Entre los cinco y seis años de edad, los padres de Felipe, Martha y Agustín Pérez Frías, se dieron cuenta de que su hijo estaba cantando y les dijo: “Estas canciones son mías y tengo muchas más”. Sus papás aman la música y lo apoyaron, así que había que meterlo pronto a la música. Entró a estudiar guitarra clásica con un profesor amigo de su prima, aprendió solfeo, armonía y a leer partitura de los seis a los trece años de edad.
El segundo momento importante en la vida de Felipe fue cuando, a los trece años de edad, su papá le obsequió su primera guitarra eléctrica Flying B Arbor negra y un amplificador Peavey. Como adolescente, él pensó: “De aquí soy”. En su mente pensaba en las chicas y cómo acercarse a ellas, conocería a muchas de ellas. Formó una banda de rock y se inspiró en Caifanes, La Maldita Vencidad y en guitarristas como Mérlindon Crosthwaytt. En aquella época, le pedían identificación para entrar a lugares como Rockotitán, Lucc y Rockstock.
Formación académica en México y Holanda
“Vendí mi guitarra Flaying B, compré una Ibañez y tomé clases durante tres años con Toño Ruiz, quien me dijo: ‘tocas la guitarra eléctrica como si fuera clásica”, recuerda; “me encantaba el rock, pero oía más música clásica”. Felipe era un híbrido entre música clásica y rock; su banda se llamaba Aura, con estilo a The Cure. Él quería estudiar y su papá le dijo: “Te pago la carrera, acabas primero la preparatoria y si quieres ser músico, estudia en academia”. Fue cuando entró al Centro de Investigación y Estudios de la Música (CIEM), que está afiliada al London Royal School of Music y al Trinity College Music of London. Se graduó del CIEM con diploma de Londres en 1996 y en agosto del mismo año ya iba rumbo a Holanda.
Al CIEM entró con mentalidad de rockero, pero cuando empezó a estudiar orquestación se dio cuenta de que quería escribir para orquesta. “En vez de escribir para cuatro músicos de rock”, pensó; “puedo escribir para ochenta”. Estudió con la Maestra María Antonieta Lozano. Felipe estaba en transición entre la escuela de teoría musical y la escuela de composición; es decir, tenía todo en teoría, pero no en composición, pues sólo estudió dos años con Alejandro Velasco.
Posteriormente, Felipe buscó escuelas en Estados Unidos y Europa; apenas comenzaba internet, así que sólo tenía folletos de escuelas como The Juilliard School, Berklee College y de los conservatorios europeos. Encontró el Conservatorio de Rotterdam en Holanda y lo eligió por dos razones: el programa es lo que buscaba en música contemporánea y por el departamento de Worldmusic para la carrera en los estilos de tango, gamelán, árabe, música de la India y Rusia y también porque estaba ahí su amigo Juan Felipe Waller. Lo aceptaron a los 22 años de edad y se quedó catorce años en Holanda. Su maestro Peter Jan Wagemans le preguntó: “¿Cuánto tiempo te quieres quedar aquí? Felipe respondió que dos años, a lo que Peter sugirió que se quedara cinco, para que aprendiera a componer”.
¿Qué es un compositor?
Felipe explica: “Es el acto de componer música contemporánea que permite la exploración sonora y la experimentación para instrumentos que pertenecen a una orquesta, lo cual brinda la facultad de organizar estructuralmente las ideas musicales”.
Cualquiera que compone música es compositor. El compositor de academia compone para orquesta, cámara, música acústica y electro acústica, sobre todo hacemos música escrita. “Mi cabeza entiende cualquier música del mundo y la puedo desglosar estructuralmente y la desmenuzo solo con oírla, la entiendo y la copio, que es muy diferente a que yo componga otro estilo de música, por ejemplo, el sabor de una cumbia”.
Felipe compara la música con la arquitectura de una casa: “Si sólo tienes un serrucho, difícilmente la construyes, pero con equipo la construyes mejor. Cuando tienes escala mayor y menor puedes crear sentimientos, pero con herramientas de estudio en composición creas sentimientos muy profundos y más acertados.
Escenarios, películas y presencia en el mundo
En los recintos como el Carnegie Hall en Nueva York, el Palacio de Bellas Artes en México, el Teatro Colón en Argentina, el Teatro de la Ciudad de París, el Auditorio Nacional de Madrid, el Royal Albert Londres, la Casa de la Ópera de Sidney, el Teatro de la Ciudad Prohibida de Beijing en China, en Holanda en todos los teatros y el foro Staats Theather en Alemania se ha presentado y en otros, han tocado sus obras y por eso le encargan más música. Sus partituras se estudian en varios países y en México ha dado clases en la UNAM, que le pidió sus obras para que los saxofonistas que así lo deseen se gradúen.
Felipe no tiene manager, se maneja solo y tiene dos disco editados llamados “Mantis” y “Formika” (hormiga) en Estados Unidos y en todas las plataformas digitales. Escogió esos nombres porque le gusta la entomología. Con su banda Mal’akh Ensamble (hebreo y árabe que significa ángel), le llamaron del Bosque de Chapultepec en alianza con la Filarmónica de México para tocar su composición “Purpurascens” (en latín: “Chapulín”). “Mal’akh es música contemporánea, hemos viajado al extranjero, con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México hemos sonorizado películas en vivo como el proyecto Animalik de 2012 a 2016”, menciona.
Felipe también ha participado en la musicalización del cine mexicano con Carlos Cuarón en “Rudo y Cursi”, “Besos de Azúcar”, “Sándwich de Mariana” y “Postales de Leningrado”, de Mariana Rondón.
Proyectos recientes y futuros
En el proyecto de Felipe, llamado Vórtice Ensamble, de cámara, son ocho músicos acústicos y un director. Leonardo Chávez, violinista, propuso ensamble con flauta, sax, piano percusión violín, viola, chelo y contrabajo. Tocan tangos, sones, progresivo y electrónico y tocan en lugares como la UNAM, el Centro Nacional de las Artes y el Palacio de Bellas Artes, así como también en foros que no están asociados a la música clásica, como centros penitenciarios y galerías, además del Teatro Metropólitan. Para una compañía clown nombrada Triciclo Rojo, el director Emiliano Cárdenas lo invitó a componer la música de una obra teatral en un centro de reclusión femenino, montada por las reclusas.
A Felipe le llamó la atención The Space Orchestra, formada por científicos del SETI (Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, por sus siglas en inglés), y de la NASA, porque la banda islandesa Sigur Rós hizo una colaboración. Contactó al SETI y ahora es director artístico y creador del proyecto, junto con la astrónoma Jill Tarter, del proyecto “The EarthLing Proyect”, en el que recolectarán los “sonidos de la humanidad” para crear una orquesta gigante de todo el mundo y así enviarlos al espacio. Fue invitado a California por Charles Lindsay y conoció a Seth Shostak, Bill Diamond y muchos científicos divertidos, como él menciona.
Durante la cuarentena
Durante este periodo de aislamiento social, Felipe ha estado trabajando con Carlos Cuarón en su nueva película y en The Golden Hornet Composer Lab, cuyo director es Graham Reynolds y que se dedica a promover música contemporánea. Felipe dirigió su ópera en México y ahora están haciendo un proyecto entre DJs y músicos contemporáneos para crear un acervo colectivo en composición de música. “Yo propuse a artistas mexicanos y voy a ser el director, además de estar grabando a distancia un disco con Emsamble Ónix, dirigido por el flautista Alejandro Escaer”.
Además de lo anterior, Felipe trabaja en una obra en la que está grabando con varios contrabajistas mexicanos a distancia y dos obras propias para danza contemporánea con la Maestra Beatriz Madrid en Cuernavaca y con el Maestro Benjamín Briones, coreógrafo, que desde Nueva York le pidió una obra”.
Sigamos a Felipe Pérez Santiago, que desde muchos lugares del mundo nos ha ofrecido el gran talento que le ha sido conferido: la composición musical.
*Guitarrista, compositor y productor. Ex-guitarrista del grupo Kerigma (1989 – 1993), grabó el disco “Esquizofrenia”. Como solista, sacó su primer disco instrumental “Horizontes” en sound:check Xpo 2018. Psicólogo educativo, psicoterapeuta corporal y de pareja, conferencista, consultor en sexualidad, cuenta con el Postgrado CORE Institute of New York. Es empresario, filántropo, fundador y director de la fundación Más allá de la Adversidad AC, para apoyo de personas con enfermedades reumáticas.
En el project studio de Felipe y en vivo
Con su banda Vórtice Ensamble en vivo y en su estudio, Felipe usa casi lo mismo, dependiendo del show:
Teclado sintetizador NORD.
CAT Marimba MIDI Roland reproduce xilófonos, vibráfono y banco de sonidos de percusión y se percute con baqueta.
El percusionista usa Latin Percussion, congas, bongos, timbales, farolas platillos, y maracas
Felipe usa Guitarras Gibson de colección, Letrica 335, SG, Less Paul Custom, L6 como la que usa Santana. Electroacústica Martin, 12 cuerdas Tylor, 3 guitarras españolas: Marina, Tres Pinos y Ramírez (Paco de Lucía).
Bajo Squier.
Banjo Mitchel, Dulcimer de Montaña de Canadá y Alaska marca Godin, Jarana Marca Estrella, un Bajo quinto de Paracho marca Irampa modelo Felipe Pérez Santiago.
Sintetizadores Moog Voyager.
Arturia MOD Microbrute.
(02) Controladores MIDI M-Audio.
Amplificador Fender de Bulbos Hotrod.
Pedales de guitarra Line 6, Canyon, Wha Crybaby, Wasabi (trémolo y chorus).
Consola Yamaha 01V96 32 canales.
(02) Interfaces Avid Pro Tools 4 y 8 de AVID y una pequeña Focusrite de 2 entradas y 4 de salida.
Computadora Mac Pro.
Monitores KRK.
Software Pro Tools, Logic Pro, Reason Sampler y para notación Finale.
Melódicas, pianos acústicos 1800 Zimmermann piano alemán, flautas, silbatos.
Micrófonos Neumann para cuerdas y Shure 57 y 58 para voces.