Clientela distinguida. Hay estudios que son testigos de un relevo estético y temporal. Actualmente, el sonido del momento está siendo cocinado por estos recintos. Su consola ecualiza los cantantes que el público de hoy ama incondicionalmente. Sus paredes absorbieron las creaciones de Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, Hello Seahorse!, Torreblanca, Zoé, Porter y Le Baron. Es la estufa de la que han salido grandes banquetes musicales y sí: Honky Tonk Studios también es donde graba Moderatto.
Con la intención de descubrir cómo se pasa a canales la esencia de un instante, visitamos al ingeniero José Portilla, fundador de Honky Tonk Studios, para conocer un espacio diseñado con las piedras rodantes en mente.
Desde 2007
“Estudié en Berklee College of Music la carrera de Producción Musical y guitarra. Ahí me di cuenta de que la grabación también me encantaba y cuando estás joven es más accesible empezar como productor, comenta José al inició de la charla; “en esa época tenía 24 años y todo el dinero se me iba en comprar equipos. Desde luego, existía el veinte por ciento de lo que hay ahora, así que empecé con tres cosas, haciendo proyectos a bandas universitarias. Llegaba un grupo, veían guitarras que les gustaban y decían: ‘vengo porque tienes la guitarra que siempre he querido. Aquí la puedo usar”. Ahora, Honky Tonk tiene las guitarras que le darán mucho a los discos, porque el 99 por ciento de las guitarras eléctricas se graban con el mismo micrófono. El mismo que en cualquier estudio, pero las guitarras, no. Ahí está la diferencia”.
Esmero en los instrumentos. “Mi teoría era: hace más diferencia unas cuerdas nuevas en una buena guitarra, que tener un micrófono de diez mil dólares. Y me enfoqué en eso. Así empecé”, sostiene José; “después, si tienes la guitarra perfecta con el micrófono ideal, ya tienes todo”.
Antes de la consola, el monitoreo. “Estuve mucho tiempo grabando con los altavoces Yamaha NC10, que muchos clientes piden, pero también encontré unos monitores Adam Audio que me gustaron mucho. Estoy contento con ellos y a los clientes les gustan, pero si requieren alguna otra marca, los conseguimos”.
Cien por ciento tradición oral
“Desde 2007 hasta ahora, la situación ha cambiado bastante”, compara el ingeniero; “si entonces hubiera tenido la plataforma de redes sociales que hay actualmente, nos hubiéramos podido hacer más promoción; sin embargo, nuestra mejor publicidad fue de boca en boca”, matiza; “ahora, tenemos una página donde se pueden ver los equipos que se pueden usar y gracias también a que los músicos que vienen lo dan a conocer por estas redes, es mucho más fácil que nos conozcan”.
En 2010 se incrementó la actividad. “Cuando empecé a tener más estabilidad con mis clientes me di cuenta que tenía muchísimo por hacer y me decidí a hacer lo necesario para tener un estudio que fuera impecable, ya sea cuando fuera productor o guitarrista invitado, como ha sucedido. Y por supuesto, que cuando vengan, todo funcione”, estima José Portilla; “abrimos las puertas completamente al público. Quería hacer un estudio que, tuviera las cosas necesarias que yo sé como músico, aparte de la consola, como los preamplificadores y compresores”. Es por eso que en Honky Tonk se encuentra una lista muy extensa de instrumentos: más de treinta guitarras, un piano Steinway de pared, un teclado Fender Rhodes de los años sesenta, varios sintetizadores, dos baterías, algunos bajos y veinte amplificadores vintage.
Llegó su momento. “Empecé por comprar una colección de micrófonos importante para atraer a los clientes que me preguntaba por ellos. Hay unos micrófonos que tiene que haber para tener un estudio a nivel profesional. Mis clientes ya saben lo que hay aquí”, observa; ”tengo cajones llenos de cuerdas y todo lo que se necesite. Desde el inicio, estuve enfocado en tener lo necesario para sonar; más la consola, los preamplificadores y lo que le acomode a las bandas”.
Próxima parada, Pro Tools HD. “Todo empezó con la versión 002. Después subí a Pro Tools HD3, primero con un controlador digital”, indica el emprendedor; “y ya que estaba en eso, empecé a comprar preamplificadores, micrófonos y compresores. Cuando llegué a un punto en el que me sentía cómodo, vino la etapa en la que ahorré para la consola”.
Cubrir todos los ángulos
“Hicimos un gran esfuerzo para comprar la consola”, acredita José Portilla; “Vari Internacional nos ayudó a conseguir la SSL AWS 900+SE de 24 canales, que me pareció ideal por el hecho de que es muy eficiente en el consumo de energía”, ilustra; “subió, pero fue manejable”.
Detector de metal. “El primer artista reconocido que vino fue Moderatto. Conocí a Iñaki Vázquez y nos hicimos cuates”, sonríe José; “con ellos, todo comenzó porque en un disco anterior me invitaron a grabar unas guitarras y les gustó lo que hice. En otra ocasión, ellos debían hacer un tributo pero no tenían dónde grabar de un día para otro y fue cuando conocieron Honky Tonk. Hicimos esa canción y el siguiente álbum lo grabamos aquí”.
Moderatto, con integrantes de Fobia y Titán. “Tienen muchas ligas con el rock y Jay de la Cueva es un productor muy reconocido”, considera; “él empezó por decirle a sus amigos dónde grabaron y así, nuevos clientes empezaron a venir. El ingeniero que estaba con ellos hizo un disco para Natalia Lafourcade. Ella vino a hacer unos temas y así se fue conociendo más el estudio. Hicimos otros proyectos alternos a Moderatto y también vino Fobia. Luego, Leonardo de Lozanne trajo a su nuevo grupo”.
Sin rebotes
“Era la época de Moderatto cuando ya tuve el Pro Tools HD y el controlador; empezaron a venir más clientes y comencé a pensar en perfeccionar la acústica. Fue el momento ideal económicamente porque el primer dinero fue para comprar fierros y micrófonos, sin embargo, decidí que el estudio debía tener una buena acústica si . quería que la gente empezara a mezclar aquí”.
Obra del ingeniero Guillermo Solís. “Es uno de los personajes más importantes en la historia de los estudios en México. Él es amigo de mi papá y le daba servicio al equipo. Fue quien empezó con la idea de hacer el estudio”, acredita; “nos impulsó. Sobre todo a mi papá, que le decía: ‘ya viene tu hijo regresando de Berklee y tienes ese equipo sentado. ¿Porqué no?’. Guillermo es muy importante, tanto como mi papá; quien me cedió todos sus fierros”.
Guillermo Solís, autor de la mitad de los estudios en México. “Le tocó armarlos, desarmar sus consolas y vender por partes. Es reconocido en todos los rincones en esta industria. Él armó en Honky Tonk el patch bay, hizo el diseño eléctrico y el acústico junto con Sebastián Otero”, vuelve José Portilla en el tiempo; “Sebastián estudió conmigo en Berklee e hizo una maestría en diseño acústico. Entre los dos trabajaron, adecuándose a la construcción, pero se adaptaron bien al espacio para que fuera funcional, sin problemas y lo más homogéneo que se pudiera”, explica José; “como no era nada más para mí, si venía un cliente, que el primer día escuchara lo mejor posible. Ellos dos fueron los diseñadores del Honky Tonk”.
Cubo inmenso
“Antes, era un espacio totalmente abierto: una planta sin paredes, y Guillermo Solís dijo: ¿sabes qué? Los estudios de hoy en día no son como en el pasado, con un control room pequeño y salas muy grandes para orquestas”, comenta José; “lo de la orquesta, velo olvidando y sé realista con los tamaños de las cosas que vas hacer’, me dijo Guillermo. No te compliques: haz el control room más grande, que es donde van estar los clientes”, le argumentó.
Súper poblado. “Si el control room es muy chico, de todas formas van estar quince personas y el ingeniero no puede respirar. ‘Si vas estar metido, haz el espacio muy cómodo, con tamaño suficiente para bandas de rock o cuartetos”, le dijo Guillermo Solís a José. Ahora, Honky Tonk tiene dos live rooms. En un cuarto está la batería y el bajo. En el otro, el cantante con la guitarra acústica, en caso de que requieran un mayor nivel de aislamiento.
Toma cinco. “Pensándolo bien y viendo qué es lo que más íbamos hacer, se decidió construir un control room grande, casi del mismo tamaño que el live room”, contrasta José; “no suele ser así, pero a nosotros nos funciona muy bien, porque aquí siempre tenemos metidas por lo menos a diez personas y allá quedó espacio suficiente para un buen room de batería, que es lo que más hacemos; a la gente que toca jazz le encanta grabar junta y aquí les ofrecemos la posibilidad de que eso suceda sin ningún problema. Esto era importante y con el espacio que existe, se pudo lograr”.
Su labor, ochenta por ciento tracking y veinte por ciento mezcla
“Esto está cambiando”, reconoce José Portilla; “desde que llegó la nueva consola se está logrando; porque Julieta Venegas ya vino a mezclar un disco aquí. Aunque muchas producciones de disquera con presupuesto sigan con la idea de mezclar en Estados Unidos o el ingeniero de mezcla tenga estudio en casa, actualmente es muy difícil pagar tres mil dólares al día”, detalla; “si alguien nos contrata para mezclar, estamos gustosos en hacerlo”.
El futuro para José Portilla, cercano. “Lo único que para mí es irremplazable son los preamplificadores y los micrófonos. En este momento, la siguiente inversión sería para eso: buscar las oportunidades de micrófonos vintage”, comenta; “pero en plug-ins estoy bastante cubierto. Considero que están en un nivel tan elevado que al final, hacen muy buena labor en una situación de mezcla. En cambio, el micrófono, hay que tenerlo por el hecho de que el ochenta por ciento de lo que hacemos es tracking. De esa cantidad, la mitad viene a que toque la guitarra en su disco. Si la gente piensa en venir por las guitarras y amplificadores, entonces mi inversión irá directamente a micrófonos e instrumentos”, se despide confesando José Portilla; “porque lo de las guitarras no lo puedo parar; son muy significativas para mí”.
Toda una vida escuchando
Pilar de los estudios mexicanos. En la industria nacional de las grabaciones, el ingeniero Guillermo Solís es el diseñador acústico de cabinas de control y live rooms por excelencia. Autor de la inmensa mayoría de las instalaciones profesionales de este tipo en nuestro país, su visión del sonido ha pasado con solvencia de una generación a otra.
Un mapa en el desierto del silencio. Guillermo cursó en el Instituto Politécnico Nacional la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica, atendiendo la sugerencia que le hiciera el ingeniero de grabación don Próspero Sandoval (q.e.p.d.), decano del registro sonoro en México.
“Inicié mi vida laboral en Discos Peerless a finales de los años setenta, realizando mis prácticas profesionales, que entonces eran un requisito indispensable para poder concluir la carrera en el IPN”, comenta Guillermo Solís al inicio de la entrevista; “al terminar las prácticas profesionales, emigré a Discos Musart, porque me hicieron una oferta de empleo muy atractiva”.
El ofrecimiento de Discos Musart coronaba la experiencia no profesional que en esos años Guillermo tenía en el campo del sonido high end y lo colocaba de lleno en el ambiente profesional de las grabaciones sonoras.
Primeros logros
“En menos de cinco años, formé la gerencia de ingeniería dentro de Musart”, profundiza Guillermo; “para cubrir las necesidades propias de la industria del disco, que por aquellos años eran muchas y porque dependíamos al cien por ciento de las compañías extranjeras, con los consiguientes costos elevados y sin tener realmente al final una solución óptima; de acuerdo a nuestro propio mercado”.
Después de consolidar su campo de acción en esta gerencia de ingeniería y con base en las nuevas experiencias adquiridas, Guillermo Solís decidió aventurarse lejos de las corporaciones, tomó su propio camino y a fines del siglo XX fundó la exitosa empresa Ingeniería en Audio Profesional. “Sobre todo, por los conocimientos que había alcanzado en el área de las tecnologías de audio digital”, hace hincapié; “además de las relaciones que había logrado con las compañías trasnacionales, que en aquella época lideraban este campo”.
Una vez que Ingeniería en Audio Profesional ocupó un lugar sólido en la industria de las maquinas grabadoras, la firma empezó a diversificarse en las áreas complementarias de este competido mercado. “Comenzamos por desarrollar soluciones integrales, tanto en el diseño como en la construcción e instalación de estudios de grabación. Todo, con las nuevas tendencias tecnológicas”, prosigue Guillermo; “con la relación previa que tenía con los ingeniero Luis Gil, Nacho Portilla, Nacho Cordero y algunos músicos más (todos ellos apasionados del audio). A partir de ahí, comenzamos a planear un lugar diferente, en el cual fuera posible hacer grabaciones de alta calidad a un costo accesible y aplicando las nuevas tecnologías digitales”.
La suerte les favoreció
“En la casa de Nacho Portilla, padre de José, existía un cuarto de juegos que estaba en desuso”, concede Guillermo; “y presentaba características muy especiales, prácticamente de ensueño, para un estudio de grabación. Curiosamente no hubo necesidad de hacer ningún tratamiento acústico para el piso. Básicamente el piso era el que normalmente tenían en ese cuarto de juegos; ese que originalmente era un espacio que no se utilizaba”.
Las juntas arrancaron por discutir las posibles distribuciones de la planta. “Al comenzar los análisis de niveles de ruido, dentro y alrededor del espacio, nos sorprendió mucho el hecho que, si bien no era el óptimo, sí estaba muy cercano lo que representaba un considerable ahorro en gastos de aislamiento acústico”, revela Guillermo; “sumándole a lo maravilloso que podrían quedar unos ventanales panorámicos con vista la barranca”.
Después de varias sesiones. “Y unas cuantas botellas de excelente vino tinto”, se alegra; “logramos un consenso de las dimensiones en las áreas de grabación y el control room, que fue el verdadero eje de todo el proyecto, ya que nosotros buscábamos tener la posibilidad de albergar a algunos intérpretes dentro de la misma cabina de control, conectarlos por línea directa y de esa manera, contar con tres áreas distintas y multifacéticas de grabación”, nos muestra.
Universo de luz. Durante los primeros días de obra en Honky Tonk Studios, el ingeniero Solís instaló regeneradores eléctricos especiales Servipro, que también son utilizados en hospitales y que en caso de suceder un corte de energía entran automáticamente en función; limpian la línea de manera eficiente y vuelven a establecer un flujo de corriente estable. A decir del equipo de diseño, fue la mejor decisión que pudieron tomar. “En ese entonces, eran considerados de última generación y es que realmente, esos aparatos estaban enfocados para usarse con equipos de hospital, tomógrafos y cosas así: muy críticas”, recomienda; “porque verdaderamente es impresionante la estabilidad que puede proporcionar esta clase de equipo”.
Sobre el resto de la obra eléctrica y el despliegue de contactos aterrizados, el conocedor agregó: “Estuvieron planeados de la manera correcta. De hecho, la instalación eléctrica está dividida en dos partes: a través de los Servipro, una de las fases está destinada única y exclusivamente para toda la alimentación de los equipos”, visualiza; “y las otras dos fases restantes están consideradas para todo el sistema de iluminación y la maquinaria de aire acondicionado”.
A iniciativa del ingeniero Solís, el estudio presenta un cableado de calidad superior y la prueba de ello es que el patch bay ya cumplió siete años y nunca ha fallado.
Un cuartel general moderno y eficiente. “Las principales características del cuarto de control y la razón de sus grandes dimensiones fueron para evitar los nódulos de resonancia en bajas frecuencias”, resalta Guillermo; “porque normalmente, ese es el problema principal en los estudios; un problema que hace que el producto que sale de esa cabina no sea tan real como debería ser. Un control room con estas dimensiones no miente”.
El reino del tambor
“Se resolvió que el cuarto de batería finalmente fuera el área de mayor volumen”, advierte el experto; “para evitar que las baterías grabadas ahí se escucharan muy apastadas o que se sintieran demasiado comprimidas. Entonces, este tamaño le ofrece un realismo mucho mayor a las grabaciones de batería”.
Otro room, para guitarras acústicas y voz. “Las características de la segunda sala es que tiene un tiempo de reverberación menor”, manifiesta Guillermo Solís; “se trata de un espacio un tanto confinado para hacer grabaciones un poco más íntimas, del tipo de sesiones acústicas”.
Esfuerzo en equipo, valor agregado. “Después de ocho meses de intenso trabajo y una gran pasión por los detalles, alcanzamos los objetivos planteados y comenzó la gran aventura que a la fecha conserva ese espíritu con el que inició”, dicta el especialista; “siempre en busca de las mejores alternativas, tanto en equipos de grabación como en el personal operativo y desde luego, lo más importante: que los músicos en general (sin importar su estilo), se sientan como en casa y puedan desarrollar todo su talento”.
Satisfecho. “Esta experiencia tan enriquecedora, no sólo me deja un grato recuerdo; sino la posibilidad de seguir creciendo profesionalmente de la mano del ingeniero José Portilla, de Nacho, Anita y de todos aquellos que creyeron en este proyecto y lo han venido apoyando desde aquella idea colectiva”, resumió finalmente el ingeniero Guillermo Solís.
¿Cómo identificar las necesidades de una producción actual?
Aparte de tener un diseño vanguardista, equipamiento vintage y los instrumentos musicales de alta gama que ofrece Honky Tonk Studios sin cargo extra, el secreto de su éxito radica en que desde el principio se buscó transmitir a los músicos (o clientes de la publicidad), la idea de que se sintieran en confianza, y que siempre estuviesen en control del resultado final. Pro Tools puede ser el mismo aquí y en China, pero esa atención personalizada logró que los artistas se desenvolvieran confiadamente.
En boga. En Honky Tonk Studios se conocen todos los trucos para el buen sonar, y cada músico o productor (cómo Héctor Castillo, de Torreblanca) que ha trabajo aquí, encontró un ambiente relajado, cálido y creativo; con el equipo adecuado (y un piano Steinway de pared a la orden), tal y como lo quieren escuchar. Sus clientes frecuentes ya conocen el camino que los llevó a la cima de un audio con calidad internacional. ¿Usted qué espera para que su grupo o producto suba al siguiente nivel?
¡Silencio! Se graba.
Redacción: Víctor Baldovinos