En tránsito desde el estudio de grabación hasta cientos de conciertos en vivo, con bandas como Caifanes, Jaguares y Zoé, Eduardo Del Águila goza de una versatilidad que pocos ingenieros de audio pueden constatar que tienen. Después de llevarse a casa en la Ciudad de México cinco premios Grammy, su reconocimiento como ingeniero de mezcla lo ha llevado a atender mucho más su espacio Mono Mix Room: “Fue a finales del 2012 cuando el estudio estaba comenzando. Esta fue una decisión que para tener un lugar propio, después de haber colaborado en el Submarino del Aire con Cecilia Toussaint y Alfonso André y de haber hecho muchos discos excelentes que marcaron la historia de la música de México”.
“Desde ese entonces, todo comenzó a caminar muy bien y justamente el primer disco que produje fue el de Alfonso; lo mezclamos acá. Fue una buena manera de empezar. También ya he mezclado un par de discos de Cecilia. Mono Mix Room es un estudio donde se hace casi pura mezcla. Posteriormente vino el disco Hasta la raíz de Natalia Lafourcade, que probablemente sea una de las cosas más importantes que han sucedido en este lugar. Fue importante en el sentido en el que ese fue un disco muy bien hecho, algo que hicimos muy bien, entre amigos, con buena música, buenas letras y demás. Creo que eso le ayudó al disco, que por sí mismo ya venía muy bien hecho musicalmente, a que éste tuviera mucha aceptación. Fue un disco que se expandió a todo público y fue tanto así que ganó tres Latin Grammys y un Grammy”. Eduardo ya había ganado un Grammy anteriormente gracias al MTV Unplugged de Zoé, por ser parte del grupo de ingenieros que grabaron el disco”.
“Un tiempo después hice un disco con Los Bunkers, producido por Yamil Rezk y Emmanuel Del Real, fue grabado en Sony, mezclado en Mono Mix Room y también fue un disco nominado a un Grammy. Los discos que pasan por acá suelen tener muy buena fortuna y bueno, el más importante fue el de Natalia”.
“Saber que haces un disco que a la gente le gusta más allá de si lo premian o no, es increíble. Cuando escuchas a la gente que dice que le hace reír; o bailar, se siente muy bien. Y en el caso de Natalia, es muy emocionante trabajar con la gente que tiene muy claro eso. Ella es una persona que desde un principio sabe lo que quiere y no descansa hasta que llega a eso. Trabajar con este tipo de artistas es muy agradable. Soy un ingeniero que siempre trabaja con gente de un círculo cerrado. Casi siempre trabajo dentro de un mismo género y me gusta colaborar con quienes nos sentimos cómodos y tenemos confianza de que las cosas salgan bien”.
Del estudio al escenario
De la manera como pasó del estudio a los conciertos en vivo, Eduardo menciona: “Yo comencé haciendo estudio y después surgió la posibilidad de hacer shows en vivo von muchas personas con quienes ya había trabajado grabando o mezclando. En México, en la época en la que comencé a hacer shows, todavía todo estaba acabado de crecer. No estaba como ahora. Mis amigos me confiaban la parte del en vivo porque no existían muchas personas quienes lo hicieran. Me di cuenta de que me gustaba y que tenía facilidad para hacerlo. Mezclar en vivo involucra hacer un procedimiento técnico para llegar a un resultado sin usar tanto la creatividad; es un poco más técnico que en el estudio. En éste último predomina un poco más la creatividad que lo técnico. O por lo menos así lo veo yo”.
“Poder hacer ambas cosas me daba mucha emoción y así todo fue circunstancial. Comencé en un punto y seguí en el camino. Ambas formas de mezclar se ayudan mutuamente: hacer las cosas en vivo ayuda a conseguir las cosas en el estudio y hacer estudio ayuda mucho a lograr que el sonido en concierto sea mejor. Así me di cuenta de que ambas cosas me ayudaban y que al hacer audio en vivo me convierte en mejor ingeniero de estudio y viceversa”.
“Cuando comencé Mono Mix Room fue con muy poco equipo. Tenía una computadora y un Pro Tools y así lo arranqué. Con el tiempo fui comprando más cosas e invirtiendo en lo que más me ayuda a hacer mi trabajo. Mi sonido es un híbrido entre lo análogo y lo digital”.
“Algunas veces los clientes me buscan para hacer mezclas y ellos ya saben lo que tengo y cómo trabajo”, explica Eduardo; “además de que la dinámica de trabajo ha cambiado. A los clientes no los veo a veces desde un principio, podemos empezar la mezcla a distancia y los veo al final para ajustar detalles”.
Respecto a la industria de la grabación, Eduardo opina: “Todos sabemos que está cambiando desde hace mucho y todavía no está en el lugar donde se va a quedar por un rato y creo que son ciclos: comienza a funcionar de una manera y cuando está estable llega a un punto en el que el modelo ya no se sustenta y tiende a cambiar. Pienso que esto aún no se acaba de acomodar. Seguimos en cambios desde hace unos diez años, por lo menos y lo que pasa ahora es que la industria musical se mantiene gracias a los shows, por medio de los discos”.
Para concluir, el ingeniero de estudio y en vivo, fundador de Mono Mix Room, menciona: “Antes, para grabar en una casa se escuchaba mucho la diferencia en contraste con un estudio y sabemos que ahora es muy distinto porque la tecnología hace que en una sola laptop puedas hacer algo que si no lo oyes en el lugar correcto podrías pensar que está hecho en un estudio profesional, pero no necesariamente es así; es arriesgado, porque si las bandas hacen todo por sí mismas puede generar que el disco no se escuche lo mejor posible”.