Fotografías de Selene Ortiz Tolentino
Híbrido norteño. Para Kinky, el éxito no es la meta: es el sistema de trabajo. Con una popular edición de su MTV Unplugged bajo el brazo, el sencillo ¿A dónde van los muertos?, con el que al lado de Carla Morrison llegaron al número uno y la esperada visita al Teatro Metropólitan acompañados por Sergio Acosta y Ángel Mosqueda de Zoé, una sección de cuerdas, además de la Banda Furioza, el efecto Kinky perdura, luego de 15 años de su arribo con la musicalización de la película Amarte Duele.
Razones sobran. Durante los preparativos de su actuación electro-acústica en la Ciudad de México, conversamos con el equipo humano a cargo de materializar las ideas del grupo del momento.
“Me dijeron: ‘queremos que suene potente”
Navegante de los canales. El ingeniero de sala Rudy Rosales comenzó siendo guitarrista y a los 14 años, tenía su propio grupo. “Pero en el audio crecí más y hubo un momento en que la música se quedó a un lado y me dediqué a lo técnico”, suspira; “en octubre cumplo 17 años de aprender cosas nuevas y tomar experiencia. Estudié una carrera técnica en G. Martell; después tomé los cursos de Meyer Sound y cuando estaba estudiando entré a trabajar a Rockotitlán, durante la última etapa en Avenida Insurgentes”.
En su agenda, destaca el trabajo con Sasha, Benny y Erik. “Benny es muy clavado, sabe lo que quiere, le gusta el lenguaje técnico y tuvo la primera consola Digidesign en Latinoamérica”, expone Rudy; “fue una gran escuela, porque cuando nos sentamos a programar las bases, fueron tres días de 12 horas. Con Kinky estoy por cumplir siete años”.
Consola segura. “Con ellos ya llevo cinco años utilizando como plataforma la consola Venue Profile, de Avid”, documenta Rudy; “porque sus plug-ins me han facilitado tener un sistema multitrack, irme a mi casa, jugar con Pro Tools, mezclar varias cosas y diseñar efectos. En el show de Kinky hay muchos efectos diseñados con este sistema. Además me gustan sus snapshots, porque todo se ha vuelto más sencillo y me ayudan bastante”.
Secuencias en multitrack. “Para el show normal de la banda (electrónico), utilizábamos samplers, porque los músicos son muy reacios a usar secuencias”, califica el veterano; “de hecho, es la primera vez que lo utilizan de una manera musical, porque juegan con ellos: los paran, los filtran y los usan como un instrumento más. Para el concierto Unplugged, que tiene más elementos (cuerdas y metales), tuvimos que echar mano de una secuencia para poder tener un clic y que todo fuera a tiempo”, añade el ingeniero de sala; “tenemos además, el apoyo de algunos coros para un buen refuerzo”.
Acústico frenético
Violines y trompetas en La Hoguera de las Ganancias. “Lo que hago con la Profile, es que todo mi show ya viene programado por snapshots: los niveles, faders, muteos y efectos, porque son los mismos canales los que usan las cuerdas y los metales”, Rudy explica; “en este caso, las canciones donde van las cuerdas, estoy programado para que cuando vayan los violines, llamo mi ajuste de cuerdas. Cuando sube la Banda Furioza, todo mi setting se va a los metales y esto me simplifica mucho, porque si no, sería una pesadilla”, sonríe; “adoro los snapshots; me hacen muy feliz y ya llevo tiempo trabajando con ellos”.
Shure, siempre ahí. «Cuándo comencé a trabajar con Kinky ya tenían un patrocinio con la marca”, continúa el jefe de sala; “llevan años trabajando con ellos porque son micrófonos en los que se puede confiar ciegamente y aunque las cosas estén complicadas, sabes que aplicando Shure, puedes conseguir un buen sonido”, dibuja al aire; “con Gil hicimos algo muy curioso; porque él tiene una voz delgada, no de mucha potencia y cuando sonorizas un escenario tan ruidoso como el de Kinky (que utiliza mucho volumen en amplificadores y sidefills), tener una voz así es difícil. Antes Gil tenía un Beta 58 UHFR inalámbrico normal, pero se le cambió el grid por uno de SM-57 que nos ha hecho la vida maravillosa y para su voz, ha sido sensacional”, valora; “porque estrechó mucho el patrón polar. Ahora contamina menos; nos permite tener más nivel (sin que tengamos a toda la orquesta dentro), de una manera controlada”.
Están invitados. “Solamente quiero comentar que este show es algo muy interesante”, comenta Rudy; “todo mundo está acostumbrado a ver a Kinky como una banda muy poderosa y desde el día que me plantearon la idea no perdieron poder en el híbrido que hicieron; el show es bueno y vale la pena que se den la oportunidad de verlo”.
