A finales de 2006, una banda de rock alternativo fue fundada en Caracas por Rafael Pérez, Daniel De Sousa, Sebastián Ayala y Henry D’Arthenay, tomando influencias de muchos géneros, desde el punk de los años ochenta, la música disco, funk, electrónica, jazz, salsa y reggae.
En febrero de 2010, La Vida Bohème lanzó su primer disco llamado “Nuestra”, que, de acuerdo a los tiempos que corren, estuvo disponible para descarga libre por un tiempo limitado y fue seguido por una edición limitada en CD. Para mayo de 2013, la banda lanzó su segundo disco titulado “Será”, formado por quince temas, que fue reconocido en ese mismo año por los premios Latin Grammy como Mejor Álbum de Rock.
Después de haber lanzado su segundo disco, La Vida Bohème comenzó un proceso en el que viajaron mucho para darlo a conocer y fue en esos viajes en los que tuvieron la oportunidad de grabar muchas cosas, desde pruebas de sonido, ensayos y demás. Así nació “La lucha”: “Todas esas grabaciones las volvimos a escuchar hace año y medio y seleccionamos mucho material con el que pudimos comenzar a trabajar”, menciona la agrupación. “Los temas nuevos vinieron de la experiencia de estos últimos cuatro años, por lo que lo vemos como un cuasi documental”.
Esas experiencias que la banda vivió, incluyeron su establecimiento en la Ciudad de México: “Nos instalamos aquí y construimos un estudio donde pudimos escribir y tocar mucho de lo que hoy forma “La lucha”. Todo el proceso de concepción del espacio y creación de las canciones, así como la construcción (y deconstrucción) de nuestras vidas, fue pasando en simultáneo”, continúan.
Habría muchos temas de los que La Vida Boheme pudiera hablar en sus canciones; sin embargo, ellos mencionan lo que quisieron reflejar concretamente en esta ocasión, debido a sus vivencias más recientes: “Se trata de la lucha que lleva cada persona en su vida. Quisimos retratar lo bonito, lo malo, lo gris y lo colorido de la vida. Inevitablemente, nuestras vidas fueron las que se fundieron en ese caldo, así que se puede decir que el disco es la fijación de estos años fundacionales en sonido”, mencionan.
“Nos gusta pensar que ‘La lucha’ es un viaje. Es irse muy lejos para reencontrarse con algo que siempre estuvo muy cerca y dentro de uno. Se podría decir que es un “travelogue” (película documental de viaje), usado como excusa para celebrar la travesía en la que se gesta la vida: pasar de ser niños a hombres, de sedentarios a nómadas, de la esperanza a la desilusión y de la desilusión a la aceptación”, señalan los miembros de La Vida Bohème. “Todavía mantenemos que las palabras que nos dio José Mujica acerca de su propia lucha son las más acertadas para sintetizar el disco: es la lucha con nosotros mismos, de que vivir lo más cerca posible a lo que pensamos nos hará felices”.
Los ciclos y sus cierres
El trabajo de producción de “La lucha”, estuvo en manos de Eduardo Cabra (“Visitante” de Calle 13), al lado de La Vida Bohéme: “Coprodujimos el disco juntos, ya que nosotros comenzamos todo el proceso en nuestro estudio El Submarino en la Ciudad de México y luego culminamos la grabación en el estudio de Eduardo en Puerto Rico durante un mes. Fue una experiencia increíble, ya que Eduardo es una persona muy especial, además de que tiene conocimientos musicales y de grabación impresionantes. Nos conocimos en la entrega de los Latin Grammy y a partir de ahí nos vimos en un par de festivales más donde nos escuchó. Tenemos una relación muy buena, en algún momento se subirá a tocar con nosotros, seguro”, comentan.
“Grabar el disco nos hermanó con Eduardo y Puerto Rico”, narra la banda; “la isla nos dio la calma que necesitábamos para plasmar lo que queríamos y él fue nuestra guía por las aguas turbias de nuestra mente. El disco es un collage disciplinado: la mayor parte se hizo en el estudio de Eduardo: La Casa del Sombrero, en San Juan, con par de días finales de grabación en Estudios Spectra en Aguadilla, también en aquel país. Hay varias grabaciones y distorsiones hechas en nuestro estudio en la Ciudad de México. Los ingenieros de grabación fueron Harold Wendell Sanders y Habish Rosario, quienes cuentan con una interesante carrera en Puerto Rico, sobre todo con bandas indie”.
“El encargado de mezclar ‘La lucha’ fue Leonel Carmona en la Ciudad de México y el máster lo hizo Andrés Mayo en Buenos Aires, quien ya se encargó de nuestros dos primeros discos y es un maestro con quien siempre es grato trabajar y crecer”.
Para La Vida Bohème, el concepto sonoro que quisieron manejar en la producción de La Lucha fue orgánico: “Queríamos que se sintiera vivo, que tuviera bordes desiguales y aire. Intentamos que fuera algo bastante sensorial (subgraves ‘gordos’ y camas de ambientes ‘delgadas’), mencionan; “queríamos que se sintiera elástico”.
“Fue muy bueno mezclar en la Ciudad de México con Leonel y Eduardo. Nos dimos el placer de hacer cosas que normalmente no solíamos hacer en nuestras mezclas (jugar más aún de lo que ya habíamos jugado antes), señala el grupo. “En este proceso dimos cierre a muchas cosas que tenían vía incluso cuatro años antes, así que fue una gran experiencia de conclusión de muchas maneras”.
Una pregunta que surge al conocer la situación política y economía de Venezuela, la visión de La Vida Bohéme es la siguiente: “Actualmente se está generando mucha música nueva, sin embargo, las formas de exposición han desaparecido, por lo que los músicos nuevos no tienen espacios donde mostrarse. Pocos son los que logran sobreponerse a la crisis en la que se encuentra el país y hacer música para vivir”.
Hay muchas bandas que se han ido de Venezuela para poder seguir funcionando y trabajando, como es nuestro caso o el caso de bandas como Los Mesoneros, Okills, Mcklopedia, Viniloversus, Rawayana, Recordatorio o Akapellah. Tratamos de que no pase mucho tiempo entre cada vez que vamos tocar allá, sabemos que para la gente es muy especial que uno vaya y para nosotros tocar en nuestro país es de las cosas más bonitas que existen”.