¡Sapos y culebras! La historia jamás contada de las brujas de Oz es una exitosa comedia que en 11 años ha traspasado la avenida Broadway y se ha representado desde Tokio hasta Helsinki. Basada en la novela de Gregory Maguire, Wicked cuenta las aventuras de dos brujas (la buena y la mala), en el maravilloso mundo del Mago de Oz.
Ozmopolita. El musical de Stephen Schwartz relata la vida de Elphaba (Bruja Mala del Oeste) y Glinda (Bruja Buena del Norte), mucho antes de que Dorothy llegara desde Kansas. La producción original se estrenó en 2003 en el Teatro Gershwin y desde entonces, su arte ha conquistado al mundo. El estreno mundial en español, una producción de OCESA Teatro, tuvo lugar en octubre pasado en el recientemente inaugurado Teatro Telcel del Distrito Federal, teniendo a Federico González Compeán y Morris Gilbert como productores en México, además de Julieta González como productora asociada y Jaime Matarredona en la supervisión de producción.
El trabajo de un enorme equipo
Disciplinado. “Sólo siento que terminamos el proceso de una obra el día que termina la temporada y desmontamos”, define al iniciar la conversación Morris Gilbert; “son cosas muy complicadas. Cada función tiene un riesgo y hay tantas cosas que pueden salir mal todos los días, que no nos podemos confiar nunca”.
Con pasión. “Amo este género, hacer estos musicales, usar toda esta tecnología, trabajar con estos jóvenes, que muchos ahora podrían ser mis nietos y que me impresionan”, admite Morris, “y que los pueda seguir dirigiendo, porque claro, ya traen otra escuela”. El productor ha sido nombrado en nuestro país como forjador de un método para hacer teatro musical. “Pues no sé si eso es cierto y no me gusta que la gente clasifique. He hecho lo que he podido y he querido. De algún modo, me ha tocado hacer una escuela, pero no sólo a mí, sino a la empresa”, recalca; “lo que nos ha pasado como grupo humano es que estamos evolucionando hacia algo que era necesario, porque si te quedas en el mismo lugar, te anquilosas. Te oxidas. Esto tenía que suceder”.
Después de cambiar al nuevo Teatro Telcel, Morris Gilbert agradece todo el tiempo que pasó en su antigua sede: “Es un lugar al que no puedo tenerle más que agradecimiento. Obras como El Fantasma de la Ópera, Los Miserables, La Bella y La Bestia, Si Nos Dejan, Peter Pan o Mary Poppins, entre muchas otras, se presentaron ahí; fueron muchísimos musicales. Ahora, con Wicked, el teatro no existía cuando llegaron los creativos de Estados Unidos a principios de 2013. Federico González Compeán se comprometió a que estaría terminado y pensé: ‘qué valiente’, porque pensábamos que tardaríamos mucho más tiempo en terminar. Sin embargo, las fechas se cumplieron contra viento y marea; pasamos por momentos complicados, pero aquí estamos presentando la obra por primera vez en español”, comenta el coproductor de Wicked.
Las ventajas del Teatro Telcel. “El público aprecia mucho aquí el teatro y ese es nuestro propósito, porque realmente estamos entregándoles lo mejor en el mundo. Creemos que eso va a revalorizar el teatro musical en México, de modo que todos los que nos dedicamos a esta profesión ganamos, menciona Morris Gilbert.
Tecnológicamente, Wicked es un proyecto muy sofisticado. “Yo mismo no lo puedo explicar”, admite su productor. “Cuando me enseñaron la consola de automatización y me explicaban su funcionamiento, yo realmente estuve asombrado, pensando ‘¿a qué hora pasó todo esto?’ Yo empecé cuando las cosas eran jalando hilitos; a mano. Y ahora son todos gente muy joven. Buscamos quien tuviera este conocimiento y además en poco tiempo, porque en el teatro no lo hay”, explica Morris.
Combinación para nuevos mundos
Supervisión musical. Stephen Oremus estudió Film Scoring en Berklee College of Music y en los años más recientes ha participado en comedias como Avenue Q, Elvis y Book of Mormon. Arreglista, ganó un Premio Tony por su trabajo en Kinky Boots, inspiración de Cyndi Lauper. Stephen debutó como director de orquesta en Wicked hace 11 años.
“El sonido de la obra combina muchos estilos”, comienza el arreglista; “para crear un mundo donde la historia es lo más importante. Lo que tratamos de hacer es crear un show con la narrativa muy clara, que enganche al público y que sea una historia inteligente que atrape incluso a quienes no conocían Oz. Ya la hemos montado en países como Japón, Holanda y Alemania”.
Para su trabajo, Stephen trabajó muy de cerca con el departamento de audio, en gran parte por el uso de sistemas como Meyer Sound Constellation, presentes en el Teatro Telcel: “Como supervisor musical me aseguré de que todos los elementos de la orquestación se escuchen, tanto los instrumentos como las letras”, destaca; “que todo esté donde debe, para que escuchemos en proporciones adecuadas. Desde que lo creamos, el show ha ido mejorando; aprendimos que música y audio deben trabajar juntos para unificar el sonido y para que donde se presente, se escuche como Wicked”.
La partitura, llena de estilos. “Combinamos música para crear este mundo. Es una obra rica en variedad musical para conformar este hermoso mundo”, describe el arreglista; “a veces, se torna grandioso y cinematográfico, tiene un poco de brit-pop y algo de las viejas comedias americanas. Hay gran variedad de voces y personajes. La Bruja Verde, definitivamente tiene un poco de pop rock”, matiza; “mientras la rubia, que es dulce, comienza como una soprano ligera. Cuando ella se convierte en joven mujer, crece y la música refleja esa madurez”.
“También hay muchos layers (capas) en la interpretación, porque nunca hay solamente un estilo de música”, sino varios géneros que forman un híbrido que crea este mundo; este proceso siempre implica un reto, no importan donde se realice. Pienso que este show es demandante, en particular para los actores; es muy complejo, pero todos en México hicieron un gran trabajo y el resultado fue fantástico. Trabajaron duro, acercándose más y más, sumando los diferentes elementos hasta lograr el montaje por completo”.
“Si no escuchas los diálogos, simplemente te sales”
Desde el primer montaje de Wicked, 11 años atrás, Tony Meola es el diseñador de audio original. Gracias a su valiosa experiencia, fue involucrado en todas las producciones fuera de Nueva York que se han realizado de la obra. “Decidimos hacer la obra en México porque la gente de OCESA Teatro es muy profesional. Por eso estamos aquí”, inicia Tony su conversación.
Concepto claro. “Desde el principio, la idea fue aprovechar la fuerza más importante del teatro: tener al actor y al público en la misma sala”, reflexiona Tony; “por eso, lo que trato de hacer en Wicked es poner lo menos que pueda entre ellos, así que no abuso de los procesos. Dejo que los actores proyecten su fuerza interpretativa”.
“Cuando la gente habla de la acústica perfecta, yo pregunto: ¿para qué?”, comenta el diseñador sonoro; “la acústica perfecta para una obra de teatro no es la misma que para un musical, ópera o música sinfónica. Hemos estado haciendo Wicked por años y hablando de cosas nuevas, el sistema Constellation de Meyer Sound que está instalado en el Teatro Telcel es novedoso en el show. Para mí, es la segunda vez que lo manejo”. Debido a esto, Tony Meola llegó a supervisar el sonido desde los ensayos de la orquesta.
Buen ajuste. “También utilicé el analizador de audio SIM de Meyer Sound. He trabajado con él durante años, pero cuando apareció la tercera versión me fascinó”, reconoce Tony, “es diferente, hace más cosas y es muy eficiente”.
En microfonía estuvo Sennheiser. “Usamos modelos omnidireccionales, con receptores y transmisores MK1. Hace 20 años fui a la fábrica para hacerles varias recomendaciones, entre ellas que necesitaba menos tamaño en los micrófonos para ubicarlos bajo las pelucas”, recuerda Tony, “se separó la batería del transmisor y los interconectamos con un cable. La antena quedó atrás de la cabeza y funcionó muy bien. Luego, ellos lanzaron el modelo EW512, que fue su primer micrófono pequeño”.
Para seguir con el diseño de audio, Tony Meola explica que algo a cuidar son las letras de las canciones, ya que es hasta cierto punto fácil que no se entiendan si la sala es demasiado grande y se puede tener un efecto de iglesia. Esto se da especialmente en los coros, cuando hay que escuchar a todos los actores cantando”.
Originario de Holanda, el ingeniero de sala Marc Ewald ha sonorizado los montajes europeos de Sister Act y The Sound of Music. En su país, operó la consola de Wicked durante un año. “En México, el trato fue que el operador mexicano mezclara el audio desde la noche misma del estreno. Estuvimos para ayudarlo, guiarle, hablar; para tener un Wicked como queremos y mezclado por personal mexicano. La intención fue que él operara, mientras yo lo asesoraba”, menciona. El sonido de la obra consta de 156 canales en la consola. “Apostamos por un sonido natural”, explica Marc; “no ecualizamos mucho, solamente ponemos filtro pasa altos. No necesitamos nada de graves profundos, ya que nadie canta así de bajo en la obra”.
Tampoco comprime. “La compresión debe ser hecha con el movimiento del fader; cuando mezclamos, somos el compresor. Si alguien grita, lo regresamos. Siempre se requiere de cierto entrenamiento; porque no todos los operadores están acostumbrados y sólo saben poner el fader en un lugar y dejarlo ahí. En Wicked hay que aprenderse las canciones”, subraya Marc Ewald; “tenemos muchos movimientos en el fader, dependiendo de cuánto estén dando los actores en ese momento, así que se trata de facilitar las cosas: si tienen buenos tonos medios, hacer énfasis; cuando tengan notas altas, los regresamos”.
¿Cómo fue este proceso en México? “Hay muy buen personal, con años de experiencia, que es importante”, estima el ingeniero de audio; “lo que siempre les digo a los operadores es que se aprendan el libreto, para poder ver la obra al mismo tiempo que la mezclan. Ésta es la razón por la que no me gustan algunas consolas: tienen tantas luces y brillos que me distraen”, finaliza Marc.
Negociar, operar, prevenir
En la coordinación general de producción de esta enorme maquinaria estuvo Pamela Vidal, que un poco antes de terminar sus estudios de dirección de teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM comenzó a trabajar en el musical español Hoy no me puedo levantar como seguidorista hace algunos años. Terminada la carrera, esta joven profesional empezó a colaborar en producción con José Luis Rodas y Laura Rode, de quien fue asistente cinco años y quien le enseñó las artes del montaje teatral. “Ella fue una gran maestra y cuando decidió terminar en OCESA Teatro yo empecé a realizar sus actividades”, cuenta.
Desde Peter Pan y Mary Poppins, Pamela se ha encargado de traer las obras desde sus países de origen y para Wicked pasó lo mismo: “Trajimos la escenografía desde Calgary, y también fuimos a Nueva York, donde están todos los creativos. Yo estuve desde marzo del año pasado haciendo las negociaciones de los equipos con toda la gente involucrada, para quedar de acuerdo con sus necesidades. Eso puede tomar mucho tiempo, porque tienen formas distintas de trabajar en todos sus departamentos. En cuanto a producción, en Estados Unidos hay ciertas cosas que aquí también se encuentran, por ejemplo, pero ellos están acostumbrados a no cambiar de equipos o ciertos elementos”.
La coordinadora general de producción continúa: “Logramos que los creativos usaran mucho del equipo que tenemos en México de luces, audio y video, más todo lo que usamos en el escenario. Hay cosas que se rentan porque necesitamos muchísimo equipo y hubo que hacer un balance para invertir en algunas cosas. Entre Jaime y yo estuvimos en comunicación, para después hacerles ver a los diseñadores nuestros avances”.
Una novedad fue sin dudas el sistema sonoro Meyer Sound Constellation, instalado como el propio del Teatro Telcel. En los montajes de Wicked alrededor del mundo no estaba contemplado: “Cuando le dijimos a Tony Meola que estaría ese equipo en México se emocionó mucho”, señala Pamela. A nivel técnico, lo más complicado fue meter las cosas al teatro; “Jaime Matarredona fue quien habló con Teletec para realizar la logística. Eso lo hizo apoyado por Tania Ordóñez (gerente técnica), pero vino mucha gente de muchos lugares, desde Estados Unidos o Australia, y fue necesario un entendimiento mutuo para comprender la forma de trabajar de cada quien”.
Un mes fue necesario para ingresar la escenografía de Wicked al Teatro Telcel y armarla para que quedara lista y se empezara a pensar en los ensayos. “Realmente a los creativos les gustó mucho el teatro, pero lo que más les sorprendió fue la manera en la que metimos las cosas. En cuanto a la automatización, es necesario que cuando se presente un problema lo podamos resolver o prevenir, y para eso preparamos a la gente involucrada, además de realizar cada semana una evaluación de la obra”. El adelanto a lo que pueda pasar es imprescindible, tal y como Pamela Vidal lo describe y lo pudo vivir desde las funciones previas de este musical.
Fierros operados por personas
Chihuahuense. La gerente técnica de Wicked, Tania Ordóñez, llegó al Distrito Federal para coordinar los montajes en Mary Poppins, el musical Si Nos Dejan y organizar la preproducción más reciente de OCESA Teatro. “Comenzamos desde marzo de 2013”, dice Tania con alegría norteña.
Para empaparse de todos los aspectos técnicos de la puesta en escena, la gerente técnica viajó a Canadá y Nueva York, se adentró en la escenografía y automatización; revisó qué venía, cuándo lo traería y cómo funcionaba. “Estuvimos con el escenógrafo Eugene Lee y el encargado de tramoya. La escenografía se fabricó en Calgary, Canadá. Nos presentaron las piezas, fuimos al taller y vimos cómo las estaban construyendo, cómo se arman, cuánto pesan y cómo iban a guardarse en los trailers”, explica Tania.
Ya en México, el reto fue ingresar todo al Teatro Telcel, porque el edificio está cinco pisos debajo del nivel de la calle, de forma que todo entró de arriba hacia abajo en trollyes (carros), que cargan dos toneladas cada uno. Metimos las piezas grandes primero hasta que llegaron a nivel de escenario. Guardamos las butacas y se hizo una explanada en la sala. Es una gran ventaja poder manipular las plataformas”, señala la gerente técnica; “mientras la escenografía se armaba, el espacio se fue liberando”.
Sin límites. “Para el montaje de Wicked, trabajamos 78 técnicos”, recuenta Tania Ordóñez, “entre vestuaristas, cargadores, stage hands, tramoya, luces y audio. Primero ensayamos sólo con la escenografía, para tener la oportunidad de conocer todos los movimientos y aprender todo lo que iba a pasar. Lo planeamos todo para una mayor seguridad; dentro del sistema de automatización, los motores tienen muchos sensores de velocidad y carga. Si un motor se atora con algo, se detiene inmediatamente. Existen varios candados para cuidarnos a todos, que es lo más importante”.
“Para los equipos de automatización, nuestro proveedor es Teletec”, narra Tania. “La consola de automatización es PRG Commander, especial para teatro. Puede dar de alta cada motor e ir programando en cues. Al final, es muy fácil operar, porque funciona como una consola de iluminación. En Wicked tenemos 40 motores y todo nuestro sistema de telares es automatizado, que se maneja desde la consola y que hubo que programar y ajustar. Eso lo hicimos aquí”.
Después, todo se juntó. “Esto se llama custom stage”, detalla por último Tania Ordóñez; “así le llamamos al momento de juntar iluminación con vestuario, escenografía y música. Empezamos a correr las escenas muy lentamente, para que quedaran como los diseñadores las necesitaban; había una mesa por departamento. Comenzamos los ensayos, viendo los cues y cómo iban. El elenco fue saliendo y si había algún problema, parábamos y lo volvíamos a hacer. Iluminamos a todos perfectamente y ajustamos la automatización, para que llegara hasta las posiciones indicadas y no esa”, detalla por último Tania Ordónez.
Desde el punto mismo de control
Graduado del Instituto Politécnico Nacional en Ingeniería Mecatrónica, Frank Jaramillo se convirtió técnico en automatización de Wicked: “Abarco áreas como la automatización y el control”, ilustra; “que se necesitan aquí, porque las máquinas tienen un margen de error. Debo estar prevenido y tratar de arreglar los problemas que surjan lo antes posible, porque no lo podemos dejar para mañana, tenemos tiempos muy cerrados”.
Encanto instantáneo. “Ingresé al mundo del teatro en Mary Poppins”, recuerda Frank; “y en ese momento comenzó a profesionalizarse mi área, ya que esta obra era muy compleja. Tuve la oportunidad de continuar; puede pasar que estemos operando tranquilamente, pero si falla algo hay que tener conocimientos de electrónica y electricidad, para estar en los mismos conceptos”.
Respecto a la consola de automatización, realizada a través de una PRG Commander, Frank menciona que ya tenía conocimientos previos, pues son los mismos principios que se usaron en Mary Poppins: “Se trata de un sistema de control con base en servomotores. La diferencia es que aquí tenemos control hidráulico y neumático. Afortunadamente, el manejo es sencillo, utilizamos una interfaz de usuario muy amigable, pensada en poder hacer cambios como cambios de tiempos y posiciones; debe existir una flexibilidad para cualquier cosa que se presente en el show”.
El responsable de automatización viajó a Broadway con Tania Ordóñez para conocer todo el respecto de Wicked. “Fue una experiencia muy agradable; pudimos ver el concepto de la obra para mantener la esencia del show, hablando técnicamente. También pudimos conocer parte de la escenografía que se fabricó en Canadá. El propósito del viaje fue conocer a gran detalle el funcionamiento de la consola y las posibles fallas que pueda tener el sistema”, define Frank; “a diferencia de algunos sistemas de control, con un sistema basado en servomotores se controla el manejo de la hidráulica y la neumática. Es una automatización muy completa, porque abarca diferentes áreas”.
“Hay un momento, cuando en la obra entra la cabeza del mago, están combinadas las áreas de audio, iluminación y automatización”, Frank narra; “lo que hace la automatización es dar el movimiento de la cabeza. También interactuamos con la iluminación, que enciende los ojos del mago; la sincronización con audio, la pista, la sincronización de los movimientos de la boca y su cara; además de la operación de la persona que está moviéndola. Es uno de los puntos en los que se juntan varias áreas, para dar realce a una escena”, comparte el egresado del IPN.
Teatro monumental. “Hay que ser cuidadosos con las cosas grandes”, recomienda Frank Jaramillo; “a pesar de que hay gente en el escenario, nos cercioramos con cámaras para visualizar todo. Aquí tenemos la vista de lo que va entrando en el track (una banda que mete parte de la utilería). Vamos teniendo diferentes vistas de lo que entra, cuándo sale, quién está en el escenario si ya lo quitaron para poder mover el efecto y a qué marca debe ir o si está muy adelante o muy atrás. Todo esto es para tener más seguridad de lo que se está operando dentro y fuera del escenario”.
Cualquier cambio es posible. “Lo que abarca la interfaz de usuario de la consola de automatización es la operación y podemos ver en esta pantalla nuestros cues. Cada uno de ellos, cada número, cada columna posee varios efectos”, destaca el ingeniero. La consola también tiene una tecla para irnos directamente a dar el inicio del movimiento”, muestra el encargado de la automatización; “esa es la interfaz de usuario de operación del show; pero también tenemos la de programación, que tiene todas las herramientas que nos muestra la consola, para poder seleccionar un efecto y lo que queremos que haga en tiempo, velocidad, aceleración y desaceleración”.
Coordina y combina. “Podemos en un sólo cue crear otros nuevos o asignar cinco efectos a la vez y que cada uno siga diferentes variables, o que un efecto empiece después de que terminó el anterior”, concluye Frank; “se pueden jugar con todas esas herramientas e ir generando cualquier movimiento para lograr una buena automatización del escenario”.
Que siga la magia. A diez años de su estreno en el Teatro Gershwin, Wicked se convirtió en el tercer musical de mayores ingresos en Broadway, reportando un boletaje arriba de 500 millones de dólares. La banda sonora de la obra ganó un Premio Grammy. Cuenta con 63 nominaciones al Premio Tony y en 2012, los Estudios Universal anunciaron la producción de su película. La hechizante franquicia cuenta con 25 montajes por todo el mundo y la obra se ha traducido (entre otros idiomas) al japonés, alemán y ahora en México, por primera vez al español. El aquelarre ya está aquí. ¡Hocus pocus!