Festival Ciudad Altavoz, la responsabilidad de brindar cultura

Como parte de la plataforma para seleccionar a las 28 bandas que participarán en el Festival Altavoz, uno de los eventos más importantes para la música en Colombia, el Festival Ciudad Altavoz cumplió su edición número 17 con la pandemia que estamos atravesando y fue así como se convirtió en un festín musical en línea que mantuvo su tradición de presentar al talento local: más de setenta bandas colombianas que dan testimonio de la inventiva creativa de la zona.

Ajustes necesarios

Desde la ciudad de Medellín se apreciaron las actuaciones de los combos parceros, de donde se eligieron a los que participarán en la edición del Festival Altavoz a finales de este año, junto a bandas internacionales. De cómo se adecuaron habla Felipe Grajales Mejía, director artístico del evento:

“Ciudad Altavoz dura casi siempre tres días y ahora fueron siete. Las bandas locales que se presentaron lo hicieron por convocatoria. Hay que recordar que el evento es de la alcaldía de Medellín y es la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín la que abre la convocatoria, de manera que hay un jurado que selecciona las setenta agrupaciones y se presentan en dos escenarios alternos o incluso tres. Este año, con el confinamiento sanitario, el festival se fue a siete días para tener a todas las bandas en su categoría: metal, electrónica y alternativa, rock, reggae, rap, hard core y punk, cumpliendo con todas las condiciones sanitarias impuestas”.

“El manejo de la cantidad de escenarios se decidió luego de tener conversaciones con la comunidad y la Secretaría de Cultura; ese acomodo fue el que mejor nos quedaba y garantizaba la filosofía de escuchar a la comunidad”, continúa Felipe.

El reto digital

La premisa en la producción de Ciudad Altavoz era una: evocar la dinámica del festival: “El público ha respondido muy bien y nos dieron comentarios a favor, teniendo ventajas como los amigos que se conectaron para verlo y recomendarlo y eso ha sido también algo muy interesante: tener la oportunidad de expresarse abiertamente”.

“Normalmente, el Festival se transmite en línea, especialmente el más grande al final del año, pero la decisión en esta ocasión tan particular fue mucho más allá y el objetivo fue dar al público la sensación de vivirlo desde casa, que es algo completamente diferente en la forma de trabajarlo a como lo hacemos con la gente”, expresa el directivo.

Entre los cambios para enriquecer el vínculo con el público desde la transmisión está haber convocado a presentadores musicales para realizar entrevistas a las bandas: “Siempre los ha habido, pero ahora, cuando terminó la banda de tocar, pasó a entrevista. Entonces trajimos a los mejores periodistas de música de la ciudad (tenemos mucha tradición en eso), y esta conexión fue como un extra para la gente. Así, la banda tuvo la posibilidad de que los conocieran un poco más y saber de dónde son y qué los mueve”.

Adecuarse a las restricciones sin perder efectividad y emotividad

“Por ejemplo, se ampliaron las áreas de trabajo y hubo un tema fundamental: debía haber medidas marcadas para que los músicos estuvieran separados dos metros; el protocolo fue muy estricto, con gel y tapabocas. Los artistas suelen intercambiar lugar entre ellos y ahora no, estuvieron delimitados y tenían que respetarlo, estos fueron los cambios más radicales en ese sentido”, explica Felipe.

“Para la transmisión, el número de cámaras también fue diferente, pues al habitual de tener para CCTV, en esta ocasión se pidió uno para tomas en vivo; en el sonido no hubo un PA, lo primordial fue el monitoreo para las bandas y la consola que se usó estaba pensada en que la señal saliera bien en televisión. Fueron muchos cambios, pero nos adaptamos bien”.

“El montaje se empezó una semana antes, se realizaron pruebas en domingo y el lunes arrancamos con las bandas. Fueron pruebas de audio para tener la mejor calidad posible y prever lo necesario. Por la Covid-19, dos bandas tuvieron problemas con el vuelo de sus integrantes y no pudieron presentarse, así que dos grupos que estaban esperando pudieron entrar”.

Al estar al frente la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, el staff de Ciudad Altavoz está contratado por la alcaldía de la ciudad y siempre son proveedores y gente distinta para la logística y montaje, pero han logrado establecer un estándar en el personal: “Siempre hay cambios, pero al ser la Secretaría la que toma el control ha sido un proceso sólido. La verdad estoy contento porque siempre escogen bien; lo que tocó fue adaptarnos a las medidas y el formato de la transmisión”.   

Felipe reflexiona: “Me siento orgulloso de que hubo muy buena logística y en lo técnico todo se resolvió muy bien; las bandas tuvieron las condiciones perfectas para hacer una buena presentación. Hay que recordar que las bandas no se habían subido a un escenario desde marzo y estaban felices; volver al escenario es una energía muy bonita y eso ha hecho especial lo que se vivió acá”.

Aprendizajes

Ya se han elegido las 28 bandas que estarán en el Festival Altavoz a fines de año. En Colombia se ha ido paso a paso: “Hemos trabajado conforme se ha podido, la prioridad fue cuidar a la gente y a los artistas y lo que era importante era definir qué se haría. Como lo dijo la Secretaria de Cultura: ‘hay que pensar en los músicos y en toda la gente alrededor de ellos’. Estamos aprendiendo mucho: otras maneras de relacionarnos con el público”.

“La pandemia nos está moviendo a todos y se están estableciendo otras formas de disfrutar los festivales. Me quedo con eso y también con valorar esto que tanto amamos, porque pasamos mucho tanto tiempo sin ver una banda en vivo y supimos que lo que hacemos es muy importante. El valor de la cultura para la ciudadanía; es necesaria”, concluye con acierto Felipe.

Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco