La nueva película de Jonás Cuarón, “Chupa”, es una aventura de ficción y drama familiar inspirada en la leyenda del Chupacabras, que cuenta la historia del pequeño Alex y el hallazgo que representará para él asimilar el legado de su vínculo mexicano-estadounidense, en su ayuda por proteger a Chupa -una criatura fantástica- y apoyarlo para reencontrarse con los suyos.
La cinta se estrenó el mes pasado en Netflix, ubicándose en el top 10 de lo más visto en México y tiene en su score los créditos de un crew mexicano que participó desde el concepto hasta su grabación en los estudios de Sony Music México, bajo el comando de la dupla formada por Camilo Froideval y Dan Zlotnik, quienes comparten aspectos clave para llevar a buen puerto la misión, con Avid Pro Tools como su principal herramienta.
Al ser una película estadounidense que transcurre en México, Chupa tiene muchos elementos y momentos locales en el score que compuso Carlos Rafael Rivera, por lo que llegamos a la conclusión de que se necesitaba que músicos de mexicanos fueran los que grabaran”
Dan Zlotnik
Guía sonora: intención e identidad
En esta película, Dan y Camilo se encargaron de dos cosas: la primera, lograr identidad interpretativa mexicana desde la selección de músicos, y lo segundo, armar la grabación orquestal con la certeza de que los músicos participantes entenderían cómo tocar la música y de qué trataba la historia: “Al ser una película estadounidense que transcurre en México, tiene muchos elementos y momentos locales en el score que compuso Carlos Rafael Rivera, por lo que llegamos a la conclusión de que se necesitaba que músicos de mexicanos fueran los que grabaran, porque entenderían desde un asunto como el chupacabras hasta hacer cosas que no fueran estrictamente mariachi, pero que se acercaran mucho o, no estrictamente instrumentos precolombinos, pero que sí hubiera elementos cercanos a eso”, comenta Dan.
“Esto tiene que ver con la forma de tocar los instrumentos y las raíces mexicanas. Por ejemplo, ser consciente de que un guitarrón tiene una pequeña coma en la afinación o la forma como debe hacerse sonar una vihuela, son cosas que tiene asimilado el músico local. Y acá tuvimos a unos músicos brutales, como Rodrigo Duarte tocando el guitarrón y la vihuela; a Celso Duarte en el arpa veracruzana, Diego Espinoza en percusiones extrañas y marimba chiapaneca, e incluso pasó esto con los músicos clásicos involucrados, todos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la Sinfónica de Minería. Y esto nos permitió tener ese sabor que se requería. Esa fue la primera parte de lo que hicimos”, complementa Camilo.
“En ese sentido”, comenta Dan, “fue muy atinado de parte de Carlos que se hicieran las cosas así, porque cada vez que se paraba frente a la orquesta y les hablaba, había la empatía de tener un mundo muy común, lo que se sumó a la idea de Jonás de tener esta historia universal, una película para niños que es una aventura increíble, con la música escrita por Carlos Rafael -que tiene raíces latinas muy fuertes-, sabiendo que los músicos mexicanos podían dar el toque que se necesitaba”.
“En un primer momento se había contemplado hacer esta música en Abbey Road, pero finalmente lo hicimos en los estudios de Sony Music y estamos muy contentos de haber logrado lo que hicimos y donde añadimos tecnología de muchos lugares para conseguirlo”, destaca Milo.
“Creativamente tuvimos una relación muy cercana con Carlos y todo el equipo. Nos dieron mucha libertad: tuvimos todos los materiales disponibles (cues, partituras, MIDIs) para decidir dónde nos parecía que podíamos aportar algo. Su generosidad fue notable en ese sentido y nos dejaron hacer lo que quisiéramos y lo que necesitara la película para hacerla mejor, sumando cualquier cabeza creativa que pudiera ayudar. Le mandábamos a Carlos, en una junta semanal o cada 15 días, lo que grabábamos, lo escuchaba y nos daba su retroalimentación. Fue una colaboración muy bonita y generosa de ambos lados”, reflexiona Dan.
De la seguridad a la compatibilidad: el flujo de la colaboración
En este tipo de proyectos, el nivel de seguridad es punto de partida: la información pasa por servidores, transferencias con encriptación y más, todos factores que se deben aprender y cuidar.
“Es muy complicado, pero ya estamos acostumbrados a que así funciona y es algo que incluso implementamos en nuestro estudio: la computadora que está conectada a la red no va a tener nunca videos, están sincronizados como periféricos de Pro Tools, como un satélite que es un servidor de video que alimenta lo que se ve en las pantallas como la que tiene el director, para saber qué está dirigiendo y qué está pasando en la película. Es todo muy estricto y cuidado”, expone Dan.
“Ya éramos buenos haciendo esto con nuestro equipo”, añade Camilo, “y en la pandemia nos hicimos expertos, porque Dan diseñó un sistema para ello. Nuestras instalaciones están online y desde tu computadora o cualquiera del equipo, puedes cambiar un diseño de Pro Tools y todo el mundo está trabajando sobre los mismos archivos, tiene toda la ruta con los mismos nombres, archivos y demás, y eso lo hemos ido mejorando. Los videos cumplen con la seguridad que requiere la cadena o la productora, pero para nuestra música está todo interconectado para nuestros colaboradores alrededor del mundo, usando Pro Tools”.
El pilar de la colaboración, Pro Tools. Así lo considera Milo: “Para mí, Avid siempre ha sido estándar y por ende, Pro Tools. A nuestros colaboradores les pedimos que trabajen con este protocolo para que no se compliquen las cosas en algún proceso o la velocidad que necesitamos”.
“Para esta película recibimos las sesiones de Pro Tools de Tom Kramer, editor musical de la película, y de no tener la misma versión de Pro Tools -o una cercana-, nos exponíamos a que no llegasen exactamente los track folders u alguna otra cosa. Es la única manera de estar todos comunicados, exactamente iguales, hablando el mismo idioma”, valora Dan.
El seteo, flujo de señal y las consolas elegidas para trabajar partieron de una petición del ingeniero de grabación del score, Justin Moshkevich: “Él fue muy claro en dos cosas que pidió: la primera, no mover el setting de la grabación. Eso nos trajo muchos más inputs y agregamos equipo que trajimos de Estudios Topetitud: micrófonos que se solicitaron en específico, nuestros y otros de Ricardo “Rocoto” Mantini, el sistema HDX extra, un Neo, una interfaz MTRX para conectarse a la computadora, tener más entradas y cubrir así el input con todo el setup que necesitabamos y tener a todos los músicos”.
“A Justin le gusta controlar con la superficie de mezcla S3, porque mientras va grabando, arma unas premezclas. Tuvimos que hacer una especie de doble estación -como se hace en Abbey Road- para que el operador de Pro Tools (Ricardo Acasuso) también tuviera. Carlos tenía su score y un monitor, al igual que el director José Areán, para ir viendo la película. Además hubo personas conectadas, como algunos de los creativos de la película o personal de Netflix, por si querían dar un input o simplemente escuchar y monitorear a la distancia”, detalla Dan.
¿Cómo trabajan los overdubs? Dan responde: “Todo va grabado y desde las partituras. En los documentos que salen del orquestador ya se proponen todos los overdubs (OD’s) que habrá que hacer en la grabación. Si la partitura dice, por ejemplo, orquesta completa y tal línea extra de chelos o un tutti muy grande con todos los violines y la viola haciendo la melodía, va un take extra y todo mundo tiene la partitura adelante. El director a lo mejor dice que vaya solamente la mitad de las violas o el instrumento que elija, e irá sumando o restando gente, pero todo mundo tiene esa partitura y así está armado en las sesiones de Pro Tools y si habrá un OD de chelos, ya están los canales armados, se cambia a chelos OD y se hace”.
Para mí, Avid siempre ha sido estándar y por ende, Pro Tools. A nuestros colaboradores les pedimos que trabajen con este protocolo para que no se compliquen las cosas en algún proceso”
Camilo Froideval
De primer mundo
La elección de trabajar esta parte de la postproducción de “Chupa” desde los estudios de Sony Music en nuestro país se basó en algo más que sus dimensiones físicas o equipamiento: “Han hecho de este lugar un espacio de altos estándares, donde tienes un board increíble y podemos montar una logística que funciona bien, porque hay muchas cosas por contemplar. Sabemos el equipo que tienen y que las personas de su administración permiten tener muy buena comunicación y buen clima de trabajo, en una sala que está increíble”, consideró Camilo.
“Vaya, es un estudio muy generoso para abrir las puertas y ser receptivo sobre cómo solucionar cosas”, agregó Dan, “porque si bien hemos grabado orquesta aquí muy seguido, también es un lugar donde podemos cubrir las especificaciones que nos piden para entregar a Netflix por el tipo de mezcla, el layout de micrófonos y demás, que es mucho mayor a lo que suele haber. Entonces, que la gente del estudio haya accedido para hacer este proyecto es invaluable. Tuvimos la satisfacción extra que da traer el trabajo para músicos y técnicos en México”.