La voz, el instrumento de la emoción

De niña, yo tenía una voz muy peculiar y cuando hablaba, las personas se sorprendían porque mi voz era muy ronca. Era muy gracioso, porque les parecía muy tierna, pero el contraste con el tono de mi voz era muy drástico. Realmente mi voz era diferente y después de hacerme algunos estudios, resultó que tenía nódulos en la garganta. Los nódulos son lesiones que se tienen en las cuerdas vocales y hacen que la voz sea muy ronca; en ocasiones, dependiendo de la gravedad, pueden ocasionar otros síntomas. En mi caso no era nada grave y me recetaron terapia de la voz; es decir: ¡cantar! A mí me parecía muy divertido y relajante; no solo cantaba por diversión, como alguna vez todos lo han hecho, sino que fue una terapia que me dio muy buenos resultados en muchos sentidos. Primero comencé con ejercicios utilizando vibraciones especificas, pero poco tiempo después comencé a tomar clases de canto y solfeo, lo que me ayudó mucho, no solo para deshacer los nódulos en mis cuerdas vocales, sino en generar más felicidad y bienestar en mí.

El canto y sus beneficios

El cerebro, los pulmones, la postura corporal y el estado de ánimo general resultan favorecidos cuando las personas entonan canciones. Lo que yo descubrí y seguramente muchos de ustedes ya lo experimentaron, es que sin importar qué estilo de música se interprete, ni cómo suene para los demás, cantar ofrece otros beneficios para la salud, tanto en aspectos psicológicos como emocionales.

Desde hace relativamente poco tiempo, la ciencia se ha dedicado a realizar estudios y experimentos acerca de los efectos de la música, que nos ayudan a entender por qué tal disciplina artística ha sido parte de la vida cotidiana desde las más antiguas culturas de la humanidad y hasta nuestros días. Uno de los principales hallazgos fue el hecho de que cantar hace que el cuerpo genere endorfinas: neurotransmisores que levantan el ánimo y nos ponen de buen humor.

También se han hallado vinculaciones entre el canto y la producción de dopamina, oxitocina y serotonina, todas ellas sustancias que ayudan al cuerpo a tener una sensación de bienestar. Y además se reducen los niveles de cortisol, la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés. Es decir, todos efectos alegres y positivos.

Por su parte, el canto colectivo brinda de igual forma grandes beneficios;  esto me recuerda cuando visité templos budistas, donde al escuchar a las personas decir/recitar los Sutras, estos igualmente causan de manera inmediata un estado de tranquilidad y paz, gracias a las vibraciones, además del significado de los textos que se están cantando. Cuando participé en estos “cantos”, amén de sentirme relajada, también mejoró mi estado de ánimo. Para personas con problemas de depresión y tristeza, esto puede ser de mucha ayuda.

Cantar requiere una concentración focalizada, que bloquea las preocupaciones y distrae de los problemas. Esto, sumado a la producción de endorfinas y demás sustancias que propician el bienestar, contribuye con la reducción del estrés.

Ahora bien, la respiración es una parte fundamental de nuestro estado de ánimo; cuando nos sentimos nerviosos o tensos, nuestra respiración tiende a aumentar, sin embargo, cuando estamos tranquilos, nuestra respiración es pausada y calmada. Cuando cantamos, exigimos a nuestro cuerpo una respiración profunda y controlada que ayuda a contrarrestar la ansiedad, y cuando aprendemos canciones y las decimos, nuestro cerebro se ejercita, manteniendo una mente activa.

Los pulmones y el cerebro, favorecidos por el canto

Como mencionaba anteriormente, la respiración es fundamental para nuestro bienestar físico y emocional, pero también es primordial cuando cantamos. Actualmente hay varios estudios en curso que analizan los efectos específicos del canto sobre el aparato respiratorio. En 2009, un artículo científico llegó a la conclusión de que la práctica regular del canto “puede mejorar la calidad de vida y preservar la presión respiratoria máxima” de pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

Hay más ventajas. Las personas que cantan tienen más conexiones entre las distintas áreas del cerebro que aquellas que no cantan. Así lo afirma el neurocientífico Aniruddh D. Patel en su libro “Music, Language, and the Brain” (“La música, el lenguaje y el cerebro”), de 2008. ¿La razón? El lenguaje es una actividad que en la mayoría de los casos depende del hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que la música -como la mayoría de las demás artes-, depende del derecho. Por eso, las canciones con letra favorecerían las interconexiones.

Además, diferentes estudios han concluido que cantar podría ayudar en el tratamiento de ciertos problemas del habla, como la tartamudez y la afasia, además de otros problemas neurológicos, como lesiones cerebrales no congénitas, mal de Parkinson o trastornos del espectro autista. El aprendizaje y el entrenamiento del canto, por otra parte, se torna en una “gimnasia mental” que promueve las nuevas sinapsis y por ende la neurogénesis y la plasticidad cerebral, algo que es clave, sobre todo en los adultos mayores, para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo.

Mejor posición corporal y otras ventajas de cantar

Cantar también conlleva algunos beneficios plenamente físicos. Es el caso de la postura corporal: hay investigaciones que han demostrado que cantar de manera profesional corrige la posición de las vértebras cervicales y la hipolordosis (el aumento de la curvatura de la columna). Por otro lado, la persona que canta tiende por sí sola a adoptar posturas más correctas, gracias a que existe una relación entre la forma apropiada de colocar el cuerpo y el tono de la voz. Si a eso se suma la relajación, la mejor respiración y el menor estrés que también se derivan de cantar, suman factores para tener una postura mejor y por ende nuestro cuerpo lo agradecerá.

Otro hecho positivo de cantar, es que a menudo enseña a articular mejor los sonidos y, en consecuencia, a pronunciar mejor las palabras. Esto es aún más evidente cuando se trata de canciones en otros idiomas. Cantar también podría tener efectos positivos para la tensión arterial, debido a que tal actividad estimula una sincronización de los patrones cardiacos y respiratorios.

Cantar puede ayudarnos a mejorar el mundo

Cuando comprendemos quiénes somos en esencia y qué cualidades únicas poseemos, dejamos de compararnos entre nosotros. El miedo que nos impulsa a luchar, acaparar y oprimir se transmite al cantar en una energía más liviana: la de la compasión, la generosidad y el amor. Así, nuestra nueva creatividad nos permite ver soluciones a las que quizás no estábamos abiertos antes. Este cambio positivo tiene un efecto dominó que comienza en nuestras propias vidas, luego se extiende a nuestros amigos y familiares y finalmente al mundo en general.

Se ha sugerido que cantar en grupo puede resultar en un fenómeno llamado arrastre, en el que los pulsos de los cantantes se sincronizan como un latido colectivo. De la misma manera, permanecer firmes en quienes somos revela que somos parte de un sistema masivo: el corazón de la humanidad.

Sin pena alguna les invito a cantar para liberarse, relajarse, divertirse y sobre todo cuidarse emocionalmente. Sin saberlo tuve todos estos beneficios desde pequeña. No soy para nada buena cantante, pero definitivamente cuando lo hago, se regenera mi energía, lo que también me pasa al estar en conciertos y escuchar a todas las personas entonando la misma melodía.

*Ingeniera de sonido, sistemas de audio en sala y monitores con más de quince años de experiencia; ha colaborado con artistas y producciones distinguidos en más de veinte tours a nivel nacional e internacional. Ha mezclado para artistas como Kool & The Gang, Gloria Gaynor, Natalia Lafourcade, Mon Laferte y León Larregui. Actualmente se encuentra realizando mezclas en formatos de sonido inmersivo. Es cofundadora de la empresa 3BH, que desarrolla proyectos de integración tecnológica para estudios de post-producción y música en México y Latinoamérica y a partir de 2016 comenzó a representar a la organización Soundgirls.org en México, apoyando a las mujeres a profesionalizarse en la industria del espectáculo.