Por Nizarindani Sopeña
Héctor Crisantes es un talentoso multi instrumentista, cantante, compositor, ingeniero de grabación y mezcla y productor. Nacido en Tucson, Arizona, comenzó su carrera musical tocando en espectáculos de rock con la banda de su infancia, yendo de gira por México y el sur de los Estados Unidos. En 2006 lanzó su álbum debut independiente, mezclado por el legendario ingeniero y productor Benny Faccone, lo que generó una profunda conexión musical entre ellos. Poco después, ambos comenzaron a colaborar juntos en innumerables grabaciones.
Hoy, Héctor Crisantes crea canciones para algunos de los artistas más populares de la actualidad, y graba y produce una gran cantidad de proyectos, siendo uno de los talentos más demandados de Los Angeles.
Mi papá nos enseñó a grabar y a mezclar como los padres enseñan deporte a sus hijos. Así aprendimos a trabajar en el estudio”.
Culturas complementarias
“Soy hijo de padre griego y madre mexicana, nacido en Tucson, Arizona, pero realmente me crié en Nogales, en la frontera entre Sonora y los Estados Unidos”, comienza Héctor. “Mi papá tenía un estudio de grabación y con esa influencia pasé los primeros siete años de mi vida, aprendiendo todo de este medio, grabando en cinta con mi hermano Miguel y siguiendo el ejemplo de lo que mi papá hacía. Nos integramos con un grupo de amigos y jugando empezamos a tocar. Yo tuve la ventaja de que había muchos músicos entrando y saliendo del estudio, como Abraham Laboriel o Alex Acuña. Yo no sabía qué impacto habían tenido en la música estas personas, pero claramente, gracias a estos periodos largos que pasé en el estudio me tocó conocerlos y tener incentivos para seguir mejorando”.
“Con mi banda hicimos muchos esfuerzos para acercarnos con las disqueras y alguna vez llegó un director de A&R a visitarnos para invitarnos a Ciudad de México y buscar una posibilidad para hacer un disco. Esta fue la primera vez que estuve en los estudios de una disquera y fue imponente, pero algo pasó en ese momento y nos dimos cuenta de que no estábamos sonando como queríamos. Poco a poco fuimos tomando las riendas de nuestro propio sonido y lo más importante sucedió años después, cuando después de mucho intentar grabar un disco como artista con mi banda, siempre del lado de mi hermano Miguel, en 2004 me aventuré a hacer un disco independiente como solista, así que llamé a un amigo que alguna vez se involucró en las producciones con esas bandas. Era Carlos Murguía, quien me invitó a ir a Los Angeles a trabajar mis canciones y llegando ahí, en los estudios donde él había trabajado, fue genial, porque ahí habían grabado los músicos con los que yo soñaba y que habían trabajado con figuras como Sting, Madonna y Luis Miguel”, recuerda.
“Cuando empecé a escuchar mi música interpretada con una habilidad técnica superior, Carlos invitó durante el proceso final de la producción de mi disco a Benny Faccone, a quien yo respeto muchísimo, y Carlos me propuso trabajar con él. Nos metimos al estudio y pienso que fue tanta mi insistencia, que yo creo que él se compadeció de mí y me invitó a una producción (risas). Esa fue una oportunidad que hasta hoy sigo teniendo; Benny sigue siendo mi mentor principal, yo fui su asistente para las grabaciones de Draco Rosa en Los Angeles y después trabajé con bandas como La Gusana Ciega. A raíz de ese aprendizaje, otros artistas descubrieron mis canciones y empezamos a hacer conexión con otros músicos. Ahí me di cuenta de que verdaderamente mi pasión es la composición y la producción; haciendo un disco es cuando verdaderamente me siento en casa”.
Gracias a su trabajo y un tiempo después, llegó la oportunidad de llevar el timón de una producción. “Esto pasó con Kurt, quien me dio la oportunidad de cumplir esas aspiraciones. Hicimos algunos demos y él se llevó esa música a todos lados, hasta que lo firmaron en Universal. Unos años después fue cuando empecé a tomar un poco más el rol de coproductor”.
