Nación Ekeko, la pintura de un paisaje musical latinoamericano

Este es el proyecto solista de Diego Pérez, quien ostenta una carrera en la música desde 2002. “Qomunidad” es su tercer disco, cuyo estilo está sellado por la búsqueda de integrar las sonoridades de las comunidades de pueblos originarios ancestrales de Latinoamérica con las nuevas tecnologías y ritmos contemporáneos y en el que se hace acompañar por figuras como Julieta Venegas, Arbolito, Muerdo y Paula Neder y solicitó el permiso para tener la voz de Mercedes Sosa para hacer una versión de “Como la Cigarra”.

“Este disco fue producido en tiempo de confinamiento y fue algo bastante instantáneo, porque el encierro me pareció un buen momento de reflexión pues, en un sentido, podría exacerbar el individualismo que viene creciendo en el mundo; entonces me pareció importante poder generar artísticamente lazos hacia lo comunitario y el trabajo colectivo. Decidí hacer este disco con colaboraciones en cada canción para convertirlas en un producto de encuentro con otro artista en oposición al aislamiento, al encierro para entender que somos comunidad y que lo que hacemos no hay manera de hacerlo si no es en conjunto y desarrollar esa idea. Ese es el motor del concepto del disco”, expone el intérprete. 

El concepto del sonido que traza en su música, afirma Diego, es tener la tecnología como herramienta al servicio de una idea, a la manera del pintor: “Para mí lo más importante es el concepto o la idea, cómo se representa el sonido en el que vivimos y la computadora trae un montón de ventajas, porque se pueden hacer infinitas variaciones de sonido, pero lo primero es entender que hay una idea, una necesidad expresiva y a partir de esto poder representarla en sonido. A la hora de componer soy bastante libre y lúdico; me inspiro en mis viajes y en los encuentros con diferentes personajes de comunidades, con artistas que de alguna manera me van contando su cosmovisión. Una de las cosas que siempre digo es que me siento más artista plástico o pintor que músico, porque me gusta mucho trabajar la textura y el color del sonido. Lo que termino haciendo son como paisajes musicales y veo el sonido y los instrumentos como colores que se van a plasmar en un cuadro”.

El trabajo de las colaboraciones se hizo usando las plataformas de videollamada a España, Portugal, México y la propia Argentina: “El aislamiento no nos terminó encerrando en nosotros mismos, sino que permitió poder seguir con lo colectivo. Ya había hecho algunas colaboraciones a la distancia, pero nunca un álbum completo. La verdad es que fue muy interesante y una bocanada de oxígeno en medio de todo esto para conectarme con otros artistas, gracias a la tecnología a pesar del momento que estamos viviendo. Fue una experiencia muy linda y también creo que eso le dio a cada canción su color y mensaje particular, así que es un disco bastante variado y muy colorido”, reflexiona Diego.

Sobre la inserción de la voz de Mercedes Sosa en “Como la cigarra”, el músico destaca: “Es un tema que de alguna manera volvió a tener vigencia por la lucha mapuche que hubo acá hace unos años”; empecé a trabajar esa versión y en un momento pensé que debía tener la voz de Mercedes Sosa, porque si bien ella no es la autora, es quien dio a conocer la canción al mundo. Me entrevisté con su hijo Fabián Matus, le encantó la versión y me dio la autorización. Hice una versión muy diferente de lo que es la canción original y pude aportar desde otro lado, con una canción que tiene ese mensaje tan potente y actual”.

Producido por él, trabajó en su home studio con el apoyo de amigos instrumentistas que grabaron instrumentos tradicionales latinoamericanos armar la integración sonora: “Trabajo siempre con instrumentos electrónicos y acústicos, integrando sonidos orgánicos y electrónicos de sintetizadores y así tener una variedad de instrumentos y colores muy amplia que, a la hora de estar produciendo y componiendo, me permita poner una cuerda doble que suene a charango o a cuatro venezolano, luego una guitarra o un viento andino o una gaita colombiana. Por eso me llamo también Ekeko, porque voy juntando y acumulando un montón de instrumentos, siempre con esta idea de tener los colores y texturas necesarios para pintar ese paisaje musical. Un factor muy importante para mí dentro de lo que es Nación Ekeko es que el ritmo sea el hilo conductor: yo hago música que si bien se puede escuchar viajando o tirado en el piso o el sillón, la idea es que también la puedas escuchar desde el cuerpo moviéndote, bailando y que los mensajes lleguen de una manera más intuitiva desde el movimiento del cuerpo en el espacio”. 

Para la mezcla y masterización trabajó con Manu Schaller, a quien le entregó una mezcla previa, buscando la aportación creativa desde lo técnico. Lo que sigue es un acto de fe: “No se sabe qué va a pasar, pero igual estamos planificando para armar una gira por México y Sudamérica y también algunas cosas por streaming para presentar el disco. Estamos con la esperanza de poder encontrarnos con nuestro público”, concluye Diego.