Todas las ciudades tienen sus historias. Historias de la gente, de los lugares donde se convive y surgen las relaciones que nos definen como habitantes.
La banda que hoy nos ocupa, cuenta justamente estas historias desde la capital colombiana. Bogotá es el marco donde, con ritmos como hip hop, jazz, funk, soul y blues (aunque sin género estricto que los defina), estos seis músicos nos hacen conocer su particular realidad. Con ustedes, Los Petit Fellas.
Experimentar, siempre experimentar
Sebastián Panesso, guitarrista, habla acerca de la forma en la que inició la producción de “Formas para perderse o I. D. E. A. S”, su más reciente álbum: “Había cierta expectativa en este disco, y eso hizo que pensáramos en nuevas texturas en su sonido. Decidimos no buscar la complacencia del oyente, y tuvimos un proceso creativo más amplio. No tuvimos ningún límite en cuanto a géneros musicales; tuvimos detalles de big band de jazz sin serlo, y tuvimos loa participación de sonidos graves y beats mucho más oscuros. Tuvimos el apoyo de un cuarteto de cuerdas y eso produjo otras texturas. No trabajamos un género tan puntualmente, sino las sensaciones que provocan ritmos como el jazz y el hip hop. Jugamos con los tempos de las canciones y eso fue una gran herramienta
Nicolás Barragán, letrista, rimador, periodista y comunicador social de profesión, forma, junto a Sebastián, Daniel Pedroza (bajista), Juan David Villacrez (saxofonista), César Henao (baterista), y Nane (teclados) un potente combo lleno de arreglos e influencias musicales que no es fácil encasillar. Del inicio en la creación de Formas para perderse, Nico menciona: “Lo teníamos concebido desde hace mucho tiempo, hubo muchas ideas que salían de lo que uno ve y vive, e intentábamos acomodar esas ideas a ciertas músicas, porque la banda también se encerró a tocar mucho”.
Sebastián: “En la creación de la música y las letras, generamos historias fantásticas. La idea principal era la historia de un personaje ficticio de lunes a lunes, entonces cada canción está encaminada a las sensaciones de este lapso. Tuvimos dos años desde que las ideas empezaron a surgir, pero ya en la parte de grabación, mezcla y masterización, el tiempo fue mucho más estricto. Todo necesitó mucha disciplina y tuvimos más o menos un año para dedicar más tiempo al disco”.
Pedro Rovetto, conocido músico y productor colombiano, miembro del grupo Superlitio, acompañó a Los Petit Fellas en la aventura de Formas para perderse. “Todo empezó en un concurso de bandas de una revista, donde él fue jurado. Hicimos un concierto y a él le gustó cómo sonamos; nos propuso producirnos una canción y así hemos producido ya dos discos”, recuerda Nico.
Sebastián menciona acerca de su relación con Pedro en la producción del álbum: “En su rol de productor, estuvo previamente enterado del concepto y atento para revisar nuestras ideas. Fue mediador entre la banda y la grabación, retroalimentó nuestras ideas y nos ayudó a concretar otras desde la grabación, en los estudios Árbol Naranja y Audiovisión, para que después el disco lo mezclara Joel Hamilton en Brooklin”.
En este proceso, Los Petit Fellas estuvieron siempre involucrados. Sebastián comenta: “Estamos en todo, pendientes de las cosas, pero también soltamos. El proceso de la grabación fue muy lindo. Logramos las texturas que queríamos para la entrega a Joel en la mezcla. Cuando nos mandó avances, cada uno lo escuchó y entre todos llegamos al punto donde queríamos llegar”.
“Todos los procesos de producción son válidos: tanto el músico que quiere que una sola persona grabe, mezcle y masterice, como quien quiere dar esas labores a personas diferentes. Todo depende de que el disco llegue a donde debe”, continúa Sebastián. Nico agrega: “Lo que quisimos fue que todos estos personajes hicieran parte de un ‘dream team’ y darles la bienvenida a buenos nuevos oídos.
Masterización: sutil y esencial
Camilo Silva fue el encargado del mastering en Formas de perderse. Con un certero conocimiento de su quehacer, Los Petit Fellas dejaron en sus manos este fundamental proceso: “Camilo entiende los mercados donde nos movemos y de ese modo llegó a que el disco tuviera una gran aceptación auditiva en el público al que llegamos. Cuando llegaron las mezclas de Joel, Camilo hizo un balance entre los sonidos graves, que nos gustó mucho”, comenta Sebastián.
Nico añade: “La escena alternativa en Bogotá y Colombia se está empoderando, hay una generación nueva que tiene toda su música en su celular, pero para quien quiera discos, siempre habrá. Gracias a la tecnología, esto está creciendo. El ejemplo está también en los conciertos, donde la gente nos responde”.
Sebastián: “Siempre estuve en contacto con muchas clases de música, de la ranchera hasta rock y sicodelia; me volví a encontrar con el hip hop, por Nicolás. Para este disco, estuve escuchando dub step y drum and bass, además de había estudiado jazz; en realidad mis influencias son muchas, y van saliendo en las canciones. A todos en la banda nos pasa algo similar; sus influencias se involucran en la música que vamos haciendo”.
Nico: “Eso fue muy afortunado, porque tuvimos la oportunidad de conocer otras formas musicales, como la big band, hasta los samplers. Nunca le dijimos no a ninguna idea; todos escuchábamos y conversábamos acerca de ella”.
Para la grabación de este nuevo álbum, Sebastián contó con una variedad de guitarras, como Fender Telecaster, mientras que en vivo toca con su Epiphone Les Paul modificada en los conciertos y una LouiSaint personalizada de un luthier bogotano que es su preferida. Por su parte, Nicolás, como rimador de la banda, grabó su voz con un micrófono Telefunken, lo que le dio libertad de movimiento gracias a la sensibilidad de la cápsula.
Nombrada como una de las mejores propuestas musicales de su país, Los Petit Fellas inundan con su frescura y sus interesantes letras el panorama de la música latinoamericana, que se abre paso como una nueva generación que hace las cosas a su manera, desde el corazón.