CAST, la clase felina del siglo XXI

Old possum´s book of practical cats es el título de los poemas de carácter felino que T. S. Eliot escribió durante los años treinta del siglo pasado, un trabajo que en 1981 fue trasladado al escenario del New London Theatre bajo las leyes de un musical, aunque con un nuevo nombre: Cats. En México, la puesta en escena fue estrenada hace veinte años con gran éxito, consiguiendo logros que en 2013 aún siguen reverberando. Sin embargo, a Gerardo Quiroz Producciones le gustan los retos, por eso la empresa se ha atrevido a revivir una historia que, musicalizada por Andrew Lloyd Webber, llega hoy al Teatro San Rafael más sana que nunca gracias a que los avances de la tecnología se encuentran a favor de sus maullidos.

Gerardo Quiroz sabe de teatro. De hecho, fue actor en una época temprana de su vida. Sin embargo aquel hobby quedó atrás una vez que comenzó a dedicarse a la producción, hace 22 años. “Para mí, la actuación fue un pasatiempo que me abrió las puertas del mundo que hay detrás de ella”, explica Gerardo, y se refiere precisamente a obras como Amor sin barreras, Anita la huerfanita, Vaselina, Pinocho y seis decenas de obras más, donde fue “responsable de todos los canales que intervienen en una obra; cuestiones legales, patrocinios, sindicatos, relaciones comerciales, humanas y públicas”, como él mismo explica. Esta experiencia y aprendizaje que el productor atesoró se aplica hoy día en Cats, cuya preproducción arrancó “hace seis años, sin que nadie lo supiera. Porque entonces luché por los derechos de la obra. Había seis solicitudes antes que la mía, solamente de México, pero desde que nos eligieron comencé a planear diseños innovadores, pero que no rompieran con la idea original. Siento orgullo, satisfacción y compromiso respecto a mi trabajo porque soy la cabeza y debo ser claro con mis mensajes: pulcritud y exactitud, para que el publico se sienta recompensado a la salida del show, para que note que valió la pena gastar el dinero que invirtió en su boleto”.

La filosofía de Gerardo Quiroz es de lo más clara: “en el teatro las cosas sólo pueden hacerse de una forma, y ésta es bien. No hay más. Yo pienso que al público hay que respetarlo de manera religiosa, porque estamos aquí gracias a él. Por eso todo tiene que funcionar correctamente: las luces, el audio, la escenografía. Yo confío en mis técnicos e ingenieros, por algo están aquí; hice castings hasta de compañías de efectos especiales. Definitivamente en Cats están los mejores”.

“El productor debe estar pendiente de las necesidades del público, de las cuestiones técnicas en el escenario, las instalaciones y el personal. Resulta inherente a la actividad de la producción estar conectado con todos los elementos. Por eso la mejor herramienta de un productor es la comunicación”. Gerardo considera que debe ser un poco como un psicólogo, pues tiene a su cargo a más de cien personas, “y cada una de ellas cuenta con un criterio distinto respecto al teatro”. Las audiciones para Cats se llevaron 45 días, y de entre dos mil asistentes se eligieron 60, de los cuales sólo 20 son titulares. Se trató de una tarea complicada, pues “una obra como Cats requiere de gente que sepa actuar, bailar y hacer acrobacias. Sin embargo, durante este trabajo de selección, nos dimos cuenta de la capacidad artística que hay en México y de que con una buena dirección podemos competir con cualquiera: holandeses, alemanes o gente de Las Vegas. En ese sentido, Cats es un show que cumple las expectativas de un público exigente”.

Ahondando respecto al nivel de las puestas en escena que se producen en México, el productor de Cats México abunda que “lo más difícil es mantener la calidad alta. Trabajamos de lunes a domingo, tanto en el teatro como en la oficina me la paso negociando y revisando números. Para mí, esto no es un hobby”, concluye Gerardo. Cabe destacar que además de su labor como productora de teatro, Gerardo Quiroz Producciones también ha abierto el Centro de Capacitación Artística Pedregal (CECAAP) y el Centro de Capacitación Artística Infantil (CECAI). Cats es su producción número 66.

Sonido por los callejones

Isaías Jáuregui, reconocido diseñador de audio especializado en musicales, llegó a la producción de Cats poco antes del estreno, pero de inmediato trabajó duro para lograr que el sonido fuera el mejor para la obra. “Cats es una obra compleja, con más baile que canto y cuya música me pone la piel chinita cada vez que la escucho. Es preciosa, desde el inicio”.  Adentrándose en las entrañas de la puesta en escena, Isaías explica: “Siempre he creído que en el teatro musical se requiere más cobertura que presión sonora. Para Cats utilizamos altavoces convencionales porque esto es lo mejor para un musical. En este caso, el teatro San Rafael me ofreció el equipo que tenía (Meyer Sound) y lo encontré perfecto, sólo lo complementé con algunas cajas centrales y unos delays en el mezanine”.

“La microfonía es de Shure –continúa el diseñador de audio-, mientras la consola es una Yamaha CL5, de la serie más reciente”. En el escenario, Cats cuenta con 24 voces y 24 micrófonos, y este punto vale la pena recalcarlo, pues se trata de números que son sinónimos de que ya existe una cultura entre los productores, una que, a diferencia del pasado, ya no considera que sólo la iluminación es importante; sino el audio. En ese sentido, deben atenderse detalles mínimos, por ejemplo, “hay que saber diferenciar: si algo no se escucha, bueno, es problema del operador; pero si lo que ocurre es que no se entiende, hay que buscarle por otro lado. Ésta es una obra compleja; hay elenco, técnicos, músicos, y todos están haciendo bien su trabajo. Lo supe desde mi primer ensayo, todo iba bien pero deberíamos seguirnos puliendo, avanzando. Hoy día los mismos operadores siguen haciéndome indicaciones porque todos estamos en el mismo canal: antes, el audio solía ser lo último que se atendía; pero esta vez no es así, tanto las luces como el audio son de primer nivel y se atienden con el mismo ímpetu porque ambos puntos se complementan”.

Respecto a lo hecho veinte años atrás, Isaías habla del reto que significa aquel referente: “existen comparaciones, claro, pero también con lo hecho en Broadway. En el mundo del teatro se trabaja por amor, yo llevo doce años haciéndolo; aquí está mi pasión”. La presión durante el show es dura, continúa Isaías Jáuregui; “a veces llegan artistas a hacer su número y quieren monitores, con todo, pero pronto comprenden que esto es teatro, que hay que adaptarse. Inclusive, arriba hay cobertura, tenemos side fill y back fill, cuatro UPJs donde mandamos mezcla de toda la orquesta y damos a los actores principales un poco de voz dentro del escenario”.

Para cederle la voz a Luigui Sandro Cruz, operador de audio, Isaías revela que, hablando de decibeles, “en escenario estoy entre 85 y 90. Cuando entra sólo la orquesta, entonces subimos un poco más, para que la gente goce de los matices”.

Por su parte, Luigui comenta que empezó a trabajar en teatro con Los Miserables y José El Soñador, fue entonces que aprendió la importancia del trabajo de un operador, pues su labor consiste en que la obra se entienda; “porque por más bonita que se vea, si no se entiende todo lo que dicen los actores el show se cae. Para él resulta un reto hacer el audio de Cats, sin embargo la CL5 de Yamaha, así como el apoyo de Isaías, resultan determinantes para llevar a cabo con eficiencia su labor. “La primera ventaja de la CL5 es el tamaño, es compacta, estiras la mano y todo está cerca, además la pantalla táctil es muy útil. Sus pre amplificadores son muy cálidos y su respuesta es al tacto”.

Respecto a la microfonía usada para la puesta en escena, Luigui Sandro Cruz considera que “lo más difícil es su cualidad omnidireccional. Tenemos más de treinta micrófonos en escena y esto significa que, casi obligadamente, existirá un desfase. Desde los ensayos llevamos a cabo ajustes y decidimos cuáles micrófonos están fuera de fase así que lo primero que hacemos es desfasar, ya si sigue el problema empezamos a dejar uno”. Luigui indica que Cats “es un musical donde hay que trabajar a mil por hora. Tenemos un guión que seguimos, pero con reservas. Es decir, hay operadores que por seguir dichas indicaciones olvidan que la gente no entiende lo que se dice en el escenario; así que hay que leerlo, pero seguir escuchando lo que ocurre bajo reflectores. Con el micrófono omnidireccional, conforme se suman elementos todo empieza a engordar, así que si cantan dos personas tenemos que actuar como si en realidad lo estuvieran haciendo cuatro, pues bajo las condiciones en las cuales trabajamos los graves tienden a engrosarse”.

Si de hablar de la música se trata, Luigui tiene bien claro que debe tenerse cuidado de no someterla, “lo que hacemos es trabajar mucho previamente, aprendiéndonos la obra y la música de la misma. Por poner un ejemplo, tenemos que estar listos para ese segundo de silencio donde el actor se cae al piso para respirar, porque justo ahí la música marca el matiz”. Finalmente, el responsable de la operación de consola en Cats ejemplifica puntualmente la importancia de su trabajo: “si la gente sale del teatro diciendo que la obra está padre porque se trata de gatos, pero sin entender de qué se trató, algo anduvo mal”.

Para entender cada maullido

Con más de 40 actores que requerían microfonía durante la obra, en una operación que debía ser estratégica, la selección de los equipos fue cosa seria. Los ingenieros Manuel Tapia, Luis Peña y Ángel Ahuactzin, de Representaciones de Audio, distribuidor de Shure en México, fueron los responsables de toda esta parte y cumplieron con las necesidades de la aplicación. Manuel comenta: “Los equipos se escogieron principalmente por el número de frecuencias que se requerían. Cuando la producción pidió 40 sistemas en escena supimos que era muy difícil hacer esto debido a la congestión de frecuencias inalámbricas, así que nos decidimos por la serie ULX-D. Los cálculos previos los hicimos con el software de coordinación de frecuencias de Shure”.

“La serie ULX-D es un sistema que permite audio digital y es sumamente estable, lo que permite hacer más eficiente el espacio de espectro disponible. Cuenta también con el protocolo de comunicación digital Dante y se puede integrar a la consola que se está usando en sala, además de que tiene baterías recargables, lo que ha sido muy importante para la producción. La batería tiene una duración promedio de 11 horas, entonces en un día de una o dos funciones utilizan muy bien con una sola carga, además de que en Cats los actores usan trajes muy entallados y sería muy difícil cambiarlos en el momento de la actuación”, señala.

Luis Peña continúa: “Cuando supimos de la elección de Shure, pudimos hacer un escaneo de frecuencias y nos llevamos el Axient AXT 600 de banda ancha y se hizo un barrido de éstas para saber qué rango de frecuencias eran los óptimos para los 40 sistemas. Con base en esto, escogimos dos rangos diferentes, además de que todos los sistemas están como receptores dobles. Debido a la configuración que ellos manejaban y cómo querían seccionar sus micrófonos se hizo así (hay 32 sistemas para los actores, pero ocho más se usan en otras aplicaciones), además de los racks que ocupan, la distribución de la señal y la integración con Dante”.

“La instalación completa se hizo en varias partes, en lo que se complementaba el diseño sonoro en el teatro, pero se acabó en un día. Afortunadamente nosotros pudimos determinar las frecuencias que se usarían y el sistema fue y es muy confiable. Nosotros estamos muy tranquilos porque el espacio que escogimos es el más limpio de la ciudad de México en cuanto a frecuencias. Todo el escaneo de frecuencias se hizo con el ULX-D”, continúa Luis.

Manuel continúa con la explicación: “Estamos usando las pastillas WCB6T, con una técnica donde los actores las usan en la frente, sin pegarlas, para que no tengan problemas debido al sudor y al movimiento intenso propio de la obra”.

Para concluir, Ángel Ahuactzin comenta que “la serie ULXD es un equipo pensado para responder bien ante condiciones demandantes. Probamos todo tipo de micrófonos, hubo un periodo de prueba donde revisamos las sensibilidades y también atendimos las preferencias y necesidades de cada actor. Por otro lado, el body pack del sistema que usamos es de lo más resistente, pero a la vez ligero. Las baterías recargables son también muy importantes y además, ahora todo es más exacto: el micrófono deja saber con precisión lo que le queda de energía”.

Luces que enmarcan la noche jélica

Gustavo Ortega, iluminador responsable en cada función de Cats, tuvo la oportunidad de trabajar veinte años atrás en la primera puesta en escena de Cats, mientras hacía sus pininos en el área de iluminación. Ahora se especializa en programar los cues de acuerdo al diseño lumínico de Manolo Toledo y revela que para la nueva versión del musical, “usamos luminarias robóticas SGM, mientras la consola es una MA Lighting. Ya había trabajado con estos dispositivos en otros espectáculos y me gustan; la ventaja es que con las luces robóticas se ahorra tiempo”. Respecto a la preparación de su trabajo, Gustavo explica que, efectivamente, hay un libreto de seguimiento, “pero yo tengo todo en pantalla y conozco bien la obra, así que también tomo como guía la música y los diálogos de los actores”. Para finalizar con su departamento, y enlistando las luminarias, Gustavo habla también del uso de dos seguidores frontales y hace hincapié en atender la luna y el telón de estrellas en el escenario, pues crean una ambientación especial que cambia según los diálogos y los compases se suceden. La luna en escena es especial, puesto que integra una luz que de acuerdo a su intensidad marca el transcurso de la noche en la que se reúnen los gatos jélicos.

Música total

Y ya que se pisa el terreno musical, Juan Manuel Miguez, director musical de Cats, habla de las partituras creadas por Andrew Lloyd Webber: “los ejecutantes debieron ensayar duro antes del estreno, pues éstas no son partituras que se lean fácilmente”. La dotación instrumental del musical se compone de flauta, clarinete, saxofones soprano, tenor y barítono, trompeta, xilófonos, timbales, trombón, dos teclados, percusión sinfónica, batería, bajo, guitarra y juguetes varios, cuyos ejecutantes se encuentran en una fosa, es decir, están aislados y solamente saben lo que ocurre en el escenario gracias a sus monitores y una pantalla que les indica los movimientos arriba. “En los musicales se trabaja así. Juan Manuel usa sistemas personales de monitoreo porque, “no llevamos secuencia, sino metrónomo, y usamos monitores de piso para que los alientos sientan cerca al resto de la orquesta”.

Ya en el terreno de los maullidos, Manuel Landeta hace el papel de Gatusalem, el miembro más sabio de la colonia felina, y estuvo en la primera puesta en escena de Cats en México, hace un par de décadas, así que resulta ser la persona indicada para hablar de las diferencias entre ambas versiones. “La verdad es que después de este tiempo sí se siente el cambio técnico, y lo mismo ocurre en lo que respecta a la actuación; todo ha evolucionado, todo suena mucho mejor que en aquel entonces y se ve mejor también. Hay que medir la situación con justicia y reconocer las mejoras, pero tampoco hay que olvidar la historia  y recordar que Cats marcó un principio para los musicales a nivel mundial, uno de gran formato. Actualmente somos treinta gatos con micrófonos. Y no es un asunto sencillo. Por ejemplo, yo llevo una peluca inmensa, barba y un abrigo. Y ni modo, a veces hay que lidiar con ciertos baches, en ocasiones no me oigo del todo bien, pero en sala siempre se escucha perfecto”.

Manuel habla del éxito de la obra, del génesis de su buena estrella: “tenemos agotado el boletaje de las funciones porque esta obra invita a asistir, pero también a regresar y a recomendarla a otras personas. Gerardo Quiroz se ha pulido cada vez más y hacer esto no es fácil. Hay que tener en cuenta que lugares como Broadway tienen muchos espectáculos a lo largo del año, pero en México hay muchos menos, por eso los que marcan una época son especiales y Cats es uno de ellos. El arte es de apreciación personal, pero a la gente le gusta mucho esta obra, así que formar parte del reto de traerla a la realidad es maravilloso. Toda la compañía es espléndida, cuando estoy inmóvil en el escenario por un momento luzco como un espectador y es entonces cuando gozo mucho del talento y pasión de mis compañeros porque descubro que formo parte de un espectáculo en conjunto, cuya energía es notable”.

Es la mente maestra de Gerardo Quiroz Producciones quien coloca el punto final a esta visita inigualable a un mundo felino donde, lejos de anticuadas farolas, se aprecian luces robóticas y las maullidos se amplifican con impecable ecualización: “una pregunta que mucha gente debe hacerse es ¿cómo se ve Cats veinte años después de que se estrenó en México? ¿Qué le van a agregar cuando había prácticamente nada más por añadirle? Y la respuesta es muy sencilla, y opera como invitación para venir a disfrutar de los resultados: se han adherido cuestiones técnicas. Simplemente todos sus detalles están actualizados”.

Redacción: Alejandro González