Como es sabido en la industria de la grabación, la mezcla es uno de los procesos más delicados y creativos en la producción de una canción. Su objetivo es conseguir un equilibrio de las frecuencias, volúmenes y planos de los instrumentos y voces, de forma que la audición sea agradable y/o apropiada a lo que se intenta expresar. Para ello se controla el espectro de cada instrumento (ecualización), la dinámica (volumen, compresión, expansión, limitación) y la profundidad (reverberación, retardo). Hay diversos factores muy importantes que debemos considerar para lograr una mezcla adecuada, pero tanto ingenieros nóveles como los más experimentados tienen siempre la tarea de experimentar con equipos y técnicas para crear y reafirmar su propio estilo.
Reproducción y monitoreo
A veces, esos factores están muy poco cuidados, sin embargo, el sistema de reproducción y monitoreo (interfaz de audio, amplificador y monitores), es lo más importante en el proceso de mezcla. Tener una correcta referencia es la mejor de las ayudas para determinar el sonido de una pista y debido a que cada sistema de escucha es diferente y no existe ni habitación perfecta ni monitores infalibles, en los estudios se suelen tener varias parejas de monitores de diferentes tamaños y calidades para conseguir el mejor sonido posible. Un amplificador que no distorsione la señal (algunos monitores los traen incorporados) y una tarjeta de sonido con una buena señal ruido y respuesta en frecuencia completan el paquete.
Por otro lado, la posición de los monitores y las reflexiones en el control room son integrantes muy importantes. Unos monitores muy cerca de la pared excederán las frecuencias bajas, así que las mezclas finales carecerán de esas frecuencias. Igualmente, una habitación con reflexiones no controladas creará resonancias (frecuencias estacionarias).
Los efectos
Existe un grupo de efectos básicos y de su calidad dependerá en mayor o menor medida la calidad del resultado en nuestra grabación. Los más importantes son quizá la dinámica, ecualización y retardo/reverberación, imprescindibles para trabajar cualquier mezcla. Suelen usarse efectos físicos en hardware y/o plug-ins en software o la combinación de ambos y no existen reglas fijas sobre su uso; sin embargo, hay algunos puntos de partida interesantes que claro, no siempre funcionan. Para profundizar más, es imprescindible la capacitación y la lectura de diversos libros y artículos, además, claro, de la experimentación continua.
Los efectos se usan de dos formas básicas: como inserción o como envío (send). En el primer caso, el efecto sólo actúa sobre la señal de entrada (un track o un grupo de ellos), mientras que en el segundo caso puede elegirse la cantidad de señal que debe ser afectada en cada track mediante un control de envío. Los efectos de inserción suelen ser los compresores, la ecualización y distorsión, y los efectos de envío suelen ser la reverberación, el retardo (delay) o el coro (chorus), entre otros.
El factor humano
La mezcla es un proceso técnico que depende del tipo de canción y del gusto del productor, ingeniero y músico que se trate. Además, hay otros factores importantes que pueden influir negativamente, como el cansancio auditivo o el consumo de drogas. La capacitación y el entrenamiento son armas muy poderosas y en tiempos en donde la tecnología está al alcance de todos, decisiva.
Preparación
Hay una serie de pasos útiles antes de comenzar una mezcla. En primer lugar es muy recomendable escuchar música (que se conozca bien, la favorita) para ir “reconociendo” la audición con respecto a los monitores que se tengan. Esto es especialmente útil cuando el sistema no se encuentra en un lugar controlado acústicamente o cuando no nos encontremos en el lugar donde siempre mezclamos.
Los tracks del proyecto deben estar bien alineados y organizados dentro del DAW con el que se trabajará. Para acelerar el proceso puede configurarse algún efecto general, como un reverb, delay o chorus.
Generalmente todo el material, omitiendo el de televisión o cine, suele estar mezclado en estéreo; sin embargo, muchos ingenieros de mucha trayectoria recomiendan mezclar en monoaural. La razón es que de esta forma es más sencillo ajustar la ecualización y equilibrio de todos los tracks; además, al panear al estéreo, el sonido será más amplio y espacioso. Si se realiza el proceso directamente en estéreo, es más fácil sobrecargar la mezcla. Una vez ajustados los volúmenes y el espectro, es posible continuar en estéreo y hacer las correcciones oportunas.
