Omar Rodríguez López llevó a la práctica el lema de “renovarse o morir”, cuando puso fin a The Mars Volta, la agrupación a la que dio vida por 12 años. El detonante para que el virtuoso guitarrista tomara esa dramática decisión llegó tras el anuncio de que el vocalista Cedric Bixler Zavala hizo hace unos meses vía redes sociales, donde informaba sobre su salida definitiva del grupo, argumentando que su compañero había depositado su tiempo y atención a un nuevo proyecto, llamado Bosnian Rainbows.
En esa obsesión declarada por controlarlo todo, Omar no lo pensó mucho y supo que era tiempo de cerrar un ciclo y enfocar sus energías en una nueva aventura sonora, así que lo que el guitarrista y productor concibió originalmente bajo el nombre de Omar Rodríguez-López Group pronto se transformó en Bosnian Rainbows, un colectivo artístico donde le acompañan sus cómplices musicales y amigos: la vocalista Teri Gender Bender (Le Butcherettes), el tecladista Nicci Kasper y el baterista Deantoni Parks.
Sin abandonar su naturaleza experimental -terreno que abordó con la ya mencionada agrupación The Mars Volta y At The Drive-In-, el músico boricua nos presenta una propuesta de intensidad melódica, alejada de ese sonido de rock progresivo, pero no por ello menos compleja y exquisita.
Nada de que alarmarse; por el contrario, lo mejor que pudo pasarle al músico y Teri Gender Bender fue unir su locura y transformarla en un proyecto propositivo y fresco.
Bosnian Rainbows fue grabado en octubre de 2012, en Clouds Hill, un estudio situado en la ciudad alemana de Hamburgo. Para registrar las 11 piezas que dan vida al álbum debut del cuarteto, la banda echó mano de Johann Scheerer, a quien Omar Rodríguez conoció en 2009, cuando trabajaron juntos en la producción del disco de Taka-Takaz, el proyecto musical de este joven productor alemán.
“Johann nos ayudó a hacer el registro de las canciones, es decir, él fue el encargado de asegurarse que la sesión de grabación sucediera, por eso digo que la producción del álbum debut de Bosnian Rainbows la hicimos nosotros, entendiendo que actualmente un productor también hace música, compone, hace arreglos a las canciones y se involucra de forma más meticulosa”, explica Omar.
La mezcla del álbum se realizó en los estudios Wright Way, en Baltimore, Estados Unidos, bajo la dirección de Matt Bittman, quien también ha trabajado con Slipknot, U.N.K.L.E, Misery Index y la Baltimore Symphony Orchestra, por citar algunos.
Para esta nueva aventura sonora, el guitarrista y sus compañeros apostaron por la grabación en cinta. “No había ningún tipo de respaldo digital; se hizo como antes, a la antigüita, con un grupo en vivo. El disco lo grabamos en cuatro días, antes de empezar la gira por Europa en agosto del año pasado, de manera que esos conciertos fueron como nuestro ensayo general. Después de esas presentaciones, nos sentíamos listos para grabar”, recuerda el músico.
Omar Rodríguez-López afirma que gracias a la química musical que existe entre él y sus compañeros en la banda, el proceso de gestación del primer trabajo discográfico de Bosnian Rainbows fue en general muy rápido y sencillo. “En esta banda todos somos líderes, así que la colaboración es para nosotros una experiencia. Aquí es muy fácil abandonar el ego porque estamos al servicio de la música. Todos pensamos en beneficio de todos. La música es la otra entidad que se está creando a través de nuestra convivencia”.
Para el virtuoso guitarrista de origen puertorriqueño, la empatía que ha desarrollado con sus compañeros se refleja no sólo en su convivencia diaria y en su interacción en el estudio de grabación, sino también sobre el escenario. De ahí que uno de los métodos que quisieron adoptar en esta ocasión para que las ideas fluyeran fue vivir juntos durante seis semanas en una casa, sin tocar instrumentos, sólo permitiéndose conocerse en un aspecto más humano.
“Cocinamos, platicamos, fuimos al cine, hablábamos hasta las cinco de la mañana sobre la vida, política, arte. En todos estos años algo me ha quedado muy claro: cualquiera puede tocar un instrumento y hacerlo magníficamente, pero lo verdaderamente importante es la razón por la que crea música, el lado espiritual”, menciona Omar.
Menos es más
En este proceso de reinvención personal y musical, Omar Rodríguez adoptó como estandarte el pensamiento de “menos es más”, una ideología en la que puso énfasis tras una serie de acontecimientos que llegaron a su vida y que lograron sacudirlo, sobre todo emocionalmente.
“Menos es más, así es mi vida ahora. Regalé la mayoría de mis cosas, algunas las tiré… quemé toda la ropa que tenía antes, quemé muchas cosas que escribí y decidí renunciar a mi zona de confort”, cuenta Omar. “En la música, traté de encontrar una mejor forma de expresarme, sin necesidad de usar tantos elementos. Creo fielmente que esa idea se puede refinar cuando la compartes con otra persona, como en este caso”.
El músico quiso trasladar esa sencillez hasta su guitarra, y apoyado por Mike Taft (gerente artístico de Ibanez Guitars), diseñaron un modelo más enfocado a los guitarristas que tocan jazz. “Honestamente Bosnian Rainbows no es una banda de jazz, pero ese sonido me gusta. No quise usar las cuerdas tradicionales, así que en lugar de usar cuerdas roundwound (con entorchado circular), usé flatwound (con entorchado plano), para obtener un sonido más grave, más mellow”, explica.
“En Los Ángeles, con Mike Taft, hablamos de diseñar una guitarra más simple, así que le quité notas. La nota que está en la parte más aguda de la guitarra se la quité, le quité todo eso, quería sólo lo básico”, finaliza; “también porque es un asunto de agilidad y tener sólo las notas que necesito, no más”.
El álbum Bosnian Rainbows fue editado por el sello Rodríguez-López PRODUCTIONS y de él se desprenden los sencillos Torn Maps, Turtle Neck y Morning Sickness.