Con una amplia trayectoria como production manager, tour manager y personal manager de bandas como Caifanes y Molotov, a Wolfgang Schmitz el nacimiento de su segunda hija lo hizo echar raíces y qué mejor forma de hacerlo que incorporándose en 2004 como coordinador de producción del Teatro Diana de Guadalajara.
“Empecé trabajando con el promotor Juan Valencia en Guadalajara y me fui involucrando poco a poco en este negocio. Mi chamba era ir por el artista, quedarme en la taquilla a recoger los boletos y pronto estuve en la producción y algunas giras con artistas como Pablo Milanés. Por casualidades del destino, me hice muy amigo de Saúl Hernández (Caifanes), ya que nuestras novias de ese entonces eran amigas y coincidimos en un viaje a Cancún. Platicando sobre mi trayectoria, al final del viaje, Saúl me invitó a trabajar a la Ciudad de México con la banda, así que me fui a vivir al Distrito Federal en 1990. En ese entonces, el grupo sólo tenía los discos llamados Caifanes, El Silencio y El Diablito. De ahí empecé a dedicarme a malcomer y a maldormir, pero me gustaba”, cuenta con nostalgia.
Wolfgang, conocido cariñosamente en la industria como Wolfie, agrega que con Caifanes empezó a trabajar alrededor de 1988 y de ahí estuvo con La Lupita, Soda Stereo y Molotov, entre otros; posteriormente, se desempeñó como jefe de producción en el Hard Rock Live de Guadalajara. Además, también laboró muchos años eventualmente con Ocesa, así que tuvo la oportunidad de trabajar con Pink Floyd, U2, Rolling Stones, Paul McCartney y Kiss, ya que cuando él sabía qué cantante o grupo vendría y no tenía proyecto, podía trabajar con ellos. Pero en 2004, cuando iba a nacer su segunda hija, supo que estaba por abrirse un teatro en Guadalajara y él conocía a la directora, quien lo invitó a incorporarse como jefe de foro de este nuevo recinto.
“Al ser padre de familia quería quedarme estable y no estar girando, aunque como dicen de las giras, ‘cuando te subiste al camión ya es muy difícil bajarte’. Afortunadamente, en el teatro tenemos tanto trabajo que a veces pienso que estamos de gira, porque llego a las ocho de la mañana y salgo hasta la una de la mañana del otro día; la única diferencia es que estoy cerca de casa. Este trabajo me hizo echar amarras y aquí me quedo”, menciona.
De preproducción y tecnología
Con respecto a temas de preproducción de México y otras partes del mundo, Wolfgang Schmitz señala que en los Estados Unidos, en las giras se trabaja mucho con la preproducción para que todo lo que piden los artistas y equipos de producción coincida a su llegada, ya que si solicitaron cinco altavoces y una batería, eso es lo que obtendrán. Esa es una diferencia con México, ya que allá, ponen lo que se pide realmente, no como acá que se solicita tal marca y a veces se cambia por una que no coincide en nada”.
“Tuve suerte de ir en gira con Molotov a Europa y sé que lo importante en cualquier parte del mundo es la preproducción. Hay que saber con exactitud qué se quiere, qué se necesita, lo que se puede conseguir y lo que no. Pero en la negociación, es igual allá que aquí, es importante aprenderlo. Además, en cuestión de equipos estamos a la par; por ejemplo, si un grupo viene y sabe que hay algún equipo especial que no hay en otro lugar, ellos lo traen, pero eso sucede ya menos. La verdad, Ocesa ha sido de gran ayuda porque lleva muchos años haciendo espectáculos y conocen de stage, catering, viáticos, transporte y demás, por lo que los extranjeros no tienen de qué preocuparse”, continúa Wolfie.
En cuanto a la tecnología, el jefe de foro del Teatro Diana indica que ésta ha venido a cambiar todo; por ejemplo, antes se mandaba un fax y se tenía que esperar la respuesta por el mismo medio, pero ahora existe el email, celular y demás, así que prácticamente se pueden tener respuestas e imágenes de inmediato. Asimismo, en este negocio como en otros, lo importante es estar actualizándose constantemente, porque de repente puede llegar un chavito que estudió en Barcelona, con su laptop y un montón de tecnología, apantallando a todos y dejando fuera a otros con más experiencia y conocimientos, ya que nos dejamos impresionar mucho. “Hay que asistir a talleres, pláticas o conferencias y aprender nuevas herramientas. Definitivamente, hay que renovarse para no quedar atrás”, agrega Wolfie.
La cátedra como futuro inmediato
Entre sus próximos planes, Wolfgang comenta que tiene muchas ganas de dar clases y poder transmitir a los jóvenes todo lo que ha aprendido, porque considera que lo poco que tiene de experiencia, puede compartirlo con alguien y esa persona lo agradecerá. Cree que regresar algo de lo que le han dado, vale mucho la pena. Le gustaría dar cátedra en la Universidad de Guadalajara, porque considera que aporta mucho a la vida cultural del estado, ya que tiene el Auditorio Telmex, el Teatro Diana, el Centro Cultural Universitario con una nueva biblioteca, otro foro para conciertos de música clásico y uno más para palenque, con lo que están armando una ciudad cultural y le gustaría ser parte de este proyecto junto con los maestros de artes escénicas.
“Considero que siempre hay que seguir aprendiendo, porque todos los shows son diferentes. Un ejemplo que pongo es cuando tuve un problema con una persona con la que trabajaba. Yo grababa en el lugar todos los eventos que había y un día le dije que había que comprar un casete, un VHS en ese entonces, para grabar el concierto. Me dijo: ‘ya no hay que grabarlo porque el año pasado lo hicimos”, a lo que respondí que tal que este año viene, se le cae una lámpara y se accidenta gravemente. Es decir, que nunca una obra es igual, porque aunque sea la misma mecánica todo el tiempo, cada día es diferente”, concluye Wolfgang, uno de los profesionales más entrañables de la industria del espectáculo en México y con quien las producciones que llegan a Jalisco pueden sentirse seguras.