Lo más importante es tener en cuenta qué género mezclaremos. Quizá una forma de trabajar pueda ser aplicada a todos los demás géneros. La mejor forma de aprender es trabajar con referencias; es decir, buscar el sonido de un disco similar a lo que se busca. Hay que tener en cuenta que muchas producciones están hechas en estudios profesionales con una inversión de miles de dólares, pero usando de forma adecuada los equipos puede llegarse a una calidad muy buena e interesante.
Algunos consejos de mezcla en mono
Lo más importante de una mezcla es el equilibrio entre la voz y la base rítmica, por lo que debemos procurar un especial cuidado al balance de voz, bombo, tarola y bajo, que es donde habita la magia de la canción. Una vez logrado este equilibrio, situamos el resto de los elementos de la batería, omitiendo los micrófonos de room. Cuando todo suene a nuestro gusto, sumamos los overheads y ambientes poco a poco y se corrige el sonido del resto de los instrumentos para mantener el mismo equilibrio con la voz, momento para introducir el bajo y tener el corazón de la rola.
En este punto, lo ideal es agregar las guitarras y darles el protagonismo deseado. Las guitarras rítmicas suelen ir fuertemente paneadas. Como estamos haciendo todo este proceso en mono, podremos comprobar la fuerza relativa de la suma de las guitarras en comparación con la base rítmica/voz. Después de introducir las guitarras, podremos introducir los sintetizadores, pads, cuerdas y demás, e ir controlando su espectro ajustándolos con la ecualización.
Cuando la mezcla suene decentemente y equilibrada, es el momento de escucharla en estéreo. Notaremos cómo algunos instrumentos, como las guitarras, sonarán demasiado alto y algunos efectos (reverberación y delay, por ejemplo) serán demasiado evidentes, por lo que procederemos a hacer las correcciones pertinentes, verificando constantemente en mono para tener una mezcla coherente en ambos formatos.
Algunos trucos…
Durante la mezcla, suelen automatizarse muchos parámetros, como volúmenes y envíos de efectos o incluso plug-ins, dándole énfasis a distintas partes o simplemente equilibrando la dinámica. Especialmente interesante es añadir eco o reverberación a ciertas palabras de la voz o mover objetos en el paneo.
Por otro lado, la ecualización es una herramienta muy útil para manipular la presencia de cada track en la mezcla; al realzar las frecuencias altas o bajas muy prominentes podemos hacer que una parte destaque mucho más. Sin embargo, si se abusa de este recurso puede pasar que un track suene antinatural. Para compensarlo, es importante reducir las frecuencias no deseadas o las partes demasiado intensas del sonido, distribuyendo y equilibrando el espectro. A menudo, esto es preferible a realzar frecuencias, aunque cada método tiene sus aplicaciones y resultados.
También es importante desactivar los efectos de inserción y envío de cada canal; si un efecto no marca diferencias apreciables sobre un sonido, lo mejor es quitarlo. Igualmente, puede que algunos tracks suenen mejor desactivando ciertos efectos, o al menos limitándolos. En general, reducir el número de efectos ayuda a que una canción suene más limpia y clara y además libera el consumo del CPU de la computadora.
Compresión en el master
Éste es un tema muy complejo, pero lo cierto es que el sonido del compresor es el de muchos géneros musicales, desde el rock hasta el trip-hop y además, la mezcla será comprimida durante la masterización.
Quizá lo adecuado como punto de partida sea comprimir un poco, hasta unos -3 dB de corrección y luego enviar la mezcla limpia a masterizar con la mezcla estéreo original como referencia, excepto donde la compresión es fundamental para el sonido de mezcla, para evitar desagradables sorpresas.
Finalmente, es importante confiar más en los oídos que en los ojos. Si suena bien, estará bien, sea cual sea su aspecto. La mezcla es un proceso creativo maravilloso que requiere de mucho estudio y dedicación para lograr muy buenos resultados. No lo olviden, se requiere un 50 por ciento de sentido común y el otro 50 por ciento de buen gusto.