Una compañía formada por más de setenta artistas y 150 profesionales, bajo la dirección de Nacho Cano (ex integrante de la reconocida banda Mecano), es la responsable de dar vida a “Malinche. El Musical”, que se presenta desde el 15 de septiembre pasado en el recinto ferial IFEMA de Madrid, España. Llevar de la imaginación a la realidad este ambicioso proyecto le tomó a Nacho más de una década, siendo el tiempo pandémico de 2020 el espacio inesperado para depurar desde elementos como el guión y hacer el diseño de producción que adaptó escénica y técnicamente la obra en una carpa de tipo circense.
Hemos partido de cero, desde poner hormigón, hasta cubrir una solera con dos salidas que parecen una calle para poder nivelarlo, además de contar con instalaciones de agua, electricidad”
Sussana Jové
La historia como experiencia
Malinche fue concebida como una experiencia que incluye espacios para degustar bebidas y aperitivos, lounge VIP, área de venta de mercancía oficial y una zona de restauración llamada Templo Canalla, que circundan la carpa y da la bienvenida al visitante. De acuerdo con Hansel Cereza, quien ha colaborado ya con Nacho en otros proyectos, Malinche empezó a gestarse a nivel composición, guión, textos e investigación histórica hace doce años, siendo los tres últimos el punto para ponerle la escenografía y todo lo que él quería decir a través de un musical:
“La primera fase fue entendernos y ver exactamente qué podía aportar yo; luego aterrizamos lo técnico: la escenografía, luces, video y demás durante más o menos un año para que las coreografías y el texto teatralizado tuvieran un entorno adecuado para poder expresarlo bien. A partir de ahí fuimos entendiendo qué técnica utilizar y hacia dónde llevar el proyecto, porque estamos en el siglo XXI y hay que dar una versión actualizada de lo que es una obra teatral o un musical”.
Hansel continúa: “En el confinamiento sanitario aprovechamos para profundizar en el guión, centrarnos en hacer un proyecto tan ambicioso y no correr prisas; si Nacho estuvo doce años lentamente juntando toda esa información y composición, ¿por qué íbamos a correr? Así que nos dedicamos a hacer un trabajo maravilloso al que dimos las vueltas necesarias para acabar donde estamos ahora”.
“A mi parecer, Nacho hizo un trabajo muy bueno con el proceso de investigación, de entrevistarse con una serie de personas y autoridades en Historia, con lo que se fue retroalimentando lo que quería hacer. En mi caso me tocó cubrir tres roles: guión, coreógrafo aéreo y acrobático. El espectáculo está fijo y hemos utilizado materiales para que nos diera una veracidad, como el agua, mientras que en la pirámide tenemos elementos metálicos y de resina para poder subirse sobre las estructuras. A nivel luz y sonido, el diseño es especial para el lugar donde estamos, porque no se puede hacer en cualquier teatro. Toda la infraestructura alrededor -gradas, escenario, carpa, el Templo Canalla-, está diseñada para quedarse en Madrid. Cuando vayamos a México u otro país haremos lo mismo y construiremos en función del espacio que consigamos”.
“Los ensayos coreográficos, ya con la compañía formada -bailarines, actores, actrices-, se fueron trabajando en Madrid, haciendo voces e interpretación. Conforme fuimos creciendo y evolucionando, se consiguió el salón de actos de una iglesia donde hicimos las coreografías y se instaló un set de vuelos, con motor, para ensayar la danza acrobática. Pudimos checar con los bailarines si se necesitaba realmente un acróbata en ese vuelo o un bailarín que interprete un personaje. Lo primero fue saber quiénes en la compañía -bailarines y bailarinas- podían estar colgados a diferentes alturas y fue muy enriquecedor, porque había muchas personas que lo pudieron hacer. Después, ya en la carpa con todo montado, hice las últimas pruebas para definir quién era quién y así decidir. Ya que se hicieron los castings y se empezaron a incorporar a la compañía, pasó un año antes del estreno”, recuerda Hansel.
“Antes de la carpa, el diseño arquitectónico era una pirámide, pero por circunstancias de materiales y otras situaciones de lo que se vivía en ese momento, ya no pudo ser. Así que trasladé todo el concepto escenográfico a la carpa en dos meses. Nos tomó en un momento en el que no podíamos divagar, porque teníamos muy claro lo que se quería para llegar al estreno el 15 de septiembre. Ahora, el musical ya tiene todo el cuerpo que debe para que la gente lo disfrute y pueda vivir esa experiencia”.
Partir de cero
A partir del trabajo que ya había realizado Nacho Cano para el documental de “Malinche”, se retomaron ideas para el diseño de producción del musical, siendo pilares de la labor Susanna Jové y Juan Carlos Morillo.
“Pasamos varias fases en este proyecto: fuimos de un espacio para llevarlo a un planteamiento dentro de lo que es una carpa, donde a su vez hay todo un mundo, porque lo que se ha buscado es brindar una experiencia desde el momento en el que el público entra, que primero pasa por una zona de restauración muy bonita, llamada el Templo Canalla, y de ahí se comunica directamente con el teatro. Parece mentira que todo eso esté ahí dentro. Está ubicada en el recinto ferial IFEMA de Madrid, donde hay pabellones para desfiles de moda, exposiciones de automóviles y demás”.
