Galardonada con el Premio Mujer Tec del ITESM Guadalajara, en la categoría Arte y Gestión Cultural, Laura Cerda es una ingeniera de grabación, edición y mezcla que ha marcado su camino desde Álamo Estudios, donde además funge como gerente general desde 2015. Entre sus créditos destacan lo realizado con la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, el Mariachi Vargas de Tecalitlán, Alejandro Fernández, Belinda, Ángela Aguilar, Reik, Banda MS, Camilo, Romeo Santos, Maná y Christian Nodal (con quien ha ganado el premio Latin Grammy en dos ocasiones, 2019 y 2022).
Nuestro estudio es una empresa familiar forjada desde abajo por mi padre; estuve desde los cimientos, instalación, la adecuación acústica y siempre me llamó la atención; por eso estudié Ingeniería en Electrónica”.
Talento de familia
Hija del músico, compositor y arreglista Manuel Cerda, la música ha sido parte del ADN de Laura, pero el gen se activaría a través de la ingeniería en el estudio de grabación; así lo recuerda: “Mi padre está involucrado desde finales de los años setenta e inicios de los ochenta en el ambiente de la grabación porque es músico. En los años noventa decidió montar su estudio de grabación en la Ciudad de Guadalajara. Yo estudié Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones y aunque la música ha estado conmigo toda la vida, pasé un tiempo trabajando en otra industria antes de involucrarme con ésta”.
“Nuestro estudio es una empresa familiar forjada desde abajo por mi padre; estuve desde los cimientos, instalación, la adecuación acústica y siempre me llamó la atención -por eso estudié Ingeniería en Electrónica, porque me gusta el ambiente de los equipos y los cables-, pero decidí entrarle tiempo después, tras haber obtenido el visto bueno de los socios; hoy tengo 15 años como gerente, además de continuar haciendo grabación, mezcla y edición; tuve la fortuna de que mis pininos en el audio fueran con la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro. Fui tomando experiencia y empecé desde abajo, jalando cables y cargando micrófonos, y afortunadamente tengo como compañeros y maestros a mi papá y al Ingeniero Alejandro Ramírez, quienes me han ido encaminando sobre el trabajo en el estudio: saber qué micrófono usar, dónde colocarlo y en qué posición, altura y demás. Luego de tres años ya hacía proyectos por mí misma, mezclando música sinfónica, que es una oportunidad que no muchas personas tienen”.
Junto al trabajo en Álamo Estudios, Laura se ha desempeñado también como docente en el TEC Campus Guadalajara, en la carrera de Licenciatura en Tecnología y Producción Musical: “Supe que estaban buscando personal, envíe mi currículum y enseguida, la que ahora es mi líder, me contactó y me dijo que era el perfil que estaban buscando. Empecé mi camino en el TEC hace un año apenas, imparto materias en tercero y cuarto semestres, como Acústica, Apreciación musical en la parte técnica, Aplicación de la tecnología electrónica enfocada al audio -donde los y las estudiantes conocen equipos desde cables, amplificadores, ecualizadores y demás- Técnicas de grabación, que es mi fuerte, y este semestre daré Proyecto de producción musical, cómo llevarlo desde el papel, la grabación, la promoción, derechos de autor y todo eso. Me gusta mucho estar en el aula”, afirma.
Sin tener un género musical preferido, la Ingeniera sabe que la clave para hacer trayectoria y reputación en este ámbito es entrenar el oído y mantenerlo actualizado: “Creo que estando en este ambiente no te puedes casar con un género, porque así como me puede gustar grabar metales o la batería, me puede tocar hacerlo para música norteña, pop o rock. Me parece que tener apertura es lo que atrae oportunidades. Yo le entro a todo, y si me dicen que hay que grabar un ukulele y nunca lo había hecho, me preparo, investigo cómo se graba, con qué micrófono, cuáles son las frecuencias. Me preparo para hacer bien las cosas, porque al final de cuentas, ya en el estudio, como pase la señal también cambia y hay que haciendo adecuaciones, pero una de las cosas es nunca decir que no y documentarnos”.
“Yo sigo preguntando, acercándome a la gente de mayor experiencia y mejor oído que yo y poniendo al día la tecnología que uso. Por ejemplo, el programa que uso tiene prácticamente actualizaciones cada año; no me quedo con la duda ni con miedo. De todo se aprende y en el estudio, de diez años para acá, me hago cargo de la empresa, desde las compras, ver clientes, agenda, cobranza, y todavía grabo y mezclo y doy clases. Es un poco pesado, pero cada decisión se pone a votación; doy mis argumentos de por qué conviene –ya con una investigación previa-; estoy consciente de que tengo que rendir cuentas y pido opinión”, expone puntual, la gerente.
Aunque está cada vez más familiarizado el ámbito de la grabación y la producción musical con la presencia de las mujeres detrás de las consolas, Laura sabe que la misión por tener equidad sigue: “Que te acepten atrás de la consola siendo mujer fue un gran desafío. Ese es un problema y todavía hasta hace un año me topé con un cliente que puso en duda mi capacidad y experiencia; una necesita seguir demostrando y por eso procuro estar con una sonrisa, por más ofensas que he recibido. Al final de cuentas los clientes y las personas para las que trabajo se dan cuenta de mi capacidad; yo entiendo esta resistencia porque todavía somos muy pocas las mujeres que estamos y hacemos cosas en el estudio de grabación”, apunta reflexiva.
Para mí, la música es algo que toca fibras, entonces hay que desarrollar un oído crítico y abrirse”.
Para quienes vienen
El consejo que brinda a las futuras generaciones es entrenar su oído y defender su conocimiento y experiencia siempre: “Actualmente hay muchos géneros que hacen cosas maravillosas, pero lo que la gente ha venido acostumbrándose a escuchar, en su calidad ha bajado y, hablando de calidad musical, de la captura, hay cosas que no tienen para mí la riqueza que tiene la música viva. Las generaciones nuevas se acostumbran a escuchar música que no tiene ningún sentido, que a lo mejor es agradable al oído, pero no tiene un trasfondo y para mí, la música es algo que toca fibras, entonces hay que desarrollar un oído crítico y abrirse. Mi padre siempre ha dicho que me diversifique. Les diría que nunca digan ‘no’ a hacer algo, lo más que puede pasar es que cuando vayas del lado de la consola no te guste el sonido y puedes hacer algo para modificarlo, para eso estás. Y a las mujeres les digo que no permitan que las menosprecien, ni que nadie les ponga el pie, porque todos tenemos la capacidad”.
Finalmente, la alegría que le da el Premio que le brinda el TEC de Monterrey, la motiva para continuar su historia en la música y la ingeniería de grabación de nuestro país: “Para empezar, que me den un reconocimiento es algo a lo que no estoy muy acostumbrada, porque lo mío es estar tras bambalinas, de manera que tenerlo es muy importante porque me visibiliza y que lo haga el Tec de Monterrey es algo grandioso. Ojalá muchas empresas hicieran este tipo de reconocimiento hacia sus mujeres, para que cada vez seamos más desempeñándonos en todas las industrias”.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco