Francisco Lelo de Larrea, celebrando el ahora

Guitarrista, compositor, docente, músico de sesión y de acompañamiento. Francisco Lelo de Larrea tiene su lugar como uno de los guitarristas de referencia en el jazz mexicano y es el lanzamiento de su segundo disco en formato de quinteto, “Ataraxia” (Fonarte, 2022), junto a figuras de la síncopa mundial como Antonio Sánchez (batería), David Binney (sax alto), Elliot Mason (trombón) y Scott Colley (contrabajo), lo que nos permite abordarlo para conocer los principios de producción -ejecutiva, musical y técnica- que lo hicieron posible.

Aquí y ahora

Con arreglos y composiciones de su autoría que aluden al post-bop y el jazz contemporáneo, Francisco relata que el proceso de composición tuvo como hilo conductor el concepto de “Ataraxia”, ese estado de tranquilidad pura planteado por la filosofía estoica, que él trasladó a lo que considera es la verdadera felicidad a la que se puede aspirar: vivir aquí y ahora, y de ahí, llevó el concepto a ese momento de inspiración único que da poder improvisar con otros músicos.

“Como yo lo veo, una de las grandes formas para alcanzar la ataraxia es vivir el aquí y el ahora, sin que el pasado o futuro te angustien o acosen. El estado pleno al que podemos llegar como seres humanos es ese, que si bien no representa toda tu vida, sí marca donde se encuentra concentrado en ese instante. Musicalmente es cuando experimentamos la improvisación espontánea sobre el escenario; la interacción con los músicos y el nivel de comunicación que existe en ese momento y hora en que podemos crear arte”.

“[Llevado a los temas y selección de músicos del disco], hay algunas composiciones que tenía de hace diez años -como “Now you drink it or spillt!”,- cuando vivía en Nueva York e hice una maestría en jazz en el Aaron Copland School of Music, en Queens College. Vivía en Queens, el mismo barrio que Antonio Sánchez, y aunque ya nos conocíamos de años atrás en México cuando coincidimos en la Escuela Superior de Música, fue allá que nos hicimos más cercanos y siempre le decía que cuando grabara mi segundo disco lo buscaría junto a otros de mis héroes músicos en el formato de quinteto que me gusta: saxo alto, trombón, contrabajo, batería y guitarra”.

“Mientras buscaba el apoyo económico, pude conocer por la convivencia con Antonio a músicos como Scott Colley, gran contrabajista que ha tocado con Jim Hall -uno de los músicos que admiro y de los más grandes de la historia-, que ha tocado con Antonio por 20 años y que han sido sección en grabaciones y giras de diferentes proyectos. Teniendo a esos dos pilares en la sección rítmica contacté a Elliot Mason, un trombonista que vengo siguiendo desde hace mucho tiempo, que tocaba con Tim Miller -un guitarrista que admiro mucho y me voló la cabeza-. Mi música ya estaba ideada y proyectada con un trombonista, porque me gusta mucho el timbre y color que se genera entre éste y la guitarra cuando tocan al unísono, octavados u armonizados; genera unos colores que me encantan”.

“Era mediados de 2022 y ya tenía los recursos. Antonio y Scott estaban disponibles y la verdad es que tener a Antonio abrió el umbral para que todo se diera de manera más fácil: estando él, Scott y Elliot, le hablé a David Binney, ex Lost Tribe -donde tocaba Adam Rogers y David Gilmore (banda de funk jazz de los noventa)-, banda de la que tenía todos los discos y me fascinaba el nivel de las producciones por su sonido, la mezcla y el máster de sus discos… He seguido a Binney con todos sus proyectos y también su trabajo como productor. Lo conocí en Nueva York cuando tocaba con Antonio, y en el proyecto Migration”.

Parte clave para el financiamiento de esta producción fue lograr la beca de Apoyos a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca, la cual pone el 70 por ciento del costo total, de tal forma que en la figura de producción ejecutiva, para cubrir el 30 por ciento restante, estuvo a cargo del melómano y abogado regio, Alfredo Gómez Pérez, quien ha sido cercano seguidor de la propuesta musical de Francisco.

“Alfredo es un melómano y empresario y es socio de un club de jazz en Monterrey -el Saxy Jazz Club. Yo también soy de Monterrey y tuve la suerte de conocerlo y de que, además, le gustara mi aproximación a la música y de que incluso se identificara con ella. Era para aplicar a la beca y, cuando le hablé del proyecto, lo que significaba para mí y lo que podía significar para la escena del jazz en México, mostró su generosidad y nos apoyó”.

El proceso de composición tuvo como hilo conductor el concepto de “Ataraxia”, ese estado de tranquilidad pura planteado por la filosofía estoica”.

En las entrañas de la producción

Francisco fungió como productor musical del álbum y para la selección del estudio de grabación, contactó a Óscar Zambrano, ingeniero mexicano que se ha especializado en masterización y que radica desde hace años en Nueva York: “Óscar estudió ingeniería en audio y producción en Berklee College, es super talentoso y tiene trabajo allá. Ha masterizado todos los discos de Magos Herrera y álbumes no sólo de jazz, sino también de pop, rock, y R&B. Ha ganado varios Grammys y tiene su empresa Zampol Records. Nos conocimos en Guadalajara, en uno de los encuentros de Tónica y desde entonces estamos en contacto. Le ofrecí participar pero no podía y fue quien me recomendó a Fernando Lodeiro -ingeniero de audio de Esperanza Spalding, quien le ha hecho sus grabaciones y mezclas, tiene tres Grammys y también ha colaborado con Paul McCartney-; estaba a punto de mudarse, pero pudimos lograr que los tiempos cuadraran y él sugirió hacer la grabación en Atomic Sound Records, en Brooklyn”.

La grabación consistió en un lockout de diez horas, donde imperó el profesionalismo de los músicos y la apertura para aportar, abiertamente, a las composiciones de Francisco: “Les mandé la música un mes o dos antes. Reservamos el estudio por 10 horas…son músicos increíbles, leen lo que les pongas y lo hacen a la primera; interpretan increíble, proponen, dan su arte en cada sección, nota y compás. Fue una experiencia maravillosa. Escuchas el arte y la esencia de cada uno de los músicos. Yo estaba muy feliz, sin presiones, porque son amigos y la vibra se sentía, no sólo por la amistad, sino también por el nivel profesional”.

“Las composiciones y arreglos son míos; la idea, el orden de los solos y cómo se estructura cada una fueron hechas para que cada quien las hiciera suyas y se sintieran libres para hacer algo. Yo usé mis guitarras Gibson 335 de 1978 y mi De la Garza Custom (fabricada por el laudero regio, Roberto de la Garza, para los overdubs). Hubo energía, sinergía y química para que ellos lo sintieran así y se  involucraran -que es algo que estoy seguro que hacen en todas las producciones-. Es gente que no sólo siente la música a gran profundidad, sino que la viven por los retos que implica y que ellos mismos generan. Fue un gran aprendizaje para mí convivir con ellos y compartir mi música, que la valoraban al nivel en lo hicieron”.

Por su parte, el proceso de mezcla fue un ejercicio desafiante de confianza en la labor de Fernando Lodeiro:

“Se lo dejé totalmente a él, porque los músicos solemos caer en el perfeccionismo absurdo y te puedes clavar en que escuchas todos los errores y nada te gusta. Cuando me mostró la sesión me gustó, pero luego me estaba yendo a eso que digo. Traté de mesurarme y superar esa batalla, confié plenamente en Fernando y al escuchar el CD fue maravilloso, quedó perfecto”.

Fue un gran aprendizaje para mí convivir con estos tremendos músicos y compartir mis composiciones, que la valoraban al nivel en que la ejecutaron”.

La cereza del álbum fue el gusto de tener como arte de portada una obra original del artista plástico Jazzamoart: “Le mandé la primera canción y se puso en acción a pintar con lo que la música le decía. Ya no pude ver la obra en vivo porque apenas la publicó, se la compraron. Pero es una alegría que haya podido ser parte con un cuadro de él para la portada porque es alguien a quien también he seguido por muchos años”, menciona contento Francisco.

“Ataraxia” se puede adquirir físicamente directamente con el guitarrista y en puntos de distribución como las Librerías Educal de todo el país. Desde luego, por la distribución de Fonarte Latino lo encontrarán también en todas las plataformas digitales y ya se trabaja un convenio con Ropeadope para su llegada a Europa.

Ustedes no pierdan la oportunidad de escuchar el sonido de esta placa, cuya carta de presentación estamos seguros levantará la conversación entre la comunidad de melómanos, audiófilos y músicos.

Entrevista: Nizarindani Sopeña/Redacción: Marisol Pacheco