En homenaje a Juan José Arreola

“Texturas sonoras” es el proyecto con el que el artista sonoro Jairo Guerrero construye un puente de diálogo multi-generacional a través de la música electrónica, la literatura y la cultura popular mexicana. El primer disco del concepto es un homenaje a la obra de Juan José Arreola. “Me considero un amante del arte en muchos sentidos y con la poesía me pasa una conexión muy especial, y así surgió la idea de fusionar todo un tema de música electrónica con poesía y la memoria de México, su historia y cultura popular, traerlos del pasado con un lenguaje actual y generar un punto de reunión común para un presente”, relata el también productor y DJ conocido como B-Liv.

El álbum con los textos del escritor es secuela de un show que nació para la celebración del Día de Muertos de 2015, en el marco del desfile que se organizó para dicho fin. “Planeamos algo totalmente diferente, no quería ser solamente DJ y ya por el sentido de esa fecha para nuestro país y los mexicanos, fue el motivador que inspiró esta mezcla de la memoria con la música electrónica y que me ha permitido conocer obra y autores que no existían en mi mundo literario, como Rosario Castellanos, o profundizar en algunos textos como los de Jaime Sabines. Nos alimentamos mutuamente en el proceso de ir creando”.

“La decisión de hacer el homenaje a Juan José Arreola vino porque, como el proyecto fue concebido como un acto en vivo y siempre es cambiante, estaba trabajando con algunas variaciones que quería hacer y me encontré con el poema ‘Gravitación’, en viva voz del maestro y me hipnotizó totalmente; el poema en sí me impactó muchísimo y empecé a investigar más sobre él”, menciona. 

“Gravitación’ fue intervenido dentro de una de mis presentaciones de ‘Texturas sonoras’ que quedó grabada y en una reunión coincidí con Chema Arreola, uno de sus nietos, a quien le gustó y me ofreció su apoyo para contactar a la familia para tener los permisos debidos y así se detonó el disco. Ese fue el primer proceso y después se trató de sentir un poco el mundo en que vivían esos poemas: amor desesperado, aflicción, ansiedad y otras emociones, que me dieron el tempo y la atmósfera en la que musicalmente haría la música para cada uno”.

“Quedaron encantados”, continúa Jairo; “no se imaginaban el resultado porque cuando la gente habla de música electrónica se imaginan gente viviendo otro ambiente, pero esta música, como cualquier otro género, tiene muchos matices. Este disco los tiene: subes y bajas dentro de experiencias que te llevan a la pista de baile o a momentos totalmente ambientales; es bastante ecléctico y de alguna manera así era el maestro Arreola. Fue tan bien recibido que luego Chema lanzó su disco ‘Hielo’ y me invitó a participar”.

Gestado, producido, post-producido y mezclado por Jairo Guerrero, la masterización fue hecha en Los Angeles: “Para este trabajo usé Ableton y todas las secuencias de sintetizadores que posee, porque quería darle un toque tecnológico y al mismo tiempo retro. También utilicé plug-ins de batería, tocando muchos teclados externos MIDI de Akai, Moog y Korg. Hice una pre-masterización y en Los Angeles lo que se hizo fue aumentar la línea de graves, porque quería que el sonido del disco tuviera un poco este mood techno alemán. Tomó un par de revisiones del material por internet para escuchar las referencias de cómo quería que sonaran las líneas de kick con bajos en las canciones y con eso quedé muy contento”.

La música electrónica, un diálogo más allá del baile. “Esta parte, llamémosle interactiva e integral del músico, es hacia donde han ido las cosas ya desde hace algunos años. Pienso que el tema de la música electrónica en manos de un DJ ya se volvió obsoleta porque hoy cualquiera puede serlo. La tecnología y las herramientas que han venido apareciendo facilitan la vida al performer, elevan su nivel y reto creativo”.

“Ha sido interesante el recibimiento de la gente y me ha tocado hacer mucho la labor de comunicar de lo que se trata y no generar malentendidos. He tenido presentaciones donde la gente termina sentada, como en un ritual que no se quieren perder: pendientes de mí, las máquinas y los visuales; lo entienden como una forma de abrazar la cultura de una forma muy especial y valiosa”.