Proaño es el título del más reciente álbum de la banda californiana Enjambre, una colección de composiciones registradas entre las paredes de los estudios de grabación Sonic Ranch, en Tornillo, Texas. La producción de la obra tuvo lugar bajo la batuta de Phil Vinall, un personaje bien conocido en el mundo de la música gracias a su experiencia con grupos que van del calibre de Radiohead, James, Placebo y Pulp, Jumbo, Zoé y LeBaron; así que Luis Humberto y Julián Navejas (voz, teclados y guitarras, respectivamente), Rafael Navejas (bajo), Ángel Sánchez (batería) y Javier Mejía (guitarras), tuvieron frente a ellos una batuta con don de mando, aunque, como el propio cantante del combo revela, el encuentro entre los mexicanos y el inglés fue de lo más ameno, pues “Phil está lejos de ser un dictador; en realidad sostuvimos una relación de propuestas y pruebas”.
La idea original del grupo era hacer un disco que renovara su sonido: “Crear algo fresco, que jamás hubiéramos hecho. Consideramos entonces que la mejor manera de conseguir esto era recurriendo a un productor con la trayectoria de Phil, un tipo con un oído muy fino”, explica Luis Humberto Navejas. Cabe señalar que el productor ya había trabajado con Enjambre en vivo, específicamente durante la actuación del grupo en el Auditorio Nacional, donde se encargó de diseñar el audio del show. “En esa presentación operó como ingeniero de audio, pero también supervisó otras áreas a nivel técnico e, incluso, musical”, explica el cantante. Desde entonces corroboramos que se trataba de alguien muy talentoso, pero sobre todo notamos que podíamos llevarnos muy bien para hacer un gran equipo”.
Antes de aceptar trabajar con los autores de Ausencia de cocina, Phil advirtió que su plan con ellos no era repetir truco alguno que ya hubiera experimentado. “Claro, nosotros conocíamos su trabajo con Elástica, Placebo y Zoé”, menciona Luis Humberto. Pero sabíamos que no íbamos a sonar como esos grupos por el solo hecho de colaborar con Phil. Él logra que los discos suenen a la banda con la cual trabaja, y nosotros buscábamos eso precisamente, además de un sonido sesentero. Él vivió esa época plenamente y conoce de esa clase de perfil sonoro”. La pre producción de Proaño arrancó en el estudio- ensayo de los músicos. Detuvieron sus conciertos durante cuatro meses para dedicarse a afinar nuevas canciones; finalmente, Phil aterrizó en México para estar con ellos a lo largo de un mes. El resultado: catorce canciones listas para ser grabadas en Texas. “Llegamos ahí con los temas ya muy bien ensayados, así que el nivel de conflicto fue mínimo”.
La estancia del combo en el estudio texano se prolongó por seis semanas. “Lo padre de estar allá”, continúa Luis Humberto; “es que su ubicación ayuda a que uno esté totalmente enfocado en trabajar musicalmente. Como el lugar está alejado de la ciudad, entonces nosotros empezábamos a chambear desde temprano y podíamos parar hasta cuando quisiéramos, ya por la madrugada. La idea fue grabar una canción por día, es decir, hacerlo todo, batería, guitarras, todo. Así lo hicimos y desde el arranque y a partir de tal punto ya estábamos buscándole una personalidad sonora a cada tema para dejarlo lista para la mezcla. Phil se puso la camiseta y nos ayudó a probar muchas cosas diferentes. Por ejemplo, cada quien tenía su espacio en el estudio, aunque todos podíamos vernos, checar lo que cada cual hacía. Esto generó una atmósfera muy padre”.
Más allá de las excelsas condiciones técnicas del estudio, cuando la voz principal de Enjambre se refiere a una atmósfera especial, habla también de comodidades. Él mismo lo comenta: “Sonic Ranch es, literalmente, un rancho donde puedes quedarte a dormir, porque tiene habitaciones. Comes, te lavan la ropa y hasta hay alberca. Es como vivir una especie de retiro. Las condiciones son ideales para proveer al lugar de algo especial para hacer un disco; de hecho esa es la filosofía de ese sitio: crear una atmósfera que vaya más allá del gran equipo con el que cuenta”. Respecto a la inversión monetaria, Luis Humberto Navejas advierte: “Además, no es tan caro como podría pensarse. Por un poquito más de dinero se tiene acceso al estudio y a los ingenieros durante todo el día, desde que amanece y hasta que termines”.
Naturalmente, el estudio texano cuenta con muchos amplificadores, micrófonos y fierros de lo más variado. “Sin embargo, algunos de nosotros llevamos nuestro propio equipo”, comenta el cantante. De amplificadores usamos mucho Fender de bulbos de los años sesenta. Es que el equipo antiguo nos fascina y haberlo usado en la grabación se siente en el resultado final, porque Proaño suena así, viejo, como de otra época. La consola madre que usamos era análoga, pero esto no significó que desecháramos experimentar con, por ejemplo, micrófonos muy económicos, así de plano. Esto te habla de lo bueno que es Phil a la hora de experimentar. Cuestiones financieras no nos permitieron grabar en cinta, pero bueno, fuimos análogos hasta donde nos fue posible. Además, nos gusta también ser prácticos: si encontrábamos un plug in que emulara bien ciertos matices, adelante, lo usábamos”.
El tracking de los catorce temas duró tres semanas. “Cuando llegamos a la fecha límite hicimos unos cuantos overdubs rápido y todo se fue a mezcla, ahí mismo”, señala el cantante de Enjambre. Los músicos ya no estuvieron presentes durante esa etapa, exceptuando al propio Luis Humberto, quien estuvo cerca de la consola entonces; el resto escuchaba el material que les llegaba por internet y hacían apuntes. “Porque siempre hay algo, ese toquecito que empuja a una canción a otro nivel, el súbele aquí o bájale allá. De pronto pedíamos que se limpiara determinado canal o viceversa, que se ensuciara otro. Incluso hubo una canción donde le dije a Phil que hacia el final lo que se requería era un fade up; ‘¿qué es eso?’ Me contestó. Le conté entonces que en lugar de ir bajando el volumen al final del tema, había que subirlo. Tuvimos una pequeña discusión entonces y al final lo convencí de tomar el riesgo. Ahora escucho este tema y me da mucho gusto que hayamos logrado ese efecto, un fade up que le va bien a la canción”.
Con una carrera ascendente donde cada vez más fans se suman alrededor del temario de sus autores, Enjambre se muestra satisfecho tras la experiencia de haber registrado su nueva placa al lado de alguien como Vinall, quien, por cierto, sugirió que la masterización de Proaño tuviera lugar en Canadá. “Con Phil uno se la pasa muy bien. Es un gran camarada. Estamos muy contentos de que el disco quedara tal como esperábamos. Estamos ante un trabajo que tiene todo nuestro esfuerzo, dedicación y cariño. Ahora mismo estamos en la etapa en que llegamos a la casa, lo escuchamos y lo disfrutamos bastante”.