“IFEMA tiene algunas explanadas exteriores y Malinche se encuentra en una de ellas. Hemos partido de cero, desde poner hormigón, hasta cubrir una solera con dos salidas que parecen una calle para poder nivelarlo, además de contar con instalaciones de agua, electricidad…es la casa con los requerimientos para una compañía de 115 personas, todos tienen su sitio hecho a la medida. Por fuera luce como una carpa normal y al entrar, todo eso lo hemos puesto nosotros: el suelo, la decoración especial, el sistema de sustitución del techo que en un teatro sería un telar y acá no; todo está muy planchado con un nivel muy alto”, apunta Susanna, quien ha participado en diversos proyectos desde 1985, como la coordinación de sonido de las ceremonias olímpicas y paralímpicas en Barcelona 92 y la jefatura de la producción y el equipo creativo de la propuesta para el Concurso del Pabellón de Barcelona en la ciudad de Shanghái en 2009, entre otros muchos.
Técnicamente, Juan Carlos Morillo, quien ha colaborado como productor técnico y diseñador de iluminación en diversos eventos como entregas de premios como el Gaudí y festivales musicales como Sonar Noche y Sonar Día, detalla cómo debieron adaptarse las peticiones de rider y el montaje de equipo en la carpa:
“Entré un mes antes de cambiar todo el concepto a la carpa y tuvimos que adaptar toda la escenografía, las gradas y el escenario a ese espacio. La primera complicación fueron los pocos anclajes para sujetar una estructura, así que tuvimos que diseñar un pre-rigging para meter toda la iluminación, sonido, video, iluminación del público y a su vez, incorporar telas para que el sonido fuera mucho mejor, al igual que las pasarelas técnicas para los vuelos acrobáticos del espectáculo. La ocupación entre escenario y grada viene a ser aproximadamente la mitad: de 35 por 26 metros, y la otra parte es grada. La carpa tiene cincuenta metros de profundidad por 38 de ancho, con lo cual el ajuste para encajar todo eso tuvo su complicación en todos los departamentos”.
Para el apartado lumínico, el diseño incluye fuentes Martin Era 800 y Quantum Wash, en combinación con varas de LED Elation Chorus Line, mientras que para iluminar al público se optó por Robe Forte y RoboSpot, todo operado con una consola GrandMA Lighting MA3.
En el audio, el punto de partida son tres arreglos lineales Meyer Sound, dos LR y uno central del sistema Leopard, con una línea de front fill a la que se sumó un sonido perimetral para hacer un surround con las cajas Ultra X20.
Con una trayectoria de más de treinta años en la producción escénica, Susanna pondera como aprendizaje el aporte al trabajo de directores y compañías innovadoras, que han abierto caminos y lenguajes:
“El reto es trabajar con personas de este nivel, porque la producción en sí ya la conozco y no es que sea siempre igual ni mucho menos, porque cada una tiene su forma y lenguajes. Creo que es uno de los oficios donde se aprende cada día; hay que tener disciplina porque es muy duro y exigente que no se podría estar sin que aporte algo; Nacho Cano me ha dado una forma de ver diferente: estar cerca de quien va a todo por el proyecto porque cree en su intuición y en su forma de hacer las cosas”.
Malinche cautiva al público en Madrid, dando testimonio del alto nivel que logró alcanzar la compañía que lo produce y supo traducir con paciencia, experiencia y adaptación el imaginario de Nacho Cano.
¿Cómo se escucha Malinche?
Microfonía inalámbrica
• Receptores duales Sennheiser EM-3732-II
• Transmisores Sennheiser SK-5212
• Micrófonos DPA 6060
Micrófonos de mano
• Sennheiser con cápsula Neumann KK105
• Shure Beta 58
Malinche, renovar su presencia
Como parte del área de marketing global, siendo el puente entre España y México en cuanto a comunicación y actividades como talleres que se realizan durante las funciones de Malinche, Roxana Drexel lleva la bitácora diaria de lo que sucede en México en cuanto a la amplificación de estas labores. “Estuve en el estreno de la obra”, comenta, “y estoy desde octubre del año pasado trabajando con Nacho en este proyecto” Roxana trabajó con Nacho Cano hace 16 años, cuando trajo el proyecto “Hoy no me puedo levantar”, tanto a la capital mexicana, como a la gira que se realizó por ciudades como Monterrey, Guadalajara y Veracruz.
“Pasaron los años y cuando lanzó su documental de Malinche, Nacho me compartió la información y me comentó que quería venir a México a presentarlo, lo cual hicimos en el Museo Memoria y Tolerancia de Ciudad de México. Posteriormente, me invitó para ser el puente entre ambos países en cuanto a los talleres que tienen que ver dentro del mismo ecosistema de la obra en Madrid, para que el espectáculo vaya más allá y cumpla con una parte educativa. También doy charlas con el staff y platicamos sobre el vínculo con las culturas mexicanas antiguas”, menciona. Además, Roxana lleva la prensa en México y la difusión en diferentes medios de comunicación, del disco “Malinche Sinfónico”, mezclado en Dolby Atmos.
“Nuestro objetivo es darle la importancia a Malinche como una de las mujeres más importantes que ha tenido nuestro país, darle ese peso y recuperar una historia que nos han contado mal. Admiro mucho a Nacho, por hacer esta obra y con esta música tan increíble y ni hablar de la escenografía y la danza, que tienen un primer nivel”.
“La obra está pensada para estar dos años en cartelera. Somos un equipo de veinte personas detrás de la comunicación y todo el tiempo estamos haciendo campañas y moviendo los hilos para que sea algo que el público visite”.
Entrevistas: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco