Culturarte presenta su versión de La Bohéme

La productora Culturarte, en alianza con la Orquesta Filarmónica de Toluca, coordina desde 2017 una cartelera que abarca ópera y ballet para el público del Estado de México. En 2024, la puesta en escena de la ópera La Bohéme de Giacomo Puccini, supuso un desafío que pudo cumplirse al sumar a su destacado concepto escénico, un diseño sonoro ad hoc para las condiciones estructurales del Teatro Morelos de la capital mexiquense. 

Guías fundamentales

Así, con el liderazgo del maestro Gerardo Urbán y Fernández, director general del proyecto y director de la Orquesta Filarmónica de Toluca, se decidió montar La Bohéme en el Teatro Morelos, el foro más grande de Toluca, con capacidad para 2,400 espectadores. Sobre los parámetros que marcaron la producción habla el productor ejecutivo y director de Culturarte, Francisco Mejía: “En esta ocasión tuvimos poco tiempo para trabajar, pero algo que fue bastante interesante es que hubo tan buena comunicación entre los equipos creativos que, cuando me mandaron el primer steel tuvimos una coincidencia inmediata en lo que buscábamos, como si hubiésemos trabajado en conjunto todo. Cada área desarrolló su diseño, pero trabajando sobre la misma línea escenográfica. En el caso de la iluminación se trabajó mucho con las dimensiones del espacio, porque tuvimos un tema con una vara que alteró el montaje y otras variables de la producción”. 

“La paleta de colores que rigió la obra, tanto en video e iluminación, como vestuario y maquillaje, debía cuidar las texturas. En ese sentido hubo mejoras en el modelo de proyectores que usamos, ahora un láser Epson de 25 mil lúmenes, con un lente de medio alcance que permitió hacer lucir el trabajo en escena. Trabajamos con Medusa Lab la parte técnica y de operación de todos los equipos; el software que usamos para el mapeo fue Millumin y todo se mandó por HDMI, en resolución 4K, para aprovechar el máximo de los equipos”. 

La misión era dar a cada acto sus momentos precisos y también resaltar aquellos donde los personajes principales tuvieran su desarrollo en la escena, sin olvidar el complemento escénico que sucede en torno a ellos, acompañando el libreto y conseguir dar la luz que merece cada escena”.

Fernando González.

La propuesta escénica para esta versión partió de usar un marco en pintura para formar un lienzo en la parte frontal de la bocaescena, que permitió mostrar las actividades artísticas de los bohemios de París en los años 1700 y 1800, y que sirvió también para dotar de movimiento todas las escenas, dándole vida mediante proyecciones inspiradas en el estilo de los impresionistas de esa época. Dicho lienzo fue obra de la artista plástica Ariadna Fuentes, con el que se dio forma al espacio escénico, concebido por Francisco y Betsa del Valle, la directora de escena. Ahí se desarrollaron cada uno de los actos y también se usó videomapping. Para la parte de estructuras, se sumó la empresa Cosipsa.

El diseño y operación lumínica estuvo a cargo de Fernando González, que cubre su quinta producción con Culturarte, siendo la danza su entorno de desarrollo. Para La Bohéme, el diseño debía ser limpio, debido a la coexistencia de la proyección y un ciclorama, de manera que la misión era “dar a cada acto sus momentos precisos y también resaltar aquellos donde los personajes principales tuvieran su desarrollo en la escena, sin olvidar el complemento escénico que sucede en torno a ellos, acompañando el libreto y conseguir dar la luz que merece cada escena”, reflexiona Fernando. 

Para mí, el principal reto fue conseguir ese toque de originalidad que distingue a las versiones de Culturarte. Eso es algo que siempre me ha llamado la atención de trabajar proyectos así con Francisco Mejía, porque hacemos un desarrollo totalmente diferente a lo que se viene haciendo en el mundo y eso está muy bien”.

Ese trabajo partió de hacer contraste entre colores y controlar la intensidad para representar cabalmente la transición del día y el tiempo marcada por el libreto, además de relacionarla con el mapeo y la utilería para conseguir coherencia, como expone el iluminador: “Mi tarea fue conseguir matizar la escena sin quemarla y dejar imperceptible las expresiones del rostro, además de representar los momentos de suspenso o emoción, el drama de la ópera. Usé una ChamSys con su software para hacer el diseño, basándome en la escenografía como tal, encontrando los ángulos de luz indicados conforme a los movimientos en escena. Las fuentes que usamos fueron cabezas móviles Profile que nos permitieron hacer el enfoque desde la consola, agilizando el proceso del trabajo”.

En el video y mapping, Daniel Gallardo hizo su labor, siendo ésta su tercera producción con la compañía, con una formación como artista visual en el cine. El objetivo que tuvo fue recrear el movimiento escenográfico y así lo describe: “Uno de los objetivos que queríamos conseguir con el video era dar vida al espacio donde se desenvuelve dramáticamente la obra; es decir, atender las especificaciones temporales que nos exige el libreto (hora, lugar, momento) y, a partir de ahí elaborar una interpretación más subjetiva, definiendo colores, estilos y tener visualmente un desarrollo más específico”. 

“En ese sentido, la diferencia entre una escenografía y el videomapping es el movimiento y debemos pensar cómo desarrollar éste sin interferir en la escenografía, ni quitarle espacio al desarrollo escénico y a la música, sino que debe ser un complemento. Para conseguirlo, primero definí los elementos constantes de la representación y, a partir de ahí, adaptamos un nuevo estilo visual que fuera congruente y constante durante los cuatro actos. Usamos un estilo visual pictórico, basado en las pinturas impresionistas de principios de siglo XX, mantuvimos los trazos y proporciones con ese estilo. La paleta de color se basó en el rojo y el azul, y usamos dos softwares, uno fue Photoshop para todo el tratamiento de trazos, dibujo, texturas y brochas, y el otro fue After Effects, para animar los dibujos”. 

“El desafío para mí fue mantener efectivo el tiempo escenográfico, porque son dos horas, y eso exige tener mucha variedad visual en la parte de video, en acción con la escenografía, para atender el progreso dramático de los personajes”. 

Manuel Tapia, Reinaldo Becerril, Salvador Tercero y Andrawy Muciño

Exitoso trabajo en equipo

Uno de los rubros que las producciones de Culturarte y la Orquesta Filarmónica de Toluca querían mejorar era el audio. Para ello convocaron a Salvador Tercero (Sala de Audio), quien, junto a Manuel Tapia (Representaciones de Audio), aplicaron recomendaciones y criterios del ingeniero Humberto Terán para brindar al público la experiencia de un concierto de ópera, en un recinto no operístico donde participaron más de 200 artistas, entre músicos, actores y un coro monumental. 

“Había que ser extremadamente cautelosos para que el proyecto no fuera lo deseado por falta de creatividad técnica para lograr esa sensación del público que conoce y asiste a la ópera. Tuve la fortuna de ser coacheado por Humberto Terán, quien por agenda no pudo atender la misión, pero me dejó indicaciones clave para conseguirlo. Teníamos un sistema de sonido Adamson muy grande, con mucha presión sonora, la operación debía ser con una consola Yamaha CL3 con 2 Stage Racks RIO de 32 canales”, comenta Salvador.

“Así que lo primero que hice fueron dos cosas: llevarme a Jesús Lomelí para hacer la calibración del sistema y dejarlo en 80 dB para hacer la textura sónica que la ópera necesita, dejando que la música saliera desde la fosa de músicos y protegiendo cada una de las escenas musicales. Por petición de Humberto, tuvimos a Manuel Tapia en el control de radiofrecuencia, que junto con él ha adquirido una experiencia alucinante con producciones de este nivel de participantes y números intercalándose, y tenerlo en el diseño y operación fue un lujo”. 

“Luego, gracias al apoyo de Representaciones de Audio, pudimos tener microfonía de Shure y lograr microfonearla por sección, nos llevamos 50 canales sólo en eso. La técnica que aplicamos fue cautelosa para partes muy específicas que tenían que apoyarse como donde suben los fagots. La orquesta es un ensamble espectacular, y aunque no había una cámara o concha acústica, sonaba bien, con mucha fuerza. Prácticamente, la mezcla consistía en apoyar las escenas, tener en primer plano las voces y compensar todos los coros con microfonía ambiental, así que pusimos en el techo seis micrófonos Shure y en el frente, en la boca del escenario, pusimos tres pares más, lo que fue algo muy importante que me pidió considerar Humberto, además de aprenderme la obra. 

Fernando González, Gustavo Monge, Francisco Mejía, Carlos Knight, Betsa Del Valle y Salvador Tercero

“Llevamos microfonía adicional y cableado, además de bases de micrófonos y el sistema Axient que proveyó Representaciones de Audio, en combinación con Roa Audio, que también fue parte del patrocinio. Aproveché y grabamos en multitrack, usando tecnología Dante con la CL3. Utilizamos la interfaz de los preamplificadores que están en los RIO en las cajas de escenario y desde ahí sacamos una línea Dante de 64 canales a mi computadora, más Pro Tools. Además de Jesús Lomelí, me apoyó Erik Carmona. Ya sólo estamos esperando que nos manden el video para poder hacer la mezcla, y quisiera algo en Atmos o inmersivo, porque nos llevamos una cabeza binaural. Creo que todo funcionó muy bien y la gente se fue muy contenta. Yo estoy muy orgulloso de que me hayan invitado y haber participado en un proyecto tan complejo”. 

Había que ser extremadamente cautelosos para que el proyecto no fuera lo deseado por falta de creatividad técnica para lograr esa sensación del público que conoce y asiste a la ópera. Tuve la fortuna de ser coacheado por Humberto Terán, quien por agenda no pudo atender la misión, pero me dejó indicaciones clave para conseguirlo”.

Salvador Tercero.

Luego de poco más de un lustro haciendo producciones en el Estado de México, para Francisco Mejía se ha cumplido la misión de aprender y buscar innovar en cada producción: “Hemos usado todos los recursos a nuestro alcance y logrado alianzas increíbles para hacerlo posible. Siento que estamos en un nivel muy alto de producción y eso habla de un trabajo bien hecho en conjunto que nos permite llevar el show en vivo a niveles emocionantes en algo que nos encanta hacer”.

Entrevistas: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco

Los equipos de La Bohéme

Audio

  • 24 Altavoces Adamson Metrix w (12 por lado) 
  • 04 Altavoces Subwoofer PreSonus ult 18 (2 por lado) 
  • 04 Subwoofer Adamson Metrix sub (2 por lado)
  • 1 Consola Yamaha CL3
  • 2 Yamaha stage Racks Rio de 32 canales

Microfonía

  • 14 Audio-Technica AE3000, 11 AE5100, 6 ATM450, 7 ATM250, 12 ATM100
  • 8 Shure Axient 
  • 6 Shure KSM137 (ambiental), 6 KSM141 (ambiental)
  • 2 Receptor Axient Digital AD4Q de 4 canales
  • 1 Scaner Spectrum manager AXT-600
  • 2 Antenas UA874 con cables UA850
  • 1 Distribuidor de señal de antenas Shure UA845WB
  • 8 Shure AD1 con baterías recargables SB900B
  • 8 Diademas Shure TH53
  • 1 Sistema digital Pro Tools Ultimate de 64 canales utilizando la Dante Virtual Sound Card

Iluminación

Equipo adicional al teatro

  • 04 Conic Profile cabeza móvil 900W o similar
  • 01 Consola Chamsys consola 

Equipo en el teatro

  • 30 Etc Source 4 LEKO, 11 Source Fresnel, 9 Etc Color Source PAR
  • 5 Showco Hyper 4 Cyc

Video

  • 1 Proyector Epson Pro L25000U Láser WUXGA 3LCD con tecnología 4K Enhancement
  • 1 Lente de Medio Alcance N1 Epson (ELPLM12) con F: 1.9 – 2.1
  • 1 Computador Apple Macbook 14 pulgadas Chip M2, 16 GB de RAM.
  • 1 Millumin, software de secuenciación por cues, videomapping y reproducción de video para escena
  • 1 CYP HDBaseT HDMI Extender over cat6 with POE
  • 1 CYP HDBaseT HDMI Receiver
  • 2 Liberty HDMI Cable
  • 1 Elgato Camlink 4K captura de HDMI por USB