El pop es un género musical que absorbe muchos estilos y eso mismo ocurre con mi disco más reciente, 8, porque se trata de un trabajo que tiene las clásicas baladas cantadas con la lágrima en la garganta, pero también temas muy maduros”. Así se refiere el cantante portorriqueño Luis Fonsi a su más reciente álbum, un trabajo grabado en Kensaltown Studios (Londres), bajo la batuta de Martin Terefe y masterizado en los míticos estudios Abbey Road. “8 es un disco apasionado y profundo”, continúa Luis, “con un contenido diferente a lo que la gente está acostumbrada a escuchar dentro del pop”.
Martin Terefe es un sueco que lleva muchos años viviendo en Londres: “Pero habla español perfectamente”, explica Luis. “De niño vivió varios años en Venezuela con su papá y me gustó ese detalle, me dio tranquilidad saber esto porque así nos entendimos más. No hay nada como hablar con alguien que comprende cuando uno quiere reflejar un sentimiento triste o algo más relajado. La música debe ir paralela a lo que uno canta, y por ese lado estuve tranquilo trabajando con Martin pues, aunque su punto de vista es totalmente europeo, hablábamos el mismo idioma”.
Luis supo del trabajo de Martin Terefe gracias a que era seguidor de Train y Jason Mraz (con quienes Martin había laborado previamente), así que decidió mudarse a Londres para internarse en los estudios Kensaltown, un sitio donde han grabado artistas como Travis, Coldplay, Arcade Fire y The Horrors, por sólo mencionar unos cuantos. “Trabajar con Martin era una inquietud que yo tenía”, abunda el cantante; “ya me urgía probar con un nuevo equipo de trabajo para que el producto final contara con una nueva esencia, aunque respetando mi estilo. Me obligué a hacer las cosas de otra manera, digamos, así que me fui a Londres a escribir con él, nos juntamos a trabajar y hubo una química muy interesante. Fue un viaje que yo planeaba corto y que se fue alargando hasta que básicamente hice todo el disco a su lado allá. Primero me quedé dos semanas para escribir los temas, pero luego estuve un mes más grabando, mezclando y haciendo ajustes”.
Con un grupo de músicos de primer orden a su alrededor, Luis Fonsi montó el puñado de temas que integran su nuevo disco con un objetivo definido: que las canciones fuesen manufacturadas como si se tratara del trabajo de una banda, no como la obra de un solista. “Cada mañana entraba con mi guitarra al estudio y tocaba la canción que íbamos a grabar, entonces cada músico iba haciendo apuntes respecto a acordes y estructura y después todos ensayábamos, hasta que decidíamos grabar. Fue un asunto muy natural, como se deben grabar los discos. No fue como organizar un proyecto científico donde todo está perfectamente planeado, acá todo tuvo un cauce orgánico”. Para el compositor, fue edificante trabajar rodeado de europeos, sujetos capacitados para ejecutar un tango o un merengue, lo mismo que una bachata plagada de loops como Llegaste tú, donde Juan Luis Guerra sumó sonidos. “Grabé cada canción cinco veces de principio a fin con los músicos. Luego, yo me llevaba esas sesiones a casa y las editaba en Pro Tools, así como también grababa algunos coros. Esto lo hice para aprovechar al máximo el tiempo en Londres y luego trabajar los detalles en paz, en mi casa”.
“Soy fan de los micrófonos brillantes o mid range; no me gustan los opacos. Me gusta el sonido vintage, de bulbo, con cuerpo, el sonido que mantiene cierto estado de calidez. Lo importante es que a la hora de grabar uno se sienta cómodo y el micrófono no afecte el performance del intérprete. Yo grabo cosas en casa y cuento con un buen micrófono y un buen pre amplificador, con eso me basta. No tengo que amoldar el sonido después porque mis demos son con guitarra, piano y voz. Uso un micrófono con un poco de reverberación para que agarre onda, pero nada más”. Durante su estancia en Londres, Luis contó con la ayuda de una batería, una guitarra acústica, otra eléctrica y algún teclado, ya que 8 es un disco planificado para ser tocado en vivo. De pronto se asomaron algunas cuerdas o ciertos metales, pero mínimamente, el objetivo era que el temario fuese ejecutado por sólo cinco músicos. En ese sentido, el sudamericano comenta: “Me encantó atender los planes de Martin Terefe durante la grabación de las canciones porque desde ese momento supe cómo se llevaría a cabo el proceso de mezcla después”.
La mezcla tuvo lugar ahí mismo, en los Kensaltown Studios; lo único que no fue trabajado en Londres fueron las voces de Juan Luis Guerra, (esto tuvo lugar en República Dominicana). Finalmente, la masterización se hizo en los estudios Abbey Road. “Fue una gran experiencia entrar a un estudio donde un respira la historia de la música”, comenta Luis. Si esas paredes hablaran, imagínate. Porque además de ser un gran estudio, técnicamente impecable, tiene mucha historia. En cada esquina hay algo interesante pasando. Abbey Road es un edificio de tres pisos con varios estudios en su interior, entonces mientras estás en el elevador te puedes topar con los Artic Monkeys o con James Blunt. Eso a mí me hizo sentir en un ambiente muy creativo”.
En cuanto a la masterización de 8, Luis Fonsi considera: “Un buen trabajo en ese rol no debe alterar demasiado la mezcla; sólo debe llevar tu grabación al siguiente nivel para establecer los balances en su sitio, lo brillante debe brillar y lo opaco mantenerse así. No soy un ingeniero de mezcla ni de mastering, esa gente tiene un oído entrenado de un modo distinto. Incluso quiero ser franco, me llegaron a decir que escuchara la diferencia entre un sonido y otro y yo escuchaba ambas opciones iguales. Son otros procesos, muy diferentes entre sí, los de la mezcla y muy especialmente el de masterización. Y claro, resultan determinantes porque pueden fastidiarte un disco si no son atendidos con corrección. El cantante originario de Puerto Rico y con gran éxito en México finaliza: “Eso sí, en la mezcla me gusta meterme para subir de volumen ciertos canales y ajustar el nivel de otros, pero a la hora de masterizar me hago a un lado para que los profesionales hagan su trabajo”.