El Ganzo, hacer música en tiempos de contingencia

Esta es la historia detrás de un disco que surgió por causa de coincidir una banda varada en San José del Cabo: The Whitest Boy Alive (TWBA); un hotel con estudio de grabación que se alistaba a recibirla para su programa de residencia Music&Arts: El Ganzo; más un promotor: Jorge Rosas (baterista en Technicolor Fabrics) y un encargado de estudio: Francisco Aguilar (ingeniero de audio y bajista), quienes se sacudieron la incertidumbre del confinamiento global haciendo la música del proyecto que hoy se denomina “Quarantine at El Ganzo”: producción de Erlend Øye (voz y guitarrista de TWBA y Kings of Convenience) y composiciones en coautoría con Sebastian Maschat (baterista en TWBA).

Paco Aguilar

Un laboratorio creativo en la playa

Situado en Baja California Sur, en San José del Cabo, comunidad de La Playita, El Ganzo es un hotel boutique cuyo dueño, Pablo Sánchez Navarro (QEPD), un melómano y entusiasta por las artes plásticas, tomó éstas como motivo diferenciador para construir dentro del lugar un estudio de grabación en la parte subterránea del hotel, debajo del lobby, entre el restaurante y el bar: “Es un estudio chico, pero funcional, con lo underground que suma a esta idea del dueño. Ha tenido una remodelación forzada debido al paso del huracán Odín en 2014, se inundó todo y se tuvo que rehacer y reconfigurar. Desde ahí ha tenido mejorías yendo de un cuarto más para ensayo de los primeros acondicionamientos acústicos a lo que es hoy que, gracias a los músicos invitados está más equipado también con instrumentos”, expone Paco, quien llegó en 2017 al lugar, mudando residencia de Guadalajara y Puerto Vallarta.

Como encargado de audio del estudio, Paco inició su labor con Anderson Paak, cantante de Rythm & Blues, ganador del Grammy, la banda Clubz y otras más de base electrónica con las que se armarían sesiones en el formato de residencia que tiene el hotel, canceladas por la pandemia, entre éstas una programada con la banda TWBA, como recuerda Paco: “Desde hace diez años funciona ese programa, que es un intercambio donde el hotel invita y vuela a una banda/artista, lo hospeda, le da tiempo de estudio y a cambio el artista tiene un show al final de su residencia en nuestro foro, con cupo de 200 a 250 personas. Hemos tenido a Natalia Lafourcade, Ximena Sariñana, Caloncho, Siddharta, Brian Blake, L.P, y en ese esquema vendría TWBA una semana. Se trataba de grabar la sesión y documentarla en video para ponerla en nuestro sitio web y YouTube”.

“Venían una semana, pero cayó la pandemia y entonces, con la incertidumbre y que la mitad de los integrantes de la banda no estaba, sólo pudieron llegar Erlend y Sebastian; acordamos quedarnos en el hotel y convertir eso negativo en algo positivo, poniéndonos a hacer música de forma muy orgánica. Estábamos en confinamiento total, pero nos sentíamos muy afortunados y agradecidos por estar en la playa, haciendo música. ¡Se quedaron tres meses!”.

Por su labor como baterista en Technicolor Fabrics, Jorge supo de El Ganzo y al gestionar un par de actuaciones en México para TWBA, sugirió llevarlos a su estudio: “Era la primera vez que irían a Baja California Sur, porque ya conocían Baja California Norte y tras algunas dudas, les hizo sentido ir a la playa y estar en un sitio como ese. Que se quedaran tres meses siendo músicos cuya carrera los tiene permanentemente en gira fue extraordinario y por eso se volvió una ocasión muy especial que dudo se vuelva a repetir”.

“El plan era que ellos trabajaran un tema nuevo para la banda y lo intentaron el primer día junto con Paco, pero se dieron percataron que no iba a funcionar con la mitad de la banda en la Ciudad de México y eso nos abrió una puerta a Paco, Sebastián y a mí para que, entre el juego y la convivencia nos pusiéramos a hacer música en el estudio. Hubo una buena conexión a la que luego se sumó Erlend, quien se sorprendió de que su amigo de más de una década de relación, también fuera compositor. Todo inició como algo recreativo con Paco y conmigo; Erlend se fue convirtiendo en productor y como teníamos todo el equipo y el lugar para grabarlo, prendimos las máquinas y se fueron capturando las sesiones. Cuando ellos notaron que aquella dinámica se estaba volviendo en algo importante, fuimos sacando más canciones y, sin ningún tema de egos o de alguna vibra rara en cuanto a dos compositores con textos muy diferentes, se fue armando la banda, por así decirlo, y se fue dando toda la música”.

“Estuvo muy divertido y fue un reto también porque tuve que ser ingeniero y músico. Es algo que dudo vuelva a suceder pero se alinearon las estrellas porque de otra manera ni Jorge ni yo hubiéramos podido hacer esto, por más amigo que haya sido Jorge de ellos, no hubiera podido existir esa confabulación de circunstancias para terminar siendo lo que fue. Si fue una cosa en la vida”, añade Paco.

El trabajo creativo fue de laboratorio: sonar las ideas, apuntar acordes, progresiones, las letras y luego ponerla en un momento de juego, tal como comparte Paco: “Como Sebastian es multi instrumentista, tomaba el piano, la flauta, la guitarra, el armonium, el trombón. Y Erlend adoptó el rol de productor, generando una relación de comunicación certera, sensible y honesta a la hora de dar sus opiniones, sin matar la iniciativa para la creación. Cuando ya tenían el sentido de la canción, me sumaba en mi parte como bajista, grabábamos todo y hacíamos dos o tres tomas, cuatro máximo. Me iba al live room y dejaba grabando en sesión a todos juntos para conservar el mood y la esencia de la canción en una de esas tomas. Al mismo tiempo fuimos haciendo una premezcla, acercando niveles en la canción, trabajando arreglos y apuntando si requeríamos overdubs, la edición de algún modo”.

La dinámica y contexto llevaron a gestar alrededor de 26 canciones, lo que coincidió con el tiempo en que Erlend y Sebastian ya podían volver a casa, lo que llevó a definir los alcances del proyecto, encausándolo a un álbum que se difundirá en la plataforma de Erlend (Bubbles Records), para impulsar incluso el rol en solitario de Sebastian. Así se empezó a construir el track list, a delimitar lo que había y depurar lo que hubiera de hacerse a las canciones elegidas: “Todavía estamos en la masterización y viendo las cosas a la distancia con los chicos; algunos tracks ya están en prueba final de master, que se hizo con un amigo de la banda, Norman Nietzsche quien hace ese trabajo también para  Kings of Convenience en su estudio Calyx Mastering, en Berlín”, detalla Paco.

Un parteaguas vital

“Esta experiencia trajo un aprendizaje increíble para mí como músico. Poder trabajar con artistas que tienen más tiempo que yo, una carrera más grande, y compartir con ellos en el estudio de grabación y meterte en sus canciones con la libertad de proponer… eso fue muy bueno. Por otro lado, el tema con los estudios de grabación y lo que viene en estos  tiempos, es que si bien se trabaja sin problemas a  distancia mandando los tracks desde Ciudad de México a Guadalajara, usando lo que tienes en un estudio casero o luego ir a uno pequeño para hacer voces o demás, si bien funciona, al final, después de vivir esta experiencia creo que al estudio de grabación debe ser siempre una opción a tener”.

“Sé que bajaron los precios en Monterrey, Guadalajara, los lockouts porque mucha producción ya se hacía en casa o en estudios de menor formato y sólo se rentaban medios días o completos para algo muy específico; pero después de todas las facilidades que tuvimos en El Ganzo para crear pienso que ambos mundos deben existir, el de lo casero y el de la grabación como tal, con sus espacios acondicionados. Para nosotros el estudio de grabación funcionó como casa, oficina, bar, confesionario y eso es algo que sin duda ha cambiado mi percepción de la importancia de esos espacios”, se sinceró Jorge.

“Para mí esto ha sido muy especial porque me dio, aparte de cuatro amigos, la confianza en mis habilidades como músico e ingeniero de grabación y mezcla. Hubo retos y limitaciones pero como conozco el estudio lo llevé a lo último de sus posibilidades para sortear todas las complicaciones o retos, con esta flexibilidad de estar probando cosas hicimos muchísimas más. Me siento bien orgulloso de lo que conseguimos, tanto yo como el estudio, me hace saber que estamos preparados para recibir a cualquier artista, de cualquier talla.

Desde esta trinchera de la grabación también tomo nota de lo importante que será la bioseguridad. Entender que estamos haciendo todo lo posible para que desde la entrada estemos seguros. Si bien aquí hay un hotel que lleva eso a otro nivel de atención, el estudio en sí va a empezar a tomar medidas de ese tipo debido a las circunstancias y tiene que, pues el 2020 y el 2021 van a marcar una temporada de mucha creación, de lanzamientos porque justo esta pausa por la pandemia le dio a todos los artistas la opción de crear y están aprovechando ese tiempo.

“Creo que los estudios de grabación van a tener una gran ventana para la creación justamente por este cúmulo de ideas y las circunstancias que llevarán a los artistas sensibles a reaccionar. Pienso que se viene mucho trabajo pero con una nueva normalidad que antes no imaginábamos, desde estar limpiando todos los instrumentos después de cada sesión, los tapetes, las pastillas, checar el aire acondicionado…  reducir lo más posible los riesgos de contagio en el estudio, esa será una labor fundamental”.

Y lo es. Tal como relataron Paco y Jorge respecto a la letra de una de las canciones nacidas en este proyecto, “Quarantine at El Ganzo”: El futuro es hoy.

Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco