Para Odelay, este EP es un viaje acústico, un retorno a las maderas y, en ese sentido, su atmósfera está afincada en el folk y el rock de los años cincuenta y sesenta.
De origen chilango, Odelay es un trío formado por Rodolfo Samperio (composición, guitarra y voz), Alberto Herrera (batería) y Ulises Peña (bajo), que explora las sonoridades del folk, el country, el blues, el rock y lo norteño para asentar su identidad musical. Recientemente presentaron el EP “Kreuzberg Shuffle”, grabado en Casa Filigrana con la participación de Hans Mues en mezcla, masterización (en su estudio The Freak Room) y asesoría en producción.
Filiación sonora
Con varios momentos creativos compartidos en su haber, el rol de Hans con la banda ha permeado su evolución sonora: “En la banda son todos productores y yo soy, si acaso, coproductor, alguien que les comparte su punto de vista. El concepto de su música lo tienen claro y no es la primera vez que trabajamos juntos. Hicimos una primera grabación cuando eran otra banda –Petróleo-, hace mucho tiempo. Ese disco lo grabamos, parte en vivo y parte en estudio, con muchos overdubs, y añadimos una canción que se fue totalmente en vivo”, relata Hans.
“Con nosotros, Hans tiene tanto tiempo colaborando que ya tenemos una relación en la que lo consideramos un colaborador creativo en todo. Este es el segundo EP donde trabajamos con su input artístico y de conocimiento ingenieril, porque además, es un excelente músico y productor, siempre está presente y pedimos su opinión. Es extremadamente profesional y humilde y para nosotros su colaboración es muy importante”, menciona Rodolfo.
En “Kreuzberg Shuffle”, el proceso de composición y arreglos de los temas inició un par de décadas atrás, rescatando ideas del periodo en el que Rodolfo estudiaba guitarra clásica, como comparte: “Soy un eterno enamorado de todo lo que tiene que ver con la guitarra y ensambles acústicos, y en esa época, mi sueño era hacer exactamente esto que somos ahora. Entonces, el repertorio tiene ideas o rolas que empezamos en aquel entonces, hace 20 años. Sentimos que nos dio pie, porque los integrantes que estamos ahora y la identidad de la banda cuajaban, y nos pusimos a componer el resto de las canciones”.
Concepto sonoro y grabación
Para Odelay, este EP es un viaje acústico, un retorno a las maderas y, en ese sentido, su atmósfera está afincada en el folk y el rock de los años cincuenta y sesenta: “Tiene cosas del folk pero un poco dark y texturoso en el sentido de usar en extremo efectos electrónicos como el delay de cinta, la reverberación de resortes y placas -una AKG BX15- al estilo de los cincuenta y sesenta”, apunta Hans.
“Coincido en que podría caer más en el terreno del prog folk de esas épocas, mucha de la intención y las referencias son hacia allá, hacia el rock clásico, el folk y el blues sesentero-setentero. Eso lo construimos desde el origen; por ejemplo, la batería que se usó fue una Pearl chiquita, jazzerona con pocos elementos, muy sesentero, un tom de aire, bombo de 18, tarola, platillos, un set elemental, clásico, yendo entre el rock y el blues. Yo uso guitarras texanas decididamente, muy a la antigua, con cuerdas de nylon, porque le tengo mucho cariño a esa sonoridad. Hay referencias veladas a Willie Nelson”, detalla Rodolfo.
La grabación la hizo el grupo en su espacio de ensayo, animándose a aplicar conocimientos que en esta materia han sumado a su crecimiento profesional, con la supervisión a distancia de Hans, como detalla Ulises y el propio ingeniero: “Hicimos primero unas maquetas donde grabamos algunas guitarras y voces guía, y sobre eso empezamos a hacer la grabación de cada instrumento, le compartíamos los archivos a Hans y teníamos su feedback sobre el tracking”.
“La batería de este EP la mezclamos a partir de cuatro micrófonos; sí hubo overdub, en completa separación con el contrabajo, la guitarra y la voz, pero no fue como en otras grabaciones, donde está todo al mismo tiempo y en el mismo espacio, todo se mete en los micrófonos y tienes que trabajar mucho el bleeding para usarlo a tu favor. Me mandaron las grabaciones para escucharlas y les fui dando comentarios”.
“Lo que hicimos con esta técnica”, añade Rodolfo, “fue que esos dos micros equidistantes dirigidos hacia la tarola que suelen ponerse a la altura del ride, hemos notado que añaden un efecto extraño con los condensadores de cápsula grande y encontramos que, moviéndolos un poco arriba, para no tenerlos en el punto oscilante del ride, quitaba ese efecto. Ubicamos estos un poco hacia atrás de Ulises, de manera que pudieran captar el ride, el tom y la tarola, y afortunadamente funcionó. En bombo y tarola pusimos Shure PG, en los over un AKG414 y un Rode NT1A del lado del ride, que es un poco más brillante”.
“Nos habría gustado tener dos AKG414 en estéreo, pero era lo que teníamos en ese momento y el maestro Hans aprobó la diferencia de sonidos. Esto marca otro punto que es relevante para nosotros que es hacer con lo que se tiene y eso lo agradecemos mucho a Hans, que siendo un inge galardonado y reconocido, podría no aceptar atender estas grabaciones de batería de cuatro míseros canales pero justamente su calidad artística y profesional, su ser humano le hacen ir más allá y decir, vamos a sacar esto”.
“Ese efecto de proximidad del ride pasando por el microfono y cambiando de volumen conforme se acerca, se modifica por la ley del cuadrado inverso: en cuanto alejas tantito el micro de la fuente, cada pequeña variación influye menos en la, digamos, gran variación de volumen que podría tener como cuando está cercano, que se oye como un trémolo del platillo, y además sube y baja el volumen”, detalla Hans y añade: “No sé si está mal que un inge lo diga pero el punto es que es mucho más importante la música que el equipo. Entonces, como soy fan de estos caballeros, su música y sus personas, prefiero apostar por sacar las canciones sin ponerme exigente en que si no lo graban de tal manera, no se va a poder. Actualmente están grabando nuevas cosas y ya les presté otros equipos. Todavía no escucho nada de eso, pero sé que dimos un paso hacia arriba en recursos”.
Mezcla y masterización en complicidad
En diálogo y con la premisa sonora clara entre la banda y Hans, el proceso de mezcla y en este caso, también de mastering, partió de las premezclas enviadas por el grupo: “Me mandaron unas mezclas previas y traté de basarme en el concepto que tenían claro, muy fuerte. Todas las canciones tienen esa combinación de sus ideas con mis propuestas y en algunos casos me pidieron cambios drásticos o me dejaron a mí hacerlos sobre la idea original. Regularmente mando mis propuestas, ellos las escuchan con calma, me dan una lista de observaciones y vamos intercambiando hasta que queda”.
“En la mezcla analógica, anteriormente, no se podía esperar tanto tiempo con el equipo en esa configuración sin atender otra cosa, porque si se movía un poco a un fierro ya no sonaba igual o, incluso, en mi caso que tengo equipos de 1940, si pasan dos días, ya no suenan igual. Lo que hago ahora es que paso el tracking por los equipos y lo regreso a Pro Tools; puedo hacer la mezcla, otras cosas, y las bandas pueden escuchar con calma. Hecha la masterización, lo escuchamos todos juntos, cenamos un pesto que preparé, lo escuchamos de diferentes formas y quedamos muy contentos. Asunto cerrado con festejo culinario”, concluye satisfecho Hans, que es fan confeso de esta banda llamada Odelay.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco