La Castañeda, treinta años de rock y locura creativa

A finales de los años ochenta, muchas bandas se abrieron paso en la escena del rock en México sin importar los pocos espacios y la falta de interés por parte de empresarios y disqueras. El camino no fue fácil; sin embargo, el sueño de distintos músicos por impulsar sus proyectos, su estilo y música siguió pese a todo. Entre estos proyectos destaca La Castañeda, un grupo que al paso de los años se ha posicionado como uno de las más importantes en el rock en nuestra lengua.

Planeación a detalle

El estilo alternativo, oscuro y contemplativo de La Castañeda los fue caracterizando y diferenciando de cualquier otra banda. La profundidad de sus letras, conceptos escénicos y la fusión de ritmos como jazz, blues, hard rock y punk los consolidaron como una agrupación de culto y vigente en la actualidad. Con la locura como motor principal, el grupo celebró treinta años de música en el Teatro Metropólitan, en un concierto que se tradujo en una fiesta y un homenaje a todos aquellos que los han seguido desde sus primeros días.

Salvador Moreno, Omar D´León, Oswaldo D´León, Felipe Maldonado, Eduardo Aguilera, Felipe Maldonado, Misael Ortiz y Agustín García arribaron al escenario para iniciar el festejo de estas tres décadas con localidades agotadas. El concierto tuvo una duración de casi tres horas y contó con la participación de músicos como Poncho Figueroa (Santa Sabina), Yoku y Tania Melo (Los de Abajo) y Sax (Maldita Vecindad), entre otros.

El show estuvo dividido en tres actos, en los que se abordaron las distintas etapas de la banda; en total tocaron 38 canciones, canciones icónicas como “Ángel de las sombras”, “La última noche”, “El loco”, “Viejo veneno”, “Gris normal”, “Sueños”, “Cautivo de la calle”, “Noches de tu piel”, “Cenit”, “Transfusión” y muchas más.

Destacó el concepto escénico que lució el foro y que se complementó con los distintos perfomances que se presentaron durante el concierto. El área de visuales, vestuarios y escenografía lograron crear ambientes teatrales oscuros, góticos y complejos que han caracterizado a La Castañeda en cada una de sus presentaciones.

La producción estuvo a cargo de Zanoni Blanco y José Luis Doblado “Bola”, quienes además de colaborar como ingeniero de iluminación y de audio en sala de la banda, respectivamente, se aventuraron a dirigir este espectáculo. La labor y logística realizada por ambos ayudaron a que este festejo fuera una fiesta para todos, aunque, por supuesto, esta producción conllevó distintos retos, ya que no fue sencillo sintetizar tantos años en un show. Cabe señalar que el espectáculo de performance estuvo a cargo de la compañía Garra Producciones, grandes aliados de La Castañeda.

Treinta años de locura

La preparación del concierto tomó alrededor de cuatro meses, tiempo en el que se realizaron  distintas reuniones entre la banda y el staff de producción. Hubo diversos scountings, uno de ellos lidereado por Salvador Moreno, voz de la banda, quien se encargó del perfomance, así como también se llevó a cabo otro scouting para la parte técnica. El objetivo principal para este show era ofrecer un espectáculo moderno, diferente a lo ya visto; si bien se retomó la base de lo que se había presentado meses antes en el festival Vive Latino, se actualizó y adaptó a las características del Teatro Metropolitan.

Una de las premisas fue respetar el concepto teatral que ha definido a La Castañeda durante estos treinta años, y así, se incorporaron elementos como danza área, vestuarios, acróbatas, actores en zancos y escenografía prehispánica. La banda solicitó distintos requerimientos escénicos, como quitar el fondo del escenario para añadir profundidad al perfomance, además de que permitió optimizar el video-mapping que se usó durante el show. Otro de los puntos que el grupo solicitó fue que el escenario no se saturara y dar una buena distribución al backline, ya que durante el perfomance hubo bailarines y actores realizando diversos actos.

Uno de los retos a los que se enfrentó la producción fue que el escenario del Metropólitan está treinta centímetros hacia uno de sus costados, por lo que debieron moverse todos los elementos de la escenografía para que visualmente estuviera centrado y hubiera un mayor disfrute del público.

“Hubo mucho corazón en esta producción; cada una de las áreas dio lo mejor de sí y esto es resultado de un gran trabajo en equipo. Además de ser compañeros de trabajo, somos amigos. Tuvimos varios retos, me tocó coordinar todo lo referente a los horarios y fue una locura; hubo retrasos y ajustes, como en el caso del video, donde tuvimos que realizar una modificación en el escenario y ajustar toda la estructura del teatro para que el mapping estuviera centrado, así como el escenario. Afortunadamente todo salió como se planeó. Me deja mucha satisfacción lo realizado, no fue fácil, siempre son retos, pero afortunadamente se resolvieron y todos disfrutamos de este festejo”, comenta “Bola”.

En el mismo sentido, Zanoni Blanco comenta: “Ha sido algo indescriptible participar en este show. Son treinta años, yo llevo 27 con la banda y ha sido una experiencia de vida. Tuvimos muchos retos, pero los fuimos resolviendo, el Teatro Metropólitan es idóneo para el estilo visual y musical de La Castañeda y esto nos permitió hacer muchas cosas en el escenario. Estamos muy contentos con los resultados, a la gente le gustó, también a la banda y por supuesto a todo el staff de producción”.

El sonido característico de La Casta

El audio en sala fue otras de las áreas que destacó en este concierto, bajo la dirección del experimentado ingeniero de sala, José Luis Doblado “Bola”, quien ha trabajado doce años con la banda y logró consolidar una óptima cobertura y ofrecer el sonido old school que ha caracterizado a La Castañeda durante estos treinta años.

El equipo de audio que se utilizó fue el del Teatro Metropólitan, con una distribución del colgado principal que contó con 18 cajas L-Acoustics V-Dosc (nueve por lado), doce subwoofers L-Acoustics V-Dosc (seis por lado) y cuatro cajas Meyer Sound CQ-2 en front-fill (dos por lado). La consola que se ocupó fue una Avid S6L, también del recinto. Cabe destacar que no se ocuparon plug-ins o ecualizadores externos, sino las herramientas de la propia mesa; el objetivo radicó en hacer las cosas a la antigua, como en los inicios del grupo.

“He tenido la oportunidad de haber trabajado con muchas bandas pilares del rock en español y por supuesto, La Castañeda es uno de ellas. Cada show me deja una emoción difícil de explicar, han sido muchas tocadas que se quedan tatuadas, es un grupo que siempre integra cosas nuevas, cuenta con invitados y cosas distintas, pero sobre todo hay mucha creatividad; es una banda que se reintegra siempre y hoy, tres décadas después, sigue vigente y esto seguirá por muchos años más”, añade el también ingeniero de audio de Hello Seahorse! y División Minúscula.

Cabe destacar que “Bola” llegó al recinto con escenas pre-armadas, que no sólo estaban listas para operar en la consola S6L, sino también para mesas de las firmas Yamaha y Soundcraft, ya que en conciertos anteriores se había trabajado en estas plataformas. El objetivo, señala el ingeniero, era minimizar errores, aprovechar los tiempos y prácticamente realizar un “plug and play” en sala para poder resolver otras cuestiones en otras áreas.

En cuanto a monitores, la celebración de La Castañeda contó con la participación del ingeniero Edgar “Nico” Morales. En este departamento destacó el uso de la consola Midas Pro2 y ocho monitores d&b audiotechnik M-4, mientras que en side-fill se ocupó el sistema Meyer Sound MSL-4 (dos por lado), y subwoofers 650P (dos por lado), además de otros 650P en drum-fill. La microfonía utilizada para este show fue variada: marcas como Shure (SM57, KSM 137, B98H/C, entre otros más); AKG (D112 y D5) y Behringer (Ultra-G Dir Box) estuvieron presentes, mientras que los sistemas de monitoreo personal fueron Sennheiser, con su modelo G3.

Iluminación, de regreso a los orígenes

El concepto lumínico que se planteó para este show radicó en regresar a lo que se hacía en los inicios de La Castañeda. El objetivo era establecer un diseño de tipo teatral más que de concierto, ya que hubo actores que interpretaron diversos performances. Ante ello, se retomó una iluminación retro, con pocas luminarias, para aprovechar las asombras y oscuridad que han constituido el estilo de la banda durante toda su historia.

Bajo la dirección de Zanoni Blanco, ingeniero de iluminación, y quien ha trabajado 27 años con La Castañeda, además de bandas como Panteón Rococó, el área de iluminación destacó por lograr un concepto retro y underground como se usaba a finales de los años ochenta. Se supo aprovechar que el fondo del escenario quedó descubierto y aparentaba estar en obra negra para tener un toque aún más urbano.

“La Castañeda tiene la locura como un concepto básico y a partir de esto es como la banda desarrolla conceptos y estilos, tanto en la música, como en la producción de sus conciertos. El diseño de iluminación consistió en retomar lo que se hacía hace treinta años en lugares como el Lucc, Rock Stock o Rockotitlán, pero con las modificaciones tecnológicas de nuestros días. En aquellos años, llegábamos a los foros y aprovechamos lo que había, llevábamos algunos complementos y eso hicimos aquí”, explica Zanoni.

En total se ocuparon más de setenta luces para un lograr el concepto de iluminación teatral; se echó mano del equipo base del Teatro Metropólitan, que consiste en equipos como Martin MAC Aura, Rush MH7 y Atomic, complementado con dispositivos como Robe Robin y Pixel Tilt Bar; la consola que se utilizó fue una MA Lighting Grand MA3 y un total de seis universos. Los tonos utilizados fueron tanto fríos como cálidos, aunque los que predominaron fueron los colores azul marino, índigo, magenta y verde; se buscó usar tonalidades fuertes e intensas, pero sin abusar, por los performances de actores y acróbatas; las luces tuvieron un sentido en contra picada.

“Esto me deja una gran experiencia. Llevo 27 años de mi vida con esta banda; es mi familia, además de mi trabajo. Ha habido altas y bajas, como todo en la vida, pero es un honor ser parte de La Castañeda, que hayamos pasado por tantas cosas y que ahora hayamos celebrado treinta años de historia. Son momentos personales inolvidables y lo mejor es que queremos seguir girando con la locura como motor”, señala el iluminador.

Video-mapping, nuevos recursos

Un elemento que se incorporó en este show de La Castañeda fue el video-mapping realizado por Mauricio Reséndiz, responsable de gráficos, quien se dio a la tarea de implementar esta herramienta y proyectar en el fondo del escenario distinto material. El diseño tomó 28 días, en los cuales Mauricio y Salvador Moreno llevaron a cabo diversas reuniones para pulir la propuesta. Para la realización se utilizaron los softwares 3D Max, Suite Adobe y Sony Vegas, así como el sistema Arena y un proyector Panasonic de 20 mil lúmenes, instalado a 33 metros del ciclorama, dentro de la cabina del Teatro Metropólitan, en el mismo sitio donde se colocaban los proyectores cuando el teatro funcionaba como cine.

El video-mapping tuvo participación por cada canción. El show se dividió en tres etapas. La primera integró iluminación y perfomance, la segunda gráficos en mayor medida y en la tercera se desnudó el fondo del escenario para llenarlo con la aplicación total del mapping sobre la estructura arquitectónica del Teatro Metropólitan: “Participé hace diez años en el aniversario veinte de la banda en un festival Vive Latino, sin la tecnología que hay en nuestros días. Para este festejo, Salvador me invitó a colaborar, y ahora hubo mayores recursos para hacer cosas en mapping. Desnudar la parte trasera del escenario ayudó mucho al concepto de La Castañeda; la estructura del teatro ofrece una textura muy oscura y del estilo de la banda. Parte de la superficie en esa zona no estuvo en color negro, entonces aprovechamos eso; usamos muchos blancos, mucho contraste, algunas sombras y capas para generar texturas y profundidad”, finaliza Mauricio Reséndiz.

El festejo por los treinta años de La Castañeda fue un éxito. El concierto no sólo tuvo un lleno, sino que distintas generaciones se dieron cita para disfrutar de canciones que al paso del tiempo siguen vigentes. Si bien hay muchos cambios si comparamos cómo eran las cosas cuando Salvador y compañía daban sus primeros pasos en la industria de la música, ésta es una banda que ha sabido adaptarse al tiempo, y con su talento, energía y letras, han logrado acercarse a cada vez más generaciones. Las giras seguramente continuarán, llevando su locura creativa a un público fiel que valora su talento.

Los equipos para la locura creativa

Sala

  • Consola Avid S6L 24D 64×32
  • Procesador Lake LM23
  • PA
  • (18) Altavoces L-Acoustics V-Dosc (9 por lado)
  • (12) Subwoofers L-Acoustics V-Dosc (6 por lado)
  • (04) Altavoces Meyer Sound CQ-2 (2 por lado, front-fill) 

Monitores

  • Consola Midas Pro2c
  • Preamplificador Midas DL-251 / DL-153  56 canales, XL-48 (4 canales)
  • Compresor Empirical Distressor EL8X
  • (08) Monitores de piso d&b audiotechnik M-4
  • (02) Altavoces Meyer Sound MSL-4 (2 por lado, side-fill), (02) 650P (2 por lado), drum-fill
  • (06) Sistemas de monitoreo personal Sennheiser G3

Video

  • Proyector Panasonic 20 Kans
  • Sistema Arena
  • Computadora Dell M6800
  • Software 3D Max, Suite Adobe, Sony Vegas

Iluminación

  • Equipo base Teatro Metropolitan
  • (10) Luminarias Martin MAC Aura, (10) Rush MH7
  • (06) Martin Atomic

Equipo extra

  • (01) Consola GrandMA3 CompactXT
  • (02) Luminarias Robe Robin Tarrantula, (08) Pixel Tilt Bar
  • (12) Par LED ShowCo HL LED 1810

Microfonía

  • Shure B91A, SM57, B56, KSM 137, B98 AMP, Beta 27, Beta 52, Beta 87, B98H/C, AD2/SM58
  • AKG D112, D5, D7, WMS4500/D7, D5
  • Caja directa Behringer Ultra-G