Javo Barrera, un músico versátil y multifacético

Con créditos como baterista, compositor, arreglista, productor y director musical de artistas como Natalia Jiménez, La Quinta Estación, Cristian Castro, Carlos Baute, Emmanuel y Alejandra Guzmán, entre otros, Javo Barrera es un músico que, radicado en Los Ángeles, ha decidido consolidar su propuesta solista. De ello dan cuenta, poco a poco, las entregas “Javo Personality”, “Relaxing Light Music” (2015), “Far From Home” (2017) y ahora, “Against the Nullah” (2019), su cuarta producción discográfica desde la independencia.

Un sonido forjado en la apertura

“Para mí, mantener un equilibrio entre la vida personal y la profesional es un arte, lo que me ha puesto con personas abiertas a ideologías en la vida y en la música, y así he podido explorar muchos géneros. No me he quedado nunca con uno, sí estoy muy metido en el jazz, pero disfruto del progresivo, el rock, la música clásica, electrónica, el reggae o el regional, pero me inclino mucho por el jazz, porque ofrece total libertad de expresión y puedo componer cualquier cosa siguiendo reglas de composición armónica y rítmica, más el extra de la improvisación. Me encanta sentir esa libertad”.

“Mi apertura también se debe a una consolidación de estar tantos años en diversos géneros, acompañando a diferentes artistas, además de las sesiones en estudio que me han hecho crecer mucho. Mi mentalidad al participar en los proyectos es que sigo lo que la canción, el género, artista o productor requiere; eso me ha ayudado a ser menos egoísta y enfocado en mis ideas, lo que me ha permitido encontrar mi sonido. Al paso de los años se ha visto el resultado, yo mismo lo escucho en los discos que he grabado, se nota esa madurez y la gente me lo comenta. Soy un músico versátil y multifacético”.

“La experiencia de empezar a grabar con mis hermanos (en B4 y sus discos solistas), fue importante; un taller de experimentación muy fuerte entre nosotros. Hice mi primer disco, ‘Javo Personality’, el más experimental, con cosas electrónicas, cubanas y jazz; luego lancé ‘Relaxing Light Music’, porque me gusta mucho la meditación, es música de relajación. Ya en Los Angeles, donde vivo desde 2012, consolidé el disco ‘Far From Home’ con músicos de todo el mundo, gracias a la nueva tecnología que nos permite grabar desde Europa, Estados Unidos y México; es la misma fórmula que tomé para el más reciente, ‘Against the Nullah’. Estos dos discos plasman el sonido de mi proyecto”, menciona el baterista. 

“Para mí, mantener un equilibrio entre la vida personal y la profesional es un arte, lo que me ha puesto con personas abiertas a ideologías en la vida y en la música, y así he podido explorar muchos géneros”.

Composición: entre el oficio y la identidad

“Estudié composición y arreglo en la Ollin Yoliztli y llevo muchos años dirigiendo y haciendo shows en vivo para el pop”, menciona Javo. “Me ha gustado enfocarme, no sólo en la batería, sino en los arreglos y eso me ha cambiado la mente. No es el mismo proceso que cuando compongo o hago las cosas para otros; en mis trabajos me conecto a full con mi parte emocional y estoy muy pendiente del estado de ánimo que tengo, termino las canciones en función de eso, sin preocuparme por la parte intelectual, lo teórico de la armonía o los acordes, porque siempre he algo rebelde con eso, aunque conozco las reglas. Esa postura me ha funcionado muy bien para mostrarme honesto en lo que hago”.

“Para este disco me senté a componer muy conectado con mi parte espiritual y emocional. También es resultado de que, desde cuatro años para acá estoy conociéndome a fondo. Es un trabajo de todos los días y de eso se trata el disco: el concepto es una metáfora de la vida adulta que nos pone en un consumismo y una energía de la que es difícil salir, tantito pasa y vas en contra de esa ola gigante de energía y la idea es tomar esa contracorriente de manera espiritual. Buscar honestidad desde adentro y poder vivirla sin ser juzgado”.

“Against the Nullah” en grabación

“Me tomó dos años componer y un año grabarlo”, recuerda Javo. “Tengo un home studio donde hago tracking y mis cosas de arreglos; ahí grabé las baterías y algo de percusión. Tengo Pro-Tools, micrófonos Audix que le van bien a la acústica del cuarto, y Armando Ávila, con quien trabajo mucho, me pasó unos overheads Oktava Microphones impresionantes. Mi batería es DW, tengo varios kits, parches Aquarian, platillos Paiste y de baquetas estoy patrocinado por la marca mexicana Montano que hicieron mi modelo signature, fabricadas cien por ciento en México. Uso unos Ultimate Ears y cosas de Native”.

“Los músicos que me acompañan los he conocido desde que me mudé acá, he tocado con ellos y son increíbles personas, lo que era importante para que fluyera el concepto del disco. Están Fausto Cuevas en el cajón; en los pianos, el colombiano Milton Salcedo, el español Gabriel Peso, con quien he tenido varios conciertos de mi proyecto; Jorge Pacheco, el cubano Julio Quevedo, en los bajos estuvo mi hermano Iván; Greg Buchet (leyenda del bajo de los años sesenta en el gospel y el primero que me abrió las puertas en Los Angeles); Anthony Rowfaud, con quien hemos hecho muchas sesiones de grabación, y como invitados especiales estuvieron Fernando Acosta (clarinete), Arturo Solar (trompeta), Héctor Gallegos y Daniel Velasco (guitarras), y Donald Hein (saxofón). Nos tomó un año tener todas las tomas por las agendas de todos”, explica Javo. 

“Para este disco me senté a componer muy conectado con mi parte espiritual y emocional”.

La colaboración hace el camino

“John Gibbe está como coproductor. Lo conozco por lo menos veinte años y sé que su profesionalismo es enorme. Él nos grabó el segundo disco de B4 y desde entonces llevamos el vínculo. Participó en mi disco anterior y esta vez se metió mucho más en el sonido, tuvo ese rol de productor para sugerir, cambiar sonidos de bajo, teclado, guitarra, y fue así que coprodujimos. Yo le mandé todo grabado y él trabajó en cuanto a estructuras y sonido”. 

El proceso fue el siguiente: “John hizo la mezcla de las grabaciones en crudo; hablamos antes para ponernos de acuerdo. Le envié todo (ahora vive en España). Primero hice las maquetas en mi estudio (con el piano estructuré las canciones); el bajo lo grabé también con el teclado y la batería, y eso se lo envíe a los músicos. Sobre los archivos que me regresaron, volví a grabar la batería. Hubo un tema en especial, ‘Behind the Tree’, donde grabé tres baterías distintas. Es una pieza cien por ciento percusiva contemporánea, usé tres set de platillos, tarola y todo, y las fui ajustando al concepto de la canción. Estoy muy contento con el resultado de lo que aportó John. La masterización la hizo Arturo Gutiérrez, un mexicano que vive en Los Angeles que trabaja en un nivel alto, tanto análogo como digital”, señala Javo Barrera.

“El arte de ‘Against the Nullah’ lo hizo Gerry King, otro mexicano que también vive en Los Angeles y que logró una especie de pintura digital que describe el concepto de liberación y autenticidad de fondo, de alma. Es como mi avatar, lleno de las emociones y sensaciones que me dan esos pensamientos sobre ir a contracorriente, lleno de color. Nos tomó seis meses llegar a eso y quedé feliz”, comenta entusiasta el baterista.

Con un equipo de trabajo del que forma parte su hija Angélica Barrera en el management y logística, y John Gibbe para realizar actividades de booking en España, Javo Barrera sabe lo que significa ser músico independiente: “Al salir la inversión de tu bolsa tienes que optimizar y de pronto es muy fácil caer en la trampa de tener miedo a perder el control, por eso debe haber alguien enfocado en eso, de toda confianza, para que las cosas pasen: en mi caso, tocar mi música en vivo lo más posible”. 

Para el ganador del Grammy, en la música no hay que olvidar: “Debemos tener respeto por nosotros mismos y en la música es primordial tener disciplina y estudio, reflexionar sobre el hecho de que si bien hay más información que invita a tomar atajos y sentir que con eso ya están listos, la realidad no es así. En definitiva debe haber disciplina, y luego entender que no todo es individual e impersonal; se debe socializar, juntarnos con otros músicos, en un proceso en el que nada es rápido y todo toma su tiempo”.

Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco