Posterior a la presentación de este compositor y productor en sound:check Xpo, con su masterclass “Grabando emociones: la arquitectura de una canción”, la conversación abarcó más de su carrera. A continuación, el camino que siguió Áureo para convertirse en una de las figuras más importantes de la producción musical en Latinoamérica y el mundo.
La voz, llave para abrir puertas
La educación musical formal de Áureo se desarrolló en Berklee College of Music, en Estados Unidos, donde afianzó su talento como compositor y cantante, pero su camino en la música inició como baterista, tocando para otros artistas, y de ahí a los estudios de grabación, como arreglista y asistente de producción en Warner Music y Sony Music.
La curva de crecimiento del proyecto fue de seis meses a un año, cuando salió ‘Entra en mi vida’, la última canción que hicimos del disco. Afortunadamente empezaron a conectar con el público y eso les dio el inicio de una gran carrera y a mí, la consolidación del trabajo que venía haciendo como productor”. Con Sin Bandera
Con más de treinta años de trayectoria, los créditos de Áureo Baqueiro en la música pop de habla hispana comprenden colaboraciones junto a Timbiriche, Thalía, Ilse, Benny Ibarra, Sin Bandera, Natalia Lafourcade, Kalimba, Alejandro Fernández, HaAsh, Motel, Gian Marco y Yahir, entre otros. Su transparencia, versatilidad y flexibilidad le han permitido transitar entre los esquemas de la industria musical desde las disqueras transnacionales y también en el ámbito independiente.
Poder trabajar con otros artistas le permitió a Áureo dar a conocer sus canciones: “Escuchaban lo que hacía y a partir de eso se abrió la puerta al trabajo de estudio. Mostraba mis demos y estos gustaban para recrear parte del arreglo o de la propuesta; en esos años era una visualización de la canción, no para producirla, sino el camino que podría llevar”.
La mezcla en los últimos años es de las cosas que más disfruto. Cuando no conocía tanto del proceso técnico, me la vivía encerrado en el estudio aprendiendo la parte técnica”.
Fue en Warner Music donde Áureo inició profesionalmente el camino: “Con un entendimiento del instrumento vocal, de las emociones y de cómo te sientes al estar en el estudio, desarrollé esa sensibilidad y podía comunicarme con el artista, dándole puntos de vista de manera natural, sin que yo fuera director o productor vocal, sino de la composición”.
“Trabajaba con otros productores, como compositor o arreglista, tocando, ayudando en la parte vocal y fui asimilando los distintos lugares que se pueden tener dentro de una producción; cómo se suman las cosas y se desarrolla el proceso de producción de una canción. Tuve la fortuna de estar entre gente que estaba haciendo los éxitos de la época”.
Estar alerta y detonar las interacciones
“Los caminos del medio y la vida me llevaron a colaborar con Benny en distintos proyectos con diversas funciones -compositor, coproductor, productor o músico-, lo mismo con Aleks Syntek, con quien empecé a escribir e intercambiar ideas de rolas que terminé produciendo para él. Así pasó también con Mario Domm, cuando estaba en Sony y empezaba su carrera. Para el disco solista de Kalimba, yo era el productor general del proyecto y lo invité para escribir varias canciones y él dirigió la voz, coprodujo conmigo y luego hice yo un tema para él”.
Productor como tal, fue hasta el trabajo con Sin Bandera. “Ya conocía a los chicos, me juntaba con ellos y trabajábamos las canciones. Musicalmente tenían algo que me gustaba, su influencia R&B y soul que en esa época en México no existía, creo que ni en español”.
“Hicimos la guitarra y piano de las canciones en Sony, luego me llevé los demos a mi estudio y empecé a depurar y escuchar canciones junto con ellos. Una de las cosas buenas del proyecto es que no había expectativas; en esa época los duetos no funcionaban, no sé por qué, o eran bandas o solistas y la apuesta era por la música. Trabajé esas canciones a piano, guitarra y voz, armé la estructura de los tracks y programé”.
“La compañía estaba muy contenta con el resultado. Me acuerdo de que ‘Sirena’ era una canción que generaba muchas dudas, porque era una estructura muy diferente en composición y canción para lo que se escuchaba en ese momento en la música latina. Peleamos mucho por ella, nos encantaba y sentíamos que le daba balance al disco”.
“La curva de crecimiento del proyecto fue de seis meses a un año, cuando salió “Entra en mi vida”, la última canción que hicimos del disco. Afortunadamente empezaron a conectar con el público y eso les dio el inicio de una gran carrera y a mí, la consolidación del trabajo que venía haciendo como productor”.
“En esa época todos los productores latinos o que hacían música y trabajaban en México, eran españoles o argentinos; las oportunidades para productores mexicanos eran muy pocas, todo se hacía afuera -en Miami, Madrid o Buenos Aires- o con los extranjeros que vivían en México. Estaba viendo esas primeras oportunidades que teníamos los mexicanos de desarrollar cosas nuevas”.
Con un entendimiento del instrumento vocal, de las emociones y de cómo te sientes al estar en el estudio, desarrollé esa sensibilidad y podía comunicarme con el artista”.
El perfil de un productor
Ser transparente y no imponer tu sonido es la guía: “Eres un conducto creativo por el cual pasa el talento y debes servir mejor al proyecto, sin imponer la estampa de tu sonido. Todos tenemos un estilo que se marca en cuanto a nuestros gustos y cómo hacemos las cosas. Me gusta pensar que puedo trabajar en cualquier tipo de proyectos, porque amo la música, la entiendo y por eso la parte de ser transparente y estar al servicio de la necesidad específica del artista o del disco. No quedarte en lo que a ti te gusta, sino seguir alimentando los cambios musicales que suceden, saber de tendencias y los diferentes tipos de artistas para entender el valor que cada uno tiene”, explica Áureo.
Abrazar los cambios
Para Áureo, el uso de la tecnología y sus posibilidades a nivel creativo ha sido un proceso natural. “Vengo de la escuela tradicional de hacer discos en cinta y de lo que pasaba en el estudio. He vivido los cambios paulatinamente, no ha sido un cambio radical. Me encanta el proceso de producción y aunque no me considero un todólogo, sí me gusta entender cada parte y aprender de todo. He tenido la fortuna de trabajar con muy buenos ingenieros y aprenderles en cada disco”.
“He usado la computadora desde que empecé, usaba Digital Performer, jugaba con los Akai y los sintes, la programación y hacer samples; empecé a trabajar en Pro Tools. Para mí todo suma y la tecnología es parte de. Hoy predomina la parte digital y todo es en la computadora, pero todavía hay proyectos como el nuevo disco de Leonel García que nos fuimos a Nashville a grabarlo con los músicos en vivo. No grabamos a cinta, pero todo el proceso de producción fue como se hacía en la época análoga y grabando en Pro Tools. O bien un proyecto más pop como lo de Kabah y OV7 que es full programación, edición de audio, ambas cosas me encantan porque ofrecen diferentes oportunidades para crear”.
Es importante entender cuál es tu lugar y cómo manejarte en un espacio creativo, porque hay que poder fluir en éste”.
Guarida creativa y equipo
Para producir, lo primero es estimular y atender la creatividad y cuidar el flujo creativo. “En mi experiencia personal, la comodidad de la casa y su informalidad te llevan a un punto en donde estás muy despreocupado y no estás pensando que ya debes grabar, como pasa en el estudio de grabación. Esa seriedad inhibe un poco. Pasé por eso en estudios en México y otras partes del mundo y por eso me gusta más la acción más cercana, de algo más acogedor”.
“Normalmente, lo que grabo en mi estudio son voces, guitarras, piano y teclados; cuando es batería, cuerdas y cosas así, voy con un ingeniero que se dedique a eso y yo me enfoco en la parte musical. Ya tuve en Los Ángeles un lugar lo más cercano a tener un estudio en forma o clásico. Desde 2017 las cosas se fueron más al manejo por computadora, librerías, sampleos y encontré que cada vez usaba menos el live room. Decidí construir un control room en mi casa, de buen tamaño, con mi outboard todo conectado, mis sintes, instrumentos y un piano en la sala”.
Áureo se dice junkie del equipo y de su rider destaca: micrófonos Neumann U67 vintage y U47, Telefunken ELA 251 y Wunder Audio CM67; preamplificador Neve 1073, 1084 y Universal Audio LA2A, 1176 y el compresor dbx 161. En monitores ha ido de Quested a Adam Audio S3A y, actualmente, Augspurger, además de afirmar que se han vuelto críticos también sus audífonos.
Los procesos de mezcla y masterización los maneja de la siguiente forma: “La mezcla en los últimos años es de las cosas que más disfruto. Cuando no conocía tanto del proceso técnico, me la vivía encerrado en el estudio aprendiendo la parte técnica. Siempre me ha encantado, porque al final de cuentas, la mezcla es lo que acaba de poner todo en su lugar y el toque de cómo percibes la música. Hoy, mientras estoy trabajando voy haciendo mi post, armando el track y añadiendo procesos de mezcla; cuando lo envío, va avanzado en ese aspecto, pero también respeto el expertise de un mixer y la oreja de alguien especializado”.
“La tecnología está al nivel para obtener un resultado espectacular; yo no lo veo como que una cosa suple a la otra, es otro tipo de sonido. Ya hay plug ins que a nivel de sonido análogo dan ese carácter, te acercan mucho, entonces para mí hoy depende más de la oreja y el expertise de quién lo esté trabajando el productor y el mixer. Hoy en un disco duro traigo todo lo que necesito. Aprecio mucho esa tecnología y poder hacer lo que quieras sónicamente”.
Para un camino en la producción
Las recomendaciones de Áureo para quienes anhelan hacer carrera en la producción musical son: “Nunca dejar de aprender y evitar la falsa impresión de que por la facilidad de acceder a ciertos recursos ya se es más experimentado de lo que realmente eres. Colaborar creativamente me parece muy importante, porque yo, de quien más he aprendido, es de la gente que me ha rodeado: músicos, ingenieros, compositores, productores”.
“También es importante entender cuál es tu lugar y cómo manejarte en un espacio creativo, porque hay que poder fluir en éste, y sí he visto casos de personas con mucho talento que esa parte de la interacción humana les impide estar en otro tipo de proyectos”. Él es Áureo Baqueiro, el cerebro y el alma de muchos de los éxitos que han identificado a una generación.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco