El silencio como instrumento musical en la producción

Por Ferrer León*

Resulta lógico plantear que en la producción musical el sonido es el rey. Los productores, músicos e ingenieros invertimos incontables horas perfeccionando cada nota, sonido y ritmo para crear la canción perfecta. Sin embargo, entre tanto sonido involucrado, uno de los elementos más poderosos con los que cuenta un productor musical no es siempre el sonido, sino la ausencia de éste; es decir, el silencio. Creemos que el silencio por sí mismo siempre representa un vacío y que por ende siempre debe llenarse, pero si se maneja con precisión e intención, podría transformarse en un instrumento musical bastante poderoso que realce la emoción, la dinámica y el impacto general de un tema.

Para evocar emociones

Estamos acostumbrados a definir la música de acuerdo con los sonidos que escuchamos en ella; sin embargo, el silencio suele ser igualmente crucial. Crea contraste, genera tensión y permite instantes de reflexión a lo largo de un tema. Es bien sabido que el espacio entre las notas es lo que estructura la música, de igual manera que las pausas en un diálogo pueden transmitir tanto significado como las palabras mismas.

Dentro de la producción musical, el silencio no se trata como ausencia de sonido solamente; es elegido de manera deliberada, y usado de manera intencional, puede cambiar el enfoque del escucha, al mismo tiempo que procura evocar emociones.

Dentro de la producción musical, el silencio no se trata como ausencia de sonido solamente; es elegido de manera deliberada, y usado de manera intencional, puede cambiar el enfoque del escucha al mismo tiempo que procura evocar emociones. Puede ir desde una breve pausa previa a un coro o hasta la completa suspensión del sonido en una pieza simple. El silencio paradójicamente dice mucho.

En realidad, estamos muy acostumbrados a oír el silencio y utilizarlo en diversas obras musicales sin que el espectador se percate de ello como un elemento, el productor, por ejemplo, en la música clásica, puede crear efectos dramáticos para señalar el final de una frase o para permitir que el oyente asimile la música que acaba de escuchar a partir del silencio. Existe una obra experimental un poco extrema que da muestra de esto de manera mucho más literal, y es la famosa obra “4›33”, de John Cage, en la que el músico se queda en silencio durante cuatro minutos y 33 segundos, desafiando al público a escuchar los sonidos del entorno y pretendiendo redefinir las posibilidades de lo que podría ser la música.

Para enfocar la atención

En la producción, el silencio a menudo se utiliza para controlar la dinámica de una canción. Puede crear contrastes muy marcados. Un ejemplo común podría ser provocar el cese repentino al silencio después de una parte intensa y hacer que el regreso del sonido sea aún más dramático y cautivador. Esta técnica se utiliza en diferentes géneros musicales; en la música electrónica, una caída repentina al silencio antes de que vuelva a sonar el ritmo crea un momento de suspenso y éxtasis. 

En una mezcla con muchos instrumentos o elementos, un instante de silencio suele enfocar la atención sobre un instrumento en particular, una voz o un efecto cuando vuelve a emerger, y lo hace más impactante.

El silencio, bajo el dominio de un productor hábil, se convierte en una posibilidad con la que la música puede respirar y amplificar el impacto de los sonidos que lo rodean

El efecto psicológico o emocional que el silencio suele provocar en los oyentes puede ser de suspenso, sorpresa o introspección, ya que el cerebro anticipa naturalmente la continuidad de un ritmo o una línea melódica y es por ello que cuando se introduce el silencio, se genera un momento de incertidumbre que suele amplificar la experiencia emocional. En las baladas, el silencio es una herramienta que aporta peso emocional a la letra o la melodía. Una pausa antes de la nota final que resuelve una frase, puede amplificar el sentimiento que se pretende transmitir, y puede ser muy efectiva en donde el silencio permite que la narrativa respire, además de inducir al oyente a procesar las emociones que se expresan.

Una técnica que se ha hecho muy popular es el uso del “silencio controlado” (gated silence), en la que se cortan elementos específicos de una pista, creando un patrón rítmico de sonido y silencio. Se usa a menudo en la música electrónica y últimamente en la música regional mexicana para crear efectos entrecortados que le aportan textura y movimiento a una canción.

Para ilustrar el poder del silencio, comparto un par de ejemplos icónicos en la producción musical:

“Smells Like Teen Spirit”, de Nirvana. Aquí se emplean cortos momentos de silencio en el riff de guitarra, que sirven para focalizar la energía agresiva del tema y hacer que los powerchords que siguen sean aún más contundentes.

“One More Time”, de Daft Punk”. Esta canción utiliza un breve momento de silencio antes de la última caída, generando una gran tensión que hace que el regreso al ritmo sea muy placentero.

Además de todo lo escrito aquí, solo faltaría sugerir al respecto que no es recomendable el uso excesivo del silencio, y que es más efectivo cuando se usa con moderación, ya que demasiado silencio puede interrumpir el flujo del tema y disminuye su impacto.

El silencio, bajo el dominio de un productor hábil, se convierte en una posibilidad con la que la música puede respirar y amplificar el impacto de los sonidos que lo rodean. Por eso, consideren el arte del uso del silencio como una parte esencial de sus herramientas creativas, que sin duda puede elevar su música a otro nivel.


*Es productor musical, ingeniero en audio y músico y cuenta con 25 años de trayectoria en diversas áreas de la producción, participando en diferentes proyectos dentro y fuera de México, que abarcan música  regional, pop, jazz, rock y orquestas sinfónicas, así como música para empresas y soundtracks. También está a cargo de la producción de audio en la Dirección de Innovación de la Secretaría de Educación Pública. Es miembro votante de los Latin Grammy y cuenta con su propio estudio de grabación, AntenaStudio, en Guadalajara, Jalisco. Pueden encontrarlo en: ferrer@antenastudio.com y www.antenastudio.com