nos han convocado a unos de jazz y otros de rock; es curioso: ¡nos ven como los estudiados del rock o los rockeros del jazz! Hay una especie de limbo entre esos dos mundos, porque no tenemos una escena de funk como tal y esos dos mundos —rock y jazz— son los que justamente nos han estado coqueteando para tenernos sonando. Eso ha marcado un poco la historia de la banda, poder romper esas categorías y ampliarnos a espacios en el extranjero donde nuestra música pueda estar. Pienso que hoy se está abriendo más la oferta cultural y ojalá que siga así”.
Con el objetivo de presentar completa esta producción, la banda reporta listos dos temas más y trabaja en la estrategia de difusión que acompañará a las mismas al concluir el verano. Para Aldo Max, el trayecto trazado devela avance: “Este disco nos ha permitido mirar lo aprendido en todos estos años; entender cómo hemos diversificado las cosas y adaptarnos al momento. Si tengo que resumir la evolución de LMJ usaría esas palabras: aprendizaje y diversificación”.
Más de dos décadas de baile desde la independencia lo confirman.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco