En esta segunda entrega continuaremos hablando acerca de las características más importantes de los plug-ins y la forma en la que han cambiado la manera de trabajar en la industria del audio profesional. ¡Continuamos!
La tecnología de 64 bits
Nuestros programas favoritos ya están trabajando en 64 bits, ¿pero esto en qué ayuda? Dependiendo del software que se utilice, se puede hacer el procesamiento en esta forma, hasta incluso trabajar los archivos en 64 bits.
En primer lugar, un software nativo de 64 bits te dejará grabar con plug-ins. Sí, leíste bien, plug-ins en tiempo real. Hago hincapié en nativo porque lamentablemente casi todos los softwares conocidos no están escritos en 64 bits, entonces no pueden aprovechar esta tecnología al máximo. Debido a que la tecnología está avanzando a pasos agigantados, pocos fabricantes tienen tiempo y presupuesto para actualizar o reescribir sus programas desde cero.
Los programas más conocidos de la industria todavía no están en 64 bits nativos, sino que están parcheados para que funcionen así. Solamente unos pocos DAWs están escritos desde cero para tecnología de 64 bits y ellos lo aclaran en sus promociones. Cuando trabajas en un DAW de 64 bits, los plug-ins (que tienen que ser aptos para esta tecnología), tienen una resolución y definición como nunca escuchamos y éste es uno de los pilares de este texto.
En todos estos años de trabajar con lo digital hemos aprendido que el tratamiento es distinto y sin lugar a dudas, el secreto reside en los procesos paralelos; por esta razón, casi todos los nuevos plug-ins tienen la opción de trabajar en paralelo, lo que nos da la posibilidad de emular esa variabilidad.
Y por cierto, ¿de donde viene el nombre de este artículo?
Es un juego que desde hace muchos años hago con mis alumnos. Muchas veces hemos comparado hardware, ya sea de preamplificadores, ecualizadores o cualquier otro tipo de procesador analógico y luego tratamos de obtener un mejor sonido utilizando solamente plug-ins.
La razón por la que me atrevo a utilizar este título es porque siempre he ganado todas las batallas. Quizás una de las mejores anécdotas que tengo sobre esta práctica, es que un día un alumno hizo una grabación con su guitarra, la conectó a un preamplificador y de ahí la mandó a una reverb AKG BX20. La verdad sonaba muy hermosa, súper cálida; además, él toca muy bien y por supuesto, me propuso el reto de sacar ese sonido con plug-ins. Él había grabado también la línea de la guitarra con una caja directa.
Nos pusimos a trabajar. Primero usé un ecualizador, luego un compresor, luego una reverb, luego otra reverb y luego un realzador de la imagen estéreo, una distorsión y un phaser. Los procesos no fueron en serie, solo usé en serie el ecualizador; en lo demás usé todo paralelo, hasta yo mismo me asombré del resultado: los plug-ins no solo sonaban más cálidos, sino hasta más vintage y a la vez más limpios. Por unanimidad, porque esto fue en una clase y había varios alumnos observando el proceso, ganaron los plug-ins. Esto fue hace como 5 años, imagínense ahora…
Siendo sincero, quizás yo hice trampa en el sentido de que ya tenía un gran sonido de referencia y lo único que hice fue copiarlo y mejorarlo. Puede ser, pero el caso es que los procesos digitales cumplieron el objetivo; es decir, la capacidad de obtener un excelente sonido en un sistema digital utilizando solo plug-ins es real.
Los secretos
En todos estos años de trabajar con lo digital, ¿qué hemos aprendido?
Bueno, el tratamiento es distinto y sin lugar a dudas, el secreto reside en los procesos paralelos; por esta razón, casi todos los nuevos plug-ins tienen la opción de trabajar en paralelo, lo que nos da la posibilidad de emular esa variabilidad que cito en el artículo “El audio digital no tiene headroom, pero igual somos felices”. Por eso avisé que lo leyeran, porque ahí entenderán a qué me refiero.
¿Qué procesadores son candidatos a paralelos?
En realidad todos; sin embargo, los más usados son:
1. Las distorsiones tanto de Tape como de Overdrive o incluso Fuzz, todas añaden diferente carácter y es recomendable ecualizarlas para elegir qué frecuencias se van a distorsionar. Esto aplica para todo, desde voces hasta baterías, pasando por bajos.
