Los círculos se fueron cerrando para darle a Gustavo la oportunidad de participar en algo que significó casi tanto como tocar con Soda Stereo: realizó la mezcla del espectáculo Séptimo Día para Cirque du Soleil.
“Para llegar, uno debe apasionarse, prepararse ardua y profundamente, y cuando surge una oportunidad, estar a la altura de ella”, afirma Gustavo Borner. Y vaya que si sabe de lo que está hablando, y vaya que si sabe que esa fórmula funciona. ¿Trabajos a nivel internacional y de gran escala? Palomita. ¿Reconocimiento mundial? Palomita. ¿Premios Grammy? ¡Palomita! De esto y más nos habló este profesional en la entrevista realizada en el marco de la Conferencia Anual AES México, llevada a cabo durante sound:check Xpo 2018.
Carreras que se complementan
Y quién lo iba a pensar cuando la carrera de audio fue descubierta por él casi por mero accidente, cuando se encontraba estudiando música en Berklee College en Boston. “Yo lo que quería realmente era ser músico”, relata Gustavo. “Uno de mis objetivos en aquel entonces era tocar con Soda Stereo, por lo que decidí estudiar formalmente música, pero sucedió que en el colegio vi que se enseñaba el audio y al final me incliné hacia este campo, además de que un buen día me di cuenta de que no era tan bueno en el piano —la competencia en Berklee es apabullante—, y entonces tuve que empezar a dar un viraje de timón, sin que éste fuera demasiado drástico. Así que en tres años ya había terminado una carrera doble: Producción e Ingeniería musical y Film Scoring”.
Aunque en su familia no había nadie que realmente se dedicara a ninguna de las dos cosas, sí se puede decir que sus padres tuvieron un cierto grado de influencia: su padre fue un audiófilo y su madre, pianista. “Mi padre siempre tenía en casa equipos de sonido buenísimos. Recuerdo que tenía uno de la marca inglesa Garrard en donde todos los domingos en la mañana tocaba a Beethoven. ¡Eso se oía espectacular! Por otro lado, mi madre tocaba el piano y yo creo que de ahí me surgió el gusto por los teclados, pero nunca lo hizo de manera profesional. Debo decir que el gusto por la tecnología también es antiguo en mí, ya que desde muy pequeño aprendí a programar, gracias a que teníamos una computadora que a mi padre le servía mucho para el trabajo”, recuerda Gustavo.
El tránsito hacia el nivel profesional es siempre una aventura en donde la suerte…un momento… ¿Suerte? “Un amigo mío, Miguel Mateos, define suerte como la combinación de preparación con oportunidad”, comenta Gustavo; “así que posteriormente a mi graduación de Berklee nunca dejé de prepararme ni de aprender técnicas nuevas, por lo que cuando las oportunidades se iban dando, yo tenía la posibilidad de salir avante. Debo confesar que mis inicios fueron muy estresantes y difíciles, porque sabemos que poner en práctica lo que aprendemos en la escuela es una historia completamente diferente, sin embargo, hubo ocasiones en las que yo no estaba muy seguro de cómo se debían hacer las cosas, pero buscándole resolvía y acababa ejecutando de la manera correcta. En algún punto, llegué a trabajar en un estudio de Los Angeles que se llamaba Rusk, donde colaboré con Bebu Silvetti haciendo “Romance” de Luis Miguel, en el cual tengo créditos como programador de sintetizadores, y posteriormente también participé en proyectos con Plácido Domingo ahí mismo con Bebu. De esta forma me fueron conociendo entre los artistas latinos que llegaban a esa ciudad”.
“El gusto por la tecnología también es antiguo en mí, ya que desde muy pequeño aprendí a programar, gracias a que en casa teníamos una computadora que a mi padre le servía mucho para el trabajo”.
Estar donde las cosas suceden
En Los Angeles siempre suceden muchas cosas. Es una de las bases de todas las artes, por lo que uno está siempre en movimiento, conociendo gente y haciendo conexiones. De hecho esa fue una de las razones primarias por las que Gustavo se mudó para allá y al estudio Rusk no sólo llegaban proyectos musicales, sino también cinematográficos, a los cuales nuestro entrevistado no tardó en sumarse. “De repente conocí a Lalo Schifrin (pianista, compositor, arreglista y director de orquesta argentino), muy conocido por el tema de “Misión imposible” y por haber trabajado en “Enter the Dragon”, y con él hice “Rush Hour” 1, 2 y 3, además de muchas otras películas y discos de jazz. Trabajar con Lalo me llevó a conocer a músicos como John Murphy, afamado por su música en películas como “28 días después” o “Sunshine”. Él me llamaba porque le gustaba que yo supiera hacer la parte orquestal, pero con mi influencia rockera”, comenta Gustavo.
De esta manera, Gustavo se relacionó con Alejandro González Iñárritu para la realización de “Birdman”, después de muchos años de esfuerzo y evidentemente, buenas relaciones. “Ya se había hecho una pre-grabación de la música en Nueva York, pero había algo que no les gustaba. Decían que estaba demasiado “bonito” el sonido, demasiado pulido y que necesitaban algo más visceral. Entonces, una chica de los estudios Fox en donde yo había hecho otros proyectos me llamó para unirme al equipo. A decir verdad, cuando me explicaron de lo que se trataba (hacer un soundtrack con pura batería grabada en la calle) se me hacía cosa de locos. Posteriormente, Alejandro mismo habló conmigo y así entré al proyecto, en lo que acabó siendo un algo extraordinario y con lo que ganamos un Grammy, un premio CAS (de Cinema Audio Society) y un TEC Award del NAMM. Así que fue una experiencia increíble verdaderamente”, recuerda.
Sin embargo, ¿cómo lograr un sonido más visceral para esta película? “Yo tengo una sala de grabación con piso de cemento y mucha madera, que suena muy viva y muy fuerte. Usé muchos micrófonos de listón, colocándolos tanto de manera normal, es decir, cercanos al instrumento, como alrededor del cuarto. Apliqué mucha compresión, utilizando una consola Neve que tengo, y al mismo tiempo que estaba grabando les mostraba una mezcla general en 5.1. Generalmente yo siempre grabo en estéreo al mismo tiempo que estoy grabando en 5.1, por si me llegan a pedir un bounce de la grabación pues ahí está. Así que después de haber terminado de grabar todos los cues y las escenas en la calle, se llevaron el material y al cabo de unos días le llamé a Martin Hernández, diseñador de audio, para recordarle que todavía tenía que mezclarse todo. Me respondió: ‘Ya está, así lo vamos a dejar, está perfecto. Esa fue otra genialidad de Alejandro, ya que si me hubieran regresado el material, seguro yo hubiera puesto mucho más cuidado en la mezcla y el resultado nunca hubiera sido lo que la locura del momento ofreció; entonces por ese lado también hubo mucha improvisación, tal como en la música”.
“En algún punto, llegué a trabajar al estudio Rusk de Los Angeles, donde colaboré con Bebu Silvetti. Posteriormente, también participé en proyectos con Plácido Domingo y de esta forma me fueron conociendo entre los artistas latinos que llegaban a esa ciudad”.
Cuando Gustavo era joven, su mayor deseo era tocar con Soda Stereo. No lo consiguió, pero de una u otra forma, los círculos se fueron cerrando para darle la oportunidad de participar en algo que significó casi tanto como tocar con aquella banda: Cirque du Soleil lo llamó para colaborar en la realización de Séptimo Día, el espectáculo que rindió tributo a la música de la banda. “Fue un trabajo extenso, en el que Adrián Taverna (ingeniero de sala de toda la vida de la banda), Zeta Bosio y Charly Alberti se involucraron totalmente.
La música del grupo fue reeditada y remezclada tomando todo el material antiguo que se tenía, como demos, ADATs, grabaciones en vivo y demás. Y todo fue digitalizado, así que en algún momento tuvieron que llamar a alguien para hacer la mezcla final en la versión estéreo y multicanal. Como yo ya había trabajado con Pop Art y Sony antes, salió mi nombre y me solicitaron, de manera que me metí por dos o tres meses a mezclar. Normalmente, cuando las grabaciones están bien hechas y vienen de una sola fuente, no me molesta mezclar in-the-box, pero en este caso, como todo venía de diferentes grabaciones y diferentes versiones, tuve que darle un tratamiento más profundo, usando más equipo periférico. Todo se mezcló en 10.1 y en estéreo. De verdad que fue muy emotivo el momento en que se presentó el show en Luna Park y entraron Charly y Zeta recibiendo una ovación de pie por parte de todo el público”.
La verdad es que no hay espacio que alcance para contar la vida profesional de Gustavo Borner. Cientos de proyectos de gran escala. Mucho trabajo que siempre es compensado con un peculiar hobbie: restaurar autos antiguos, en particular Porsches. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.