Filoso. Hubo un tiempo en que los músicos de rock eran pandilleros insolentes, altaneros mal educados y no les interesaba salir en la tele ni lo que dijera la prensa del corazón, pero a medida que sobre el escenario aumentó el número de abrazos entre las estrellas, sus noviazgos con bellas modelos, esos conmovedores discursos para lograr la paz mundial, alivianar la hambruna, salvar una selva tropical o curar las enfermedades más exóticas, el rock se fue convirtiendo en algo…más sociable. A excepción de alguien a quien no le conmueve el lloriqueo, la falsa fama ni el qué dirán. Con “Carmesí”, su primer álbum solista, José Madero Vizcaíno, ex vocalista de Panda (o Pxndx, co mo le llaman sus votantes), se ha postulado para presidir la última tribu de los “¿Qué me importa?” Cosa que desde luego, también le tiene sin cuidado.
Sinceridad norteña
“Soy muy torpe en cuestiones de software, programación y todo eso. En mi caso, sí necesito de alguien que me ayude”, José valora de entrada; “y quien me ayudó en la producción fue Rodrigo ‘El Bucho’ Monfort: él tocó todos los teclados (es muy buen pianista), consiguió todo, se encargó de las trompetas, el cuarteto de cuerdas, las flautas y el acordeón y les entregó las partituras a los músicos de sesión”.
Trabajo en equipo. “Con Rodrigo, empezamos a tratar, a programar, a usar MIDI y todo lo demás (lo cual yo no sé), entonces, quedó la maqueta que hicimos entre el Bucho y yo, no como una banda con todos los instrumentos, sino como un demo (que en este caso, era un demo de 2008), y se reprodujeron las canciones hasta este año; limpiamos unas cosas, recorté algunas estructuras, el final lo hicimos más corto y ya: quedó la versión del disco. Ese fue el proceso”.
Primer sencillo. “En la canción ‘Plural siendo singular’, le dije a Rodrigo: ‘tengo esta canción, vamos a grabar: prográmame una batería y vamos a hacer una canción con guitarra, voz, ukulele, percusiones, tololoche y un cuarteto de cuerdas. Algo súper ecléctico y lo hice así”, plantea el ex-Pxndx; “con elementos hawaianos, latinos, clásicos (como el cuarteto de cuerdas) y usamos el tololoche. Me atreví a hacerlo y en ese momento (2008), nunca pensé que alguien escucharía esa canción, porque la hice para mí. Entonces le dije a Rodrigo: ‘tú métele. Te traes un acordeón colombiano (que no había la mano) y se lo metemos. Tiene elementos de muchos tipos de música”, nos muestra; “he salido y hasta me han dicho bachatero, popero, de todo y es por lo que estoy nervioso ahora que sale el disco, porque no sé cuál será la reacción de la gente. Tengo mucha incertidumbre”.
Bien planeado
“Son canciones que se hicieron en Digital Performer, porque es lo que Bucho utiliza y así, nos llevamos las sesiones del demo, para usarlas de guía. Nada más”, José hace historia; “sobre eso grabaron los músicos que Rodrigo llevó a estas grandes personas, muy estudiadas”.
Acompañantes y ensamble. “Para el disco nuevo, ‘Carmesí’, la parte rítmica fue con amigos bajistas y bateristas que tocan en una banda que se llama Los Lemons”, estima José; “a ellos sólo les pasé los demos y ellos pusieron mucho de su parte. Son buenos músicos y no hubo problema”.
Digital Performer, como mapa. “No se tuvo que grabar ninguna guía, porque llevábamos los demos con clic, ni hubo cambios de velocidad ni nada;, orque todo estaba pre producido”, define el guitarrista; “cuando empezaron a quedar los elementos, quitamos el demo o lo usábamos para guiarnos, recrear lo que seguía. Poco a poco nos fuimos deshaciendo del demo hasta que quedó”.
Puro riff
“En ‘Carmesí’ no hay solos de guitarra”, comparte Pepe; “la verdad, no soy requintista. Por ejemplo, en Panda, los solos se hicieron un elemento esencial, pero en mi disco no los habría y en el proceso de composición, tenía que hacer un puente de letra o uno musical y así fue: no hay solos de guitarra, pero hay algunos momentos en los que el piano empieza a jugar o cambia un poco la canción en el puente, para mantener al escucha interesado, cautivo. Es un disco muy de piano”.
Registrando guitarras. “Con Panda, siempre grababa con una guitarra Les Paul, por el sonido de la distorsión y para que fuera más pesado. Para este disco, toqué con una Fender Telecaster Semi-Hollow, porque necesitaba un ritmo más clásico americano”, Pepe Madero vuelve en el tiempo: “pero también hubo otros leads y cambiaba la Telecaster por una Stratocaster. Por ejemplo, hay leads que tenían más delay, especialmente uno, que se me figuró mucho a The Edge de U2. Usé la Stratocaster con esos delays y un poquito de distorsión, pero la distorsión en mínima en el disco. Entonces: cero Marshall, cero Les Pauls y todo más clásico”, subraya; “grabé con un amplificador de guitarra Vox AC15 Heritage y metimos algunos trémolos de Electro-Harmonix”.
Un “Carmesí” más acústico. “Usé una guitarra Martin y otra Takamine”, reconoce el regio; “la Takamine, la verdad, se me dificulta mucho porque las cuerdas están muy separadas del mango y hay muchos arpegios con mano, sin púa”, despeja el autor; “porque cuándo estaba arpegiando en las cuerdas graves, sonaba medio ahogado. Tuve que batallar y mejor, me traje otras guitarras”, insiste; “pero yo grabé todas las guitarras del disco; tanto acústicas, cómo eléctricas; haciendo bases. Hay pocos leads de guitarra; porque el lead de muchas canciones fue con teclados”.
Rola por rola, mezcla por mezcla
“A mí no me gusta grabar con alguien, guardar el material y luego ir a mezclar a otro lado”, explica José; “siento que corta la fluidez. Entonces, fue de: oye, voy a rentar tu estudio un mes. En el estudio DMY tienen una consola Neve 1093 (que le hicieron a EMI) y solo hay siete en todo el mundo. Hablé con el ingeniero Gilberto Elguezabal, quien me trackeó. Ya había trabajado con Gilberto y él me ayudó a mezclar”, describe; “acabamos el tracking. Al día siguiente empezó la mezcla y yo ahí, siempre. Acabó el primer rough mix y lo escuché: no me gusta esto, no me gusta lo otro. Y fueron cuatro o cinco versiones, hasta que quedó”, sostiene; “así tiene que ser, porque una mala mezcla le puede cambiar toda la cara a una buena pieza y para mí, eso es muy delicado. Creo que la mezcla es la parte más importante”.
Otro tipo de música. “En Panda hacía música más pesada (más punk), en esta ocasión, es otro tipo de música: el baterista fue Fernando Martínez y toca un poco más tranquilo (más clavado). “Este disco es muy diferente. En cuanto a producción (para mí) es la canción la que manda: tú trabajas para la canción (no la canción trabaja para ti) y tienes que hacer que funcione”, advierte por último José Madero”.
Y esa es alta filosofía. ¡Que viva el presidente Madero!