2. Compresores de todo tipo. A veces queda muy bien sobrecomprimir y añadir pequeñas cantidades de esa sobrecompresión. Esta señal, al mezclarse con la señal Dry, logra el efecto de variabilidad del audio analógico. Mismo tip: ecualizar las compresiones paralelas.
3. Excitadores de armónicos siempre en paralelo. Incluso muchos de estos procesadores trabajan con Oversampling (la señal se eleva a una frecuencia de muestreo superior, se procesa y vuelve con un nuevo resultado), para emular las características más sutiles del hardware más delicado.
4. Diferentes tipos de Reverbs con diferentes ecualizadores, incluso añadir distorsión a las mismas para lograr sonidos más vintage y cálidos.
5. Procesadores de tiempo: Phaser, Flanger, Chorus o incluso Delays y Reverbs que pueden aparecer en un pequeño rango del espectro. Para esto se pueden utilizar los filtros de los mismos plug-ins; es decir, un Chorus que solo actúa en la zona de 1K a 8K, por ejemplo. Esto hace efectos parecidos a los provocados por la variabilidad en la velocidad de un tape.
También recuerdo otra prueba que hice con un ecualizador EMI TG 12345, que tiene un sonido hermoso. Ecualicé una mezcla como para empezar una masterización y ahí mismo traté de mejorar el sonido usando solo plug-ins. Utilicé un ecualizador y luego en paralelo un excitador de armónicos y una distorsión. El sonido fue mucho mejor con los plug-ins y además tenía la opción de mejorar otras cosas que en el ecualizador de analógico no pude mejorar por falta de recursos, ya que había utilizado las 4 bandas y los 2 filtros y no tenía más opciones.
Cuando me refiero a trabajar en digital, es comprender que son dos sistemas distintos y que en digital se deben usar otro tipo de herramientas, procesos y acercamiento al trabajo.
¿Es válida la comparación de 1 a 6?
Sí, porque el costo del equipo analógico está muy por arriba del costo de los plug-ins; por ejemplo, con lo que cuesta el ecualizador mencionado anteriormente (aproximadamente unos 6,000 dólares estadounidenses), te compras entre 10 y 14 plug-ins de los más caros, que no solo servirán para ecualizar, sino que además seguramente te alcanzará para comprar otro tipo de procesadores, como compresores o plug-ins de inteligencia artificial.
Y además, cuando compras un plug-in no estás comprando uno como en el mundo analógico, sino que lo puedes usar en la cantidad de veces que tu computadora los soporte. Esto dependerá del tipo de procesador que tenga tu computadora, de la cantidad de Ram y siempre un disco de estado sólido. Ahora, los canales de todos los DAWs se pueden congelar y este proceso hace rendir la computadora muchísimo más.
La otra ventaja es que los plug-ins no requieren servicio técnico y los equipos analógicos sí; cada vez que le pasa algo a un equipo analógico; por ejemplo, potenciómetros que hacen ruido, luces que ya no encienden o quizás el sonido se corta, o si tienen bulbos en la circuitería y estos se agotan, encontrar alguien que haga un buen servicio es difícil y cuando se encuentra es caro.
En lo personal, he trabajado en todas las grandes consolas que existen y si me preguntan dónde prefiero mezclar, sin lugar a dudas prefiero hacerlo en un DAW. Y no soy el único que piensa así; en la industria hay muchos ingenieros famosos que prefieren mezclar en digital. La razón es simple: somos obsesivos por el audio y esa obsesión hace mucha más simpatía con la tecnología digital, ya que en este dominio podemos elegir exactamente qué frecuencia utilizar; por ejemplo, si estoy trabajando en una canción que está en Em y quiero darle más agudos a la voz, puedo añadir 2db de 10548 Hz, porque esa frecuencia corresponde exactamente a uno de los múltiplos de la fundamental de la canción, o disponer de una cantidad de procesadores que es imposible adquirir en el mundo analógico porque muchos de estos procesadores solo existen en digital. 1db de acá, medio db de allá, además de un recall instantáneo a la hora que sea, estos son algunos ejemplos de nuestra obsesión por lograr la perfección.
Te doy la razón…
Muy bien, el audio analógico suena mejor, supongamos eso, pero, ¿quién está capacitado para escuchar la diferencia? ¿Cuántas personas te dirán qué suena bien? ¿Vas a vender más discos porque tu disco fue hecho con hardware análogo?
Déjenme aclarar algo, la música está por encima de la ingeniería en audio; lo que quiero decir con esto es que nadie va a escuchar o comprar un determinado artista por cómo suena. La prueba de esto es que hoy muchísima gente escucha canciones de los años 30 hasta los 60 y las escucha porque les gusta, los hace felices, los emociona o el ritmo les encanta. Todas estas son cualidades de la música, no de la ingeniería en audio. Además, ¿dónde va a ser escuchado nuestro trabajo? En una computadora con sonido de aire, en un altavoz mono Made in China que funciona con USB y que lee MP3?
Si no fuera por el maldito Loudness War que todavía sigue acechando nuestros oídos y que muy poco tiempo de vida le queda, tendríamos un nivel de sonido en las grabaciones actuales que sería grandioso. Te recomiendo que para comprender bien esto lean el artículo “Cambio volumen por dinámica parte 1 y 2”.
¿Entonces dónde invertimos?
Debemos pensar también en nuestras inversiones y en la rentabilidad de nuestro negocio. Una buena inversión, por ejemplo, es el tratamiento acústico de tu sala. Conozco muchos estudios con equipo analógico y tratamientos acústicos desastrosos. Otra buena inversión son los transductores, buenos monitores que permitan evaluar lo que haces con calidad o un nuevo set de micrófonos para capturar el sonido deseado.
Una interfaz con wordclock externo también es una buena inversión, y por supuesto una súper computadora en donde puedas abrir los plug-ins más avanzados; de hecho, recomiendo que tengas dos, por si una falla.
He estado también en muchos estudios con una inversión importante en equipo analógico y que solo tienen una computadora bastante retro, sin actualizar e interfaces mediocres; eso no está bien.
Si miras cualquier video que encuentres de tu estudio o artista favorito que estén trabajando en una sesión de grabación, mezcla o mastering, observa este detalle: todo el tiempo los ingenieros o productores participantes estarán haciendo clic en una computadora, utilizando audio digital.
El mito en parte es comprensible porque nace de comparaciones mal hechas, ejemplo: un hardware versus un plug-in, y en este tipo de comparaciones gana siempre el hardware.
Cuando me refiero a trabajar en digital, es comprender que son dos sistemas distintos y que en digital se deben usar otro tipo de herramientas, procesos y acercamiento al trabajo.
Se debe tener un criterio de mastering en el sentido de que no esperes solucionar todo con un plug-in; eso no funciona y además seguramente terminarás con un resultado sobreprocesado. Hay que utilizar varios plug-ins haciendo cambios mínimos y aportando sutilezas a la señal; esa es la manera correcta de trabajar en audio digital.
En la Ciudad de México hay muchísimos estudios con equipo analógico que rentan su estudio por 8 horas a un costo de 150 dólares estadounidenses aproximadamente y no solo eso, sino que además no tienen rentas todos los días, no hay que ser un erudito en economía para comprender que eso es un mal negocio.
El mundo cambió, incluso la crisis sanitaria aceleró todo este proceso. Muchos grandes estudios del mundo cerraron y otros se diversificaron hacia otras actividades, como la enseñanza o dejar que fabricantes de software muestreen sus legendarios equipos analógicos para fabricar plug-ins.
Por ultimo, me gustaría decir que en mi opinión, el audio digital ha sido y es materia de discriminación; gente que no sabe de tecnología y menos de ingeniería en audio repite lo que escucha en algún lado el mito de que el audio analógico es mejor que el audio digital.
Sepan que en los dos sistemas hay basura.
Es como el colega que te dice que tal software no le gusta y cuando les preguntas si lo sabes manejar contestan que no. Todos tenemos derecho a expresarnos, pero en muchos casos no es gente calificada y se opina desde la ignorancia.
Hay un movimiento muy grande de desprestigio hacia lo digital; de hecho, la palabra digital en nuestra industria muchas veces se utiliza despectivamente. He escuchado miles de veces que algo suena muy “digital”. Hay cosas que debemos cambiar o mejorar en este mundo y nuestra actitud hacia el audio digital es una de ellas.
En México me enseñaron una frase que aplica para el final de este artículo y es aquella que dice: “No es la flecha, es el indio”…
Excelentes grabaciones para todos, sean en analógico o digital.
*Músico, compositor, productor musical e ingeniero en audio. Especialista en Mezcla y Mastering. Imparte cursos privados online y en universidades sobre Ingeniería en audio, Producción musical y Desarrollo de la creatividad. Es profesor de Técnicas de mezcla y mastering en REC Música y SAE Institute México.