Adaptabilidad y vocación son dos de los rasgos que distinguen el trabajo de Omar Chávez en Yamaha de México. Con más de veinte años en la compañía, su trayectoria refleja su pasión por la industria y la vocación para aspirar a tener un crecimiento profesional, como lo muestra su paso por áreas como capacitación técnica, branding corporativo, ventas y, actualmente, la gerencia de marketing y ventas.
Pasión enfocada
Desde su formación como ingeniero en Comunicaciones y Electrónica por el Instituto Politécnico Nacional, y el “previo” saciando su curiosidad por la acústica asistiendo a clases como oyente, Omar trazó el surco por donde haría carrera: “Mi pasión siempre ha sido la Acústica y por eso me metí a esa Ingeniería y asistía a conferencias con el maestro Próspero Sandoval. Quería aprender y conocer lo más posible. En ese entonces los fines de semana sonorizaba grupos en bodas y trabajaba en una compañía de renta que hacía muchos gruperos y de banda; así comencé a experimentar el audio y recibir cierto ingreso para mantener mi carrera. No era un trabajo, porque me encantaba hacerlo. Tomé una certificación de audio y ahí conocí a Sergio Ancira, quien trabajaba en Casa Wagner”.
Yamaha está dividida en muchas secciones y me fui metiendo un poco más en la parte de audio profesional que luego me asignaron y, cuando volteé a ver, ya llevaba muchas cosas en todo ello; fue cuando necesité incursionar también en la mercadotecnia”.
El desafío de lo nuevo
Mientras realizaba sus prácticas profesionales en Audiomaster 3000, la sección de doblaje de Televisa, Omar recibió el llamado de Yamaha de México, sin saber que se convertiría en especialista de producto y tendría que desarrollar el arribo de las consolas digitales y, a partir de ahí, desdoblar su potencial en las diferentes áreas de la compañía: “Recibimos la PM10 y surgió la necesidad de desarrollar ese ámbito, así que entré como soporte técnico y especialista para ese sector en audio profesional”.
“Yamaha es una empresa líder en la Industria, cubre desde la parte de instrumentos con la flauta escolar, hasta guitarras, baterías, pianos, alientos, teclados y lo profesional con consolas, monitores, interfaces, software de producción, equipo hi fi y high end, y también para integración. La compañía está dividida en muchas secciones y me fui metiendo un poco más en la parte de audio profesional que luego me asignaron y, cuando volteé a ver, ya llevaba un montón de cosas con todo lo referente a audio y fue cuando necesité incursionar también en la mercadotecnia. Siendo ingeniero tuve que aprender y reinventarme en cuestiones de ese ámbito”.
Con el sello nipón
Para Omar, la clave para ir creciendo en la compañía ha sido proponer más de lo que le solicitaron, así como probar e implementar. “Por casi seis años llevé audio y comencé a meterme en cuestiones de ventas, a llevar los canales de grandes almacenes y su mercadotecnia. De ahí pasé a la parte de branding de la compañía y la relación con los artistas; me fui transformando de la parte técnica, de dar cursos, a la de mercadotecnia y ventas”.
Ese camino le dio a Omar una visión completa de la panorámica que mueve a la Industria, teniendo como pauta de evolución, incorporar la filosofía japonesa de la marca en el proceso de trabajo: “Es lo interesante de estar en una compañía que desarrolla tecnología; te lleva a planear a futuro e imaginar lo que sucederá no en uno, sino en tres o cinco años. Tienes que estar en capacitación constante, vislumbrando tendencias y aprendiendo, sobre todo, en temas como mercadotecnia, finanzas, recursos humanos y leer un poco hacia el futuro, contemplar todo el ambiente tecnológico que hay, hacía dónde va la demanda, cómo han cambiado los hábitos y comportamientos de compra de los clientes, para dirigir la empresa hacia el futuro”.
Como mercado, México es muy constante; siempre hay buenos resultados en ventas. Esto se suma al hecho de que la compañía desarrolla innovación”.
Contribución social
Otro de los ámbitos de gran estímulo creativo y emocional es la parte educativa que aporta la compañía, a través de la enseñanza musical con sus academias y programas, como School Project, sobre las cuales Omar enfatiza: “Yamaha no sólo ofrece instrumentos o equipos. A través de sus academias comparte el método japonés de enseñanza musical con el que desde los cuatro años los niños pueden desarrollar no sólo habilidades técnicas para leer la música o tocar un instrumento, sino también habilidades sociales para relacionarse con otros niños y poder hacer un ensamble, ser resilientes a la frustración cuando no sale una canción, la tolerancia hacia los demás y estimular la creatividad”.
“Eso se complementa con School Project, que se realiza a nivel mundial y está basado en objetivos que dicta la Organización de las Naciones Unidas para tener una educación de mayor calidad, que incluye a la música por las habilidades sociales que mencioné. En México estamos haciendo alianzas con gobiernos locales para enseñar a los maestros los métodos de nuestras academias sin costo, a través de la Secretaría de Educación Pública, pues buscamos que se incluya a la música como un factor de desarrollo de habilidades no cognitivas”.
El mercado mexicano goza de gran importancia para la empresa -como lo es para el resto del mundo-, por el alto consumo de música que se tiene, asociado a la idiosincrasia de nuestra población. A estos se ha sumado la reconexión que trajo la pandemia en el mercado de Instrumentos Musicales, y que está haciendo que las personas vuelvan a interesarse en adquirir y tocar un instrumento como la guitarra o el teclado.
“Como mercado somos muy constantes; siempre hay buenos resultados en ventas. Esto se suma al hecho de que la compañía desarrolla innovación. Desde Japón se hace tecnología que impacta en la forma de cambiar la manera de entregar o expresar algo; cómo fomentar esto en las subsidiarias y sus empleados, y que se transforme en valor agregado hacia los clientes. Esto se traduce en que Yamaha no sólo ofrece instrumentos o tecnología, sino que trata de contribuir a una mejor sociedad a través de la música”.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco