Brenda Tubilla, en la ruta hacia un mejor futuro

Año tras año, Papantla, Veracruz, recibe a miles de asistentes que han encontrado ahí, en tierras totonacas, un festival que a últimas fechas cumple con las expectativas que todo aquel que sea aficionado a los festivales suele solicitar. Dueño de un cartel que con cada edición mejora, Cumbre Tajín se ha ido haciendo de una reputación que, según Brenda Tubilla (directora de producción), no hará más que crecer en el futuro, pues el plan de trabajo es muy ambicioso.

Baterista y percusionista desde los nueve años de edad, Brenda soñaba con que el resto de su vida estuviera ligado a unas baquetas. Y su plan iba por buen camino, ya que tocó en varios grupos hasta que decidió que sus miras debían expandirse con estudios en Boston, específicamente en el Berklee College of Music. La ambición de la entonces estudiante la orilló a ir más allá, así que también se matriculó en instituciones académicas de Massachusetts y Harvard. En ese andar entre aulas se topó con ciertas limitaciones como ejecutante: “me di cuenta que no tenía el nivel para competir con músicos que han estudiado en el conservatorio desde pequeños”, así que atendió el consejo de un maestro, quien le advirtió que lo mejor para ella sería dedicarse al área de producción, campo del cual obtuvo, finalmente, una maestría.

“Empecé a trabajar en teatro, desde colgar focos hasta pintar, hice de todo. Así aprendí qué es y cómo se hace un show en vivo. Así estuve dos años”. Brenda habla de su inicio en el mundo de la producción: “aprendí mucho con gente importante y así me enamoré de mi labor. Pasé diez años en Estados Unidos y al volver a México encontré muchas diferencias. No conocía a nadie entonces y decidí aventurarme, a través de amigos, haciendo cosas independientes, no muy grandes, hasta que conocí a Benny. Estuve en su estudio durante algún tiempo, aprendiendo de la gente que llegaba a ensayar hasta que en 2010 se dio la oportunidad de hacer Cumbre Tajín, de competir por un lugar en el festival. Yo quería el puesto, claro, por eso hice un plan de trabajo de seis años cuyo objetivo era muy claro: meter al festival dentro del top 20 mundial”.

“Para conseguirlo, lo primero que hay que hacer es poner la casa en orden, desde los cimientos”, explica Brenda. “Preguntarnos qué estamos haciendo mal para que ciertos artistas no quieran venir y darle la vuelta a todo eso, convencer a los artistas y al público de que vale la pena venir. En 2010 fue básico hacerme de un par de aliados, Carlos Martínez (producción ejecutiva) y Liz Gil (producción técnica), quienes me ayudaron a marcar un orden a nivel producción. En 2012, ya con Björk en la bolsa, nos dedicamos a hacer mejoras a todo el festival, no sólo a la alineación de artistas sobre el escenario, porque el festival tenía que crecer parejo”.

¿Y cómo va a lograrse tal movimiento? “Hablando de producción, este 2013 tuvimos un escenario más alto, onda Woodstock. ¿Por qué? Porque notamos en las encuestas que aplicamos a los asistentes que cuando les preguntamos qué quieren ver en el festival, antes nos decían que a Ricky Martin y a Shakira; pero de un año a otro la respuesta fue The Killers y Coldplay. Todo cambió de perspectiva. En ese sentido, tenemos visualizado el lugar donde estará el escenario en 2014, ya con toda la producción que logramos este año. Y es que hay grupos que quieren venir, pero no hemos querido concretar la contratación hasta que tengamos en la mano los requerimientos que van a pedir, porque tanto los asistentes como los artistas se merecen lo mejor. Para cualquier festival del mundo, el mayor reto es obtener un rider general para 25 artistas diferentes, eso es complicado. Pero ya nos llegará ese momento, estamos cerca”.

Respecto a la importancia de proyectar sobre el escenario al talento propio de la región, la productora considera que siempre “debe haber un espacio para los jarochos, porque tanto la cultura totonaca, como los voladores de Papantla y yo, como jarocha, sentimos que el festival es nuestro”. En Veracruz hay mucho talento, listo para subirse con los Smashing Pumpkins y Björk. En realidad, son ellos quienes le dan sentido al festival”. ¿Nombres? Los Cojolites, Son de Madera, Sonex, exponentes de primer orden nacidos en Veracruz, pero ¿cuántas veces pueden tocar los mismos exponentes? Brenda explica que “para evitar esta situación se ha echado a andar la Guerra de Bandas (aunque en la oficina cada quien le pone el nombre que quiere), donde, una vez lanzada la convocatoria, esperábamos unos diez grupos inscritos, pero la sorpresa fue que nos llegaron 275 bandas”. Por otro lado, en el pasado tuvimos algo llamado Nicho Sonoro, un área para DJs donde originalmente tuvimos 300 asistentes y donde ahora contamos con 1200”.

Realmente es importante hablar de Cumbre Tajín como un festival único en el mundo. A su alrededor se encuentran tres reconocimientos por parte de la UNESCO, así que se trata de un modelo de trabajo excepcional, donde centenas de indígenas se encuentran inmiscuidos trabajando. Por otro lado, así como el mundo voltea a Tajín, el festival veracruzano observa hacia el exterior: “hemos mirado al resto del mundo para aprender cómo se conceptualiza un show. Desde las luces hasta los camerinos, todo tiene una razón de ser y está perfectamente planeado. Por eso la planeación es importante. De verdad, hemos creado un sistema de planeación. Yo lo digo: jamás vivo la cumbre que está sucediendo, sino la que sigue, la que viene el otro año. Hay que mirar constantemente hacia adelante”.

Para finalizar, Brenda habla del modo en que recibió el proyecto y de la importancia que, a nivel de producción, ha significado estar lista para adoptar los cambios: “el viejo staff heredó el nuevo proyecto con los brazos abiertos porque ya quería crecer y, repito, la planeación ha sido fundamental en este crecimiento. La comunicación con el equipo ha resultado básica también. Hay 700 integrantes del staff y resulta imposible que una sola persona lo haga todo; hay que delegar ciertos procesos, comunicarse. Antes pasaba que el personal iba un poco con los ojos vendados”.

La directora de producción explica que en la pasada edición de Cumbre Tajín el público notó la importancia de poner en práctica todo el conocimiento que se ha adquirido: “desde el recibimiento hubo mapas e indicaciones porque desde ahí arranca el orden, desde la perspectiva del visitante que se cuestiona con qué se topó y con qué no se quiere topar”. Como remate, repite con decisión, por si alguien no puso suficiente atención: “es un hecho, para 2014 Cumbre Tajín se va a colar al top 20 mundial”.