“Todo empieza desde que la oficina nos confirma las fechas”
En el staff de Kinky, Carlos Rodríguez desempeña una doble función: es el production manager del grupo y además opera sus monitores. No es casualidad: Carlos lleva 15 años trabajando en la industria del espectáculo y cumple 12 con los electro-regios. “Estudié en el Colegio de Ingenieros de Audio en Monterrey y recién me gradué, vine a trabajar con quien antes era el manager de Kinky”, hace historia; “empecé de técnico en el escenario y poco a poco fui escalando: me pasé a monitorista y de ahí, a encargarme de toda la producción. Para el concierto del Metropólitan usamos la nueva mezcladora Avid S3L para operar monitores”.
Y los músicos, ¿qué escuchan en sus in-ears Shure PSM-900? “Todos comparten clic, con un poco de secuencia y de ahí, se asienta más el instrumento personal de cada uno”, el coordinador se muestra seguro; “en la mezcla de Carlos, su guitarra; para Gil, la voz; con Ulises, sus teclados; a Pliego, el bajo y con Omar: el bombo y los toms, que siempre van en primer plano”, resalta; “en segundo plano viene la secuencia y abajo un ambiente con todo lo demás; una mezcla general para cada uno”.
Variaciones. “No es lo mismo con Ulises (que no tiene un amplificador y todo sus instrumentos van por línea). Su base son los in-ears, donde tiene más fuerte sus instrumentos que César o Carlos, quienes usan amplificador y el sonido análogo que están sintiendo”, profundiza; “o como Omar: el sonido de su tarola es muy fuerte, la tiene ahí y no la refuerzo en sus in-ears como los toms, que no son de tanto ataque y con todo el ruido, se pierden un poco”.
“De pantalla, estamos manejando la de diez milímetros y todo el equipo lo proveyó Meridian Audio”, visualiza Carlos Rodríguez; “la pantalla mide siete por cinco metros y está separada en tres módulos. El video también está en tres partes y con el programa Final Cut (dividiendo el número de pixeles), es posible seccionar el video. Esto ahora se usa mucho”, toma distancia; “ya no te fijas en el tamaño de pantalla (en cuánto área), sino en el total de pixeles en ella para poder ajustarla al video”.
Carro completo. “El plus de esta gira es la escenografía al frente”, describe el production manager, “que son dos estructuras (idea de Gil), que junto a un ingeniero civil, vieron cómo se podía ensamblar. Traen iluminación LED y es muy interesante, porque está sincronizada con la secuencia”, analiza; “con Carlos Leyva (el iluminador), podemos platicar sobre el mapeo de la estructura. Nosotros batallamos para poder echarla andar y Gil se ha metido en la programación. Tenemos el software MadMapper y con él, cada LED significa un valor”, concluye Carlos Rodríguez; “estos se van acomodando en forma de que la estructura (al momento de poner el video), quede congruente con la dirección de imagen”.
Ver a futuro
Los inicios de Carlos Leyva en la producción en escenarios ocurrieron en Tijuana, trabajando en compañías proveedoras. Hace diez años estaba estudiando Diseño Gráfico en la Universidad Iberoamericana y al terminar la carrera, comenzó a enfocarse en la iluminación para las giras de Nortec+Fussible. Especialista de la sincronía, multimedia, operación y programación de efectos visuales con LEDs, sus servicios pronto fueron requeridos por Belinda, los colombianos de Bomba Estéreo y el grupo Torreblanca.
Al compás del video. “En la parte de visuales, para este concierto tuvimos sincronizadas las cabezas robóticas con las torres de escenografía con iluminación LED: es donde cerramos este circuito”, revela Carlos; “a partir de ahí, por medio de las secuencias (que están track por track), se estuvieron disparando. Así, tuvimos amarrados el sistema de iluminación, video y los LEDs de las estructuras. Existe menor margen de error, hay mayor exactitud de los cues y el espectáculo mejoró”.
“La consola con que operamos es una ChamSys MQ70, que nos permitió sincronizar iluminación, video y audio (que son las secuencias)”, precisa el iluminador; “nos decidimos a traerla para esta gira porque es eficiente y estable. Una de sus ventajas (como estamos manejando LEDs y muchos canales) es que ofrece varios universos con los que podemos trabajar”.
Operando con ChamSys. “El visualizador que me recomendaron es muy bueno: se llama WYSIWYG y con él, es muy fácil hacer la programación, los diseños y los plots”, explica Carlos; “lo bueno de este programa, es que hace vectores, que los paso a un plano (que exporto a PDF) y se incluye en el rider, donde vienen las estructuras, alturas y distancias”.
El tamaño importa. “Me invitaron a tomar el curso de la consola en Las Vegas, en el que la pude conocer mejor, estudiarla y operarla vía el protocolo SMPTE y MIDI. Estoy muy contento con ella porque es bastante cómoda, muy funcional para complementar toda la programación y tengo a dónde moverme con sus efectos”, define; “corre el video que me está mandando un servidor y desde ahí, se dispara todo. Me explicaron sus principales aspectos y que exclusivamente era para giras, porque es fácil viajar con ella, tiene las medidas exactas para documentar y subirla al avión”, concede por último Carlos Leyva. “La venden en un softcase (es como ir con una laptop) y para mí fue genial”.
Y para un grupo como Kinky, ir de hotel en hotel es una forma de vida. El placer está en el cómo.