Cambiar el idioma de un personaje de película sin que en la operación se vea afectado uno solo de los rasgos que definen su personalidad, es un asunto de profesionales. Más aún si se habla de cintas firmadas por Disney, pues se trata de filmes cuyo estándar de calidad es lo suficientemente alto como para no fiarse de novatos. En ese sentido, Taller acústico posee la experiencia, el talento y los elementos técnicos apropiados para encargarse del trabajo duro. Luis Gil es quien comanda la nave y desde hace 16 años, uno de sus clientes más prestigiados es, precisamente, la casa cuyo anfitrión lleva por nombre Mickey Mouse.
La historia de Luis Gil es la de ni más ni menos que un profesional reconocido en toda su extensión en el ámbito de la industria de la grabación en México. Con sus estudios El Cuarto de Máquinas (sound:check No. 23, julio del 2000), y anteriormente Lagab, fue el responsable de la producción, mezcla y masterización de innumerables proyectos desde la década de los setenta. Entre las figuras con las que ha trabajado se encuentran Sin Bandera, Caifanes, Aleks Syntek, Morbo, Los Cojolites, Astrid Hadad y Betsy Pecannins. Cuenta con dos Latin Grammy por su trabajo en ingeniería de audio con Sin Bandera y cinco nominaciones más al mismo galardón.
Giro profesional
Con este currículum y un oído reconocido en la comunidad del audio profesional, Luis, siempre con una personalidad sencilla y agradable, comenta que de 1993 a 1997, algunos elementos del equipo de Taller Acústico operaron como ingenieros de grabación para Disney, y que de 1997 a la fecha la empresa se dedica a producir doblaje. Pero, ¿a qué se refiere exactamente cuando menciona esta palabra? Él mismo lo explica: “producimos el audio en español cuando la fuente original está en inglés”. La lista de películas que han pasado por las gargantas del Taller Acústico es amplia, por mencionar algunas, vale la pena enlistar Hércules, La bella y la bestia y El jorobado de Notre Dame, aunque la que inició la saga fue una cinta un tanto más oscura, The Nightmare Before Christmas, del director Tim Burton.
Fue con esa historia que Taller Acústico produjo completamente el doblaje de una película por vez primera, y esto ocurrió precisamente con una trama plena de canciones cuyo doblaje resultó excepcional en su momento, pues el cliente le solicitó a Luis y compañía que los cantantes de dichos temas fueran las mismas voces encargadas del doblaje.
“Aquí hacemos desde castings hasta manejo de guiones”, explica Luis. “Antes, cuando este negocio del doblaje comenzó, la cosa era más simple; sólo era grabar. Pero desde que produjimos la película de Tim Burton nos dimos cuenta de que éste era un negocio complicado, porque se trata de trabajar en construir una versión que se distribuirá prácticamente en toda Latinoamérica. Descubrimos que México es un lugar importante para el doblaje a nivel mundial. Hoy día, por ejemplo, tenemos más presencia que los argentinos o los colombianos, aunque últimamente cada vez más se estrenan las películas simultáneamente en diversas partes del mundo y entonces hay personas de varias nacionalidades inmiscuidas en el doblaje. Siguiendo con las diferencias entre pasado y presente, antes, el acceso a la tecnología era limitado; hoy día existen muchos avances que favorecen, que ayudan a hacer las cosas con mayor simplicidad, como los plug ins, pero siempre hay que tener en cuenta que lo más importante es contar con una fuente de sonido fiable. Es decir, la grabación debe tener la calidad apropiada desde el arranque. Porque prácticamente en cualquier lugar se puede grabar: en un dormitorio, en una sala, pero después es importante lo que ocurre con esa grabación, qué tanto puede hacerse por ella a nivel masterización, por ejemplo”.
El proceso de doblaje arranca desde los castings para elegir voces. “Hay que reunirse con el director –comenta Luis-, y hacer un listado de personas probables para los castings. Este punto es determinante, porque no es sencillo localizar a la voz adecuada. Hacer doblaje es actuar, dar vida, hay que creérsela, meterse en el personaje”. Luego, se realiza un corte muy cercano a la versión final del filme para ver de qué va a tratarse, entrever más o menos por dónde van los personajes para con esto mandar a hacer una traducción y ver este trabajo a contra imagen, revisando minuciosamente cada movimiento vocal. Por supuesto, Disney tiene que aprobar el script; checar que los nombres coincidan y que las canciones embonen, así como los diálogos, conceptos y cada una de las palabras usadas; todo debe estar en perfecto orden. “Nos toma entre cinco y ocho días hacer la grabación –prosigue el director de Taller Acústico-, pero regularmente se hacen cambios, así que finalmente puede llevarnos hasta diez o doce días.
Por su parte, la pre producción puede tardar hasta un mes. Ahora estamos trabajando en una película que trae varias canciones que se mandaron traducir hace un mes y medio, así que la próxima semana las tendremos. El trabajo es continuo; se quitan escenas, se agregan, se mueven cuadros; esto es como armar una especie de rompecabezas donde debe existir un orden muy estricto”. En cuanto a especificaciones técnicas, Luis Gil comenta que Taller Acústico trabaja con el estándar para video, pero advierte que jamás debe perderse de vista el número de cuadros por segundo de cada cinta, porque estos deben coincidir, si no se está al pendiente de detalles como éste hay que hacer cambios. Este proceso se llama pull up y pull down, y es delicado.
Trabajar con grandes
Para Taller Acústico, trabajar con Disney es ideal porque se trata de una empresa que saca muchos proyectos paralelamente; es decir, no sólo se trata de la película en sí, sino del tráiler, bonus para el DVD, podcasts, detrás de cámaras y avances para internet; todos los extras de la misma. Son lanzamientos muy completos. Luis sabe de la importancia del trato, explica que “los parámetros de Disney son muy altos”, pero sabe bien que su empresa cuenta con el equipo requerido: “nos solicitan usar buenos micrófonos y preamplificadores, saber ecualizar y tener bien claro qué se quiere obtener del sonido”.
“Para nosotros es muy importante el primer impacto, contar con los equipos adecuados, un cuarto neutro, sin rebotes -y aclaremos; no se trata de que sea un cuarto muerto, basta con que no coloree-, un buen micrófono, buenos cables, un buen convertidor de audio. Que no haya hiss ni distorsiones. Para las voces, cuidar mucho la saliva, pronunciar bien. Parece fácil, pero no es así”.
Luis termina la charla observando los puntos rojos que encuentra en México respecto a la industria del doblaje: “hacen falta ingenieros de audio y también necesitamos aprender a educar el oído. Creo que los productores y músicos mexicanos deben tener mayor confianza en sí mismos para hacer las cosas en su propio país. Creo que lo que está bien hecho se hace tanto en Japón, como en Los Ángeles y aquí. Soy muy crítico al respecto. No sólo se requiere talento y un buen estudio; se necesita confianza y seguridad en uno mismo”.
Redacción: Alejandro González