Serie del libro “Lo Humano del Audio”

Por Darío Peñaloza*

Comodidad

Este aspecto es indispensable para trabajar. En el estudio de grabación, hay que sentarse cómodamente, pues si se está en una posición que genera malestar, eso incidirá directamente en cómo hagamos nuestra labor. Digamos que el mouse es el receptor de todas nuestras sensaciones y las transmite al arte que tenemos enfrente. No es justo que este dispositivo reciba malas vibraciones, pues es nuestro vehículo. Por ejemplo, si estamos grabando y por no bajar un punto más al preamplificador en la entrada, luego nos distorsiona en la grabación, ese error sería incorregible, ya que podríamos estropear una toma maravillosa. Asimismo, en el caso que estemos mezclando, pudiéramos dejar de hacer un pequeño movimiento de automatización por la incomodidad y justo esa pequeña frase, que no subimos o bajamos, hace que se pierda la armonía del relato musical.

Hay que tener una buena silla, pues allí vamos a pasar horas y horas y horas sentados, haciendo algo muy delicado, muy serio. Ciertamente, tenemos que hacer interrupciones y levantarnos, aproximadamente, cada 45 minutos, pero mientras estemos sentados hay que mantener una comodidad mínima indispensable. Hace algunos años comenzaron a aparecer en los estudios sillas costosas, puesto que no se justificaba que la persona que manejaba una consola de cientos de miles de dólares estuviera sentada en una silla de 50 dólares, no tanto en términos del precio del equipo que se maneja, sino por lo que representa eso que se está trabajando. Son horas de composición, grabación, edición, mezcla o masterización, las cuales merecen ser tratadas con dignidad y sobre esa consideración es que una buena silla entra en el juego.

Son horas de composición, grabación, edición, mezcla o masterización, las cuales merecen ser tratadas con dignidad y sobre esa consideración es que una buena silla entra en el juego.

Otro aspecto importante es la posición que adoptemos. En el caso del estudio, uno tiende a inclinarse hacia adelante, en dirección al monitor, y pocas veces recostamos la espalda a la silla. Además, debemos cuidar el ángulo y posición de la pantalla para que el cuello sufra lo menos posible. La idea es adoptar una posición natural. Yo uso dos: una erguida, que me sirve para tener el torso levantado, y otra recostado a la silla, cuando estoy reclinado completamente. Ambas son las posiciones que empleo para escuchar.

Por otra parte, cuando trabajamos en vivo, siempre estamos moviéndonos; por lo tanto, hay que tener en cuenta el calzado que usamos. Éste debe ser muy cómodo, pues son muchas horas las que pasaremos de pie. Tener buenos zapatos para trabajar en conciertos es una excelente inversión. A nuestra edad, mi añorado colega y amigo Rafael Rondón (QEPD) y yo solicitamos un banco cuando vamos a hacer obras largas, para descansar de a ratos.

Una vez que arranca el show, nuestra posición es casi fija, mirando al escenario y la consola, pues el artista tiene que saber dónde estamos ubicados, si estamos en monitores, para poder interactuar con él o hacerle alguna seña en caso de que algo cambie. Yo particularmente, cuando estoy en vivo, me bailo el show, lo gozo. No importa si es Guillermo Carrasco o Los Amigos Invisibles. Es una de las formas en que logro sentir la adrenalina y conectarme con el músico. Además, le contagias esa energía al operador de luces que casi siempre está cerca y también forma parte de ese concierto.

El ensayo

En el ámbito musical es muy común menospreciar el ensayo, pero para mí tiene un valor incalculable. En ese momento suceden cosas primordiales que nos ayudarán a cuidar y conectarnos con la música de la mejor manera posible.

De las primeras cosas que pasan cuando vamos a un ensayo de un proyecto nuevo, con el que no estamos familiarizados, es que “rompemos el hielo” con los artistas, los conocemos en persona y se quiebra esa tensión que puede existir de si nos vamos a llevar bien con ellos o si tendremos química, por ejemplo. Esta actitud ayuda a eliminar el estrés dentro del estudio de grabación o del escenario en el caso de un concierto.

Los ensayos también son importantes, porque nos permiten compartir con los miembros de la banda e identificar quién es el líder musical, quién el líder natural y las personalidades de cada uno, así como sus instrumentos. Además, dan la posibilidad de percibir la calidad de sus instrumentos, cómo suenan y resolver dudas. Por ejemplo, es un momento que permite preguntarle al baterista o percusionista qué van a llevar para la grabación o concierto, puesto que en el ensayo usan lo básico. En el caso de los teclados, vemos la cantidad de salidas que tienen y cuántos van a llevar. Cuando hay metales, podemos identificar cuál es su distribución para tocar o cómo prefieren colocarse. Para los guitarristas podemos saber si van con su pedalera sola o con amplificador, así como las guitarras que usarán para la ocasión. 

Además, el momento del ensayo nos permite conocer la música que vamos a trabajar, conectarnos con ella, saber con antelación cuándo hay un solo y qué instrumento lo toca, para que no nos tome por sorpresa en la grabación o en el concierto. Por lo general, para las presentaciones en vivo se hacen modificaciones a los arreglos originales o a la manera como pegan una canción de otra, y es fundamental estar al tanto de estos aspectos y anotarlos. 

Respecto al oído, es importante siempre protegerlos, pues normalmente en estos sitios el volumen es muy elevado y no es recomendable estar expuestos sin protección. Ser precavidos, además, sirve para que los músicos vean que somos personas serias, que se cuidan, se involucran y se comprometen desde el comienzo a hacer lo que está a su alcance para que la música funcione. 

Por último, sugiero aprovechar los descansos en el ensayo para hablar sobre los detalles que el artista o músicos requieran, con la finalidad de que estén lo más cómodos posible a la hora de la grabación o el concierto. Es deseable incluso si en el mismo ensayo hace falta ayudar en algo técnico y la persona encargada no está cerca, demostrar humildad y colaborar con lo que sea necesario; por ejemplo, acomodar algún monitor mal puesto o buscar un atril. Ser atento es parte de ser un buen profesional.

Ingeniero de sonido venezolano con 40 años de experiencia con estudios en Estados Unidos y Canadá. Ha dedicado su carrera principalmente a la música, tanto en estudio como en vivo, además de trabajar para el doblaje. Su trabajo como ingeniero de mezcla lo ha llevado a ser ganador de dos Latin Grammy (Ingeniería 2014, Instrumental 2018). Es docente en varias Academias de Audio en Latinoamérica y miembro activo de AES en la región.