El tercer oído

Algunas personas tenemos más o menos desarrollado alguno de nuestros sentidos. He convivido con personas que son más sensibles al sentido del tacto o el oído. En mi caso, supongo que por mi profesión, he logrado desarrollar bastante este último sentido. De alguna forma, algunos de ustedes se identificarán conmigo cuando en ocasiones escuchamos sonidos que nos despiertan una emoción e incluso una reacción física agradable o en algunas ocasiones desagradables, como el sonido del rechinido de algún objeto metálico, que está dentro de un rango de frecuencias que nuestro cerebro reconoce como un indicativo de alerta y/o peligro; además de ser altamente sensible a esto, he notado que me es posible escuchar sonidos que para ciertas personas no son importantes o son imperceptibles, aunque es verdad que nuestro cerebro juega un papel trascendente para prestar atención a situaciones (sentidos) primordiales, lo que no quiere decir que cada uno de nosotros le damos importancia y atención a ciertos contextos y por ende escuchamos, vemos o sentimos diferente.

Durante este periodo de pandemia, me he encontrado con muchas sorpresas muy buenas, como que muchos expertos han compartido experiencias, tips e incluso investigaciones y experimentos en diversos campos. Hace varios meses me encontré con el contenido compartido por Dave Rat y Sammy Keyes y entre muchos temas que han tratado, uno de los que más me llamó la atención fue: “¿Pueden los humanos escuchar más allá de los 20K? ¿Tenemos un tercer oído?”. Fue entonces que decidí investigar un poco mas!

La investigación

Después de ver el video (lo pueden encontrar en el canal de Youtube de Dave Rat), me pareció muy interesante la percepción, no sólo de escuchar tonos altos, sino de sentirlos en la parte trasera de la cabeza. Por naturaleza, los humanos tenemos dos formas de percibir el sonido. El más conocido involucra el proceso de vibraciones sonoras que viajan a través del oído medio hasta el oído interno, que es donde se transmiten al cerebro. El segundo método está basado en la conducción a través de los huesos del cráneo, proceso que se conoce como la conducción ósea, que se ha ido profundizando en investigación hace pocos años. Es increíble saber que nuestros huesos son conductores de sonido y este proceso se puede utilizar para realizar futuras aplicaciones clínicas e industriales, desarrollando tecnología que use la conducción ósea para trasmitir el sonido.

Como bien dice el Dr. Tobias Reichenbach, del Departamento de Bioingeniería del Imperial College de Londres: “El oído es un órgano importante para ayudarnos a percibir el mundo que nos rodea. Es posible que la mayoría de las personas no se den cuenta de que nuestro cráneo también transmite sonido a nuestro cerebro. Muchas empresas como Google están comenzando a explotar la conducción ósea como una forma de enviar sonidos a nuestro cerebro a través de tecnologías interactivas portátiles, como Google Glass. Sin embargo, hasta hace poco, no teníamos una idea clara de cómo funciona la conducción ósea. Nuestro estudio describe el proceso con más detalle, lo que podría ayudar a los fabricantes a encontrar mejores formas de aprovechar la conducción ósea para ofrecer un sonido de mayor calidad”.

¿Cómo es que nuestros huesos transmiten el sonido?

El sonido llega al canal auditivo externo, alcanzando la membrana timpánica, con la capacidad de vibrar al ser estimulada por las ondas sonoras. Luego se desencadena el movimiento de tres pequeños huesos (martillo, yunque y estribo), transmisores de esta información hacia la cóclea, en donde el movimiento es transformado en un impulso nervioso que llega a nuestro cerebro, que en el caso de la trasmisión por huesos, se utiliza el mismo principio, sólo que estas vibraciones llegan a nuestro cerebro a través del cráneo. Las vibraciones llegan al hueso temporal, que está situado a los lados y la base del cráneo. El hueso temporal transmite las vibraciones a la membrana basilar en el oído interno y pequeños mechones de cabello, los cuales están finamente afinados para detectar sonidos en diferentes frecuencias, y transmiten las vibraciones al cerebro para su decodificación.

Una experiencia que ejemplifica esto es el escuchar nuestra voz, ¿Cómo escuchamos nuestra voz? ¿Por qué la escuchamos diferente cuando es reproducida por otra fuente?. La conducción ósea tiene un papel en cómo reconocemos nuestra voz. Esto es porque el proceso es mas eficaz para transmitir sonidos de baja frecuencia al cerebro, lo que significa que percibimos nuestra voz como más profunda de lo que es.

De ahí la importancia por ejemplo como ingenieros de sonido el estar conscientes que nuestro artista escuchara su voz de una forma diferente cuando sea reproducida por los altavoces, de ahí la importancia de seleccionar un micrófono y/o monitores adecuados para la aplicación.

Experimento

Al ver este video, realicé diversos experimentos acústicos y otros muy simples, como por ejemplo: si frotamos nuestras manos en nuestro cráneo (como si nos rascáramos), podemos escuchar sonidos que van cambiando de tonalidad conforme vamos moviendo la posición de nuestra mano en nuestra cabeza. Si ustedes lo están haciendo, podrán notar que al “rascar” en la parte trasera inferior, el sonido se hace mucho más agudo que si lo hiciéramos en la parte superior o en los costados, lo que nos demuestra que la conducción ósea no pasa por los tímpanos.

Después de que realice éste y otros experimentos, me di cuenta de que en mi caso (seguro muchos de ustedes también), la parte trasera de mi cabeza tiende a ser mucho más sensible, lo que me llevó a la reflexión de que la mayoría del tiempo, en mi día a día, procuro evitar tener sonidos e incluso objetos muy cercanos a mis espaldas.

Definitivamente, la tecnología ha jugado un papel muy importante en desarrollo e investigación sobre cómo escuchamos. Me remonto a la película “Sound of Metal”, en donde Nicolas Becker realizó el diseño sonoro, impecable producción que narra la historia de un baterista que pierde el sentido del oído y busca recuperarlo.

En este caso, se han desarrollado diversos dispositivos de conducción ósea (como auriculares), que hacen la función de la membrana timpánica. Estos dispositivos decodifican las ondas sonoras y las convierten en vibraciones que pueden ser recibidas directamente por la cóclea para que la membrana timpánica nunca se vea afectada. El sonido llega a los oídos como vibraciones a través de los huesos (o cráneo) y la piel. Este ejemplo está directamente relacionado a brindar una solución a personas con problemas auditivos.

La mayoría de los casos de pérdida auditiva se deben a daños en la membrana timpánica. Dado que la conducción ósea no utiliza la membrana timpánica, las personas con dificultades auditivas podrían volver a escuchar con claridad con la conducción ósea, siempre que su cóclea esté sana y en condiciones normales. Generalmente, la pérdida auditiva se puede describir en tres categorías: conductiva, perceptiva y mixta.

Para evitar tener daños en nuestro sentido del oído les recomiendo que no excedan el tiempo de exposición a niveles altos de presión sonora (mucho volumen) y en el caso de las personas que trabajamos bajo estas condiciones, sí o sí hay que utilizar atenuadores dependido de la aplicación. ¡Cuidemos nuestros oídos!

Otras aplicaciones

También existen diversas terapias que emplean el sonido conducido por los huesos en las frecuencias de audio y ultrasónicas altas; aunque es un tema poco explorado, se han realizado diversos estudios empleando la transmisión del sonido a través de la cabeza en estas frecuencias. Las características vibratorias de dos cráneos secos, en comparación con una cabeza humana viva, se midieron en el rango de 2 a 52 KHz. El ruido blanco fue reproducido y recibido a través de transductores piezoeléctricos y fue analizado por Fourier. Se encontraron resonancias y anti- resonancias complejas, tanto en los cráneos secos como en la cabeza viva y variaron con pequeños cambios en la posición de los transductores. También hubo diferencias pronunciadas entre los cráneos. En comparación con los cráneos, la cabeza viva mostró mayor atenuación y resonancias y anti-resonancias menos prominentes, lo que refleja una mayor amortiguación. La atenuación de los cráneos y la cabeza no aumentó de manera consistente con la frecuencia, sino que estuvo dominada por resonancias en una variedad de frecuencias. Para el diseño de enmascaradores y audífonos de acúfenos ultrasónicos y de alto audio, estos resultados sugieren que se debe utilizar un ancho de banda amplio para compensar la imprevisibilidad de las resonancias.

Por otro lado, la tecnología de conducción ósea se ha empleado en un formato comercial; esto es, que varios fabricantes de auriculares que se han dado cuenta del potencial para mejorar la experiencia auditiva, han utilizado este mismo principio haciendo audífonos que en lugar de transmitir el sonido por medio de altavoces, usan sensores que conducen por medio de los huesos.

Con los audífonos tradicionales, las personas están aisladas de su entorno, lo que puede tener ventajas y desventajas. Al utilizar este tipo de tecnología, nos permite escuchar música, por ejemplo, directo en nuestra cabeza mientras que nuestros oídos quedan descubiertos para no aislarnos del ambiente en donde estamos. Estos audífonos tienen tres transductores que apuntan a los huesos temporal y occipital, creando “una experiencia de sonido de conducción ósea de alta fidelidad”, lo cual me parece muy interesante dependiendo de nuestras necesidades obviamente.

Es maravillosa la manera en la que podemos explorar y descubrir nuevas formas de experimentar nuevas sensaciones, además de conocer nuestro organismo. Hay mucho que investigar y conocer y aún queda el misterio del tercer oído o mas bien descubrir que también escuchamos por nuestro cráneo… definitivamente es un tema que puede marcar una gran diferencia en muchas áreas de nuestra vida.

Por Carolina Anton*

Ingeniera de sonido, sistemas de audio en sala y monitores con más de quince años de experiencia; ha colaborado con artistas y producciones distinguidos en más de veinte tours a nivel nacional e internacional. Ha mezclado para artistas como Kool & The Gang, Gloria Gaynor, Natalia Lafourcade, Mon Laferte y León Larregui. Actualmente se encuentra realizando mezclas en formatos de sonido inmersivo. Es cofundadora de la empresa 3BH, que desarrolla proyectos de integración tecnológica para estudios de post-producción y música en México y Latinoamérica y a partir de 2016 comenzó a representar a la organización Soundgirls.org en México, apoyando a las mujeres a profesionalizarse en la industria del espectáculo.