Por Mikel Hernández*
Hablar de Steve Albini es hablar de un héroe, un ícono que será recordado en la historia de la industria musical a nivel mundial, en la que, sin importar nacionalidad o lengua, logró romper barreras a través de su música controversial en su forma de pensar y sus técnicas de grabación, que le ganaron diversos apodos y reconocimientos por parte de músicos tanto consagrados como alternativos. Fue uno de los últimos personajes éticos que siempre abogaron por los músicos independientes, y que entre otras anécdotas, prefería ser nombrado ingeniero de audio y no productor. Solía decir que sólo debía ser pagado como un plomero que hace un trabajo. Así fue como renunció a las regalías del disco “In Utero” de Nirvana, cuando fue requerido para ser el encargado de plasmar en cinta de dos pulgadas lo que sería el último disco de estudio de la banda. Kurt Cobain requería grabar un disco de manera rápida y con la menor interferencia, así que Steve Albini respondió en una carta (que hoy circula en internet y redes sociales y que se dio a conocer en el box set de 20 aniversario), en la que dejaba clara la forma en la que trabajaría para lograr captar el sonido de la banda, en vivo, sin usar nada digital, sin doblajes ni trucos, sólo captando la esencia real del trío de Seattle. “Pienso que lo mejor que en este punto es hacer un gran disco en pocos días, con la mejor calidad, pero con la mínima producción y sin la interferencia de la gente de la oficina”, así que si esto es lo que quieres hacer, estaré encantado de involucrarme en esto”, escribió.
Fue uno de los últimos personajes éticos que siempre abogaron por los músicos independientes, y que entre otras anécdotas, prefería ser nombrado ingeniero de audio y no productor. Solía decir que sólo debía ser pagado como un plomero que hace un trabajo.
Inicios
Steve Albini había estudiado Periodismo musical y a su vez formó diversas bandas de punk y post hardcore, como Big Black, Rapeman y más tarde Shellac, en las que reclutó a músicos que él admiraba de la misma escena, a los que consideraba sus héroes. En ese momento comenzó como ingeniero de audio para hacer el registro sonoro en vivo de bandas locales de Chicago y rápidamente comenzó a hacerse de fama y reputación debido a su filosofía, ya que siempre entendió perfectamente que la música que él y su banda hacían era para una selecta audiencia que sí la apreciaría. Participó en más de tres mil discos, en los que fue el ingeniero de grabación y en los que siempre renunciaba a las regalías, recalcando que su crédito aparecería como ingeniero de grabación, más que productor.
Como guitarrista
Su amplificador no era nada elegante, pero esto no quiere decir que usara cualquier cosa, ya que Steve Albini tenía su propio sello, algo que podemos apreciar en cualquiera de sus discos como músico, principalmente en los de Shellac. Usaba una caja enorme con un indicador de voltaje (VU) y sólo una perilla, además de la guitarra Travis Bean 500 y más tarde la Signature, con brazo de aluminio de la compañía EGC (Electric Guitar Company), Series One y el pedal Interfax HP-1 Percolator, una distorsión que ofrece una tonalidad única, llegando a un color fuzz, además de dos gabinetes basados en la marca Electro-Voice hechos en casa especialmente para él, ambos con bocinas Celestion Greenbacks de diez y doce pulgadas y un Fender Bassman hacia un preamplificador Tapco/Intersound IVP.
Pachyderm Studios, Abbey Road, Electrical Audio
Steve Albini grabó en Pachyderm Studios, donde se hicieron discos de bandas como “Grave Dancers Union”, de Soul Asylum, “Throwing Copper”, de Live, “The End Things To Come”, de Mudvayne, y el que fuera el puente para que Kurt Cobain lo eligiera como ingeniero:” Rid Of Me”, de PJ Harvey. Para 1996 fue contratado para grabar el segundo álbum de Bush, “Razorblade Suitcase”, una banda controversial, que siendo ingleses fueron acusados de robar el sonido americano de las bandas de grunge. El disco fue grabado, mezclado y masterizado en Abbey Road y en algún momento, Steve solicitó algún puesto para trabajar en el mítico lugar, del cual fue rechazado a través de una carta en la que le agradecen su interés, pero le dicen que no había vacantes por el momento. Más tarde le reconocerían el trabajo realizado en ese álbum.
