Fue El Imperial y ahora se ha adaptado como espacio para las artes escénicas y se mantiene la premisa con la que se volvió legendario: brindar equipamiento y atención de calidad a los artistas. Atto Attie cumple el anhelo de inspirarse en el cabaret para ofrecer este espacio en la colonia Roma de la Ciudad de México.
“Luego de esos diez años en El Imperial, Jorge González y yo cerramos el ciclo. El espacio se convirtió en un sitio de experimento de otra expresión artísticas y durante ese tiempo, con mi esposa que es bailarina y yo como músico, estuvimos explorando nuestro amor al cabaret y montamos un show que se llamó ‘Hey Hey Club’; cerró el local, lo retomamos y le pusimos como nuestro espectáculo, con la intención de dedicárselo a las artes escénicas, a lo que conocemos y nos gusta: el teatro, los conciertos, los performances, la danza. Estamos abriendo esta nueva propuesta que es de corte cabaretesco, pero el abanico de la programación es amplio, todo tiene que ver con las artes escénicas”, afirma Atto.
Con respeto a la estructura del lugar, las remodelaciones se hicieron en la parte superior, enfatizando que no es una sala de conciertos, como detalla el músico: “La estructura quedó igual y también el escenario, que siento nos trajo buena suerte, ya que era el lugar donde los artistas se sentían muy cómodos. Se decoró de nueva manera, se puso un restaurante arriba que no existía y el cambio principal es que ya no es una sala de conciertos a donde llegas y estás parado viendo el show, sino que metimos una cocina y ahora los espectáculos que vas a ver son para sentarte, ordenar un trago, tu cena y gozar de un espectáculo escénico. En la parte de arriba tenemos espectáculos más pequeños como el proyecto Teatro Gourmet, donde vas a cenar y de pronto hay una pareja cenando junto a ti que en realidad son actores y empieza una obra de teatro; ahí también haremos cosas más acústicas”.
Otra adecuación fue poner cámaras para grabación de los espectáculos y tenerlos en línea: “Entendemos que hay gente que no puede salir o no quiere salir aún y pensamos en quienes no viven en la Ciudad de México, entonces pueden acceder a nuestra programación en streaming; son producciones a cuatro cámaras. Esto lo propició la pandemia y está pensado con el ánimo de reactivar actividades en este momento; estamos trabajando con aforo reducido y aplicando todas las normas impuestas por las autoridades, con la intención de que regresen los compañeros artistas, meseros, cocineros, bar tenders y staff a trabajar”.
El valor agregado de Hey Hey Club es brindar un contenido fresco que cumpla con una producción efectiva, switcheo de cámaras y juego en las tomas: “No es el objetivo competir con producciones grandes y boletos caros; de tener algo arriba con lo que a la media hora ya te aburriste, creemos que más que competir está bien llevar a la gente cosas bien hechas a precios muy accesibles que puedes ver una noche y al otro día. Lo que añadimos está pensado para los actores y bailarines”, detalla Atto.
Abierto desde octubre, el espacio también se puede usar como locación y set para grabaciones y proyectos externos. Todo al servicio de las artes escénicas: “Me gusta la idea de pensar que se puede convertir en un hub creativo, como laboratorio para hacer cosas. Ya sea teatro o musicales o como nos pasó que a días de abrir ya lo rentaron para un comercial y se acercó una compañía telefónica que está armando radio digital y contenido propio, nos asociaremos con ellos para colaborar”, concluye entusiasta Atto.