Héctor viene del mundo análogo de la grabación y vivió el cambio hacia el mundo digital. ¿Cómo vivió esta etapa? “Creo que en mi caso la tecnología siempre la utilizo donde me pueda dar una ventaja y donde favorezca a la canción. Yo no estoy peleado con la tecnología digital ni con la tecnología análoga y creo que el proyecto lo delimita. Mi tendencia como productor está muy arraigada a la música y la instrumentación orgánica, pero en mi caso, combinar la calidez que dan los bulbos con lo que se puede hacer en la mezcla con la tecnología digital es importante.
Creo que ahora, poder tener simuladores de máquinas de cinta es accesible y podemos tener lo que queramos”.
Talento diversificado
La relación de trabajo como ingeniero de mezcla con los artistas depende en cada caso, explica Héctor: “Hay algunos que se involucran mucho con estos procesos y hay otros que dejan al ingeniero hacer su trabajo. Por otro lado, como productor, el compromiso con el artista es interesante. Yo trato de definir un estilo de trabajo al artista y él debe defenderlo y tener una expectativa clara de lo que quiere lograr”.
Recientemente, Héctor participó de nuevo con Kurt en la producción de algunas canciones de su nuevo álbum, que fueron grabadas en el estudio El Desierto: “A él le gusta probar muchos productores y eso me parece excelente. Creo que actualmente nuestro trabajo es muy colaborativo, porque la tecnología nos permite eso, para identificar la voz de cada productor con el que trabajan los artistas, que necesitan ser más dinámicos y como productores e ingenieros tenemos que colaborar más para hacernos mejores y sensibilizarnos al trabajo de los demás, buscando lo mejor para la música”.
“En este cuarto disco de Kurt, estoy produciendo cuatro canciones, de las cuales tres son en coautoría con él, además de tocar la guitarra en otra canción. Lo conozco desde hace mucho tiempo y nos gusta tener curiosidad y hacemos mucho énfasis en los sonidos que nos han formado desde siempre, sin reglas ni límites. Tenemos mucha influencia country en nuestro sonido y nos dimos todo el campo de juego. Usamos micrófonos de cinta y hemos jugado mucho con las pequeñas, pero importantes diferencias, para darle al disco sus matices”.
Como productor, mi trabajo es darle opciones al artista”.
En Los Angeles, Héctor ha montado su home studio para invitar a los artistas y hacer trabajos de composición: “Desde hace unos años, antes de la pandemia, me empecé a acomodar un poco más en el ambiente de composición y los artistas se sentían un poco más cómodo viniendo a casa, así que monté un espacio ahí y se ha convertido en un lugar creativo con muy buena energía. Claro que nos gusta ir a los estudios grandes, pero hay algo muy bueno en trabajar en un espacio como en casa, donde los tiempos no son necesariamente un factor condicionante, entonces, en los últimos años, mis producciones nacen en casa y se complementan en otros estudios”, comenta.
Entre los equipos más importantes para Héctor en su home studio están el micrófono Neumann U47, el preamplificador Neve 1073 y un compresor dbx 160. “Esto forma mi cadena de voz; también tengo guitarras que me regaló mi papá, que son mis herramientas musicales principales, y uso unos monitores Tannoy SRM10V. Ahora que estoy trabajando como ingeniero en el nuevo disco de Camila, he podido escuchar unos monitores ATC y en El Desierto las hemos utilizado también. Pienso que antes de tener unos monitores mejores que otros, creo que se trata de lo que mejor aplica a tu espacio sónico y lo que es correcto para las dimensiones del cuarto en cuestión”.
Finalmente, la sugerencia para quienes quieran empezar una carrera en producción o ingeniería va en este sentido para Héctor: “Creo que lo más importante es estar en el estudio de grabación; las técnicas se pueden aprender y la tecnología nos está haciendo la curva de aprendizaje un poco más pequeña, pero el estudio, la buena interacción humana y que el músico se sienta cómodo es lo más importante para que al final del día, entregues algo de lo que estés muy orgulloso”.