Posteriormente, en 1997, surgió el estudio Electrical Audio, contando con dos salas: A y B, construidas por el mismo Steve, profesionales y algunos amigos punks, quienes después de tres martinis (contado por el mismo Albini), con algunas irregularidades, pero que con materiales que también otorgaban cierta acústica y reverberación natural, para lograr las características y tonalidades sonoras que sólo se logran de esta manera, aunque desde hace años, las compañías digitales han desarrollado tecnología por medio de impulse responses. Hay una serie de factores que lo hacen distinto, entre ellos, el factor humano.
Equipo de estudio
El estudio que fundó Albini no sólo posee los espacios acústicos y salas, sino que también ofrece espacios para que los músicos puedan rentar, además, la estancia por los días que necesiten para grabar. Asimismo, hay una colección impresionante de instrumentos, desde bajos eléctricos, baterías de colección, sintetizadores Arturia, pianos Steinway, H. Wurtlizer, Baldwin, Fender Rhodes, Hammond B3, así como guitarras raras, pedales boutique para diferentes aplicaciones desde fuzz, chorus, delays y demás, así como amplificadores de guitarra y bajo, la mayoría clásicos, raros y de bulbos, que están a disponibilidad de los músicos que quieran rentar y usarlos.
Su colección de micrófonos
Steve Albini contaba con una importante cantidad de micrófonos: dinámicos, de listón y de condensador; algunos clásicos y otros más raros y peculiares de marcas como Beyerdynamic, Electro-Voice, Heil, Altec, Sennheiser, RCA, Astatic Army Mic, RCA,STC, Royer, Audio Technica, Earthworks, Gefell M930, Crown, Countryman Isomax, Bock Soundelux U195, Josephson, Calrec Soundfield MK, MCA (MXL) SP1, Octava / jolymod MK012 set, Sony C500, Shure Beta 91A, Soyuz 013, Stapes Mic, Josephson, AKG, Neumann, Schoeps M221B, Strasser, The Normaphone Experiment, Film Industries M8, AES KU5A y Strasser CM 060. Entre sus consolas y grabadoras de cinta analógica estaban las Neotek Elite Custom Built de 48 canales y Neotek Series II modificada, ambas fabricadas en Chicago con requerimientos especiales, así como grabadoras de cinta analógica Studer A 820 MCH 24 y de 16 tracks en el Estudio A y B, y grabadoras Ampex ATR-102 2 Track.
Outboard gear
Aquí todo se pone aún más denso e interesante, gracias a la variedad de rarezas con las que Steve Albini contaba y que van desde los clásicos Ampex, GML, Sytek, Valley International Dynamite y Neve, hasta preamplificadores de firmas como Electrical Audio, Reverbs, Skibbe Electronics, Empirical Labs Distressor, Reverbs AKG BX20 Spring Reverb y Ecoplate Reverb. Electrical Audio es uno de los pocos estudios que operan analógico en su totalidad. Hace unos años, se entraba al su sitio web y se cotizaba por hora la reserva del Estudio A o B, más la cantidad de cinta requerida, que se sumaba el presupuesto, pero al llegar a la parte del requerimiento digital, venía una imagen de un videojuego, haciendo mofa con una leyenda que decía: “Si necesitas algo de esto, Steve no lo usa, no sabe cómo usarlo”, y se requeriría de alguien del estudio que lo haría por un costo extra. Pro Tools Ultimate, Apogee Symphony MKII, una tarjeta de Universal Audio con algunos plug ins seleccionados eran algunas de estas marcas, pero ahí mismo venía una leyenda que ahora cito: “(We have the real analog outboard of this stuff models, after all!) in both studios.”
Steve Albini fue polémico porque siempre abogó por las bandas, el punk, el periodismo musical, la crítica hacia las disqueras, así como su muy peculiar humor. Hace algunos años se hizo famoso aquel escrito que llevaba por título: “The Problem with Music”, donde deja entrevisto cómo la relación entre disqueras y bandas estaba llegando a su declive.
Jugador de póker profesional
En una de sus facetas, Steve Albini destacó como jugador de póker, lo que nunca fue un problema para él, ya que lo hizo de manera profesional y llegó a ser campeón mundial, evento que fue televisado. Él mismo confesó que cuando comenzó el declive de los estudios profesionales, esto le ayudó de caer en bancarrota, pues jugando lograba pagar los cheques, sueldos, además de vender equipo algunas veces. Jamás se dio por vencido, jamás se vendió. En alguna ocasión, algún DJ le escribió para preguntarle si podía usar un fragmento de una canción de su bandas Big Black, a lo que Steve respondió: “Absolutamente no soy el tipo de audiencia que buscas para este tipo de música, siempre he detestado la música mecanizada, odio la música simplemente estúpida, el tipo de clubs, las drogas que consumen, las tonterías que hablan, la ropa que usan, las peleas que surgen entre ellos, básicamente odio todo eso. La música electrónica que amo es totalmente diferente y radical, cosas como White Noise, Iannis Xenakis, Kraftwerk, los primeros trabajos de Cabaret Voltaire, SPK y DAF, cuando esta gente surgió de esa escena no se sentía como una batalla perdida. En pocas palabras, haz lo que quieras, diviértete”.
Fue uno de los últimos personajes éticos que siempre abogaron por los músicos independientes, y que entre otras anécdotas, prefería ser nombrado ingeniero de audio y no productor. Solía decir que sólo debía ser pagado como un plomero que hace un trabajo.
El legado y el sonido
En redes sociales, periódicos y portales importantes han citado a Steve por su trabajo, contribución musical y el legado en el que nunca perdió la integridad. No sólo los músicos independientes le rindieron tributo, publicando anécdotas que compartieron con él. Jimmy Page lo recordó y dijo estar orgulloso del álbum en el que trabajaron por referencias de Nirvana y Bush, así como la banda Manic Street Preachers, Thurston Moore, de Sonic Youth y Gavin Rossdale, de Bush, entre otros. Basta escuchar algunos discos en los que participó, de bandas y músicos como Foo Fighters, Pixies, The Stooges, PJ Harvey, Helmet y por supuesto Nirvana con “In Utero”, para apreciar la complejidad, la magia y cero convencionalismos que daban un resultado sonoro sin pretensiones más que lograr una buena grabación en poco tiempo y sin tanto maquillaje.
Steve Albini es de esos personajes que formaron parte de la última generación revolucionaría que no tenía miedo a decir lo que pensaban, que buscaban un colectivo, más allá de una escena y encontrar el lugar que se logra con el don de la música, el mensaje, el receptor, la audiencia y el verdadero sentimiento punk. Definitivamente hará falta.
Steve murió de manera inesperada el 17 de mayo a los 61 años de un ataque al corazón; faltaban unos días para la salida del nuevo álbum de estudio de su banda Shellac, titulado “To All Trains”, mismo que se agotó el primer tiraje en vinil, anunciando una segunda edición por parte de la disquera Touch & Go.
Buen viaje, Steve, y gracias por darnos qué escuchar y en qué pensar para salir del underground.
En mi blog les dejaré algunos tracks y recomendaciones de discos donde podrán escuchar la obra de Steve Albini y más:
https://elrocknotienelaculpa.mx
*Guitarrista, multi instrumentista, productor musical, ingeniero de audio y mezcla. Realizador de audiovisuales, podcasts y programas de radio, como El rock no tiene la culpa. Colaborador en Ibero 90.9 FM y Estudio 19. Creador de la empresa Electric Treviland y académico en la Universidad Anáhuac México Norte y Sur