De formación académica en Conservatorio, Heidi Lewandowski, “Kaleema”, toca el violín desde los trece años y es una artista electrónica originaria de Argentina que con la presentación de su segundo disco, “Útera”, sigue marcando el camino de una electrónica más orgánica que explora y mezcla lo instrumental con la síntesis análoga y los recursos digitales.
Sus influencias trazan puntos donde convergen lo clásico, Kraftwerk, la música del mundo y el folclore. Con estudios en producción en música electrónica acreditados en Nueva York, su primer disco, “Nómada” (2017), fue un espacio de exploración, precedente que dio continuidad al proceso de creación de “Útera”:
“Yo he producido al cien por ciento ambos discos. La interpretación de los instrumentos la hago yo: flautas, sintetizadores, percusiones, voces y violín, excepto el chelo y unas flautas andinas, para las que recibí ayuda. En mi estudio grabo en Pro Tools, edito y compongo en Ableton Live, tengo sintetizadores como el Nord Drum para las percusiones, FM8 de Native Instruments, Minilogue, Korg Volca Beats, Volca Bass y Volca Keys, el OP-1 de Teenage Engineering. También me gustan los VST de Arturia y Native Instruments; en este disco lo que más uso son sintes analógicos. Me fascina lo análogo, porque le da otra profundidad el sonido”.
La mezcla la realizó Andrés Oddone, quien reside en México, y la masterización, Sebastián Cordovés, radicado en Berlín: “Andrés tiene una gran capacidad musical y siento que consigue expandir el sonido. Con Sebastián también trabajo muchísimo: además de estos dos discos he hecho bastantes colaboraciones, remixes y canciones; hace un trabajo de mastering digital muy fino”.
En la electrónica hay mucho más presencia masculina que femenina pero está cambiando, al tiempo que se gesta un público distinto: “Ya hay más mujeres interesadas, pero a la industria de la música electrónica le falta mucho, estamos poco representadas en este estilo en particular. Sin embargo, es también un nicho musical en el que hay mucha empatía entre colegas”.
“Dentro de toda la locura que estamos viviendo ahora me parece muy actual que este disco se haya producido antes de la pandemia porque hay necesidad de un cambio de paradigma en el que nos veamos a pesar de todas las diferencias culturales, religiosas, sociales y económicas. Esa es la columna vertebral del disco, su concepto general”.